Canarias  |  Náutica  |  Arquitectura  |  Historia  |  Clásicos  |  Ciencia  |  Infantil

 

 

     
 

Medievo: Notas:
● Los escritorios monásticos de la época altomedieval inauguraron una dinámica de trabajo de recopilación textual, de traducción y de copia de códices griegos y latinos, que estableció los pilares de los estudios filológicos futuros y, por qué no, también anticuarios, tan apegados al documento. No se lograron entonces las posibilidades de estudio de las bibliotecas renacentistas, pero los sabios y eclesiásticos medievales difundieron la cultura grecorromana y se iniciaron en el desciframiento de los epígrafes que adornaban las iglesias. [...] Las ruinas y los monumentos comenzaban a cobrar vida ante los ojos de quienes se interesaban en la civilización de los antiguos romanos, y la visita a Roma se consolidó entre los poetas que reedificaban con su lírica la gloria de los días pasados inspirándose en su realidad tangible. (J.García)

El ideal caballeresco:
Un caballero era algo más que un simple guerrero a caballo. En realidad era casi miembro de una orden, una especie de monje, pues los buenos caballeros no debían ser sólo jinetes valientes. De la misma manera que el monje servía a Dios con la oración y sus buenas obras, el caballero debía servirle con su fuerza. Tenía que proteger a los débiles y desamparados, a las mujeres y a los pobres, a las viudas y a los huérfanos. Sólo debía desenvainar la espada en favor de la justicia y servir a Dios con cada uno de sus actos. Debía obediencia incondicional a su dueño, su señor feudal, y tenía que atreverse a todo por él. No podía ser brutal, pero tampoco cobarde. Nunca podía atacar junto con otro a un enemigo solo, sino que debía enfrentarse a él en combate singular. No le estaba permitido humillar a un adversario vencido. Todavía seguimos llamando «caballerosa» a la persona que se comporta así, pues actúa según los ideales del caballero.

Cuando un caballero amaba a una mujer, salía a combatir por su honor y procuraba afrontar grandes aventuras para hacer famosa a la dama de su corazón. Sólo se acercaba a ella con veneración y hacía todo cuanto le ordenaba. También esto formaba parte de la caballería. Si en la actualidad te resulta completamente natural ceder el paso a una señora ante una puerta o agacharte antes que ella si se le cae algo al suelo, es que pervive en ti un pequeño resto de las ideas de los antiguos caballeros por las que un hombre de verdad debe proteger a los débiles y honrar a las mujeres. El caballero demostraba también en tiempos de paz su valor y su habilidad en los juegos caballerescos llamados torneos. A estas competiciones acudían caballeros de muchos países para medir sus fuerzas. Galopaban hacia el contrario armados de pies a cabeza con lanzas embotadas e intentaban descabalgarse el uno al otro. La esposa del señor del castillo otorgaba al vencedor el trofeo, que solía ser una guirnalda. Para agradar a las mujeres, el caballero no debía ser brillante únicamente en gestas de armas. Tenía que comportarse con comedimiento y nobleza, no decir palabrotas ni juramentos, como les gustaba a los guerreros, y debía dominar las artes de la paz, como el ajedrez y la poesía. En realidad, los caballeros fueron a menudo grandes poetas que cantaron las glorias de sus damas queridas, su belleza y su virtud. En aquellos tiempos se cantaban y escuchaban también con gusto las hazañas de otros caballeros del pasado. Había largas historias en verso que hablaban de Parsifal y los caballeros del santo cáliz de la última cena de Cristo, el Grial, del rey Arturo y de Lohengrin, y también del desafortunado amante Tristán, y hasta de Alejandro Magno y la guerra de Troya. Había trovadores que recorrían el país, de castillo en castillo, cantando aún las antiguas sagas de Sigfrido, el matador de dragones, y de Dietrich de Berna, el rey godo Teodorico. Estos poemas nos son conocidos sólo de esta época, tal como se cantaban en Austria, a orillas del Danubio, pues los que ordenó poner por escrito Carlomagno se perdieron. Cuando leas el «Canto de los nibelungos» (así se llama el poema que trata de Sigfrido), te darás cuenta de que todos los antiguos campesinos guerreros germánicos se han convertido en auténticos caballeros, y que hasta el propio Atila, el terrible soberano de los hunos, aparece descrito como el rey Etzel, caballeresco y noble, que celebra unas solemnes bodas en Viena con Kriemhilde, la viuda de Sigfrido. (Gombrich)


Situación de la mujer en la Edad Media:
No debería sorprendernos el hecho de que la libertad práctica, jurídica y personal fuese mucho mayor para los hombres que para las mujeres, aunque aún había personas de ambos sexos que estaban en el fondo de la sociedad privadas legalmente de libertad. Las mujeres sufrían, en comparación con los hombres, importantes desventajas legales y sociales, como había sucedido en todas las civilizaciones que habían existido. Sus derechos a la herencia a menudo estaban restringidos; podían heredar un feudo, por ejemplo, pero no podían disfrutar del señorío privado, y debían designar a unos hombres para que desempeñasen las obligaciones que ello implicaba. En todas las clases por debajo de la más alta, las mujeres debían realizar muchos trabajos rutinarios; en rigor de verdad, hasta el siglo pasado la mujer campesina europea trabajaba en la tierra del mismo modo que las campesinas lo hacen hoy en África y Asia.

En el sometimiento de la mujer había elementos teóricos, a los que la Iglesia hizo una gran contribución. En parte se trataba de su postura tradicionalmente hostil hacia la sexualidad. Su doctrina nunca había podido encontrar justificación alguna al sexo, excepto el vínculo con la reproducción de la especie. Al considerar a la mujer el origen de la caída del hombre y una tentación permanente a la concupiscencia (no olvidemos que se considera a Eva la culpable del pecado original), la Iglesia apoyaba decididamente la dominación de la sociedad por el hombre. Para explicar este miedo de la sociedad medieval a la mujer, Augus Mackay hace una especie de ecuación: útero = madre = procreación = fornicación = irracionalidad = peligro. Esta asociación de ideas prejuiciosas de la Iglesia llevaron a considerar que la mujer carecía de alma. Pero otras sociedades han hecho más para recluir y oprimir a la mujer que la cristiandad, y la Iglesia al menos ofrecía a la mujer la única alternativa respetable a la domesticidad disponible hasta la época moderna; la historia de las religiosas está salpicada de eminentes mujeres en el campo del saber, la espiritualidad y las dotes administrativas. La posición de al menos una minoría conocida de mujeres también fue mejorada ligeramente por la idealización de la mujer en los códigos de conducta caballerescos de los siglos XIII y XIV cuya manifestación literaria más conocida la encontramos en el Quijote y en otros libros de caballerías. Pero tales ideas pudieron influir en muy pocos. Entre ellas mismas, las mujeres de la Europa medieval eran más iguales antes de la muerte que las ricas y las pobres en el Asia actual, pero también lo eran los hombres. Parece ser que las mujeres vivían menos tiempo que los hombres, y los frecuentes confinamientos y una mortalidad elevada explican sin duda este aspecto. La obstetricia medieval seguía arraigada, como otras ramas de la medicina, en Aristóteles y Galeno; no se disponía de nada mejor. (Roberts)

Historiadores:
Con la figura central de Braudel, la escuela de los Annales se ocupó de la investigación histórica con técnicas originales y de gran interés. En sus libros Los juegos del intercambio, y El tiempo del mundo, Braudel se ocupa de describir en detalle el ascenso del capitalismo. Emmanuel le Roy Ladurie fue el discípulo más brillante de Braudel. También él estaba interesado en la longue durée, y en The Peasants of Languedoc y Montaillou intentó recrear la mentalidad de la Europa medieval. Montaillou, situado en el departamento de Ariége, del sudoeste francés, se hallaba en una zona que había servido de hogar a un buen número de inconformistas durante la herejía cátara del siglo XIV.

 

 

[ Inicio   |   Canarias   |   Infantil   |   Náutica   |   Historia   |   Arquitectura   |   Poesía   |   Clásicos ]