Africa: Reserva natural             

 

Africa: Reserva natural:
Tanzania: Recursos naturales:
Los diamantes constituyen el producto mineral más importante de los que se explotan actualmente. También se obtiene oro. Existen enormes yacimientos de hierro y carbón en la región meridional, pero se explotan sólo a pequeña escala. Se han descubierto yacimientos de gas natural en la zona de la isla de Songo Songo, al sureste de Dar es-Salaam. Los bosques constituyen uno de los principales recursos naturales del país: cubren el 37,3% de Tanzania, sobre todo en las zonas meridionales y central occidental. Entre las maderas duras figuran la caoba y el alcanfor. En la fauna de Tanzania pueden encontrarse casi todos los grandes mamíferos africanos, como antílopes, cebras, elefantes, hipopótamos, rinocerontes, jirafas, leones, leopardos, guepardos y diversas especies de monos. El país tiene varios parques nacionales, entre los que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad: el famoso Parque nacional Serengeti, el Parque nacional Kilimanjaro, la Reserva de caza Selous y el Parque nacional Ngorongoro, situado en el enorme cráter de un volcán extinto que proporciona un hábitat único para la vida salvaje. También cabe destacar el Parque nacional Ruaha, gran reserva de animales.

Bosques:
Los bosques constituyen uno de los principales recursos naturales del país: cubren el 37,3% de Tanzania, sobre todo en las zonas meridionales y central occidental. El relativamente bien organizado sistema de zonas protegidas del país ha recibido un importante apoyo logístico y ayudas. Su riqueza de hábitats diferenciados ha cimentado una exitosa industria turística en torno a su variada vida salvaje.

Numerosas amenazas medioambientales:
El rápido crecimiento de la población genera diversos problemas. La necesidad de combustible y tierras para cultivo ha provocado una gran deforestación, y la expansión de la tierra para uso agrícola en regiones áridas y semiáridas está generando riesgos de pérdida de suelo y desertización. La pesca con dinamita ha destruido una gran proporción de los amplios arrecifes costeros del país. Además, hay muchas regiones infestadas con la mosca tsetsé, que transmite la enfermedad del sueño. Los programas de control de la tsetsé son controvertidos porque utilizan pesticidas que dañan la vida silvestre. Por último, la caza furtiva para conseguir los cuernos de rinocerontes y el marfil de los elefantes, es un serio problema.

Los bosques abiertos y relativamente secos cubren aproximadamente un 37,3% (2005) de Tanzania. Los humedales, incluidos los pantanos costeros de mangle, además de los sistemas interiores, como las riberas de los lagos, las llanuras de inundación y las zonas pantanosas, constituyen cerca del 6% del territorio. El relativamente bien organizado sistema de zonas protegidas de Tanzania ha recibido un importante apoyo logístico y ayudas del extranjero. Los principales componentes son las reservas forestales, los cotos y los parques nacionales, incluido el Parque nacional Serengeti. Hay dos reservas de la biosfera declaradas bajo el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO. Tanzania ha ratificado acuerdos internacionales medioambientales relativos a especies en peligro de extinción, residuos peligrosos, leyes del mar, prohibición de realizar ensayos nucleares, capa de ozono y caza de ballenas. En la región, el país participa en el Convenio Africano sobre la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales y tiene acuerdos cooperativos con Kenia para la protección de la vida salvaje. (Fuente: Encarta)


Kenia:
El ecuador divide a Kenia en dos partes casi iguales. La región septentrional es cálida y recibe poca lluvia; al sur se extienden tres regiones: la costa es húmeda, con una temperatura anual que varía entre los 24,4 ºC en junio y julio, y unos 27,8 ºC en febrero, marzo y abril de promedio; las tierras altas son bastante templadas, y la región del lago Victoria tiene un clima tropical. Las estaciones lluviosas se desarrollan desde octubre hasta diciembre y desde abril hasta junio. El principal recurso de Kenia es su terreno, en el que cerca del 11% es apropiado para el uso agrario. El 9,2% de la superficie está cultivada y el resto se usa principalmente para el pastoreo. La región septentrional, que cubre las dos terceras partes del país, es sobre todo desértica o semidesértica.

Flora y fauna:
La flora es diversificada. A lo largo de la costa se dan bosques que contienen palmeras, mangle, teca, copal y sándalo. Los bosques de baobab, euforbia (véase Euforbiáceas) y acacia cubren las tierras bajas hasta los 900 m de altitud. Las extensas zonas de sabana (pastizal), salpicada por bosquecillos de acacia y papiro, caracterizan el terreno desde los 900 hasta los 2.745 m de altitud. Los bosques ocupan el 6,1% (2005) de la superficie nacional. Las especies principales en la selva densa de las laderas montañosas del este y sureste son el alcanfor y el bambú. En la zona de cumbres (por encima de 3.550 m) hay grandes plantas de los géneros Senecio y Lobelia. Kenia es famosa por la gran variedad de su fauna, sobre todo los grandes animales asociados a la sabana africana. Las mayores especies son el elefante, rinoceronte, cebra, jirafa, león y otros grandes felinos. Muchos están protegidos en parques nacionales y reservas de caza, pero la actividad furtiva ha reducido mucho el número de grandes mamíferos, sobre todo elefantes y rinocerontes. En Kenia hay abundantes especies de pájaros y reptiles, entre los que se encuentran las serpientes pitón y cobra.

Temas medioambientales:
Con una de las tasas de crecimiento de población más altas del mundo, Kenia tiene una necesidad creciente de madera para leña y de tierra para uso agrícola. Sólo un 9,2% (2003) de la tierra es cultivable, si bien algunas de las instalaciones más productivas de África se encuentran en las tierras altas de este país. El uso creciente de pesticidas y fertilizantes ha provocado una significativa contaminación del agua. La erosión del suelo y la desertización se manifiestan en algunas zonas. La deforestación es un problema importante, pero en las dos últimas décadas se han plantado cerca de 10 millones de árboles, con ayuda de grupos privados y programas específicos, actualmente los bosques ocupan el 6,1% de la superficie del país. La contaminación del agua es un problema serio. Sólo el 46% (2004) de la población rural tiene acceso al agua potable. Kenia es quizá más conocido por sus cotos, que atraen a numerosos turistas que generan ingresos. La conservación de la vida salvaje dentro de las reservas posee una alta prioridad. En la actualidad, prácticamente el 12% (1992) del total de las tierras está clasificado como parques, cotos y otras áreas gestionadas, aunque sólo el 12,7% (2007) está protegido estrictamente. Son 229 las especies que están en peligro de extinción. Entre los hábitats amenazados se encuentran las laderas del monte Kenia y los bosques de la costa. Se están realizando esfuerzos para recuperar las poblaciones amenazadas de rinoceronte negro y elefante africano, y hay una agresiva campaña contra los cazadores furtivos. Se han reconocido cinco reservas de biosfera bajo el programa El Hombre y la Biosfera de la UNESCO. Kenia ha ratificado acuerdos internacionales relativos a la biodiversidad, cambios climáticos, especies en peligro de extinción, vertidos de residuos al mar, vida marina, capa de ozono, contaminación naval y zonas húmedas.


Elefante africano:
Los grandes elefantes africanos (Loxodonta africana), cuyos colmillos por sí solos pueden llegar a pesar más de 45 kg, son notables no solo por su tamaño sino también por su singular medio de comunicación. Los adultos pueden "hablar" entre ellos a distancias de cientos de kilómetros, utilizando sonidos de baja frecuencia, análogos a las canciones de las ballenas, que están por debajo del límite del oído humano. En otros tiempos los elefantes ocupaban la mayor parte del África subsahariana pero actualmente están seriamente amenazados por la destrucción del hábitat y por los cazadores furtivos de marfil. En 1989, como respuesta a la creciente amenaza de extinción, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro (CITES), el organismo mundial que regula el comercio de animales salvajes, prohibió la venta de marfil. (Fuente: Encarta)


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