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Escritoras:
Safo (625 a.C.) es considerada la primera poeta. Platón se refirió a ella dos siglos después de su muerte como la décima musa. Escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones nupciales, elegías e himnos, pero apenas se conservan algunos fragmentos de todos ellos. Entre estos destaca la Oda a Afrodita, citada por el erudito Dionisio de Halicarnaso en el siglo I a.C. En el siglo XX se descubrió un papiro con nuevos fragmentos de sus poemas.

Murasaki Shikiku, hacia el año 1000 retrató la sociedad japonesa del período Heian. La italiana Cristina de Pizán (1364-1430) precursora del intelectual moderno. Aprovechó sus contactos con personajes famosos y nobles, como sus conocimientos sobre impresión previos a la creación de la imprenta. Dentro del movimiento "Preciosista" y la "Ilustración de las mujeres", un período en que se cuestionaba la educación de éstas.

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695):
En 1680 escribe Neptuno alegórico, obra barroca que le permite entrar en relación con los virreyes de México. Primero Sueño es un extraordinario poema en forma de silva al que se compara con las Soledades de Góngora. La poesía predomina en la mayor parte de su obra. Algunos de los títulos más destacados son: Los empeños de una casa, Sonetos, Poesías escogidas y Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691). En los años que siguen a 1680 incluye en su producción obras cortesanas y de enredo. En 1690 aumentan las presiones eclesiásticas que recibe para abandonar los temas profanos. Aborda temas de teología en prosa, discute sobre las máximas finezas de Cristo y parece impugnar al jesuita portugués Antonio Vieira. A partir de 1694 dejó de publicar aunque siguió escribiendo. Un inventario encontrado en su celda da cuenta de 15 manuscritos póstumos con poemas sagrados y profanos.

Ann Radcliffe (1764-1823):
Las obras de la reina del gótico caracterizadas por sus argumentos misteriosos, su atmósfera de terror y sus paisajes llenos de poesía, contribuyeron a crear la llamada novela gótica. Durante una época fue la novelista más famosa de Inglaterra. Las novelas que la llevaron a la fama son Aventuras del bosque (3 volúmenes, 1791), Los misterios de Udolfo (4 volúmenes, 1794) y El italiano (3 volúmenes, 1797). Aunque algunos ven ciertas carencias en sus obras (personajes algo desdibujados, inexactitudes históricas y giros imposibles del argumento), Walter Scott se refirió a ella como la primera poetisa de la prosa romántica.

Mary Shelley (1797-1851):
Autora a los 20 años de Frankestein o el moderno Prometeo (1818). La novela que dio origen a uno de los monstruos más utilizados en posteriores obras literarias y cinematográficas, es un clásico de la narrativa de terror. La historia que ya es conocida por todos habla sobre la búsqueda científica por la generación de vida. Esta obra se convirtió de inmediato en un éxito de crítica y público. La historia de un estudiante de lo oculto y de su criatura subhumana creada a partir de cadáveres. El último hombre (1826), considerada lo mejor de su producción, narra la futura destrucción de la raza humana por una terrible plaga.

George Sand (1804-1876):
El estilo de vida de Aurore Duphin estuvo marcado por el escándalo. Abandonó a su marido, un rico hacendado, aburrida de la vida de casada. En París y se unió a un grupo de artistas de renombre, entre los que figuraban Balzac y el compositor húngaro Franz Liszt. Se hizo famosa tanto por sus escritos como por sus romances, especialmente por su relación con el poeta Alfred de Musset y con el compositor Frédéric Chopin Fue una escritora prolífica que expresaba en sus obras una honda preocupación por los problemas humanos y la situación de las mujeres en su época. Valentine, Lélia, El Marqués de Villemer y La pequeña Fadette son algunas de sus obras más sobresalientes.

Emily Brontë (Jane) (1818-1848):
Escribió Cumbres Borrascosas, historia de amor y de venganza, de odio y locura, de vida y de muerte. La novela cuenta la vida de dos generaciones que tienen un punto de encuentro en el amor adverso del protagonista por su compañera de infancia. La historia de amor trágico se desarrolla hasta alcanzar momentos de sensibilidad en los que la pasión, la muerte, el arrepentimiento y la venganza adquieren un protagonismo importante.

La reina Victoria escribió sus memorias, que tuvieron considerables ventas.

Elizabeth Cleghorn Gaskell (1810-1865):
Biógrafa y novelista inglesa conocida por el rigor de su investigación, la observación compasiva de sus personajes y la fluidez de su estilo narrativo. Elizabeth Stevenson nació en Londres pero se trasladó a Manchester cuando se casó, en agosto de 1832, con el clérigo unitario William Gaskell. Su primera novela fue Mary Barton, un relato de la vida de Manchester (publicada anónimamente en 1848), en la que narra la explotación de los obreros de las fábricas en la década de 1840, una época de depresión y dureza para la clase trabajadora inglesa en la que surgió el movimiento cartista. Gracias al libro hizo amistad con Charles Dickens, que le pidió una colaboración para su nueva revista, Household Words. Entre 1851 y 1853, Gaskell colaboró con artículos que más tarde se publicaron con el título de Cranford (1853). Este libro, que trata sobre la refinada elegancia de las mujeres de una población rural, se ha convertido en un clásico de la literatura inglesa. Escribió también una biografía (1857) de su amiga, la novelista Charlotte Brontë, y las novelas y relatos La casa de Moorland (1850); Ruth (1853); Norte y sur (1855), otro compasivo estudio sobre las condiciones de vida en Manchester; y Esposas e hijas, publicada póstumamente (1866).

George Eliot (1819-1880):
[Mary Ann o Marian Evans] Novelista inglesa cuyos libros, de una profunda sensibilidad y retratos certeros de las vidas sencillas, le otorgaron un puesto relevante en la literatura del siglo XIX. Su fama fue internacional y su obra influyó en gran medida en el desarrollo del naturalismo francés. George Eliot nació en Chilvers Coton (Warwickshire), hija de un agente inmobiliario. Estudió en la escuela local de Nuneaton y después en un internado de Coventry. A los 17 años, tras la muerte de su madre y el matrimonio de su hermana mayor, regresó a casa para cuidar a su padre. A partir de entonces fue autodidacta. Una estricta educación religiosa presidió su juventud, recibida ante la insistencia de su padre. En 1841 empezó a leer obras racionalistas que la impulsaron a rebelarse contra la religión dogmática y durante toda su vida fue racionalista (véase Racionalismo). Su primer trabajo literario, que le ocupó de 1844 a 1846, fue la traducción de Vida de Jesús (1835-1836) del teólogo alemán David Strauss. En 1851 viajó durante dos años por Europa y a su regreso escribió reseñas de libros para la revista Westminster Review. Más tarde fue subdirectora de la revista, trabajo que la puso en contacto con las principales figuras literarias de la época, como Harriet Martineau, John Stuart Mill, James Froude, Herbert Spencer y George Lewes. Conocer a Lewes, filósofo, científico y crítico, fue uno de los acontecimientos más importantes de su vida. Se enamoraron y decidieron vivir juntos a pesar de que Lewes estaba casado y no podía divorciarse. Sin embargo, Eliot consideró su larga y feliz relación con Lewes como un matrimonio. Continuó escribiendo reseñas y artículos para revistas, así como traducciones del alemán. En 1856, alentada por Lewes, empezó a escribir novelas. A su primer relato, Amos Barton, publicado en Blackwood's Magazine en enero de 1857, siguieron otros dos en el mismo año, que aparecieron después reunidos en un libro con el título de Escenas de la vida clerical (1858). Lo firmó con el seudónimo de George Eliot y mantuvo en secreto su identidad durante muchos años. Entre sus obras más famosas se encuentran Adam Bede (1859), El molino junto al Floss (1860) y Silas Marner (1861). Son novelas que tratan de la región de Warwickshire y en gran parte están basadas en su propia vida. Sus viajes por Italia inspiraron su novela siguiente, Romola (1863), una novela histórica sobre el predicador y reformador Girolamo Savonarola y la Florencia del siglo XV. Comenzada en 1861, apareció por entregas en The Cornhill Magazine antes de publicarse en 1863. Después de terminar Romola, escribió dos destacadas novelas, Felix Holt, el Radical (1866), sobre la política inglesa, y Middlemarch (1871-1872), que trata de la vida y responsabilidades morales de la clase media inglesa en una ciudad de provincias. Daniel Deronda (1876) es una novela en la que ataca el antisemitismo y simpatiza con el nacionalismo judío; Las impresiones de Theophrastus Such (1879) es un libro de ensayos. Su poesía, considerada muy inferior a su prosa, incluye La gitana española (1868), un drama en verso inspirado en su visita a España en 1867; Agatha (1869) y La leyenda de Jubal y otros poemas (1874). Eliot fue admirada por contemporáneos como Emily Dickinson y escritores posteriores como Virginia Woolf, y actualmente ha suscitado una crítica feminista favorable. Escribió sus obras más importantes animada y protegida por Lewes, que le impidió ver las críticas desfavorables a sus libros. Después de su muerte en 1878 ella se retiró y dejó de escribir. En mayo de 1880 se casó con John Cross, un banquero estadounidense que había sido amigo suyo y de Lewes durante mucho tiempo y sería su primer biógrafo, pero ella murió en Londres siete meses después.

Gabriela Mistral (1889-1957):
[Lucila Godoy Alcayaga] Con su seudónimo quiso señalar su admiración por los poetas Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral. Mostró una temprana vocación por el magisterio y llegó a ser directora de varios liceos. Fue una destacada educadora y visitó México (donde cooperó en la reforma educacional con José Vasconcelos), EE.UU. y Europa, estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. A partir de 1933, y durante veinte años, desempeñó el cargo de cónsul de Chile en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles. Sus poemas escritos para niños se recitan y cantan en muy diversos países. En 1945 se convirtió en el primer escritor latinoamericano en recibir el Nobel de Literatura. Posteriormente, en 1951, se le concedió el Premio Nacional de Literatura de su país. Su fama como poetisa (aunque ella prefería llamarse “poeta”) comenzó en 1914 luego de haber sido premiada en los Juegos Florales de Santiago por sus Sonetos de la muerte, inspirados en el suicidio de su gran amor, el joven Romelio Ureta. A este concurso se presentó con el seudónimo que desde entonces la acompañaría toda su vida. A su primer libro de poemas, Desolación (1922), le siguieron Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954) y otros. Su poesía, llena de calidez, emoción y marcado misticismo, ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e influyó en la obra de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz. Considerada como una escritora modernista, su modernismo no es el de Rubén Darío o Amado Nervo, ya que ella no canta ambientes exóticos de lejanos lugares, sino que se sirve de su estética y musicalidad para poetizar la vida cotidiana, para “hacer sentir el hogar”, en palabras de la autora. (Fuente: Encarta)

(*) Papel social de las mujeres antes del Renacimiento:
Los papeles adoptados por las mujeres en la sociedad patriarcal de la alta edad media ilustran la nueva y más amplia gama de clases sociales. Tradicionalmente las funciones de las mujeres con respecto a los hombres estaban definidas, siendo el matrimonio y la maternidad sus principales funciones sociales y políticas. Sin embargo, las mujeres estaban activas y ejercían su influencia en la sociedad. Las mujeres de la realeza y la aristocracia ejercieron su autoridad en los tribunales y gestionaban entornos familiares complejos, como cuando Blanca de Castilla asumió la regencia de Francia en nombre de su hijo, el rey Luis IX. Las burguesas regentaban talleres de elaboración de cerveza y de tejidos, llegando incluso a constituir de forma transitoria sus propios gremios. Las mujeres campesinas trabajaban en tareas manuales intensivas, produciendo alimentos y manteniendo sus familias. Algunas mujeres abandonaron tal situación para convertirse en criadas domésticas en grandes mansiones o en las ciudades, donde sus derechos eran mínimos. Las mujeres religiosas optaron por renunciar a la vida terrenal de matrimonio y familia en favor de una existencia espiritual e intelectual en un convento. Aunque las mujeres no podían llegar al sacerdocio, ejercieron gran influencia sobre la sociedad como visionarias, asesoras espirituales y escritoras. Una de estas mujeres de gran influencia fue la abadesa alemana Hildegarda de Bingen (1098-1179), futura santa, que a menudo se pronunció acerca de temas religiosos, políticos y sociales de su época. Tanto en el orden jerárquico como en el comunal de la edad media, todo el mundo tenía su sitio y era consciente de él. (Karen Jolly)

 

 

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