Libros peligrosos: Política:
El Libro Rojo de Mao. Los manuales de tortura de la CIA. En 1610 fue quemado con gran pompa el diccionario The interpreter de John Cowell, un texto impreso en 1607 por John Legate. Estaba formado por inocentes interpretaciones del significado de diversas palabras, pero el Parlamento consideró ofensivas las entradas concernientes a «King», «Parliament», «Prerrogative», «Recoveries» y «Subsidies». Cuando se preparaba la edición de Los cipreces creen en Dios - José María Gironella (1953) se preveía un ambicioso lanzamiento internacional. Gabriel Marcel, filósofo y asesor de la Colección Extranjera de la Editorial Plon, hizo un informe favorable a la firma del contrato por los derechos de todo el mundo, excepto España. La obra se enfrentó a la negativa del censor en turno, Florentino Pérez, a ser publicada, quien finalmente cambió de opinión al enterarse de que en las ediciones de otros idiomas aparecería la leyenda «Censurada en España». Habían transcurrido pocos años desde el final de la guerra civil durante la cual Gironella se había pasado del bando republicano al nacional, donde se alistó como voluntario. Entre los libros más peligrosos, que comparten un notable desprecio por el valor de la vida humana, están.

Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas - Joseph Arthur de Gobineau (1853):
Primer ejemplo de racismo científico que da origen a las teorías raciales. Gobineau (1816-1882), diplomático y filósofo francés, es considerado el padre de la demografía racial. Destaca la importancia de las naciones blancas para el desarrollo de las civilizaciones y la superioridad racial aria, que posee el monopolio de la belleza, de la inteligencia y de la fuerza. Las distintas teorías raciales afirman la superioridad de ciertas civilizaciones sobre otras. Algunas van más allá relacionando la jerarquía de civilizaciones con un determinismo natural fundamentado en el concepto de raza. Se achacan pretendidos declives de algunas sociedades al envejecimiento de las razas. Gustave Le Bon sostuvo que los extraños alteran el alma de los pueblos y Houston Stewart Chamberlain, que el peligro procedía del caos étnico. El origen de la eugenesia es una perversa derivación del darwinismo social de finales del siglo XIX. Toma elementos del malthusianismo y el natalismo selectivo y hace uso de ideas del nacionalismo. Su fin declarado es la mejora paulatina de rasgos hereditarios humanos. Los métodos propuestos iban desde la esterilización forzada al genocidio. El etéreo concepto alma de los pueblos que menciona Le Bon continuó estando muy presente en la retórica del nacionalismo del siglo XX. Los juristas dedicados a asentar las bases teóricas del Estado totalitario del III Reich recurrían a expresiones como materialización de la voluntad del espíritu del pueblo alemán.

Los protocolos de los sabios de Sion - Servicios de inteligencia de Rusia (1902):
Publicado por primera vez en 1902 en la Rusia zarista, este libro es un compendio antisemita que tenía como objetivo justificar los linchamientos que sufrían los judíos. El texto transcribe las supuestas reuniones en las que los sabios de Sion detallaban los supuestos planes de conspiración judeo-masónica. Este libro se utilizó como propaganda en la Alemania nazi para justificar la exterminación judía. Está plagado de supuestos hechos y situaciones absurdas que no resisten el menor análisis crítico. En su libro Mi lucha [Mein Kampf] (1925) Hitler deja entrever cómo este texto le sirvió para avivar sus prejuicios.

Mein Kampf - Adolf Hitler:
Durante los días de la caída inminente del III Reich los libros del refugio de campo de Hitler fueron llevados a un escondite. Después de haber sido recuperados por tropas norteamericanas desaparecieron muchos de ellos y el resto fue llevado a EE.UU. Su número y las anotaciones encontradas revela que Hitler tuvo una época de asiduo lector. El Mein Kampf tiene una clara estructura que separa los problemas que Alemania debía solucionar. Se ha escrito con frecuencia sobre la relación y líneas de argumentos entre el Mein Kampf y Así habló Zaratustra de Nietzsche, el Origen de las Especies de Darwin, el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, y las Confesiones de San Agustín. El Mein Kampf recibe en las universidades un trato peculiar como libro que consiste básicamente en etiquetas rotundas que dejan claro un rechazo integral. Las cátedras de Historia actuales no ven razón para proceder durante las clases a un análisis académico de su contenido. En este caso excepcional al alumno se le suministran juicios de autores reconocidos mientras se omite un seguimiento de los razonamientos del autor, que en pocos años condujeron al horror. Con la aparición de las redes sociales se renovó la presencia ante el público en general de apologías sobre contenidos parciales de sus páginas. Alabar en medio público afirmaciones concretas del Mein Kampf no lleva aparejada una calificación de apología o defensa del ideario nazi. La inefectividad de la moderación o censura en las redes permiten a la obra de Hitler volver a situarse como destacada vía de penetración de creencias nocivas.

Salvar el Mein Kampf:
En una escena famosa de Farenheit 451, la película de Truffaut basada en la novela homónima de Ray Bradbury, un bombero que vive en un futuro donde los bomberos se dedican a quemar los libros en lugar de a salvarlos, agarra un ejemplar cualquiera de la biblioteca destinada a convertirse en cenizas y suelta una perorata sobre la maldad intrínseca de ese invento diabólico que no ha traído a la humanidad más que catástrofes, anhelos imposibles y quebraderos de cabeza. Es una variación palurda de un célebre pasaje del Eclesiastés: “Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor”. El problema llega cuando el bombero enseña la portada del libro que va a arrojar al fuego, el Mein Kampf de Hitler: entonces el pequeño pirómano que todos llevamos dentro nos grita al oído, sí, arrójalo a las llamas, dale candela y que arda en el infierno. (David Torres, 2016)

En el libro de Ernst Schertel Magia: Historia, teoría y práctica Hitler subrayó el pasaje: «Aquel que no lleve las semillas demoníacas dentro de sí jamás conseguirá dar a luz un nuevo mundo». Bataille quedó seducido temporalmente por la búsqueda del nuevo hombre de Nietzsche, pero después de la guerra escribiría: «¿Quién no ve hoy que el mal está dado de forma elemental en la bestialidad al servicio de la razón de Estado?».

El mito del siglo XX - Alfred Rosenberg (1930):
Rosenberg fue uno de los autores principales de conceptos ideológicos nazis. Entre ellos están su teoría racial, el antisemitismo militante, la idea del Lebensraum, la derogación del Tratado de Versalles y la oposición al arte moderno llamado «degenerado». Mostró un tenaz rechazo al cristianismo, y promocionó lo que llamaba cristianismo positivo, una ideología sectaria que pretendía una transición del cristianismo a una nueva fe nazi que negaba las raíces hebreas de las creencias cristianas. A pesar de que no disfrutó de una acogida unánime entre los dirigentes del régimen, y de su nula aportación literaria, hasta 1945 se vendieron más de un millón de ejemplares. Hitler demoró su publicación y lo comentó empleando la expresión «cosas que nadie puede entender». Rosenberg fue procesado en Núremberg, sentenciado a muerte y ahorcado como un criminal de guerra.

Los Diarios de Turner - William Luther Pierce (1978):
William Luther Pierce fue líder de la organización supremacista blanca Alianza Nacional y principal promotor del movimiento nacionalista blanco. Comenzó su actividad política uniéndose a una organización anticomunista. Publicó la novela bajo el seudónimo de Andrew Macdonald. Describió de forma violenta en su libro cómo una revolución armada en EE.UU. termina con la caída del Gobierno y la exterminación de la población judía y no aria del país. Se detallan y justifican actos violentos y linchamientos contra el pueblo judío y otras culturas. Su impacto fue tan grande que varios autores de ataques perpetrados en EE.UU. fueron detenidos con copias de Los Diarios de Turner en su haber. Timothy McVeigh atentó con un camión bomba en 1995 contra un edificio de Oklahoma City de una manera muy similar a un ataque que se narra en el libro. El atentado de Oklahoma, con 168 víctimas mortales, fue el ataque terrorista más grave ocurrido en el país hasta el 11S. Pierce declaró que admiraba muchas cosas escritas por Hitler y muchos de los programas y políticas que instituyó en Alemania. Después de una vida dedicada a predicar el odio racial murió de cáncer en 2002.

Citas de Mao (1964):
Su nombre coloquial en China es Libro Tesoro Rojo. Su lectura era obligatoria en los colegios. Durante la guerra fría los países occidentales recelaban de forma acusada del posible avance de las ideas comunistas entre su población. La caza de brujas desatada en EE.UU. supuso un recorte de libertades políticas. El libro de citas de Mao se imprimía con tal rapidez que llegó a alcanzar los mil millones de ejemplares. Tenía un capítulo dedicado al patriotismo e internacionalismo (XIX) y otro al imperialismo (VII). Repetía que las clases reaccionarias (en realidad tigres de papel) serían derrotadas por el pueblo combativo. Auguraba que con paciencia se asistiría al derrumbamiento del imperialismo norteamericano citando como casos previos la caída del zar y de Hitler. El imperialismo no vivirá mucho porque perpetra toda clase de infamias. Las intervenciones imperialistas de EE.UU. en el exterior son extremadamente agresivas. La marejada de indignación de los pueblos del mundo entero contra los agresores norteamericanos es irresistible. La situación actual se caracteriza por que el viento del Este prevalece sobre el viento del Oeste. Es decir, las fuerzas del socialismo ya han llegado a ser abrumadoramente superiores a las del imperialismo. El conjunto tiene carácter de integral guía de vida del ciudadano, con especial incidencia en las ideas políticas que conviene adoptar.