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Literatura árabe:
Literatura de los pueblos de lengua árabe y uno de los principales vehículos de la civilización islámica. Originaria de los moradores de Arabia, con el tiempo abarcaría un vasto territorio desde España hasta China. Para los antiguos árabes, el lenguaje era el principal vehículo del arte, y tanto la poesía como la prosa estaban destinadas a ser oídas. Todavía hoy, la poesía y la oratoria despiertan pasión y entusiasmo entre los árabes.

ÉPOCA MEDIEVAL:
El ejemplo más destacado de la literatura árabe es el Corán, libro que, según los musulmanes, Dios reveló en el desierto de Arabia a su profeta, Mahoma, en el siglo VII. Representa el libro sagrado del islamismo, del mismo modo que la Torá lo es entre los judíos o los Evangelios entre los cristianos. Su estilo literario, considerado inimitable por los musulmanes, se deriva del de los adivinadores árabes preislámicos cuya expresión adoptaba la forma de frases breves con ritmo y rima, pero sin metro. En sus primeras suras, o capítulos, el Corán expresa conceptos religiosos en un lenguaje que concilia el fervor con una gran belleza literaria. Aunque es el más importante, el Corán no constituye el único ejemplo de la creatividad literaria árabe. Se conservan centenares de odas y poemas compuestos un siglo antes de la época del profeta, algunos de ellos traducidos al español. Esta poesía habla de la vida de los beduinos, sus amores, viajes a través del desierto, luchas, rivalidades, ambiciones y odios. Los poetas elogian a sus tribus, sus jeques y, a menudo, a sí mismos. Vituperan amargamente a sus enemigos, retándolos a defenderse con la espada o a través de la agudeza de la sátira. Entre los más destacados se encuentran al-Asha, Amr ibn-Kultum y Imru-al-Qays. Las mejores odas de estos dos últimos están incluidas entre los siete poemas escogidos llamados los Muallaqat ('Suspendidos', poemas escritos para ser dichos en el interior de la gran mezquita de la Meca). Otras famosas recopilaciones de la poesía preislámica son el Hamasa de AbuTammam, el Mufaddaliyat, llamado así por su recopilador, al-Mufaddal, y el Kitab al-Agani. En el ambiente cortesano de La Meca, tras la muerte de Mahoma, Umar ibn Abi Rabia compuso poemas de amor que recibieron la desaprobación de los hombres más piadosos. La poesía siguió floreciendo bajo la dinastía Omeya (Umayyad, en árabe; 661-750), pero tendió a hacerse artificial y a perpetuar formas que representaban un tipo de vida que iba desapareciendo. Los poetas más importantes de este periodo fueron al-Farazdaq y Jarir, entre los que existió una larga y famosa contienda poética. El poeta del siglo X al-Mutanabbi está considerado como el último de los grandes poetas árabes. En los siglos siguientes poetas didácticos, como Abul-Alá al-Maarrí, trataron de problemas filosóficos y políticos.

Fe y pensamiento filosófico:
La prosa árabe, al igual que la poesía, floreció desde los primeros tiempos. Las obras más antiguas que sobreviven, como el preislámico Aiyam al-Arab, son historias que conmemoran guerras tribales, también redactadas mucho después de la muerte del Profeta. Con la expansión del islam, los asuntos ligados a la vida de Mahoma y a las conquistas islámicas dominó la literatura árabe y musulmana. El historiador árabe Ibn-Ishaq escribió una biografía del Profeta. Otro comentarista árabe, al-Tabari, escribió unos Anales, historia del mundo desde su creación hasta el año 914, la más extensa del comienzo del islam. La búsqueda de normas de conducta en los terrenos religioso, personal y legal, dio origen a la literatura hadit (Tradiciones) y fiqh (Canon de la ley). Los comentarios sobre estas materias y los voluminosos diccionarios biográficos de las autoridades de quienes provenían las leyes y las costumbres, conforman la parte principal de la literatura medieval árabe.

Centros de estudio:
En centros de la vida árabe como Basora, Kufa y Bagdad, así como en los territorios conquistados en Irán y España, se fundaron academias para el estudio de la filología, la teología, la ley y la filosofía. El pensamiento filosófico islámico se impulsó a través del estudio de los antiguos filósofos griegos, cuyas obras fueron traducidas por eruditos árabes, sirios y hebreos a sus respectivas lenguas. La filosofía neoplatónica también entró a formar parte del pensamiento, sobre todo a partir de los escritos de Alfarabí. Una de las obras más importantes, La ciudad ideal, versa sobre una teoría del arte del gobierno en términos neoplatónicos. En contraposición con esta obra, que idealiza el estado como una emanación del Todo-Uno (Dios) con el Profeta como su líder ideal, otras obras sobre el arte de gobernar, como Los Principios del Gobierno, de al-Mawardi, tratan de política práctica y de problemas legales del estado musulmán. Las conflictivas ideas sobre la esencia de Dios y la libre voluntad o la naturaleza eterna del Corán estimularon las discusiones filosóficas y originaron escuelas de pensamiento disidentes. En los siglos XII y XIII, el sufismo islámico, o misticismo, se expresó literariamente a través de la poesía de Ibn al-Faridand Ibn-al-Arabí y en los Escritos de los Hermanos de la Pureza. Parte de los grandes filósofos medievales escribieron en árabe y su obra se estudió en occidente e influyó enormemente en el desarrollo de la escolástica. Los más destacados fueron Averroes, Avicena y Algazel.

Literatura popular:
Junto con las obras de los sabios se desarrolló una literatura popular constituida por narraciones que los contadores de historias declamaban por los bazares del Próximo Oriente; forman una tradición oral que todavía pervive en esta parte del mundo. Los héroes de la antigüedad y el famoso califa del siglo VIII, Harun al-Rashid, se convirtieron en protagonistas de cuentos románticos e imaginativos como el Romance de Antar y el libro de Las mil y una noches. Estos romances, que surgen como entretenimiento para las masas, despreciaban el estilo y el lenguaje clásicos, por lo que fueron considerados indignos por los sabios. Más del gusto de los eruditos y nobles fueron los famosos Maqamat (Asambleas) del poeta al-Hamadani y las Maqamat del escritor al-Harirí, que se crearon tanto para instruir como para divertir. El gramático al-Zamajshari juzgó que cada línea de la obra de al-Harirí era merecedora de 'estar escrita en oro'.

Estancamiento:
A la brillante vida intelectual de la edad media siguió un largo periodo de estancamiento. Durante seis siglos la actividad de los eruditos se limitó casi por completo a comentarios devotos sobre las obras de sus anteriores maestros; recopilaciones de sus estudios históricos, teológicos y legales; y antologías de libros anteriores. Aunque no carecen de valor para los historiadores y eruditos modernos, estas obras aceptan la tradición sin reservas ni análisis crítico.

Las mil y una noches:
Colección de cuentos de origen persa, árabe, hindú y egipcio, recopilados a lo largo de siglos. La mayor parte proceden de cuentos populares, anécdotas o fábulas que se transmitieron oralmente. Contiene, entre otras, las historias de Alí Babá, de Aladino y de Simbad el marino, muy conocidas en Occidente. Los cuentos de Las mil y una noches están narrados por una legendaria reina llamada Scheherazade dentro de una trama global que aparece ya al principio del libro y proporciona el contexto adecuado a los diversos relatos que encierra. La trama se inicia cuando el sultán Schahriar se entera de la infidelidad de su esposa y ordena su ejecución. Para no volver a sufrir semejante afrenta decide que se casará cada tarde con una mujer y la matará al amanecer del día siguiente. El decreto empieza a cumplirse, por lo que cada vez hay menos voluntarias a convertirse en reinas por un día. Así le llega el turno a Scheherazade, que accede a casarse con Schahriar, pero traza un plan para evitar su muerte. En la noche de bodas, mientras se encuentra en su cámara nupcial, relata una historia a su hermana, que le hace compañía, de forma que cuando el sultán llegue pueda escucharla. En efecto, al acercarse oye la historia y queda atrapado por la trama, pero la reina interrumpe la narración antes de acabarla. El sultán decide perdonar su vida un día más para así escuchar el final al día siguiente. Con este esquema, ella continúa noche tras noche hasta que, después de 1.001, el sultán cede e indulta a la joven, que desde entonces se convierte en una esposa feliz. El núcleo originario fue hindú y se enriqueció en Persia. Del siglo IX procede la primera traducción al árabe con el título Mil noches, que siguió ampliándose con nuevos relatos, sobre todo, de origen egipcio y árabe en general. En torno al 1400, bajo los mamelucos, el texto se fijó, aunque siguió retocándose. Al igual que el Calila e Dimna, fue una de las colecciones de cuentos orientales que se difundió mucho por Occidente a lo largo de la edad media y sus temas aparecen en cuentos de diversos autores. Pero su consagración llegó con la traducción al francés del orientalista Antoin Palland, que realizó de 1704 a 1715 con el nombre de Noches arábigas. A partir de este texto, las traducciones a otras lenguas europeas se multiplicaron. Famosas son las que realizaron los españoles Vicente Blasco Ibáñez y Rafael Cansinos-Assens.

ÉPOCA MODERNA:
Sólo hacia finales del siglo XIX, y bajo una gran influencia occidental, comenzó un renacimiento de la literatura árabe. Egipto había sido durante mucho tiempo el centro intelectual, pero otros países de lengua árabe pronto comenzaron a abrirse paso. Los temas eruditos, literarios y políticos constituyen los argumentos populares de los escritores árabes contemporáneos y aparecen textos creativos en todos los géneros. Uno de los escritores más aplaudidos en la actualidad es el novelista, autor teatral y guionista, Naguib Mahfuz, ganador del Premio Nobel en 1988; destacan entre sus novelas la Trilogía de El Cairo (1956-1957), dos de ellas adaptadas al cine por prestigiosos directores mexicanos. La novela también está representada por Zainab, obra singular de M. Hussain Heikal; la poesía por Shauqi y por A. Z. Abushady; los cuentos por Mahmud Taimur, y el ensayo literario y filosófico por Taha Hussein. Entre los modernos, Hussein es el que emplea con más frecuencia e intención las ricas cadencias del árabe clásico. Otros escritores modernos, muy occidentalizados, han empezado a invertir la tendencia tradicional hacia el lenguaje florido. La vida social de Egipto se describe viva y agudamente en El diario de un fiscal rural, de Tawfiq al-Hakim, y los problemas actuales políticos y sociorreligiosos se plantean libre y críticamente en la obra del escritor copto Salama Musa y otros más. Con su importante estudio sociológico, La liberación de la mujer, Qasim Emin abrió el camino hacia la emancipación de la mujer musulmana. Ahmad Amin ha escrito una Historia del islam ampliamente divulgada. La erudición occidental se ha compenetrado con la intelectualidad árabe en la Universidad Americana de Beirut, centro que durante largo tiempo ha formado a los líderes intelectuales del mundo árabe. Producto de la emigración árabe a América es un destacado poeta, Kahlil Gibran, cuyas poesías místicas, como El profeta, son leídas en todo el mundo. Naguib Mahfuz En 1988, el novelista egipcio Naguib Mahfuz recibió el Premio Nobel de Literatura. Es, por ahora, el único escritor en lengua árabe al que se le ha otorgado este galardón. Su obra gira en torno a la sociedad egipcia como puede verse en su obra más conocida Trilogía de El Cairo . (Fuente: Encarta)

 

 

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