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Literatura gaélica:
Literatura, tanto oral como escrita, en las lenguas gaélicas de Irlanda y Escocia. Antes del desarrollo de una lengua gaélica específica escocesa en el siglo XV, la literatura de los dos países puede ser considerada como una sola. Los primeros escritos en gaélico aparecen en alfabeto romano y sobreviven en unos cuantos manuscritos de los siglos VII y X. El primer poema irlandés datable es del siglo VI. La escasez de obras literarias hasta el siglo XI se debe a las invasiones noruegas de Irlanda del siglo VIII y al saqueo de los monasterios, por lo que la mayoría sobreviven en fragmentos de manuscritos muy posteriores. Una forma característica utilizada por los bardos profesionales es el filidh, que son alabanzas de sus reyes y caciques. Formas poéticas más libres y personales las utilizaron unos poetas anónimos, así como monólogos dramáticos. Los eremitas de la primitiva iglesia irlandesa, que vivían en íntima relación con su entorno, establecieron la tradición de una poesía de la naturaleza, que es una de las glorias de la literatura gaélica irlandesa, y posteriormente escocesa. Algunos destacados ejemplos de este género pertenecen al siglo VIII.

SIGLOS XI AL XV:
La gran victoria sobre los noruegos en 1014 liberó a Irlanda de su dominio y supuso un estímulo indirecto para la producción literaria. Las primeras sagas gaélicas se preservan en dos manuscritos del siglo XII. Parte en verso, parte en prosa, son restos de una tradición oral mucho más antigua. Los estudiosos modernos han dividido estas sagas en dos ciclos. El ciclo del Ulster, que es el más antiguo y consiste en unos cien relatos sobre héroes del reino del Ulster en el siglo I antes de Cristo. Destaca especialmente el guerrero Cú Chulainn, héroe legendario y rey de Ulster al que en las batallas le surgían siete dedos de la mano. Entre otros relatos notables está la historia de la heroína trágica Deirdre. El más reciente, el ciclo feniano u ossiánico, se centra en el héroe Finn Mac Cumhail o MacCool, un cacique y bardo legendario de los siglos II y III. Entre sus seguidores estaba Ossián, también un bardo guerrero, que se supone hijo suyo. La tendencia dominante en estos relatos, la mayoría en forma de balada, es la nostalgia por el pasado heroico, teñido de cristianismo. Además de estos ciclos hay grupos de relatos mitológicos, prosa religiosa, con mucho énfasis en los milagros y visiones. En la baja edad media las baladas populares y los cuentos en prosa empezaron a reemplazar la literatura de los bardos, y se hicieron accesibles traducciones al gaélico de la leyenda del rey Arturo y algunas obras de literatura clásica. La llegada de la imprenta, sin embargo, que hizo disponible la literatura a mayor número de personas en otros países, tuvo poco impacto en Irlanda. Los bardos continuaron protegidos por sus patronos y su obra se copiaba a mano, una tradición que duró hasta comienzos del siglo XIX.

LITERATURA GAÉLICA IRLANDESA, SIGLOS XVII AL XX:
Sin apoyo, cuando la nobleza quedó desposeída durante el reinado de Isabel I, los bardos desaparecieron, aunque se escribió mucha prosa dedicada al pasado de Irlanda. Al mismo tiempo, empezaron a aparecer expresiones de oposición a los ingleses en forma de poesía popular que circulaba clandestinamente. Un nacionalista famoso, Brian Merriman, es autor de La corte de medianoche, una sátira sobre las costumbres del matrimonio que se considera el mejor poema en gaélico irlandés. Durante el siglo XIX, principalmente debido a la emigración y la inanición originada por la llamada 'gran hambruna', de 1845, la lengua gaélica, tanto hablada como escrita, cayó en desuso. Hacia fines de siglo se hicieron esfuerzos, no sólo para restaurar el gaélico como lengua hablada sino también para estimular la escritura de obras literarias en gaélico. La Liga Gaélica, fundada en 1893, contribuyó a esto, así como las obras de estudiosos y nacionalistas como Douglas Hyde. En la última década del siglo XIX y la primera mitad del XX el renacimiento del gaélico supuso la publicación de muchas colecciones de cuentos populares irlandeses y la escritura de un número considerable de obras de teatro, novelas y poemas en gaélico. Entre los numerosos poetas líricos y novelistas que escribieron en gaélico estaba Tomás O Crohan, que escribió El hombre de la isla (1937). Brendan Behan, mejor conocido por sus obras en inglés, compuso originalmente El rehén en gaélico (1957).

LITERATURA GAÉLICA ESCOCESA, SIGLO XVI Y XVII:
La primera muestra de una tradición literaria gaélica escocesa particular apareció en El libro del diácono de Lismore, recopilado entre 1512 y 1526 por sir James MacGregor. Consiste en una antología de escritos de autores escoceses e irlandeses: sagas heroicas, poesía (a partir del siglo XIV), incluidas 28 baladas ossiánicas, y textos eclesiásticos. Parte de los poemas populares del siglo XVI que han sobrevivido oralmente fueron recogidos por escrito a mediados del siglo XVIII; y en los siglos XVII y XVIII, canciones de trabajo, también descendientes de una tradición oral más antigua, fueron puestas por escrito. Entre muchos poetas, destacan tres: Mary Mac Leod, una mujer bardo del siglo XVII, que utilizó imágenes convencionales con un estilo fresco y natural; Iaian Lom, del siglo XVII, que compuso poemas oponiéndose a la unión de los parlamentos inglés e irlandés. Destacan por su intensidad de sentimiento las obras de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII de Roderick Morison.

LITERATURA GAÉLICA ESCOCESA DEL SIGLO XVIII:
En el siglo XVIII el contacto con otras literaturas y el desarrollo de la imprenta proporcionó nuevo vigor a la escritura gaélica escocesa. Probablemente el poeta más significativo del siglo fuera Alexander MacDonald. Su obra maestra, Los Birlinn de Clanranald (posterior a 1751), es una descripción de un viaje en barco desde las Hébridas a Irlanda. También escribió poemas de amor y amargas sátiras. Los poemas de Duncan Macintyre, publicados en 1768, son emocionantes composiciones líricas donde retrata el paisaje de Perthshire y Argyllshire. El más importante escritor de poemas religiosos del siglo XVIII fue Dugald Buchanan.

EL RENACIMIENTO DEL GAÉLICO ESCOCÉS:
A fines del siglo XIX empezaron a aparecer relatos en periódicos. Particularmente notables son los de Iain Crichton Smith, y sus poemas, además de los de Sorley Mclean y George Campbell. Desde que en 1760 se publicaron los Fragmentos de poesía antigua, de James Macpherson, el interés por la cultura gaélica nunca murió. En Canadá todavía se mantiene un intenso interés por la lengua y la cultura gaélica entre los descendientes de escoceses establecidos en Nova Scotia. Notable entre los poetas que escriben en gaélico fue John, el Bardo Maclean, que expresó la amargura del exilio. Otros fueron James MacGregor, Duncan Blair y Malcolm Gillis. (Encarta)


Ossián y baladas ossiánicas:
Legendario bardo y guerrero gaélico del siglo III d.C. (hijo del héroe irlandés Finn Mac Cumhail), y la poesía épica inspirada en su persona. La figura de Ossián se conoce principalmente por la obra del poeta escocés James Macpherson. En 1760 publicó varios volúmenes como supuestas traducciones de los poemas gaélicos de Ossián. La descripción de escenas grandiosas y el tono predominantemente melancólico de estos poemas influyeron en los poetas románticos y sirvieron de inspiración a la poesía escocesa de corte ossiánico de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La mayoría de los expertos consideran, sin embargo, que las traducciones de Macpherson eran en realidad composiciones originales basadas en fragmentos gaélicos. Los poemas ossiánicos originales, que abarcan unos 80.000 versos, se ocupan de las hazañas de Finn y otro legendario héroe irlandés, Cú Chulainn, y expresan la nostalgia por el heroico pasado pagano. Esta tradición irlandesa abarca desde el siglo XI hasta el XVIII. Las baladas ossiánicas se conservan en Irlanda y en las Highlands escocesas; veintiocho de ellas se incluyeron en la antología escocesa del siglo XVI The Book of the Dean of Lismore (El libro del deán de Lismore). (Encarta)

 

 

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