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Literatura: Clasicismo:
Término que se emplea, en sentido estricto, para designar el arte y la literatura de Grecia y Roma, o cualquier manifestación similar en su estilo o calidad. Los términos clásico y clasicismo describen el estilo, el periodo histórico o la calidad de una obra literaria, artística o musical. Originalmente se asociaban con la cultura griega y romana, pero con el paso del tiempo también se usan para determinar los periodos clásicos, entendidos, como excelsos, de cualquier cultura. Así se puede hablar de literatura clásica española para referirse a autores como Garcilaso de la Vega (renacentista) o Góngora (barroco). Clásicos son también en la literatura italiana Dante (siglos XIII y XIV) y Ludovico Ariosto (siglos XV y XVI). En la literatura inglesa, el cetro del clasicismo correspondería a William Shakespeare (XVI y principios del XVII); en la francesa a Moliere, Jean Baptiste Racine y Pierre Corneille, los tres de bien entrado el siglo XVII, y en la rusa el periodo clásico está representado por el realismo del siglo XIX con Fiódor Dostoievski o Liev Tolstói. Por lo tanto, queda claro que el término clásico se emplea principalmente para referirse al estilo o periodo de una obra creativa, reconocida como modelo artístico o como creación de relevancia y valor cultural intemporales.

En sentido estricto, un clásico es cualquier obra literaria de la antigüedad griega o romana que haya sobresalido por su excelencia artística y que se considere canon, modelo o referencia. Así, por ejemplo, se consideran clásicas las obras del poeta romano Virgilio o del dramaturgo griego Sófocles, y no la de otros escritores que hayan vivido y escrito en esa época y espacio. El periodo clásico griego abarca desde el 500 al 320 a.C., mientras que la edad de oro romana se sitúa entre el 70 a.C. y el año 18 de nuestra era. Entre sus principales cualidades se encuentra el control consciente en el desarrollo de los temas y el sentido de ordenamiento racional y proporción formal. Los órdenes clásicos de la arquitectura griega son el dórico, el jónico y el corintio, a los que se añaden los romanos compuesto y toscano.

Al encontrar el término clásico en un texto es necesaria la precaución de distinguir con especial atención en qué sentido lo está empleando el autor. Tras recibir la obra del pasado como una herencia sentimos la obligación de llevar más allá los temas que cabalgan por los siglos. Nunca parecen agotarse temas a los que el paso del tiempo añade riqueza de facetas como la justicia, el progreso y la sabiduría.

Lo neoclásico:
Se utiliza el término neoclásico para referirse al momento histórico en que tras el barroco se impuso la estética de los antiguos griegos y romanos y la del renacimiento más clásico, y corresponde, más o menos y según los lugares y autores, al siglo XVIII. Posteriormente, se usan indistintamente los términos clásico y neoclásico —más el primero— para referirse a cualquier estilo, periodo u obra de calidad equiparables a los modelos griegos y romanos. Los periodos más importantes en el pensamiento y el arte occidental en los que se siguieron los principios estilísticos y estéticos del arte y la literatura de la antigüedad griega o romana fueron el renacimiento y la Ilustración, una época especialmente rica en Francia, donde se desarrolló un clasicismo literario ejemplificado en las obras de los escritores Pierre Corneille y Jean-Baptiste Racine y los filósofos René Descartes y Blaise Pascal. El neoclasicismo español del siglo XVIII fue bastante modesto, ya que entraron en liza dos corrientes contrapuestas: los continuadores amanerados de los temas y formas del siglo de oro español y el academicismo y los imperativos ilustrados de las nuevas tendencias que venían de Francia, y que a España llegaron con la dinastía Borbón. El resultado fue una vida literaria centrada en torno a una minoría culta que se interesa por la filología o la historia más que por la literatura en sí misma. Con todo, destacan algunos nombres que si no ejercieron gran influencia en otros países, sí acercaron este gran estilo a la sociedad española; entre ellos destacan Leandro Fernández de Moratín, Benito Jerónimo Feijoo o Gaspar Melchor de Jovellanos.


Academicismo:
Dejó una herencia compuesta de luces y sombras. Durante los siglos XVII y XVIII las academias de arte eran fundaciones reales y preconizaban contenidos dirigidos al gusto aristocrático. Seguían los ideales y principios de las clases dirigentes. Su tendencia al conservadurismo contrasta mucho con la noción posterior de vanguardias. Se inicia un proceso de progresiva disminución de la influencia de los gobernantes y la Iglesia en las creaciones artísticas. Hasta entonces la suerte de los artistas necesitados de financiación estaba en manos de poderosos, pero el estado de dependencia iría desapareciendo. A comienzos del siglo XIX los académicos alcanzan el apogeo de su influencia dictando normas y pasan luego a una fase de cuestionamiento. Hacia 1930 los artistas empiezan a hablar con desprecio del academicismo.

Otras grandes figuras de la Ilustración europea asociadas con el clasicismo son los escritores ingleses John Dryden y Alexander Pope, y los poetas alemanes Johann Wolfgang von Goethe y Friedrich von Schiller. (Fuente: Encarta)

En la tragedia de Racine (1677) Fedra, personaje desgarrado, provoca el injusto castigo de su hijastro Hipólito, que se comporta heroicamente. En la historia converge una mezcla de sentimientos complejos como remordimientos, vergüenza y celos. A pesar de su comportamiento reprobable Racine trata de que el sufriente personaje de Fedra despierte la compasión del espectador. Lo más destacado de la obra de Pope, gran amigo de Swift, son sus traducciones de los textos de Homero y su poesía satírica. En una actitud contraria a vivir anclado en el pasado, abordó con maestría los problemas intelectuales, políticos y religiosos de su época. El neoclasicismo en la literatura coincidió en el tiempo con otras influyentes corrientes literarias. En 1786 Gothe se establece en Italia y sus escritos se recargan de una nueva vitalidad. Queda impactado por la grandeza del mundo clásico e intenta extender lo que siente como una revelación. Goethe sería una de las principales figuras que inspiraron a los autores románticos a partir de finales del siglo XVIII.

 

 

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