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Artículos de Alvaro Cunqueiro: Cristianismo: Santos:
Milagros de mártires | Santos Patrones especializados en prestar ayuda ante situaciones específicas.
San Geraro de Nápoles (272-305) murió durante las persecuciones de Diocleciano.
Los primeros intentos para acabar con su vida durante el martirio que sufrió fueron impedidos milagrosamente.
Salió indemne de un horno encendido, las fieras del anfiteatro se postraron a sus pies y finalmente fue decapitado.
El 19 de septiembre y en otras contadas ocasiones se produce el prodigio de la licuefacción de la sangre del santo.
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San Antonio de Padua (1195-1231):
En 1253 el papa Inocencio IV canoniza al predicador dominico Pedro de Verona 337 días después de su asesinato en el bosque de Barlassina (Lombardía).
Se atribuyó la conspiración para el crimen al obispo hereje Daniele da Giussano junto con varios señores de Milán.
Su asesino fue presa de un gran arrepentimiento e ingresó en la orden de los dominicos.
Santa Clara de Asís oró pidiendo protección ante un ataque de sarracenos a su monasterio cercano a San Damián (1240).
Los asaltantes de los muros se vieron presa de un gran pánico y huyeron del lugar.
Durante la celebración de una multitudinaria misa en 1848 San Juan Bosco se percató de que en el Sagrario quedaban sólo ocho Hostias pero al final todos pudieron comulgar porque se multiplicaron.
Ante San Bernardo de Claraval, que oficiaba misa, el duque de Aquitania, enfrentado entonces a la Iglesia, sintió como su rodilla se plegaba para mostrar respeto a los pies del santo y prosiguió cumpliendo lo que San Bernardo le ordenaba.
Tras la súplica de Santo Tomás de Aquino para explicar la verdadera naturaleza de la Eucaristía, Jesús se le apareció y le confirmó que no erraba en las enseñanzas que impartía.
Cuando, siendo niño, San Gerardo Maiella pidió la Eucaristía y le fue negada por su corta edad, el arcángel Miguel apareció para ofrecérsela.
La Iglesia considera superstición algunas de las prácticas que se llevan a cabo con imágenes de santos.
En algunos lugares el 13 de junio, día de San Antonio de Padua, las jóvenes solteras piden un novio colocando una imagen del santo, y pasado un tiempo lo colocan al revés en caso de que no esté dando resultado.
Legenda Aurea:
Martirologios:
La Bula Regis Aeterni (1179) es el documento pontificio más trascendental en ayuda de la peregrinación a Santiago de Compostela.
Fue promulgada por el papa Alejandro III. Confirmó el Jubileo. Ratificó el privilegio de conceder la indulgencia plena (el perdón de todos los pecados) a quienes visiten la tumba del Apóstol en los años en que el 25 de julio coincida en domingo. Estatus de Ciudad Santa: Elevó a Santiago al mismo nivel espiritual que Roma y Jerusalén, las únicas otras ciudades con este tipo de jubileo. Seguridad y prestigio: Consolidó el Camino como una ruta de peregrinación protegida y de importancia europea, lo que disparó el flujo de peregrinos en los siglos posteriores. Calixto II (1120) originalmente concedió los privilegios jubilares a la diócesis y elevó la sede a arzobispado, impulsando la construcción de la catedral románica.
El Códice Calixtino se atribuyó falsamente a Calixto II para darle autoridad y sirvió como la primera guía del peregrino de la historia.
Durante la época romana y visigoda, Mérida (Augusta Emerita) fue la capital de la provincia de Lusitania. Como sede metropolitana, de ella dependían numerosos obispados (como Lisboa, Salamanca, Ávila o Évora). Sus arzobispos, como San Masona, fueron figuras políticas y religiosas de primer nivel en los Concilios de Toledo. Tras la invasión del año 711 Mérida cayó bajo control islámico. Aunque la comunidad cristiana (mozárabe) persistió, la estructura jerárquica de la archidiócesis se debilitó enormemente. Al estar en territorio infiel, la sede quedó vacante o inoperante a efectos prácticos de la cristiandad del norte. En el siglo XII, el ambicioso obispo de Santiago, Diego Gelmírez, quería que su ciudad fuera una archidiócesis, pero el derecho canónico no permitía crear nuevas sedes metropolitanas de la nada. Gelmírez convenció al papa Calixto II de que, como Mérida estaba ocupada por los musulmanes y no podía ejercer sus funciones, los derechos y privilegios de la sede metropolitana de Mérida debían trasladarse a Santiago de Compostela. En 1120, el Papa emitió la bula Omnipotentis Dispositione, que otorgaba a Santiago la dignidad arzobispal heredada de Mérida. Aunque Mérida fue reconquistada por Alfonso IX en 1230, nunca recuperó su antiguo estatus frente a Santiago. No fue hasta 1994 cuando el papa Juan Pablo II restauró el título metropolitano a la región, creando la actual Archidiócesis de Mérida-Badajoz.
En 1748 Benedicto XIV, gran historiador y canonista, incluye al papa Siricio (384-399) en el Martirologio Romano. La medida venía a oponerse al respetado parecer de San Jerónimo, declarado Doctor de la Iglesia. Había sido el secretario y protegido del papa anterior, Dámaso I. Cuando Dámaso murió, Jerónimo esperaba ser su sucesor, pero el clero romano eligió a Siricio. Jerónimo dejó por escrito una relación de defectos personales de Siricio que se convirtieron en un obstáculo para su canonización durante 1.400 años. Un acto criticado a Siricio está relacionado con el celibato. Siricio fue el primer papa en emitir Decretales (documentos con fuerza de ley similares a los edictos imperiales). Impuso de forma tajante el celibato clerical y una disciplina eclesiástica muy rígida. Su estilo de gobierno, más parecido al de un magistrado romano que al de un "pastor", le ganó enemigos entre el clero que prefería la flexibilidad de tiempos anteriores.
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