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Filosofía posterior a 1950:
Las grandes corrientes filosóficas de la segunda mitad del siglo XX buscaron respuestas a los problemas sociales e históricos que se habían planteado tras la segunda guerra mundial, como la paz internacional y el respeto hacia el hombre. En la década de 1950 se inicia una oleada de descolonizaciones y se afianza el poder real de la ONU. En la década de 1960 está en auge la transformadora lucha por los Derechos Civiles en EE.UU. En mayo de 1968 la juventud pone en cuestión el grado de libertad que se disfruta en los países occidentales. Durante las últimas décadas del siglo se mantuvo la fuerza de la filosofía analítica, que ha dominado la producción filosófica anglosajona. En la llamada tradición continental la influencia analítica ha aumentado su presencia.

Filosofía de la ciencia en el s.XX:
Karl Popper estableció como criterio de demarcación del saber científico el principio de falsación. Con ello rechazó el principio de verificación que había sostenido el positivismo lógico. La filosofía postempirista se opuso en general al papel predominante que el positivismo había otorgado a la experiencia empírica. Khun sostuvo que la ciencia se desarrolla en función de paradigmas o modelos de interpretación. Para Lakatos, la base empírica no es suficiente para que un saber sea científico.

La Escuela de Frankfurt:
La teoría crítica de Frankfurt fue un proyecto de filosofía social que tenía intención práctica y que se basaba en la filosofía de Marx y en el psicoanálisis freudiano. Para los teóricos críticos, la sociedad era injusta y estaba determinada por la economía porque se había impuesto un modelo de razón instrumental cuya finalidad era dominar también al hombre.

Jürgen Habermas (n.1929):
Sociólogo y filósofo, fue uno de los máximos representantes de la Escuela de Frankfurt. Acuñó el término racionalidad comunicativa para señalar que la racionalidad se encuentra en la posibilidad de aceptar o rechazar justificadamente los actos de habla según las condiciones de una situación ideal. Su obra constituye un ataque radical a la idea de que el positivismo, la ciencia y la investigación modernas son objetivas. La ciencia y la tecnología están más bien regidas por valores e intereses que a veces contradicen la búsqueda desinteresada de la verdad. La sociedad tecnológica y el aumento de la burocracia han servido para perpetuar las instituciones del Estado y despolitizar a los ciudadanos. La razón y la ciencia se han convertido en herramientas de dominación más que de emancipación. Su principal contribución a la filosofía fue una teoría sobre la racionalidad, la habilidad para pensar de forma lógica y analítica. Imagina un futuro en el que la razón y el conocimiento trabajen en pro de una sociedad mejor. En ese futuro, la comunicación humana no debería estar sujeta a la dominación del Estado y los ciudadanos racionales deberían poder actuar en la sociedad de forma libre en el ámbito político.

La filosofía hermenéutica: Gadamer:
Con su filosofía hermenéutica advirtió que la verdad no puede reducirse a la ciencia sino que existen ámbitos de verdad que no pueden aprehenderse con métodos científicos. La hermenéutica o comprensión existencial constituye la base de la relación del hombre con su entorno, y por tanto, subyace a todo método, incluido el experimental. Las mayores influencias de Gadamer fueron Husserl y Heidegger. Existía una tradición hermenéutica de Friedrich Schleiermacher y Gadamer intentó combinarla con la dialéctica de Hegel. El conocimiento es fundamental para la existencia humana. Sólo desde su propio horizonte de interpretación, que está en constante formación, puede el hombre comprenderse y comprender el entorno. Cada conocimiento es una constante interpretación y, ante todo, un conocimiento de sí mismo. Querer evitar los conceptos propios en la interpretación, no sólo es imposible sino que es un absurdo evidente. Interpretar consiste en poner en juego los propios preconceptos, con lo que la intención del texto se hace evidente para nosotros a través de la lengua.

El estructuralismo:
Afirma que la categoría central de la reflexión es la de relación y la de estructura: ésta forma un sistema donde los elementos se encuentran en dependencia y cuya dinámica responde a una serie de leyes. Las filosofías postestructuralistas recogen la herencia del estructuralismo y realizan una crítica a la llamada sociedad posmoderna. Cuentan entre sus representantes más relevantes a los franceses Michel Foucault, Gilles Deleuze y Jacques Derrida. Deleuze se propuso fundar su crítica del pensamiento a partir del análisis de la historia de dicha crítica, confrontando los distintos sistemas expuestos a lo largo del tiempo. A la luz del presente observó las diferencias entre ellos (analizando lo que se repetía) y pretendió buscar el nacimiento de un nuevo sistema que no identificaría, como el idealismo hegeliano, la unidad y el múltiplo, reduciendo lo mismo a lo otro.

Jacques Derrida:
Su pensamiento se articula en torno a la noción de desconstrucción, una metodología analítica que ha sido aplicada a la literatura, la lingüística, la filosofía, el derecho, la arquitectura, la música y muchas otras áreas del saber. El trabajo de Derrida se centra en el lenguaje. Afirma que el modo tradicional o metafísico de abordar un texto impone un cierto número de falsas suposiciones sobre la naturaleza del mismo. Un lector tradicional parte de que el lenguaje es capaz de expresar ideas sin cambiarlas, de que en la jerarquía de las lenguas la escritura es secundaria respecto a la palabra, y de que el autor de un texto está en el origen de su significado. El estilo de lectura desconstructivo de Derrida invierte estas suposiciones y cuestiona la idea de que un texto tenga un significado único e inalterable.

La filosofía posmoderna:
La posmodernidad surge en la década de 1960 en oposición a la ilustración filosófica y afirma que la razón es una capacidad débil, por lo que el hombre no puede aspirara a conocer la realidad. Frente a los grandes sistemas filosóficos, la posmodernidad afirma que no hay interpretaciones universalmente válidas; frente a la universalidad, privilegia la idea de contingencia y de particularidad.

La Escuela de Madrid:
Es la corriente filosófica que recibió el magisterio de Ortega y Gasset y se formó en la Facultad de Filosofía de la Universidad Central de Madrid. Xavier Zubiri, María Zambrano y Julián Marías, entre otros, pertenecieron a la misma. El pensamiento de Ortega sobre la vida humana tomó ideas de Nietzsche, Husserl, Dilthey y del existencialismo. María Zambrano realizó una crítica al racionalismo y reivindicó la razón poética. Junto con la poesía, Dios y la persona constituyen los puntos centrales del pensamiento filosófico de la pensadora malagueña. Heidegger, de gran influencia en el existencialismo, nos incita a vivir el mundo como un poema y a hacerlo además a través de la poesía. (Fuente: A.Belda y Encarta)

 

 

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