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El caso Dreyfus:
Polémico asunto en el que se vio implicado el oficial del ejército francés Alfred Dreyfus, por el que se le declaró culpable del cargo de traición en 1894. Su condena provocó un conflicto nacional que llevó al sector republicano progresista a una posición dominante en la vida política francesa y que culminó con la separación de la Iglesia y el Estado en Francia. Dreyfus, un capitán de artillería de origen judío asignado al Estado Mayor General de París, fue acusado de traición en 1893. Se le imputaba el haber escrito un bordereau (“lista” en francés) con una relación de documentos militares secretos del gobierno francés, que pretendía enviar a la embajada alemana en París. Un tribunal militar le declaró culpable en 1894; fue degradado y se le trasladó a la isla del Diablo, en la que debía permanecer prisionero durante el resto de su vida. Dos años después del juicio, en 1896, el teniente coronel George Picquart, jefe de la inteligencia militar francesa en esos momentos, descubrió pruebas que revelaban que el verdadero autor del bordereau sobre el que se articulaba la traición, atribuido a Dreyfus, era un oficial de infantería francés, el comandante Marie Charles Esterházy. Los superiores de Picquart le obligaron a guardar silencio y le relevaron del servicio activo. Al mismo tiempo, familiares y amigos de Dreyfus descubrieron pruebas similares de la implicación de este comandante. El ejército, a fin de evitar un escándalo, sometió a Esterházy al juicio de un tribunal militar, pero fue absuelto a principios de 1898. En agosto de este mismo año, el teniente coronel Hubert Joseph Henry confesó que, como sucesor de Picquart en la jefatura de la inteligencia militar, había falsificado documentos que implicaban a Dreyfus, tras lo cual fue arrestado y se suicidó en su celda. Esterházy fue expulsado del ejército y, tras abandonar Francia, se estableció en Inglaterra.

    Todos los libros de Zola fueron incluidos en el índice de la Iglesia Católica, institución que se alineó claramente con los acusadores de Dreyfus. Las intervenciones de Zola en defensa una Francia más justa le valieron una campaña difamatoria en su contra, la inculpación en un juicio y el exilio.

Rehabilitación:
En 1899, el caso Dreyfus fue llevado ante la Cour de Cassation (Tribunal de Apelación), que ordenó celebrar un nuevo juicio. En este segundo proceso se volvió a declarar culpable al militar judío, pero su condena quedó reducida a diez años de prisión. Diez días después, un nuevo gobierno, más progresista, encabezado por Pierre Waldeck-Rousseau y con Émile Loubet como presidente, anuló el veredicto y otorgó el perdón a Dreyfus. Fue totalmente rehabilitado siete años después, en 1906, gracias a una sentencia del Tribunal de Apelación; el ejército le readmitió con la graduación de comandante y le concedió la Legión de Honor. Sirvió en la I Guerra Mundial como teniente coronel. Con respecto a los demás implicados en el caso, Esterházy permaneció en Inglaterra y confesó haber sido un espía alemán a finales de 1899; Picquart, su acusador, fue restituido en su puesto, ascendido a general y nombrado ministro de Guerra del gabinete presidido por Georges Clemenceau.

IMPLICACIONES SOCIALES Y POLÍTICAS:
El caso Dreyfus fue el detonante que originó la explosión social y política de la inestable Francia de finales del siglo XIX. Los grupos extremistas de la derecha y la izquierda utilizaron este suceso para demostrar su descontento ante el orden imperante. Cuando se declaró a Dreyfus culpable en su primer consejo de guerra, las poderosas fuerzas antisemitas de esa época, arraigadas especialmente en el ejército francés, desencadenaron una ola de propaganda contra los judíos. En un principio, el sector liberal del pueblo francés permaneció en silencio ante la aparente culpabilidad de Dreyfus. Sin embargo, no fue ésta su actitud tras el descubrimiento de las pruebas contra Esterházy, la destitución de Picquart, su acusador, y la posterior absolución de aquél. Estas evidentes injusticias provocaron protestas generalizadas y el caso Dreyfus no tardó en convertirse en la cuestión pública más importante de Francia. La derecha, el ejército y la Iglesia católica apoyaron el veredicto del tribunal militar. Los liberales y numerosos intelectuales, encabezados por el novelista Anatole France y por el poeta y ensayista Charles Péguy, lo denunciaron. El novelista Émile Zola publicó una exaltada carta en el periódico parisino L'Aurore en enero de 1898, titulada J'accuse (“Yo acuso”). La valerosa denuncia que realizó Zola de las autoridades militares y civiles, a las que acusó de haber mentido, le acarreó ser juzgado por libelo y condenado a pagar una multa y pasar un año en prisión. Sin embargo, Zola huyó a Inglaterra y, durante su breve y voluntario exilio, el juicio y la amplia publicidad que se dio a esta polémica hicieron del caso Dreyfus un tema de interés mundial. La reclamación pública de un nuevo juicio para Dreyfus fue omnipresente y clamorosa. El veredicto del segundo consejo de guerra, en el que se declaró nuevamente culpable al militar judío, fue tan impopular que dio la victoria a un gobierno de talante liberal en las elecciones nacionales de 1899. El poder y el prestigio del ejército francés disminuyeron después de 1900, y fue propuesta ante la Asamblea una legislación anticlerical que llevó en 1905 a la separación entre la Iglesia y el Estado. (Encarta)

    Tanto Proust como Durkheim procedían de familias judías alsacianas, en una época en que el judaísmo se consideraba una cuestión de carácter privado desprovista de toda dimensión política o social. Sin embargo, esa estabilidad confesional iba a revelarse efímera, dado que, al igual que en la novela, la propia Francia no tardaría en asistir a un grave conflicto entre la Iglesia y el Estado, conflicto que habría de cristalizar con el caso Dreyfus y el subsiguiente escándalo, causado por la aplicación de una injusta condena por traición a un oficial judío del ejército. Tanto Proust como Durkheim habrían de intervenir activamente en defensa de Dreyfus. El asunto acabó convirtiéndose en una cuestión con profundas implicaciones públicas, enfrentando a los partidarios del laicismo con los creyentes que abogaban por la religión tradicional. (P.Watson)


El antisemitismo como doctrina política:
En el extremo opuesto del espectro político francés emergieron formas nuevas de derechistas radicales que prefiguraron cambios en otros lugares. A medida que fracasaban los rancios fundamentos de la política conservadora, la Iglesia católica y la nobleza terrateniente, tomaron forma políticas derechistas más radicales. La nueva derecha, escocida por la derrota de 1870 y crítica con la república y sus cimientos, fue nacionalista, antiparlamentaria y antiliberal (en el sentido del compromiso con las libertades individuales). Maurice Barrès, por ejemplo, elegido diputado en 1889, declaró que el gobierno parlamentario había sembrado «impotencia y corrupción» y era demasiado débil para defender la nación. Durante la primera mitad del siglo XIX, el nacionalismo se había asociado con la izquierda. Ahora lo invocaba más a menudo la derecha, y en conexión con la xenofobia (hostilidad hacia los extranjeros), en general, y el antisemitismo, en particular.

[Édouard Drumont:]
La trayectoria personal/política de Édouard Drumont ofrece un buen ejemplo. Drumont fue un periodista antisemita de gran éxito que atribuyó todos los problemas de la Francia de finales del siglo XIX a los efectos desastrosos de una conspiración internacional judía y que tachó de «judíos» a todos los enemigos de la derecha política. Drumont mezcló/fundió tres vertientes antisemitas: el viejo antisemitismo cristiano, que condenaba al pueblo judío por matar a Cristo; el antisemitismo económico, que insistía en que la poderosa familia de banqueros Rothschild era representativa de todos los judíos; y el pensamiento racial de finales del siglo XIX, que enfrentaba a la raza aria (indoeuropea) con la raza semítica (inferior). Drumont encajó estos temas en una influyente ideología de odio. «Los judíos en el ejército» subvertían el interés nacional; los escándalos financieros provenían de «conspiraciones internacionales»; la cultura de masas, el movimiento femenino, las salas de baile y todas las novedades que supuestamente estaban corrompiendo la cultura francesa demostraban sencillamente el peso de los «intereses cosmopolitas e internacionales de los judíos»; los «ricos banqueros judíos» o «avaros socialistas y sindicalistas judíos» vivían a costa de los campesinos y pequeños comerciantes de Francia. Drumont machacó con estas cuestiones en su periódico La libre parole («Palabra libre»), fundado en 1892, a través de su Liga Antisemita y con el masivo y vendidísimo volumen de quinientas páginas La Francia judía (1886), que vendió cien mil copias durante los dos primeros meses.

[El Caso Dreyfus:]
Este antisemitismo politizado estalló con el Caso Dreyfus, un momento político crucial en la vida de la República francesa. En 1894, un grupo de oficiales monárquicos del ejército francés acusó a Alfred Dreyfus, un capitán judío en plantilla, de vender secretos militares a Alemania. Tras ser procesado por un consejo de guerra, Dreyfus fue declarado culpable, despojado de su rango y deportado de por vida a la isla del Diablo, una prisión espantosa en el Océano Atlántico. En 1896, el coronel Georges Picquart, nuevo jefe del Servicio de Inteligencia, puso en duda el veredicto y, tras una investigación previa, comunicó que los documentos del juicio estaban falsificados. Cuando el Ministerio de Guerra se negó a juzgar de nuevo a Dreyfus, el «caso» se convirtió en un «acontecimiento» que polarizó el país. Republicanos, socialistas, liberales y figuras tales como el escritor Émile Zola apoyaron a Dreyfus. Según los dreyfusards, como se los llamó, defendían el progreso y la justicia en contra de la reacción y el prejuicio, y la supervivencia de la república dependía del equilibrio. Zola, por ejemplo, criticó la institución francesa en un provocador ensayo periodístico titulado J’accuse!, en el que acusaba al gobierno, a los tribunales y a los militares de falsificar documentos, encubrir actos de traición y saltarse con descaro los aspectos fundamentales de la justicia. En el polo opuesto, los antidreyfusards incluían a otros socialistas que consideraban el caso como una distracción para eludir cuestiones económicas más importantes, monárquicos, militaristas y algunos miembros del clero. Un periódico católico insistió en que la cuestión no radicaba en si Dreyfus era culpable o inocente, sino en si los judíos y los no creyentes eran los «dueños secretos de Francia». Después de seis años de amarga controversia, una orden del ejecutivo en 1899 liberó a Dreyfus. En 1906, el Tribunal Supremo lo eximió de toda culpa, lo reintegró en el ejército como comandante y lo condecoró con la Legión de Honor.

[Refuerzo de posiciones republicanas:]
Entre las numerosas consecuencias de este caso figura la separación de la Iglesia y el estado en Francia. Los republicanos estaban convencidos de que la Iglesia y el ejército eran hostiles a la república. Las leyes aprobadas entre 1901 y 1905 prohibieron en Francia las órdenes religiosas no autorizadas por el estado, prohibieron al clero enseñar en las escuelas y, por último, disolvieron la unión entre la Iglesia católica y el estado. La tercera república se fortaleció durante la primera década del nuevo siglo. Al mismo tiempo, la derecha radical y el antisemitismo emergieron con claridad como fuerzas políticas en toda Europa. El alcalde de Viena fue elegido en 1897 por una plataforma antisemita. La policía secreta rusa forjó y publicó un libro titulado Los protocolos de los viejos sabios de Sión (1903 y 1905) que hablaba de una supuesta trama judía para dominar el mundo. El estado ruso también ayudó a incriminar a Mendel Beiless, un oficinista judío de Ucrania que fue arrestado en 1911, condenado por asesinato y encerrado en prisión durante dos años antes de quedar absuelto. El antisemitismo político teorizado por Drumont y practicado por otros en toda Europa estuvo muy vinculado al nacionalismo de finales del siglo XIX e insistió en atribuir a los problemas sociales y políticos un carácter racial.

Sionismo:
Entre la mucha gente que observó con inquietud la evolución del Caso Dreyfus figuró Theodor Herzl (1860-1904), un periodista nacido en Hungría que ejerció en París. El auge del antisemitismo virulento en la tierra de la Revolución francesa preocupó profundamente a Herzl. Él consideró el Caso Dreyfus como «la mera expresión elocuente de un malestar mucho más esencial». A pesar de la emancipación judía o de la concesión de derechos civiles, Herzl llegó a la conclusión de que el pueblo judío jamás sería admitido en la cultura occidental, y que abonar las esperanzas de la comunidad judía en relación con la aceptación y la tolerancia era un disparate peligroso. Herzl abogó por que el sionismo siguiera una estrategia distinta, o construyera una patria judía independiente fuera de Europa (aunque no necesariamente en Palestina). Un pequeño movimiento de colonos judíos, en su mayoría refugiados procedentes de Rusia, había empezado ya a crear asentamientos fuera de Europa. Herzl no fue el primero en proponer esos objetivos, pero fue el defensor más eficaz del sionismo político. Él sostuvo que el sionismo debía reconocerse como un movimiento nacionalista moderno, capaz de negociar con otros estados. En 1896 Herzl publicó El estado de los judíos; un año después convocó el primer congreso sionista en Suiza. En todo momento participó en política de alto nivel y mantuvo encuentros con jefes de estado británicos y otomanos. La idea de Herzl de una patria judía incluía elementos muy utópicos, pues consideraba que un estado nuevo debía basarse en una sociedad nueva y transformada, carente de desigualdad y creadora de derechos. Aunque los escritos de Herzl hallaron gran escepticismo, tuvieron una acogida entusiasta en zonas del este de Europa donde existía un antisemitismo especialmente violento. Durante la confusión de la Primera Guerra Mundial, las necesidades específicas de la guerra animaron a los británicos a implicarse en la cuestión y a introducir el sionismo en la diplomacia internacional. (Coffin)

 

 

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