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H.G.Wells (1866-1946): Sinopsis:
La máquina del tiempo (1895):
Obra que se halla en los inicios de la novela de ciencia-ficción, La máquina del tiempo (1895) sigue conservando el mismo poder de fascinación y vigor narrativo que le valieron el éxito inmediato en el momento de su publicación. Afortunada síntesis de los conocimientos científicos del autor, del maquinismo que hacía furor en la época y de la visión escéptica de Wells respecto al rumbo tomado por la sociedad que le tocó vivir, el relato ­un clásico­ describe un futuro inquietante en el que dos razas semibestiales, los eloi y los morlock, comparten en una peculiar simbiosis un planeta extraño y desolado sobre el que se han cernido catástrofes y transformaciones, pero en el que brilla aún, como tenue esperanza, un hálito de humanidad.

La isla del doctor Moreau (1896):
Una de las novelas más inquietantes de la literatura moderna, inscribiéndose de lleno en la crítica y ominosa intuición que Wells desde muy pronto albergó respecto a los derroteros de la sociedad en la que le tocó vivir. La isla que da nombre al relato y los siniestros hechos de los que es escenario son, en efecto, una desasosegante parábola sobre el lado oscuro de la ciencia y también una sombría exploración de la esencia y los límites de la naturaleza humana.

El hombre invisible (1897):
El personaje central ha alcanzado, como Drácula o Frankenstein, un lugar en el imaginario del mundo moderno, da forma definitiva a uno de los motivos que habrían de cobrar más relieve, y en cierto sentido hacerse pavorosa realidad, en el siglo XX: el del uso irreflexivo e inescrupuloso del conocimiento científico y las consecuencias nefastas de ponerlo al servicio de causas egoístas o espurias.

Una historia de los tiempos venideros (1899):
En esta obra Wells plantea una historia de amor en el marco de Londres dentro de mil años. El género humano, como lo plantea el escritor, está dividido, o más bien ubicado, verticalmente de acuerdo a su situación económica. Una sociedad totalmente civilizada y automatizada es la que logra unir a Elizabeth y a Denton como la pareja central de esta historia. Ellos se aman, pero no tienen dinero para casarse. Es por eso que deciden iniciar una aventura fuera del marco de la ciudad y se lanzan a lo desconocido. Todo lo que no está comprendido en Londres se considera salvaje y es ahí cuando tienen que enfrentar situaciones que ellos consideran violentísimas, al punto de ver sangre y tener que pelear con unos perros salvajes por su vida. Esto no sería tan grave sino fuera que estos personajes están acostumbrados a que el desayuno se les sirva en una cinta transportadora y que en vez de leer las noticias opriman un botón y el fonógrafo se las lea, es decir, seres humanos habituados al mínimo esfuerzo y total tecnificación para sus movimientos. Wells toma como punto de partida la sociedad inglesa de su época y la parodia en esta obra tanto en la primera historia que se cuenta, como a lo largo de los cuentos que se encuentran al final de esta obra. Busca el shock en el lector y lo logra.

Los primeros hombres en la Luna (1901):
La confrontación entre la fantasía de Wells y la realidad actual, es obvia. El hombre ha conquistado la Luna y conoce sus posibilidades, cuando menos a primera vista. Sin embargo, hallamos en la obra de Wells, autor de formación liberal y romántica imaginación, un encanto difícil de superar. Constituye un alarde de audacia en la época en que fue escrita. Tiene algo de las utopías sociales, que suscitaron en su momento violentas polémicas, y mucho de anticipación científica en un sentido que va más allá de lo estrictamente técnico, al poner de relieve las posibilidades de un Universo relativo, asombroso e inconquistado.

El alimento de los dioses (1903):
El descubrimiento del alimento de los dioses hace que no sólo los animales y plantas se vuelvan gigantes, sino también los seres humanos. Y como resultado de un infortunado accidente, el poder del alimento ya no puede ser controlado: todo lo que entra en contacto con él comienza a crecer… a crecer cada vez más. La humanidad se divide en dos bandos: los Gigantes y los Pequeños, y la única alternativa es la destrucción o la guerra: comer o ser comido.

El país de los ciegos (1904):
«Y Núñez se encontró a sí mismo intentando explicar el ancho mundo del que había caído, el cielo y las montañas, la visión y otros prodigios como aquellos ... Y ellos se negaron a creer o a entender nada de lo que les dijo ... Ni siquiera comprendieron muchas de sus palabras. Durante catorce generaciones, aquella gente había estado ciega y aislada del mundo de los videntes. Los nombres de las cosas alusivas a la visión se habían olvidado y habían cambiado».

La puerta en el muro (1906):
Para el protagonista de esta historia, la puerta en el muro es auténtica, y permite, a través de un mundo tan real y verdadero como el ladrillo y la madera, acceder a una realidad inmortal. El aire, allí, resulta extrañamente estimulante, la juventud está siempre presente, la belleza aparece por todas partes y la alegría arropa al visitante. ¿Existe, realmente, este jardín encantado capaz de enfrentarse a la tediosa existencia diaria?

 

 

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