Notas             

 

Coltán:
El país con las mayores reservas es Congo. Se trata de una extraña aleación con propiedades eléctricas que lo hacen insustituible para la fabricación de teléfonos móviles, consolas de videojuegos y muchos otros aparatos electrónicos de uso generalizado. El mineral está compuesto de distintas composiciones de columbita y tantalita, metales muy escasos con valiosas propiedades como su alta conductividad, gran resistencia a temperaturas elevadas y capacidad de almacenar cargas eléctricas. En 1998 Uganda y Ruanda ocuparon militarmente las zonas de extracción congoleñas aprovechando el momento de inestabilidad del país. Tal como funcionan las explotaciones, la extracción produce una importante contaminacion de ríos y grandes lagos, y la destrucción del entorno.


Las diez plagas sobre el país del Nilo:
Inspirados por Dios, Moisés y Aarón, que tenían 80 y 83 años de edad, respectivamente, desafiaron al faraón en su propia corte al exigirle que liberara a su pueblo. Yavé les había revelado que el rey no cedería: Yo endureceré el corazón del faraón, les anunció, y sacaré de aquí a mi pueblo... con temibles juicios. Aarón recurrió al poder sobrenatural otorgado por Dios para triunfar en una contienda con los magos egipcios, pero el faraón siguió inconmovible; luego Yavé suscitó diez plagas sobre Egipto: la primera, que convirtió en sangre las aguas del Nilo, estremeció a la nación, pues el río era la fuente de su prosperidad. [Las siguientes plagas fueron ranas, mosquitos, tábanos, peste del ganado, úlceras, granizo, langostas y tinieblas diurnas.] Estos azotes, que no afligieron a los hebreos durante el tiempo que duraron, fueron minando poco a poco la voluntad del faraón, que aceptó liberar a los israelitas pero no a sus rebaños, lo cuan no satisfizo a Yavé. Dios preparó entonces la última de las plagas, que había de ser la más terrible durante la medianoche del día 14 del mes de Nisán, el primero del calendario hebreo, morirían los primogénitos de los egipcios y de sus animales. Justo a media noche Yavé exterminó a los primogénitos de los egipcios, entre ellos el hijo del faraón; aterrorizado, éste mandó llamar a Moisés y Aarón antes del amanecer y los instó a marcharse en el acto con su pueblo y sus animales. La salida fue tan apresurada que los hebreos dejaron sin fermentar la masa para el pan de ese día, y según el relato, esto dio origen a la fiesta de los panes ázimos, de siete días de duración, que comienza con la Pascua.


Africa: Música:
París fue el primer lugar de desembarco de importantes músicos africanos como Manu Dibango, que consigue que el ritmo camerunés llamado makossa sea conocido en todo el mundo. Tras él, Papa Wemba, Pepe Kalle, Kofi Olomide y otros convierten en habituales los conciertos y sesiones de grabación de la nueva música africana. A mediados de la década triunfa plenamente Youssuou N'Dour, senegalés, que viaja por primera vez a París en 1983. Un año después realiza su primera gira por Europa. En 1986 es elegido telonero de Peter Gabriel, Tracy Chapman y Bruce Springsteen. También Salif Keita se introduce en los circuitos comerciales europeos. Nacido en Malí, había intentado una primera incursión en EE.UU. en 1980, aunque su triunfo llegaría en 1987, con un disco grabado en París. Tras ellos llegaron el guineano Mory Kante y el malinés Ali Farka Toure. En el sur de Africa cantantes como Chimurenga, en Zimbaue y Johnny Clegg, hijo de emigrantes ingleses, en Sudáfrica, llenan sus letras de mensajes contra los regímenes racistas de los blancos. Durante los noventa los temas de las canciones se cargan de contenido moral e incluso, religioso. Algunos continúan trabajando dentro de las corrientes musicales mundiales, especialmente el reggae desde los ochenta. Angelique Kidjo, de Benín, mantiene un continuado uso del sonido funky. El grupo Positive Black Force, de Senegal desarrolla una original forma de rap. Otros en cambio buscan profundizar en las raíces como la caboverdiana Cesaria Evora, difusora por el mundo de la melódica belleza de la morna. En las composiciones de Oumou Sangare, de Malí, predominan los ritmos musicales de la región de Wasulu.


Selvas:
El suelo de la selva tropical cuenta siempre con un número de semillas y retoños dispersos, pero suficientes para la regeneración, incluso cuando ésta debe acelerarse por alguna causa local de destrucción, como cuando un árbol muy grande arrastra en su caída a otros y abre un claro extenso. Pero para heridas más amplias, como las causadas por el hombre, en especial si hay una acumulación fugaz de nutrientes (por ejemplo después del cultivo o de los intentos de cultivo), se desarrolla una sucesión llamada secundaria, porque no empieza de cero, sino que representa un atajo en el desarrollo de la vegetación, con una productividad verdaderamente excepcional, adaptaciones fisiológicas a la fotosíntesis equivalentes a disponer de altas concentraciones de anhídrido carbónico, y, generalmente, mucho más intrincada e impracticable que la verdadera selva. Una selva que cierre adecuadamente su balance, condición de persistencia, no puede eliminar más sustancias minerales de las que recibe con la lluvia, si no hay otro aporte, de manera que el agua de los ríos que la drenan es prácticamente destilada, aunque puede contener algunos compuestos orgánicos. En conclusión: la selva tropical húmeda es un ecosistema seleccionado a través de milenios, bajo un clima, que se puede considerar favorable y de gran constancia, totalmente autónomo o introvertido, extremadamente frágil ante cualquier factor no previsto a lo largo de su historia, y especialmente refractario a las formas de explotación por el hombre. Su conservación reclama una atención preferente. (R.Margalef)


Cementerios de elefantes:
A pesar de que los indígenas siguen creyendo en su existencia, nunca se ha podido descubrir ninguno. Relatos tradicionales cargados de trascendencia aseguran que cuando sienten que les llega su última hora, se dirigen a su cementerio y se dejan morir. Es una vieja creencia que persiste por algunas curiosas circunstancias que acompañan a la muerte de estos animales. Solamente se encuentra una parte del número total de cadáveres de elefantes. Se ha observado a elefantes cubrir con hierba y vegetación cadáveres de congéneres e incluso de humanos. Este acto serviría para ayudar a que una pequeña parte de los restos pasara desapercibida a nuestros ojos. El agua es un elemento vital para ellos y nunca se alejan mucho de los ríos. Los huesos de los animales arrastrados por la corriente de los ríos acaban encontrándose. Es muy difícil seguir a un elefante a través de la selva, aunque esté herido. Tienen el oído muy desarrollado y notan la presencia del hombre desde muy lejos. Es casi imposible acercárceles sin que lo adviertan, y les facilita mucho la huida.


Análisis africano del colonialismo: Césaire, Senghor y Fanon:
La revista Présence Africaine (Presencia africana), fundada en París en 1947, no fue más que una de las nuevas voces culturales que conformaron todo un coro. Présence Africaine publicó a escritores tales como Aimé Césaire (n. 1913), el poeta surrealista de Martinica, y Léopold Senghor (1906-2001), de Senegal. Césaire y Senghor eran estudiantes brillantes, educados en las universidades más exclusivas de Francia y elegidos para la Asamblea Nacional Francesa. Césaire se convirtió en una figura política destacada en la antigua colonia francesa en el Caribe (y, después de 1946, Departamento) de Martinica; en 1960 Senghor salió elegido como primer presidente de Senegal. Ambos hombres, modelos respetables de francesidad, se convirtieron en los exponentes más influyentes de la négritude, que podría traducirse como «conciencia negra» u «orgullo negro». Senghor escribió: La asimilación fue un error. Podíamos asimilar matemáticas en lengua francesa, pero jamás podríamos arrancarnos la piel negra o extirparnos el alma negra. De ahí que nos embarcáramos en la búsqueda ferviente de […] nuestra alma colectiva. La negritud es todo el conjunto de valores civilizados (culturales, económicos, sociales y políticos) que caracterizan a la gente negra. La obra temprana de Césaire se adelantó al surrealismo y la exploración de la conciencia. Más tarde, su obra se tornó más política. El Discurso sobre el colonialismo (1950) fue una dura crítica a la miseria material y espiritual del colonialismo, la cual, según él, no sólo deshumanizaba a los súbditos coloniales, sino que degradaba también a los propios colonizadores. Frantz Fanon (1925-1961), discípulo de Césaire y también de Martinica, fue más allá. Él sostuvo que el encierro en una cultura negra insular (tal como él interpretó la negritud) no era una respuesta efectiva al racismo. A su parecer, la gente de color necesitaba una teoría de cambio social radical. Fanon estudió psiquiatría y trabajó en Argelia, donde formó parte del Frente de Liberación Nacional. En Piel negra, máscaras blancas (1952) estudió los efectos del colonialismo y el racismo desde el punto de vista de un psiquiatra radical. Los condenados de la tierra (1961) se convirtió en uno de los manifiestos revolucionarios más influyentes del período. Más que Césaire, y con un rechazo rotundo de las teorías y prácticas de Gandhi, Fanon sostuvo que la violencia estaba arraigada en el colonialismo y, por tanto, en los movimientos anticolonialistas. Pero también creía que muchos líderes anticoloniales se corrompían por su ambición y su colaboración con las antiguas potencias coloniales. El cambio revolucionario, pensaba él, sólo podía provenir de los campesinos pobres o de quienes «no habían encontrado ningún hueso que roer en el sistema colonial». ¿Cómo encajaron estos escritores en la cultura de posguerra? Los intelectuales occidentales aspiraron a revivir el humanismo y los valores democráticos después de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. Fanon y otros señalaron que los conflictos relacionados con el colonialismo complicaban aún más aquel proyecto; la represión violenta de los movimientos anticoloniales en lugares como Argelia parecía una recaída en la brutalidad. Evidenciaron las ironías de la «misión civilizadora» de Europa y exigieron una revaluación de la negritud como concepto central de la cultura occidental. La recuperación de Occidente después de la guerra implicaría, a la larga, enfrentarse a este desafío para las pretensiones universales de su cultura. (Coffin)


Cerco y expulsión de los moriscos:
Los mudéjares comienzan a recibir el nombre de moriscos a comienzos del siglo XVI al ser obligados a convertirse al cristianismo. El incumplimiento de las capitulaciones de los Reyes Católicos, que garantizaban la libertad religiosa de los mudéjares y el mantenimiento de sus usos y costumbres, provocó graves tensiones que desembocaron en el levantamiento de 1500, dominado en 1501. A partir de esta fecha se obligó a los moriscos a elegir entre la conversión o la emigración. Durante la primera mitad del siglo XVI se procedió a su conversión y evangelización, pero durante el reinado de Carlos V, gracias al apoyo que prestaron al emperador en la guerra de las Comunidades y al pago de importantes donativos, la corona adoptó una posición flexible, y la población morisca, aunque convertida al cristianismo, pudo conservar sus instituciones propias. Esto permitió a los moriscos mantenerse como una comunidad con personalidad propia, sin integrarse al resto de la sociedad española. Pero Felipe II decidió eliminar definitivamente los hechos diferenciales de la minoría morisca. En 1566 prohibió el uso de la lengua árabe, trajes y ceremonias musulmanes. Al llevar a la práctica estas medidas, se produjo la sublevación de las Alpujarras (1568-1571). Dominada la revuelta, los moriscos granadinos fueron deportados hacia La Mancha y Castilla la Vieja. A fines del siglo XVI la población morisca ascendía a unos 275.000. En los estados de la corona aragonesa, especialmente en Valencia, se concentraba la mayor parte de la misma; el resto estaba distribuido por Castilla, Extremadura, Murcia y Andalucía. Fundamentalmente los moriscos vivían en el campo, en calidad de vasallos de los señores laicos, en condiciones mucho más duras que la población cristiana. Sólo algunos núcleos vivían en las ciudades como artesanos, y otros era arrieros o buhoneros. Desde el alzamiento de 1568 la Inquisición destruyó de forma sistemática sus estructuras culturales y colectivas. Odiados por los cristianos viejos, temidos por los gobernantes, que sospechaban de la posibilidad de un levantamiento en relación con berberiscos y turcos, detestados por la Iglesia por ser un peligro para la fe, los moriscos constituyeron una masa semicolonial explotada y que levantó toda clase de sospechas. La presión de la alta nobleza aragonesa y valenciana frenó su expulsión hasta que fue decretada por Felipe III y quedó completada en 1616. Valencia perdió más del 20% de la población, lo que repercutió en la paralización de la agricultura y afectó a los núcleos burgueses, que vieron suspendido el pago de las rentas por los préstamos hechos a los propietarios rurales. También se ha presentado la expulsión de los moriscos como una de las causas de la decadencia española del siglo XVII.


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