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Ambrose Bierce:
Ambrose Gwinett Bierce (1842-1914?) fue un periodista y escritor norteamericano cuyo estilo lleno de ironía le valdría el apodo de “Bitter Bierce” (el amargo Bierce). Fue el décimo de trece hijos y sus padres, granjeros calvinistas, tuvieron a bien poner a todos ellos nombres que empezaban con la letra “A”. A saber: Abigail, Amelia, Ann, Addison, Aurelius, Augustus, Almeda, Andrew, Albert, Ambrose, Arthur, Adelia y Aurelia. Cuando estalla la Guerra de Secesión, Ambrose se alista como voluntario en el bando unionista del norte. Participará en múltiples campañas y al finalizar la contienda consigue trabajo como administrador de algodón que se confiscaba a los confederados vencidos; ese fue su primer contacto con la brutalidad y corrupción políticas que imperaban en ese y otros negocios similares. No debía satisfacerle el asunto, ya que renuncia al cargo y acepta otro como topógrafo en una expedición contra los Sioux. Pero atraído por la actividad social y cultural de la ciudad de San Francisco, donde también estaba Mark Twain, decide establecerse allí y después de escribir poesía y ensayos, entrega de lleno su estilo a la sátira contra las instituciones, el clero, la educación y en general el sistema, publicando en distintos medios de la ciudad. A pesar de ello -o gracias a ello-, Bierce se convierte en una celebridad y es invitado a todas las reuniones sociales.

    Mirada crítica de Mark Twain:
    En Huckleberry Finn Mark Twain revela sombríos aspectos de la esclavitud y otros problemas de la vida en el sur previa a la Guerra de Secesión. Su compañero de viaje Jim es un esclavo fugitivo que huye porque está a punto de ser vendido y separado de su esposa. Huck le ayuda a llegar a Ohio, donde la ley es más progresista y acorde a los nuevos tiempos, y a la libertad. También está presente una mirada crítica de las prácticas religiosas y ciertas actitudes sociales. Hay partidarios de suprimir las 219 veces que aparece la palabra nigger en la obra de Twain en un intento de amoldarse a la noción actual de lo políticamente correcto.

Durante tres años vivió en Londres, estancia que posteriormente calificaría como la más feliz y fructífera de su vida, escribiendo con gran lucidez narraciones cortas para revistas bajo el signo del humor mordaz. Hay ya en su obra otro denominador común que nunca le abandonará: una visión pesimista sobre la bondad del ser humano.

Desafortunada vida familiar:
Se había casado en 1871 y tuvo tres hijos pero en 1888 descubre las cartas que un pretendiente danés le envía a su esposa. Esto fue suficiente para que Bierce abandonara el hogar sin más explicación que la que dio años más tarde: “No me ha gustado nunca competir, ni siquiera por el favor de una mujer”. Su hijo Day muere en un duelo en 1899 y el impacto de esa muerte y de su propia soledad parecen, más que mermar, reactivar su capacidad creadora, ya que de esta época son varios de sus cuentos más logrados y también es cuando más próspera resulta su carrera periodística después de coincidir con Willian Randolph Hearst, el magnate de la prensa cuya vida sería más tarde reflejada en Ciudadano Kane, y que había comprado The San Francisco Examiner.

Aunque su estado de salud era a menudo precario a consecuencia del asma y las secuelas de sus heridas de guerra, no dejó de escribir incansablemente tanto en publicaciones del Este como del Oeste. En su última época, con una ingente obra ya ordenada y publicándose o en vías de hacerlo, Ambrose Bierce se despide de la literatura. Le cede a su hija Helen los derechos de su tumba en un cementerio de California, prueba de que ya no pensaba volver. Y así lo confirma en una carta de 1913, donde dice: “Bah, debe ser horrible morir entre sábanas, y si Dios quiere a mí no me ocurrirá”. Y un buen día de ese mismo 1913, ya septuagenario, harto de sus contemporáneos, enfermo y consumido por una vida que había sido marcada por el inconformismo y la independencia de criterio, parte de Washington D.C. para recorrer los lugares donde tanto había luchado durante la guerra civil, en tanto planea ir a México a unirse al ejército de Pancho Villa.

Revolución mexicana:
Poco después cruza la frontera con México, por entonces en plena revolución y en Ciudad Juárez se une a Pancho Villa. En Chihuahua su rastro se desvanece para siempre, en lo que constituye una de las desapariciones más sonadas y misteriosas de la historia de la literatura. Se sabe de una sangrienta batalla en Ojinaga a principios de 1914 y aunque existan distintas teorías, lo más probable es que muriese fusilado en medio de aquel barullo. En 1985 el escritor mejicano Carlos Fuentes se inspiró en Bierce para escribir su famosa novela Gringo viejo, protagonizada luego en la gran pantalla por Gregory Peck. Fue Bierce un activo periodista y un gran escritor de cuentos, en la órbita de los tres grandes del relato fantástico y de terror: Poe, Lovecraft y Maupassant, aunque tampoco está de más recordar que por otro lado resulta más bien inclasificable, a no ser que pensemos en una subespecie compuesta por creadores sarcásticos que arremeten contra la necedad humana a la menor oportunidad. Su pensamiento, su inteligencia y lucidez lo abarcaron casi todo; su personalidad devolvió a partir de ello una literatura particularmente corrosiva. Bierce sabía que el mundo andaba torcido desde sus orígenes e inventó un diccionario en el que las palabras tienen significados menos inocentes que el diccionario común. Así surgió el Diccionario del diablo, probablemente su obra más conocida. (Pablo Vacas | hermanotemblon.com)


Desigualdad y clases:
La propiedad es cualquier cosa material, sin valor particular, que pueda ser defendida por A contra la avidez de B. Todo lo que satisface la fiebre de posesión en unos y la defrauda en los demás. Objeto de la breve rapacidad del hombre, y de su larga indiferencia. La renta es el patrón de medida natural y racional de la respetabilidad. Otros criterios comúnmente aceptados son artificiales, arbitrarios y falaces. Porque como ha dicho con justicia Sir Sycophas Chrysolater, «la propiedad (moneda, tierras, casas o mercancías, o todo lo que nos pertenece por derecho para satisfacer nuestras necesidades) así como los honores, títulos, privilegios y posición, o el conocimiento y favor de personas respetables o capaces, no tienen otro uso y funciones reales que el de obtener dinero. Luego, todas las cosas valen en la medida en que favorecen ese objetivo, y sus poseedores deben asumir un rango acorde con tal definición. Las revoluciones vienen generalmente acompañadas de una considerable efusión de sangre, pero se estima que valen la pena, sobre todo para aquellos beneficiarios cuya sangre no corrió peligro de ser derramada.

Ricos:
Rico es el que tiene en caución, con el compromiso de rendir cuentas, los bienes de indolentes, incapaces, pródigos, envidiosos y desafortunados. Este es el criterio que prevalece en el hampa, donde la Fraternidad del Hombre encuentra su desarrollo más lógico y su defensa más candorosa. Para los habitantes del mundo intermedio, la palabra significa bueno y sabio. Las finanzas es el arte o ciencia de administrar ingresos y recursos para la mayor conveniencia del administrador. La riqueza es un don del Cielo que significa: «Este es mi hijo bien amado, en quien he puesto toda mi complacencia» (John D. Rockefeller). Recompensa del esfuerzo y la virtud (J.P.Morgan). Los ahorros de muchos en las manos de uno (Eugene Debs). El inspirado lexicógrafo lamenta no poder agregar nada de valor a estas excelentes definiciones.

Saquear es tomar la propiedad de otro sin observar las reticencias decentes y acostumbradas del robo. Efectuar un cambio de propiedad con la cándida concomitancia de una banda militar. Apoderarse de los bienes de A y B, mientras C lamenta la oportunidad perdida. Mío es lo que me pertenece, siempre que pueda apropiármelo. Antiguamente el monarca era el único amo, como lo indica la etimología de la palabra y como aprendieron, a costa de sí mismos, muchos súbditos. Un palacio es una residencia bella y costosa, particularmente la de un gran funcionario. La residencia de un alto dignatario de la Iglesia se llama palacio; la del fundador de su religión se llamaba pajar o pesebre. Un prelado es un dignatario eclesiástico dotado de un grado superior de santidad y de un gordo estipendio. Miembro de la aristocracia celestial. Caballero de Dios. Un arzobispo es un dignatario eclesiástico un punto más santo que un obispo. El número de planes para abolir la pobreza iguala al de reformadores que la padecen más el de filósofos que la ignoran. Sus víctimas se distinguen por la posesión de todas las virtudes, y por su fe en líderes que quieren conducirlas a una prosperidad donde creen que esas virtudes son desconocidas. La política es un conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios. El manejo de los intereses públicos en provecho privado. La felicidad es una sensación agradable que nace de contemplar la miseria ajena. Generoso es una palabra que originariamente significaba noble por nacimiento, y se aplicaba rectamente a una gran multitud de personas. Ahora significa noble por naturaleza y va cayendo en desuso. La aristocracia significaba gobierno de los mejores. (En este sentido la palabra es obsoleta, lo mismo que esa clase de gobierno). Gentes que usan sombreros de copa y camisas limpias, culpables de educación y sospechosos de cuenta bancaria. (Más info: http://www.analitica.com/bitblio/massimino/bierce.asp)

 

 

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