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Stefan Zweig (1881-1942):
Escritor y pacifista austriaco, famoso sobre todo por sus biografías. Nació en Viena, en cuya Universidad estudió. A raíz del estallido de la I Guerra Mundial, Zweig se convirtió en un ardiente pacifista y se trasladó a Zurich, donde podía expresar sus opiniones. En su primera obra importante, el poema dramático Jeremías (1917), denunciaba apasionadamente lo que él consideraba como la locura suprema de la guerra. Después de la guerra Zweig se estableció en Salzburgo y escribió biografías, por las que se hizo famoso, narraciones y novelas cortas y ensayos. Entre estas obras destacan: Tres maestros (1920), estudios sobre Honoré de Balzac, Charles Dickens y Fiódor Dostoievski y La curación por el espíritu (1931), donde da cuenta de las ideas de Franz Anton Mesmer, Sigmund Freud y Mary Baker Eddy. El ascenso del nazismo y el antisemitismo en Alemania llevó a Zweig, que era judío, a huir a Gran Bretaña en 1934. Emigró a los Estados Unidos en 1940 y después a Brasil en 1941, donde se suicidó llevado por un sentimiento de soledad y fatiga espiritual. Como escritor, Zweig se distinguió por su introspección psicológica. Omitiendo detalles no esenciales, fue capaz de hacer sus biografías tan entretenidas como una novela. Los últimos escritos importantes de Zweig incluyen las biografías Erasmus de Rotterdam (1934) y María Estuardo (1935), la novela El juego real (publicada póstumamente en 1944), y su autobiografía El mundo de ayer (1941). (Encarta)


Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) (1920):
«No es por casualidad que reúno en un solo libro estos tres ensayos sobre Balzac, Dickens y Dostoievski. Con un propósito común trato de mostrar a los tres grandes novelistas —y en mi opinión los únicos— del siglo XIX como prototipos que precisamente por el contraste de sus personalidades se complementan y quizás elevan a forma clara y distinta el concepto de novelista, es decir, de forjador de mundos épicos… Cada uno de estos artistas crea una ley de vida, un concepto de vida, con la plétora de sus figuras, y los destaca con tanta armonía que gracias a él el mundo adopta una nueva forma».

Carta de una desconocida (1927):
«Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora».

Momentos estelares de la humanidad (1927):
Probablemente el libro más famoso de Stefan Zweig. En él lleva a su cima el arte de la miniatura histórica y literaria. Muy variados son los acontecimientos que reúne bajo el título de Momentos estelares: el ocaso del imperio de Oriente, en el que la caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453 adquiere su signo más visible; el nacimiento de El Mesías de Händel en 1741; la derrota de Napoleón en 1815; el indulto de Dostoievski momentos antes de su ejecución en 1849; el viaje de Lenin hacia Rusia en 1917... «Cada uno de estos momentos estelares—escribe Stefan Zweig con acierto—marca un rumbo durante décadas y siglos», de manera que podemos ver en ellos unos puntos clave de inflexión de la historia, que leemos en estas catorce miniaturas históricas con la fascinación que siempre nos produce Zweig.

El mundo de ayer (1942):
Uno de los más conmovedores y atractivos testimonios de nuestro pasado reciente, escrito con mano maestra por un europeo empapado de civilización y nostalgia por un mundo, el suyo, que se iba desintegrando a pasos agigantados. Escritor extraordinariamente popular y testigo de excepción de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales, Zweig recuerda, desposeído y en tierra extraña —en unas circunstancias personales de insospechado dramatismo—, los momentos fundamentales de su vida, paralela en mucho a la desmembración de aquella Europa central que se quería más libre y segura, al abrigo de la locura y la tormenta. El resultado es un libro capital, uno de los mejores de Zweig y referencia inexcusable para entender los desvaríos de un siglo devastador.

 

 

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