Pensadores griegos en el Limbo:
Abundan los pensadores griegos: Aristóteles, Sócrates, Platón, Demócrito, Diógenes el Cínico, Heráclito, Zenón, Dioscórides, Euclides, Ptolomeo, Hipócrates, Anaxágoras, Tales, Empédocles.
A partir del siglo III el neoplatonismo es la única doctrina con fuerza y que cuenta con filósofos de categoría. Fue la última corriente filosófica a la que hubieron de enfrentarse los filósofos cristianos. Durante este tiempo de construcción y reemplazo, los cristianos adoptaron varias doctrinas neoplatónicas para la formulación de sus ideas teológicas en algunos aspectos.
El Dios del cristianismo introduce nuevos aspectos respecto a las nociones clásicas más extendidas.
Se trata de un Dios único, omnipotente, creador del mundo desde la nada, revelador de una verdad superior a la de cualquier filosofía.
Desde el razonamiento de Parménides los griegos afirmaban la imposibilidad de que surgiera algo de la nada,
aunque Platón describió al Demiurgo como padre y hacedor de todo.
La reencarnación es negada y el acontecer universal pasa de ser cíclico a lineal, con la resurrección como acto final.
Mediante un juicio final se premia o castiga a las almas según la conducta seguida.
Afán de conciliación de los sabios de la Iglesia:
Tomás de Aquino funde la filosofía con la fe intentando reconciliar la obra de Aristóteles con las verdades reveladas por Dios.
San Agustín utiliza un buen número de elementos neoplatónicos y otorga a la filosofía una posición subordinada respecto a la teología.
Santo Tomás y San Agustín aparecen como beatos en el Cielo IV que corresponde a los Espíritus sabios.
Los acompañan renombrados eruditos como Alberto Magno, Isidoro de Sevilla, Boecio, San Buenaventura o Pedro Lombardo.
El teólogo y obispo Pedro Lombardo destacó por su compilación de textos bíblicos con pasajes de los Padres de la Iglesia y pensadores medievales. Un meritorio intento de reconciliar textos, ordenados de modo sistemático, que parecen defender puntos de vista distintos.
Saber clásico:
Literatos clásicos: Homero, Horacio, Ovidio, Lucano, Cicerón, Séneca.
El genial autor Homero, con una biografía cargada en el imaginario colectivo de elementos legendarios, comparte destino en lugares contiguos con sus personajes Paris, Odiseo, Héctor, Helena y Aquiles.
No aparece el gran poeta Lucrecio, que según se contaba, se quitó la vida durante un episodio de la locura intermitente que padecía.
Catón aparece en el Antepurgatorio sin ninguna pena asociada.
Las penas del Purgatorio de Dante son más bien molestias como hambre, sed y cansancio.
Personajes de la mitología griega: Caronte, Orfeo, Lino, Cerbero, Pluto.
Según el comediógrafo Aristófanes Pluto, relacionado con el Hades, fue cegado por Zeus para que fuera capaz de distribuir sus obsequios sin prejuicios.
Cerbero se encargaba de que por la puerta del Hades los muertos no salieran y los vivos no pudieran entrar.
Paris, príncipe hijo de Príamo abandonado a causa de un mal augurio, dio pie a que pereciera la totalidad de los troyanos.
Sabios medievales:
Avicena, Galeno y Averroes moran en el Primer Círculo junto a los personajes virtuosos.
Aunque el filósofo de Al-Ándalus Averroes se centraba principalmente en cuestiones de derecho, matemáticas, astronomía y medicina, incursionó también en algunas cuestiones religiosas.
Mientras defendía la doctrina aristotélica se opuso a la noción de que la filosofía se opone a la religión.
Pagó con destierro y prohibiciones el contradecir a teólogos musulmanes que sostenían que la filosofía constituía una afrenta a las enseñanzas del Islam.
El sabio persa Avicena (980-1037 d.C.) negaba la inmortalidad del alma como ente individual.
A través de sus numerosos libros de filosofía, al ser también un estudioso del Corán y el hadit, dejó una notable contribución en el desarrollo de la teología. Destacó en la introducción de la doctrina aristotélica y el pensamiento neoplatónico entre los estudiosos musulmanes. Afirmó que por encima de todo ser se situaba la Razón (entendida como manifestación objetiva de la voluntad del propio Dios), y esta supremacía es un llamamiento a buscar la perfección.
El Noveno Círculo:
En el destino más duro del Noveno Círculo, junto a Lucifer se encuentran los traidores de los benefactores Judas, Bruto y Casio.
El proceder de Judas Iscariote al llevar a cabo su abominable traición tiene aspectos con explicaciones incompletas y ha dado pie a muchas especulaciones.
Fue además un suicida según el Evangelio de San Mateo, que incurre en una contradicción con el Libro de los Hechos.
Es un personaje trágico que aparece con frecuencia en obras literarias y cinematográficas.
En las cuatro zonas de este último Círculo, que albergan exclusivamente a gigantes y traidores, el tormento común consiste en una inmersión en los hielos con variantes.
Actos castigados:
Algunos de los actos cometidos que merecen terribles penas por asuntos religiosos son la simonía, la blasfemia, la herejía, la magia y la adivinación.
Actos impuros con algún aspecto religioso: la lujuria, la sodomía, la seducción, el suicidio.
Procurar el mal a la convivencia: la traición, la tiranía, la siembra de discordia.
Procurar el mal material al prójimo: la estafa, la usura, la falsificación.
Algunos actos de lujuriosos, golosos, iracundos y perezosos son también castigados, de una forma más benigna, en el Purgatorio.
Caín solo es citado al hablar de los envidiosos del Purgatorio que llevan un cilicio y tienen los párpados cosidos con alambre.
Religiosos en el Infierno:
Dante reservó los castigos más severos para los religiosos que, en su opinión, habían traicionado su misión espiritual, especialmente a través de la simonía (la compra o venta de cargos y sacramentos).
Papas en el Infierno:
Nicolás III: Se encuentra en el octavo círculo, castigado por simonía.
Bonifacio VIII: Aunque aún vivía en el año 1300 (fecha del viaje imaginario de Dante), Nicolás III anuncia su futura llegada al Infierno por simonía.
Clemente V: Sucesor de Bonifacio, también es profetizado por Nicolás III como futuro ocupante de un agujero en el círculo de los simoníacos.
Celestino V: Dante lo sitúa en el vestíbulo del Infierno, entre los indecisos. Su pecado fue la renuncia al papado, que permitió el ascenso de Bonifacio VIII.
Había sido eremita por largo tiempo, desapegado de los bienes materiales.
Fue elegido papa tras un período de dos años sin que las dos facciones del colegio cardenalicio (Orsini y Colonna) pudieran romper el empate.
Renunció a los cinco meses y Bonifacio VIII lo encarceló para evitar posibles revueltas que le disputaran su poder.
Clemente V lo canonizó en 1313.
Anastasio II: Dante lo coloca en el sexto círculo entre los herejes.
Otros Clérigos:
En el cuarto círculo, destinado a los avaros y pródigos, Dante observa a numerosos clérigos, cardenales y papas anónimos.
Religiosos en el Purgatorio:
Adriano V: Papa que se encuentra en la quinta terraza, purificándose del pecado de la avaricia.
Martín IV: Ubicado en la terraza de los golosos.
Clemente IV: Es mencionado en el Purgatorio.
Religiosos en el Paraíso:
San Pedro, San Juan Evangelista, Santo Tomás de Aquino, San Benito de Nursia, San Bernardo de Claraval, Piccarda Donati: Monja que se encuentra en el Cielo de la Luna por haber roto sus votos monásticos contra su voluntad.
Séneca (8 a.C.-65 d.C.):
Contemporáneo de Jesús, vivió durante el esplendor romano de la Paz de Augusto.
Se vio envuelto en intrigas palaciegas después de la muerte de Calígula.
Siendo ministro de su ex alumno Nerón, acumuló una fortuna con medios poco honestos.
Durante sus años de poder llegó a procurarse numerosos enemigos que fomentaron el odio de Nerón contra el filósofo.
A lo largo del medievo fue considerado como modelo de vida moral. San Jerónimo afirmó que podría considerársele un santo y se alimentó la leyenda de sus relaciones con San Pablo.
Como apoyo a esta afirmación se redactó un epistolario apócrifo. Su muerte fue interpretada como un episodio de martirologio y entró en la Leyenda Aurea.
La expresión de Tertuliano Séneca tan nuestro aludía a la compenetración de la actitud e ideales de Séneca con el Cristianismo.
Mahoma (575-632):
Aparece entre los sembradores de discordia en el Octavo Círculo. El Profeta, mientras vivió su primera mujer, Cadisa, fue monógamo y de conducta correctísima.
Su inspiración fue exclusivamente religiosa y no implicaba la guerra contra el judaísmo y el cristianismo.
Las circunstancias hicieron que se viese involucrado en cuestiones políticas por la oposición de los notables de La Meca.
Acabó implicado en la organización política y militar del nuevo Estado de Medina.
A pesar suyo los judíos de Medina fueron perseguidos hasta su completa y cruel supresión.
En 1512, durante la Guerra de la Liga de Cambrai, los franceses saquean Rávena.
En 1796 el ejército revolucionario ocupa Rávena y la mantiene en su poder durante 18 años.
En 1814 con la derrota de Napoleón Rávena es devuelta a los Estados Pontificios.
En 1859 Rávena, parte hasta entonces de los Estados Pontificios, es ocupada por las tropas del Reino de Cerdeña-Piamonte.
En 1860 se formaliza la anexión y pasa a formar parte del Reino de Italia cuando se proclama en 1861.
● William Blake escribió: "De la misma forma que la oruga pone sus huevos en las hojas más bonitas, el cura coloca sus maldiciones entre los gozos más excelsos". El infierno es ficción del género negro. Pero aún así, cuando Dante llega al infierno acompañado de Virgilio, encuentra papas y cardenales. Lo dijo Polibio: "El infierno es inútil para los sabios, pero necesario para la plebe insensata". Los poetas latinos se burlaron del infierno, de Plutón, del perro de tres cabezas. Voltaire asegura: "Los santos padres no creyeron en la eternidad del infierno; les pareció absurdo que estuviera quemándose durante toda la eternidad un pobre hombre por haber robado una cabra". (Raúl del Pozo)