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Ensayo:
Al aproximarse a las novelas, en el lector habitual de ensayos se puede detectar especiales exigencias epistemológicas, semánticas y metodológico-prácticas. El grado de especialización del tema analizado añade dificultad para su lectura por parte del gran público. No es posible salvar completamente el desnivel apreciable que existe entre la formación del autor y la del lector. Un exceso de actitud pedagógica, divulgativa y paternalista en el texto abordado perpetuaría la diferencia entre los niveles culturales.

Montaigne:
Prologa sus escritos explicando el propósito de la obra que inicia y pone nombre a un nuevo género. Este es un libro de buena fe, lector… con él no persigo ningún fin trascendental, sino sólo privado y familiar; tampoco me propongo con mi obra prestarte ningún servicio Lo consagro a la comodidad particular de mis parientes y amigos para que… puedan encontrar en él algunos rasgos de mi condición y humor, y por este medio conserven más completo y más vivo el conocimiento que de mí tuvieron. Los Ensayos fueron incluidos en el Indice de libros prohibidos (1789) probablemente debido al capítulo De la conveniencia de juzgar sobriamente de las cosas divinas, que contiene reflexiones nada ofensivas de un católico practicante.

Francia (s.XX):
La tradición francesa vive un extraordinario momento con las meditaciones de corte político y social de autores existencialistas como Albert Camus (Resistencia, rebelión y muerte, 1945) y Simone de Beauvoir (El segundo sexo, 1949). El novelista alemán Thomas Mann, galardonado con el Premio Nobel de Literatura, fue uno de los ensayistas más prolíficos de su país, como se pone de manifiesto en su voluminosa colección titulada Ensayos de tres décadas (1947). El escritor alemán de origen búlgaro Elias Canetti consagró veinte años de su vida a la monumental investigación Masa y poder, cuyo primer volumen vio la luz en 1960.

En Italia cabe mencionar a Cesare Pavese (Diálogos con Leucò; La literatura norteamericana y otros ensayos), Italo Calvino (Punto y aparte; Colección de arena) y Leonardo Sciascia (Fiestas religiosas en Sicilia; La cuerda de los locos; Crucigrama), que realizaron importantes aportaciones al debate literario y político de la posguerra europea. El ensayo ha gozado de gran popularidad en Polonia con las obras del poeta Zbigniew Herbert y el crítico Jan Kott.

Ivan Turguéniev (1818-1883):
Escribió Apuntes de un deportista en 1852. Entre sus relatos breves destacan Primer amor, Humo, o la colección de cuentos Memorias de un cazador, que refleja con realismo la vida del campo y de los siervos. En sus novelas de ambientación rural los temas dominantes son la frustración vital, los amores fallidos, la crítica a la vida rusa o las nuevas ideologías. Destacan los títulos Rudin, Nido de nobles y Padres e hijos. Esta última es posiblemente su mejor novela, donde plantea la diferencia entre dos generaciones a causa del pensamiento nihilista, muy en boga en la época en que fue escrita. Aunque su reputación ha sufrido algunos retrocesos durante el último siglo, la novela Padres e hijos es reconocida como uno de los trabajos de ficción más importantes del siglo XIX. Alexandr Solzhenitsin continuó la tradición un siglo más tarde ofreciendo un retrato realista de las injusticias sociales. Al igual que Mailer, Solzhenitsin combinó la ficción con el reportaje y sus ensayos alcanzaron proporciones gigantescas en obras como Archipiélago Gulag (1974-1978).

Archipiélago Gulag (1971):
Volumen I:
Archipiélago Gulag era el nombre de la red de campos de internamiento y de castigo soviéticos donde fueron recluidos millones de personas durante la segunda mitad del siglo XX. En este monumental documento, Solzhenitsyn, que estuvo confinado en uno de esos campos, reconstruye minuciosamente la vida en el interior de la industria penitenciaria en tiempos de la Unión Soviética y su disección se convierte en un viaje a través del miedo, el dolor, el frío, el hambre y la muerte, con los que el régimen totalitario acalló toda disidencia. Este primer tomo recoge las dos primeras partes («La industria carcelaria» y «Movimiento continuo»). de las siete que componen este relato del horror que vivieron millones de personas.

Volumen II:
Con fidelidad sobrecogedora, Alexandr Solzhenitsyn describe en Archipiélago Gulag el régimen de terror que imperaba en los campos de internamiento y de castigo soviéticos durante el pasado siglo XX. Gracias a su obstinación por restituir aquello que la Historia quiso borrar, Solzhenitsyn devolvió la palabra a los 227 prisioneros que le brindaron sus testimonios directos y a los millones de personas «a las que les faltó la vida para contar estas cosas», para dejar constancia de uno de los episodios más lúgubres de nuestro tiempo. Escrito entre 1958 y 1967 en la más completa clandestinidad, el primer boceto de la obra fue descubierto por el KGB en septiembre de 1973. En 1974 se publicó en Occidente, como medio de presión desde los países democráticos europeos, y hasta 1990, cuando se publicó parcialmente en la revista «Nóvy Mir», archipiélago Gulag estuvo vedado a los lectores rusos. Este segundo volumen recoge tres de las siete partes que componen la obra completa («El presidio», «Con fines de exterminio», «El alma y el alambre de espino»), y en él se describen barbaridades como la construcción del Belomor (el canal que comunica el mar Báltico con el mar Blanco) y las argucias a las que debían recurrir los prisioneros para poder sobrevivir.

Volumen III:
Cuando Solzhenitsyn acabó de escribir Archipiélago Gulag, confesaba en el epílogo: «La de veces que empecé este libro para abandonarlo después. No podía acabar de comprender si era necesario o no que escribiera yo solo un libro semejante. Y, además, ¿cuánto tiempo lo soportaría? Pero cuando, sumándose a lo que yo ya había recopilado, convergieron sobre mí otras muchas cartas de presos procedentes de todos los rincones del país, comprendí que, dado que todo esto se me había dado a mí, debía hacerlo». Y es que Solzhenitsyn fue redactando entre 1958 y 1967, en la más absoluta clandestinidad, los numerosos fragmentos que darían lugar a Archipiélago Gulag. Lo hizo sin archivos, partiendo de los recuerdos de sus propias vivencias y de los testimonios de sus compañeros de prisión, y sufriendo en el momento álgido de su trabajo, en 1965, el saqueo de sus papeles junto con el secuestro de la novela El primer círculo. El tercer y último volumen está articulado en dos partes: «Confinamiento» y «Stalin ya no está». En ellas Solzhenitsyn aborda los últimos años del dominio de Stalin y de sus sucesores, y explica cómo —un cuarto de siglo después de que la Revolución lo aboliera— se restableció el presidio ruso, y con él los «campos especiales» reservados para los presos políticos. Solzhenitsyn describe las condiciones de vida en los campos soviéticos de la posguerra, las evasiones, las huelgas, las revueltas heroicas… El confinamiento en ellos, la otra forma de exilio, afectó a unos quince millones de campesinos y se convirtió en un método generalizado de marginación de los indeseables. «Los dirigentes pasan», decían, «el Archipiélago perdura».

Punto y aparte - Italo Calvino (1980):
«Me es posible ahora reunir estos ensayos en un volumen, es decir, aceptar releerlos y hacer que se relean por estas razones: para situarlos en su lugar en el tiempo y en el espacio; para alejarlos a fin de poder observarlos en su justa luz y perspectiva; para seguir las huellas de las transformaciones subjetivas y objetivas, y de su continuidad; para comprender en qué punto me encuentro; para poner, en fin, punto y aparte.» —Italo Calvino. Escritos por Italo Calvino entre 1955 y 1980, estos artículos, conferencias, textos polémicos y apuntes literarios son el reflejo de sus lecturas, sus aficiones y sus pensamientos, así como de los motivos de afecto y de antipatía que suscitan en él los acontecimientos y las personas que han ido llenando el escenario cambiante de la cultura. Desde la reincidente idea de, según su expresión, «compromiso cívico y político», compromiso moral ante todo, hasta las reflexiones que el estudio de la filosofía, la historia y la literatura provocan en él, su visión de la realidad —lúcida y apasionada— nos ilumina hoy con toda la fuerza de la espontaneidad con la que estos textos fueron concebidos.

Colección de arena - Italo Calvino (1984):
[Collezione di sabbia]. Fruto de su colaboración asidua en la prensa italiana, los escritos reunidos bajo el título Colección de arena ofrecen otra dimensión narrativa de Italo Calvino, que se asoma entre las líneas de estos artículos como un observador que intenta describir y examinar lo que ve, que elige con cuidado objetos capaces de estimular una reflexión y que, con tal fin, se da una vuelta por museos y lugares de exposición parisinos, visita excavaciones arqueológicas en Toscana, jardines zen en Kioto, monumentos en Palenque y Persépolis. Un turista de la cultura que recorre con su mirada el espectáculo de la realidad elegida, pero que jamás se queda en ninguna, fiel a su vocación de curioso e inquieto comentarista de un universo visual; un coleccionista que selecciona, descompone y reelabora en un esfuerzo por dar un sentido unitario a una realidad múltiple y dispersa. Los textos de esta Colección de arena se agrupan en cuatro partes: «Exposiciones-exploraciones», dedicada a las más originales e insólitas de ellas y, sobre todo, a descripciones de objetos; «El rayo de la mirada» y «Exploración de lo fantástico», que tratan de obras de arte o de imágenes que han llamado su atención; y «La forma del tiempo», que describe cosas vistas en países lejanos, exóticos.

 

 

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