Citas: Sabiduría:
No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir.
Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado.
Todo hombre es tonto de remate al menos durante cinco minutos al día. La sabiduría consiste en no rebasar el límite.
Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja.
Puedes decir si un hombre es sabio por sus preguntas.
El saber y la razón hablan; la ignorancia y el error gritan.
La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia.
La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.
La sabiduría es hija de la experiencia.
No arrepentirse ni hacer reproches a los demás, son los pasos de la sabiduría.
La ciencia se puede aprender de memoria, pero la sabiduría no.
La sabiduría es un tesoro que nunca causa entorpecimientos.
Sacar provecho de un buen consejo exige más sabiduría que darlo.
Más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración.
Nueve décimas partes de la sabiduría provienen de ser juicioso a tiempo.
El sabio consigue más ventajas por sus enemigos que el necio por sus amigos.
Sabio es aquel que constantemente se maravilla.
Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría.
Saber es poder.
El arte de ser sabio consiste en saber a qué se le puede hacer la vista gorda.
La sabiduría no es otra cosa que la medida del espíritu, es decir, la que nivela al espíritu para que no se extralimite ni se estreche.
El más sabio es quien siéndolo ignora que lo es.
Saber para prever, a fin de poder.
En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos por qué no queremos saber.
La sabiduría de este mundo es la madre y raíz de todos los males.
Los sabios emiten ideas nuevas; los necios las expanden.
El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal.
El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.
Para llegar a ser sabio, es preciso querer experimentar ciertas vivencias, es decir, meterse en sus fauces. Eso es, ciertamente, muy peligroso; más de un sabio ha sido devorado al hacerlo.
La ciencia genuina, hasta donde alcanza su verdadera doctrina, carece de profundidad. La profundidad es cosa de la sabiduría.
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Todo hombre, por naturaleza, desea saber.
Un hombre no es más que lo que sabe.
La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua.
Las puertas de la sabiduría nunca están cerradas.
El grado sumo del saber es contemplar el por qué.
Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.
La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, en llevarlo a cabo.
El signo más cierto de la sabiduría es la serenidad constante.
El saber es la única propiedad que no puede perderse.
La sabiduría es una tranquilidad del alma que por nada puede ser turbada y que ningún deseo inflama.
Quiero saberlo todo. Y siempre me encuentro como antes, triste como la vida y resignado como la sabiduría.
Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.
Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído ya suficiente sabios.
El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.
Que no sabemos lo que nos pasa: eso es lo que nos pasa.
Lo sabe todo, absolutamente todo. Figúrense lo tonto que será.
Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
Quien daña el saber, homicida es de sí mismo.
Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo.
Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar.
El saber no ocupa lugar.
La sabiduría inútil sólo se diferencia de la tontería en que da mucho más trabajo.
Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros, después.
El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
La sabiduría viene de escuchar; de hablar, el arrepentimiento.
Nunca la naturaleza dice una cosa y la sabiduría otra.
Todos desean saber, pero pocos pagar el trabajo que vale.
El sabio en su retiro es útil a la comunidad.
El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.
La sabiduría se preocupa de ser lenta en sus discursos y diligente en sus acciones.
Lo que quiere el sabio, lo busca en sí mismo; el vulgo, lo busca en los demás.
Sólo los sabios más excelentes, y los necios más acabados, son incomprensibles.
El insensato que reconoce su insensatez es un sabio. Pero un insensato que se cree sabio es, en verdad, un insensato.
El que posee las nociones más exactas sobre las causas de las cosas y es capaz de dar perfecta cuenta de ellas en su enseñanza, es más sabio que todos los demás en cualquier otra ciencia.
Los sabios tienen las mismas ventajas sobre los ignorantes que los vivos sobre los muertos.
Saber es acordarse.
No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho.
Lo que no sé, tampoco creo saberlo.
Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo.
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Una cosa es saber y otra saber enseñar.
El que sabe no habla, el que habla no sabe.
La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.
Si me ofreciesen la sabiduría con la condición de guardarla para mí sin comunicarla a nadie, no la querría.
Yo sólo sé que no sé nada.
Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano.
Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.
El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.
Vale más saber alguna cosa de todo, que saberlo todo de una sola cosa.
Cada día sabemos más y entendemos menos.
Saber mucho da ocasión de dudar más.
Saber que se sabe lo que se sabe y saber que no se sabe lo que no se sabe: sabiduría.
El hombre sabio no lo es en todas las cosas.
Hay que estudiar mucho para saber poco.
El sabio sabe que ignora.
Nada induce al hombre a sospechar mucho como el saber poco.
Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro.
La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.
La única cosa que sé es saber que nada sé; y esto cabalmente me distingue de los demás filósofos, que creen saberlo todo.
En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría.
Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad.
No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
Al final, no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho.
Para saber algo, no basta con haberlo aprendido.
No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.
No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla.
El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una
cobardía ceder el paso a los indignos.
El sabio no enseña con palabras, sino con actos.
Ningún hombre sabio quiso nunca ser joven.
La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada.
