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Arthur Conan Doyle (1859-1930):
Médico, novelista y escritor de novelas policiacas, creador del inolvidable maestro de detectives Sherlock Holmes. Nació el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo y estudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo. De 1882 a 1890 ejerció la medicina en Southsea (Inglaterra). Estudio en escarlata, el primero de los 68 relatos en los que aparece Sherlock Holmes, se publicó en 1887. El autor se basó en un profesor que conoció en la universidad para crear al personaje de Holmes con su ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. Igualmente brillantes son las creaciones de los personajes que lo acompañan: su amigo bondadoso y torpe, el doctor Watson, que es el narrador de los cuentos, y el archicriminal profesor Moriarty. Conan Doyle tuvo tanto éxito al principio de su carrera literaria que en cinco años abandonó la práctica de la medicina y se dedicó por entero a escribir. Basándose en los personajes creados por Arthur Conan Doyle, Billy Wilder dirigió en 1970 la coproducción inglesa-norteamericana La vida privada de Sherlock Holmes. En el periodo 1943-1945, el director norteamericano Roy William Neil había filmado por lo menos ocho películas basadas en personajes y textos de Conan Doyle, entre ellas La mujer araña (1944). Los mejores relatos de Holmes son El signo de los cuatro (1890); Las aventuras de Sherlock Holmes (1892); El sabueso de los Baskerville (1902), también conocido como El perro de los Baskerville, llevado al cine por Terence Fisher en 1959 y por Paul Morrisey en 1977; y Su último saludo en el escenario (1917), gracias a los cuales se hizo mundialmente famoso y popularizó el género de la novela policiaca. Surgió, y todavía pervive, el culto al detective Holmes. Gracias a su versatilidad literaria, Conan Doyle tuvo el mismo éxito con sus novelas históricas, como Micah Clarke (1888), La compañía blanca (1890), Rodney Stone (1896) y Sir Nigel (1906), así como con su obra de teatro Historia de Waterloo (1894). Durante la Guerra Bóer fue médico militar y a su regreso a Inglaterra escribió La guerra de los bóers (1900) y La guerra en Sudáfrica (1902), justificando la participación de su país. Por estas obras se le concedió el título de sir en 1902. Durante la I Guerra Mundial escribió La campaña británica en Francia y Flandes (6 volúmenes, 1916-1920) en homenaje a la valentía británica. La muerte en la guerra de su hijo mayor lo convirtió en defensor del espiritismo y se dedicó a dar conferencias y a escribir ampliamente sobre el tema. Su autobiografía, Memorias y aventuras, se publicó en 1924. Murió el 7 de julio de 1930 en Crowborough (Sussex). (Encarta)


El perro de los Baskerville (1901):
[The Hound of the Baskervilles] Su tercera novela que tiene como protagonista principal a Sherlock Holmes. Fue publicada por entregas en el The Strand Magazine entre 1901 y 1902. El libro trata de la tensión entre lo ultraterreno y lo real, entre la superstición y la ciencia. Holmes buscará la explicación lógica, que será la que se acabará imponiendo, dentro de los cánones de la novela policíaca, a los acontecimientos que se suceden en un páramo al oeste de Inglaterra.

El mundo perdido (1912):
Una de las más divertidas sátiras de los científicos modernos, sus querellas académicas y su visión reductora pero enérgica de la realidad, es también una de las mejores novelas de aventuras que ha consentido este siglo. Novela en que se crea al profesor Challenger y que figura entre las historias mejor contadas de este narrador fuera de serie. El argumento nos parece hoy manido, a causa de las incontables imitaciones que ha soportado [...]; puede resumirse así: el profesor Challenger, viajando por América del Sur, descubre rastros de vida prehistórica en las selvas amazónicas; vuelve a Londres y prepara una expedición para verificar sus teorías; encuentran estos exploradores una meseta inaccesible en plena jungla, habitada por bestias antediluvianas y razas en los albores de la humanidad; tras numerosos peligros, vuelven a Londres con sorprendentes pruebas de su descubrimiento. Conan Doyle consigue narrar toda la aventura, situando siempre al lector en el punto más adecuado para disfrutar de ella, por lo que cada escena adquiere una suerte de mágica intensidad gozosa: El mundo perdido es una novela que se lee en un estado de ánimo permanentemente jubiloso, propia de una víspera de fiesta o del alba ensoñada y excitante en que vamos a emprender un viaje anhelado. Es un libro escrito con buen humor, en el que el autor contagia a su público el disfrute que le produjo componer cada página. Las figuras de los dos científicos expedicionarios, Challenger y su rival Summerlee, quedan simpáticamente maltratadas. Ambos son obstinados, incapaces de todo goce que no derive de la taxonomía o de la prioridad en el descubrimiento, pero con todo, esclavos de una especie de fanatismo que casi podría confundirse, en ocasiones, con la grandeza. (Fernando Savater, La infancia recuperada)

Cuentos de misterio (1922):
En los siete relatos incluidos el autor nos vuelve a demostrar su magistral talento narrativo. La intriga, lo extraordinario y la aventura se entrelazan con intensidad y concisión para desconcertar y, a la vez, maravillar al lector. Todos estos elementos unidos a la genialidad de Conan Doyle, han convertido estos cuentos en inmortales, y los lectores de hoy, como los de generaciones pasadas, siguen desfrutando con la lectura de unas historias en las que el placer reside en la espera del desenlace más que en el desenlace mismo. En los siete relatos incluidos en la presente selección el autor nos vuelve a demostrar su magistral talento narrativo.

 

 

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