Notas:
Defensas:
Agro canario:
Centro histórico SC:
Cochinilla:
Operación Pilgrim:
Cioranescu:
Panteón de Hombres ilustres:
Canarias: Hitler:
Memoria Histórica: Santa Cruz:
Simbología:
Monumento a Franco:
Preámbulo de la Ley:
ARQUITECTURA Y ESPECTÁCULOS: ANTONIO PINTOR Y OCETE:
Los espectáculos:
En los primeros años del siglo XIX los espectáculos se desarrollaban en Tenerife bajo las mismas pautas del siglo anterior, es decir, no existía agrupación alguna o compañía y menos una sala de espectáculos.
Martínez Viera habla de la construcción del primer teatro en el Puerto de la Orotava entre 1823 y 1824. Los habitantes de Icod y la Villa de la Orotava siguieron el ejemplo fabricando uno, en los que se daban representaciones públicas durante la estación de invierno.
En Santa Cruz de Tenerife funcionaba un salón-teatro en la calle Tigre, y otro de más categoría en la calle de La Marina que se inauguró el 25 de diciembre de 1835. Dentro del convento de Santo Domingo de La Laguna se dieron sesiones teatrales entre 1838 y 1839.
Otro tipo de espectáculo fueron los museos de cera. Uno funcionó en la calle Castillo en 1882, y otro en la calle Malteses en 1887 en el que se ofrecía la reproducción en cera de personajes famosos como los emperadores de Alemania, la Reina de Portugal o el Papa, y si el visitante lo requería, al compás de un organillo, un retrato que en poco tiempo podía llevarse a casa.
También los tinerfeños podían ocupar su tiempo de ocio en el circo.
Hay noticias que indican que desde principios de siglo había actuaciones de titiriteros con juegos de acrobacia, malabarismo, etc. que de paso hacia América recalaban en el Puerto de Santa Cruz para ofrecer alguna función.
Pero sólo nos consta el circo ecuestre que funcionó en La Laguna en 1880 y en Santa Cruz, en 1898, un circo de verano en la calle del Castillo y el circo Duggi, frente al Hospital Militar. Eran espectáculos efímeros, albergues de quita y pon la carpa de paso hacia América.
Desde mediados y hasta finales del siglo XIX estuvo en activo una gallera en Santa Cruz de Tenerife que ofrecía peleas de gallos tres días a la semana.
El tiempo de ocio de los tinerfeños también fue ocupado por otro espectáculo, los toros. Sabemos del funcionamiento, en 1891, de una plaza de toros de madera, propiedad de D. Nicolás Darmani, en la calle San Juan de La Laguna. Según la prensa de la época (3) era de mucha capacidad pero de pocas corridas. Sin embargo, el éxito fue tal que al año siguiente la Sociedad «la Tinerfeña» comienza los preparativos para construir una en Santa Cruz de Tenerife.
La Plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife es proyectada por Antonio Pintor en 1892. El edificio es de planta poligonal de treinta y tres lados con graderías y un piso de palcos, debajo del cual discurre una galería. Fue construida en mampostería y se utilizó el hierro en algunos elementos de sostén como las columnas y las vigas del piso superior procedentes de Sevilla.
El estilo de la plaza sigue las pautas de otras construidas en la Península, como puede ser la de Madrid, de 1874, obra de Rodríguez de Ayuso y Álvarez Capra (4), con elementos neomudéjares: almenas escalonadas, arcos de herradura, alféizar, ventanas geminadas, etc. En la fecha de su construcción era el edificio con más cantidad de hierro de Santa Cruz (5), elogiándose su factura e inaugurándose, con la pompa que requería el acontecimiento, durante las Fiestas de Mayo de la Ciudad, en 1893, con el célebre matador internacional Luis Mazzantini. Pudieron ver la corrida 6.800 espectadores (6).
Los toros no han tenido en Canarias mucho arraigo y desaparecen pronto del ámbito insular. Sin embargo, desde 1927, y hasta la actualidad, esta Plaza ha estado vinculada a otro espectáculo, el cine.
Los cines de verano son como una prolongación de la temporada y una posibilidad de repescar algunas películas estrenadas en otro tiempo. La Plaza de toros a lo largo de este siglo se ha denominado de diferentes formas, cine Alhambra, cine Rambla, cine Tenerife y cine Plaza. En los últimos años su fisonomía, y condiciones generales, se ha deteriorado considerablemente con graves riesgos de seguridad para los espectadores; se ha utilizado para veladas de boxeo, lucha canaria, mítines políticos, conciertos, galas ... En estos días la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife ha obligado, mediante decreto, el cierre cautelar de la Plaza de Toros, <
Teatro Leal de La Laguna y el Teatro Tophan en el Puerto de la Cruz:
Teatro Leal de La Laguna
Fue proyectado en 1912. Presenta su fachada a la calle Obispo Rey Redondo, c/La Carrera, tras la cual se llega al vestíbulo de acceso al patio de butacas o a los pisos superiores mediante dos escaleras que se abren a los lados. El edificio, decorado en su interior con pinturas de Manuel López Ruiz, Botas Ghirlanda y Manuel Verdugo, es de cuatro plantas en su interior. Tiene capacidad para 800 plazas distribuidas en butacas de patio, las de platea en un corto trecho junto al escenario, en el segundo piso los palcos, el tercero para anfiteatro y el cuarto paraíso.
El edificio, concebido como teatro, se inaugura en 1915 20 y unos meses después se dispone la cabina de proyección, sacrificándose varios palcos para su acondicionamiento.
Tiene una planta en forma de herradura que permite una buena acústica pero una deficiente visibilidad en muchos asientos de la sala.
La fachada principal se compone de un cuerpo central de dos plantas flanqueado por torreones de tres alturas. La planta baja tiene tres vanos que se corresponden con las puertas de entrada, y en la segunda se sitúan cuatro pilastras, entre las que se abren tres puertas con arco de medio punto, dos de ellas con las figuras de Lope de Vega y Calderón de la Barca.
El Teatro Leal pasó en 1984 a manos del Ayuntamiento que ha encargado una serie de reformas desgraciadas. Las Pinturas de la planta baja están sometidas a un deterioro continuo, las del techo se han venido abajo alguna vez, y lo terrible del caso es que las obras han estado en manos de quienes se consideran profesionales. Sigue abierto a la espera de una subvención estatal para restaurarlo y continúan celebrándose actos de toda índole.
En 1917 Antonio Pintor realizó un proyecto de casas de viviendas y almacenes para Kuhner Henderson y Cía. en la Avenida General Mola Rambla de las Asuncionistas. En el proyecto, y en la parte de almacenes, recogía la idea de un cinematógrafo que no llega a realizarse. Sin embargo, en ese mismo solar el 25 de julio de 1928 sí se inaugurará, con la película «Triunfo» (21), un cine al aire libre denominado cine La Paz, obra de Pelayo López y Martín Romero, que será cubierto e inaugurado, con «Mesalina», con el mismo nombre el 13 de abril de 1929.
Antonio Pintor realizará en el Puerto de la Cruz un edificio concebido para cine, aunque se denomine Teatro Tophan.
Teatro Tophan
En el proyecto, del año 1926, dispuso el patio de butacas con una pendiente acertada para que la visibilidad de los espectadores no quedara interrumpida por algún obstáculo.
Sin embargo, al poco tiempo, fue suprimida porque la sala no se adecuaba para otras actividades de interés para la Ciudad. En la memoria del proyecto lo justificaba así: «el Puerto de la Cruz no posee local alguno capaz para grandes reuniones o bailes públicos y éste se utilizaría para los que se celebren sin que tenga que realizar modificación alguna» (22).
En la distribución contempló el patio de butacas y un vestíbulo de acceso. Al fondo, por encima de la última fila de gradas y muy cerca del público, instaló la cabina de proyección de nuevo infringiendo la normativa, por donde entra y sale el público. Todos los servicios y anexos fueron ubicados en una casa próxima a la sala.
De los locales dedicados a espectáculos proyectados por Antonio Pintor sólo queda en pie la Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife y el Teatro Leal de La Laguna. Y en pie seguirán si se les aplica la profunda reforma que necesitan. Si el espectáculo de los toros nos queda algo lejos por la propia idiosincrasia del canario no sucede lo mismo con el teatro y el cine.
Sin embargo, haciendo una recapitulación de estos locales, que forman parte de la memoria colectiva, nos encontramos con un panorama desolador.
Sobrevive el Teatro Guimerá en Santa Cruz, restaurado recientemente con unos resultados poco convincentes, y el Teatro Leal de La Laguna. De los 78 cinematógrafos, de pantalla única, que proyectaron cine en Tenerife en los años sesenta se pasa a 24 en los años ochenta, y en la actualidad exhiben películas uno (23) en la Capital y seis en otras poblaciones de la isla.
En Tenerife esta tipología fue abordada por escasos arquitectos, el que más y mejor fue Marrero Regalado; pero las primeras salas de espectáculos de este siglo con que contó el público de Tenerife fueron realizadas por Antonio Pintor. Arquitecto con más de cuarenta años al servicio del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, viajero, precursor de los consulting en Canarias, más de 30 años como profesor en la Escuela de Náutica, arquitecto Diocesano y arquitecto Provincial. Modernista enmascarado, ecléctico... formó parte de una generación denominada por Rodolfo Ucha como de «los tradicionalistas antiguos» (24). Pintor será uno de los últimos arquitectos previos al Movimiento Moderno en Canarias junto a Oraá, Fernando Navarro, López de Echegarreta, Barry, Estanga, etc. Ellos serán los principales representantes y responsables de cerrar una época histórica, resumen de cuatro siglos de arquitectura sin vanguardia.
Guanches: Farrujia:
LA FUENTE DE LAS GOTERAS EN LA SALEMERA (MAZO)
TESORO DEL PINO GACHO (FUENCALIENTE)
http://josecarlosrincon.blogspot.com
Anaga:
La Reserva de la Biosfera de Anaga está ubicada en los municipios de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Tegueste, además de la franja marina que la rodea. Con este nombramiento Tenerife se suma a los territorios canarios con esta distinción: La Palma, Lanzarote, El Hierro, Fuerteventura, La Gomera y parte de la isla de Gran Canaria.
Para celebrar este reconocimiento hemos seleccionado algunos pequeños textos de la literatura de viajes, en torno al siglo XIX, en los que aquellos visitantes plasmaron sus impresiones sobre este territorio.
En estas citas bibliográficas de Anaga los autores describen su admiración por la cumbre, los bosques, la presencia del agua y la sensación acogedora, reconfortante y de paz de este lugar singular de Tenerife. Estos son algunos de los valores que hoy se intenta preservar.
Anaga en la literatura de viajes
Cumbres de Anaga Valentín Sanz (1849-1898)
"En los bosques de las regiones elevadas admira el viajero grupos de árboles siempre verdes, distintos de los que se ven en las selvas de Europa, Siendo esta región, especialmente en su extremo NE., tan poco visitada de los sabios que han llegado á este archipiélago, y permaneciendo aún desconocida para casi todas las personas ilustradas del país, fácil es comprender como todavía puedan existir algunas especies vegetales ignoradas de los naturalistas y que aún se hallen por clasificar" (1898)
Con estas palabras Manuel de Ossuna advertía de lo poco frecuentada que era Anaga por los ilustres visitantes que llegaban a las islas, en una época en que las expediciones de viajeros y científicos europeos eran ya muy frecuentes.
A pesar de todo, algunos de ellos sí se adentraron en la zona y dejaron su testimonio en los textos:
René Verneau (1852-1938) Antropólogo francés, llegó a las Islas Canarias en el año 1877 y a partir de ese momento quedó ligado a este archipiélago. Su viaje tenía una misión científica: constatar la hipótesis sobre la relación étnica entre los antiguos habitantes de las islas y el hombre de Cro-Magnon. Esto narra de su paso por Taganana:
“Taganana es un pueblo bonito, cuyas casas blancas, con postigos verdes, se destacan vivamente entre las montañas sombrías que lo rodean por todas partes (..). El agua no falta pues corre en abundancia por el barranco que pasa en medio del pueblo y que hay que vadear (..)” (1881)
Jules Leclercq (1848-1928) Humanista y viajero belga, visitó Canarias y escribió sobre su impresión de Anaga:
“Estas montañas me llamaron la atención desde mi llegada a Tenerife por sus formas violentas y atormentadas. Han sido poco exploradas y no sé de viajero alguno que las haya descrito. Acabo de hacer una excursión a ellas, en la que he tardado más de veinte horas, mochila al hombro, a través de los parajes más salvajes y desiertos”.
“Es preciso haber recorrido a solas estas cumbres, en medio de nubes y ráfagas de viento, para conocer lo que hay de reconfortante en el sumergirse en los fortificantes efluvios de la naturaleza”
“En aquellas alturas reinaba un profundo silencio, solo interrumpido por el temblor de las húmedas hojas, agitadas por el soplo de la brisa” (1879)
Sabin Berthelot (1794-1880) De origen marsellés, llegó a Tenerife en 1820, donde residió hasta su muerte. Escribió con el botánico inglés Philip Barker Webb la obra "Histoire Naturelle des Îles Canaries", a la que este blog le dedicó una entrada. Así describió Anaga:
“Es preciso haber aspirado la fragancia del bosque [de Anaga] para concebir lo que el espíritu experimenta, de intenso goce, en medio de esta atmósfera, tan llena de vida. La paz del lugar, su grandioso aspecto, sus bellezas virginales, llevan el pensamiento a la meditación”
“Llegamos al pequeño valle y bajamos al pueblo que la espesura nos había ocultado hasta entonces. El relieve es accidentado, desigual, los altozanos están coronados por chozas y casitas, y entre ellos, barrancos que separan los grupos de viviendas. El terreno es fértil y está regado por pequeñas corrientes de agua…” (1820)
George Glas (1725-1765) Comerciante escocés, vino a Canarias por negocios y dejó escritas sus impresiones sobre muchos y variados aspectos de las islas. También hizo referencia a Anaga:
“…hay muchos, pequeños, agradables y románticos valles y hondonadas, con abundancia de agua y muchos umbrosos bosquecillos” (1764)
ANTONIO HERRERO Han pasado 67 años desde que el Ejército español comenzara a construir el último cinturón defensivo de Santa Cruz de Tenerife. Aquella armadura hecha en los primeros años de la dictadura franquista para proteger Tenerife de una eventual invasión por las fuerzas aliadas en la II Guerra Mundial estaba hecha principalmente de hierro y todavía se conserva en pie, oculta a la vista. Tal es así que la mayoría de los santacruceros ni siquiera sabe que existe.
Costó 3.200.000 pesetas, 18.000 euros de hoy y una fortuna para la época, poner en pie el fortín en el Barranco de Santos. Se tardó tres años en terminarlo y en ese tiempo, el peligro que justificó su construcción se había disipado hasta el punto de que nunca llegó a utilizarse. La defensa chicharrera se hizo bajo la premisa de poner a salvo un preciado y básico bien: el combustible. De acuerdo con la información del Archivo Militar Intermedio de Canarias, los ingenieros militares consideraron que la protección del Archipiélago canario requería asegurar el suministro de combustible dado el creciente volumen de consumo en las Islas y las necesidades del propio Ejército.
La Refinería, que abastecía de combustible tanto al Archipiélago como a la Península, hacía especialmente vulnerable a Santa Cruz de Tenerife. De ahí que el Mando Económico y Militar del Archipiélago, creado en el verano de 1941 y que concentraba en un mando único a los tres Ejércitos, decidiera fortificar las posibles zonas de desembarco. Por eso, los túneles del cinturón defensivo de la capital tinerfeña está compuesto de siete depósitos con capacidad para 80.000 litros de fuel cada uno y al abrigo de bombardeos.
No se trataba de un temor infundado. Existen documentos que avalan la existencia del peligro. Estos legajos históricos revelan que, una vez estalla la II Guerra Mundial, los aliados planifican en 1940 una operación para ocupar militarmente el Archipiélago canario. Se trataba de una invasión capitaneada por el Reino Unido bautizada con el nombre de operación Pilgrim.
Además, hay constancia de que durante la II Guerra Mundial, la capital tinerfeña fue sobrevolada por aviones americanos con base en Kenitra (Marruecos) en actos que constituían una violación del espacio aéreo español. De hecho, estas operaciones fueron contestadas por el fuego antiaéreo de las Islas. Desde Tenerife hubo un total de 41 acciones de fuego antiaéreo. Dos reflectores, situados en la montaña del barrio de La Alegría y enfrente de la sede del actual Instituto Oceanográfico de Canarias apoyaban estas acciones.
Fue ante el sonido de los tambores de guerra que la autoridad militar decidió fortificar las Islas concentrando el esfuerzo fundamentalmente en Gran Canaria y Tenerife. Inglaterra había agrupado a unos 5.000 hombres y los barcos necesarios en Escocia, por si Franco permitía la entrada de tropas alemanas para ocupar Gibraltar. Para este plan, denominado Chutney, se planteó la ocupación de Gando y el Puerto de la Luz. Los británicos se dieron cuenta de que para ocupar Canarias necesitaban por lo menos 25.000 hombres y se pusieron como fecha para llevar a cabo la ofensiva mediados de septiembre de 1941. España, sin embargo, consiguió neutralizar la operación, movilizando el 15 de julio la guarnición de las Islas, dos divisiones con un total de 25.000 hombres.
Aunque garantizado el rechazo de una posible ofensiva con efectivos humanos, el mando observó que sin combustible era imposible resistir un asedio. Por ello, los ingenieros militares recibieron el encargo de asegurar el abastecimiento de carburante para hacer funcionar la maquinaria bélica en caso necesario. Resguardar el combustible bajo tierra, pero en un lugar accesible fue la solución que dieron y calcularon que tendrían suficiente con 560.000 litros.
Los siete depósitos de 80.000 litros de capacidad se encuentran en el interior del Barranco de Santos, al lado de la ermita de La Candelaria. Se hallan a 20 metros de profundidad y fueron fundidos en la empresa Altos Hornos de Vizcaya, en el Puerto de Sagunto. Viajaron hasta Tenerife en algún momento de 1945, ya que la obra para su instalación en Santa Cruz comenzó en febrero de 1946. Por entonces, hacía seis meses que había finalizado la II Guerra Mundial, pero el proyecto, ya muy avanzado, siguió adelante.
Los militares buscaron para instalar estos depósitos un lugar que fuese capaz de soportar el impacto de bombas de aviación de hasta 500 kilos de peso lanzadas desde 1.000 metros de altura. El espacio ideal era una galería de agua, de las muchas que abundan en Tenerife.
Pero no valía cualquier galería. Debía tener unas determinadas dimensiones. Cinco metros de longitud y tres por tres metros de ancho era el tamaño adecuado para conseguir que los depósitos estuvieran aislados del exterior y pudieran circular camiones por el interior.
Según el proyecto técnico, la instalación requería una ventilación que fuese capaz de desalojar de inmediato los gases que se generaran en el interior. Además, precisaba un buen camuflaje. En esta línea, un escrito de la Comandancia de Obras de Tenerife planteaba que los lugares más convenientes para la instalación de los citados depósitos eran "construcciones ordinarias" a las que se les diera "el aspecto exterior de viviendas con una sencilla pista de acceso", para conseguir así "un perfecto camuflaje".
Durante el proceso de búsqueda del lugar adecuado para la instalación de los depósitos, se evaluaron diversos emplazamientos. Montaña Pacho, San Roque, Pico Colorado, la Montaña de Ofra, la Montaña de Taco, así como zonas elevadas de La Orotava y Granadilla fueron algunas de las opciones. Además, los militares sopesaron colocar fuertes defensivos de este tipo en otras islas. De este modo, en La Palma se eligió colocar un depósito al norte de la capilla de Las Nieves; en Gran Canaria, dos en La Isleta y otros dos a la entrada del Barranco de Guanarteme y a la entrada del Barranco del Cardón; en Fuerteventura, otro en la carretera de Antigua con el Barranco de Risco Prieto; y en Lanzarote, en la Montaña de Guatisea.
Los vecinos de la zona que guardan memoria de las obras que se realizaron en el lugar refieren hoy cómo los trabajadores dinamitaban la montaña para hacer hueco a los depósitos. Los trabajos de instalación de los depósitos de hierro en Tenerife terminaron a principios de 1949, con el fantasma de la invasión ya muy alejado. Aún antes del fin de la guerra fría, pero ya con el Muro de Berlín a punto de caer, el Ministerio de Defensa procedió en 1988 a la desafectación de los terrenos donde se llevó a cabo esta obra de ingeniería, eliminando con ello la posibilidad de darles utilidad defensiva.
Acceder a ellos nunca fue fácil. En la época en que fueron construidos había que sortear lo que iba a ser el cuerpo de guardia y el habitáculo donde tenía que dormir la guarnición encargada de su vigilancia. Llegar hasta los depósitos hoy resulta igualmente difícil, ya que el Ayuntamiento de Santa Cruz tapió las tres entradas que tenía. Durante un tiempo, antes de que la administración municipal cerrara el acceso a la galería de los combustibles, el lugar fue utilizado por delincuentes que desguazaban y escondían en su interior motos robadas.
Para entrar hoy en la galería es necesario contar con la ayuda de los bomberos y eso es lo que hizo la opinión de tenerife para poder visitarla, verificar su estado actual y escribir de ello. Los bomberos de Santa Cruz, con el apoyo de un camión autoescala, descosieron parte de la malla que protege a los turismos de desprendimientos de cascotes en el acceso a la galería. La única entrada disponible hoy mide unos seis metros de largo, cuenta con varios escalones y está situada a 12 metros de altura. Al final del mismo se encuentra uno de los tanques que tiene una altura de tres plantas y aparentemente se halla en buen estado.
El depósito cuenta con un cinturón de hormigón anclado por cuatro puntos. El depósito está protegido por una bóveda de ladrillo rojo y conserva el encalado, a pesar de la humedad y las filtraciones de agua. Desde la entrada varias tuberías y llaves conducen hasta uno de los depósitos. Una escalera de hierro baja hasta los cimientos. Las paredes son gruesas para soportar el impacto de bombas de aviación de 500 kilos de peso, como se detalla en el proyecto.
Según los vecinos del lugar, hasta fechas recientes solía visitar la zona un hombre al que apodaban el sargento y que vivió varios años en las instalaciones. También recuerdan que, con las obras, llegaron al menos dos matrimonios peninsulares que estuvieron residiendo en el lugar unos dos años.
Pasados 64 años de su finalización, la obra de ingeniería resulta espectacular a la luz de los focos, más todavía si se piensa en los medios con que se contaba en aquella época. Tras la visita, las chapas que tapian la entrada vuelven a su sitio, así como la malla protectora. La maleza, que ocupa gran parte de las instalaciones llamadas a ser la gasolinera secreta del Ejército, lejos del mar y de miradas indiscretas, mantiene el cinturón defensivo de Santa Cruz intacto y camuflado entre el vecindario de lo que fueron los arrabales de la ciudad.
En la sociedad actual mucha gente vive de las opiniones, y otros tantos viven con las consecuencias de estas opiniones. Viene esto a colación de las polémicas que los medios de comunicación y redes sociales están recogiendo estos días de estío entre responsables políticos del sector agrario de nuestro Archipiélago, tanto regionales como insulares, representantes cualificados de los distintos subsectores que conforman el mismo y la ciudadanía en general, preocupada como lo está por nuestra soberanía alimentaria, y que debieran obviarse por la importancia del agro canario.
El sector primario en Canarias tiene una importancia relativa dentro del PIB del Archipiélago, equivaliendo ésta a aproximadamente un 1,3%, cantidad asimilable al peso de la Agricultura en la UE pero significativamente menor al total español que roza el 2,7%. El relativamente escaso peso de la agroalimentación respecto al resto de los sectores económicos de nuestras Islas no impide que juegue un papel más que relevante en nuestro equilibrio socioeconómico.
Nuestra agricultura sostiene una quinta parte de la exportación, destacando los plátanos, los productos hortofrutícolas y pesqueros, el tabaco y las flores y plantas. Así mismo ocupa el 3,1% de la ocupación laboral concentrando actividades que al ser muy intensivas en lo que a mano de obra se refiere, tienen por tanto gran capacidad de absorción de parte de la población activa actualmente desempleada por motivos, entre otros, de falta de cualificación. Aparte de estos ocupados directos emplea al 29,6% del total de la industria canaria, en los subsectores de la alimentación, bebidas y tabaco.
El agro canario permite además mantener un tejido rural básico en nuestra región, dados los importantes desequilibrios existentes en la misma y los procesos de despoblamiento en algunas zonas interiores de nuestras islas. Por extensión da vida a una amplia serie de actividades conexas entre si que van desde el empaquetado de los productos agrícolas a las operaciones de estiba y desestiba en los puertos canarios.
Constituye, asimismo, una eficaz protección para un medio ambiente como el nuestro de gran interés ecológico y caracterizado por la escasez de recursos naturales, de terreno y agua, con graves problemas de salinización y erosión, sometido además a una gran presión demográfica consecuencia del turismo y las migraciones.
Tres son las producciones agrícolas que concentran la mayor superficie de cultivo: el viñedo, cultivo de especial importancia por el gran número de pequeñas explotaciones sobre las que se asienta; el plátano con una producción que equivale a la cuarta parte de nuestra Producción Final Agraria (PFA) y la papa, que ocupa una superficie cultivada de relativa importancia. Otras producciones vegetales relevantes desde el punto de vista económico son el tomate, aunque en descenso actualmente, las flores y plantas ornamentales, en moderado crecimiento, y el pepino, el pimiento y las judías verdes, todas ellas producciones con escasas superficie pero de relevancia exportadora.
Entre las producciones ganaderas destacan las cabañas de caprino, tanto de leche como de carne, que equivalen al 10,5% aproximadamente del total español y la avicultura de puesta que representa un significativo 5,2% del total del país.
Debemos ser conscientes en nuestras políticas agrícolas del potencial que los intercambios comerciales de productos agrícolas, alimenticios y agroalimentarios para Canarias tienen, dada su insularidad y su escasa capacidad de autoabastecimiento. La dualidad del sector, con un subsector de agricultura de exportación altamente especializado en frutas, hortalizas, plantas y flores, coexiste con otro enfocado al abastecimiento interno (vino y producciones ganaderas) y que destaca por su papel económico, social y medioambiental. Esta dualidad existe también en lo estructural ya que en las explotaciones minoritarias se asienta el grueso de la producción canaria destinada al autoconsumo y la mayor parte de la exportación se concentra en las grandes explotaciones. A su vez tiene su reflejo en las relaciones comerciales del Archipiélago, en las que sectores tradicionalmente exportadores coexisten con los del consumo interno, sometidos además a una fuerte competencia del exterior por nuestro específico régimen fiscal y comercial.
Las propuestas para cualquier reforma de la política agrícola canaria deben recoger medidas que permitan mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria, ampliando las funciones y los fines de las organizaciones de productores y de las organizaciones interprofesionales, de manera que puedan éstas tener un mayor protagonismo en la gestión de los mercados y en el control de la oferta, alejándose al máximo del intervencionismo público y considerando las excepciones necesarias en la normativa que tengan en cuenta las especificidades de nuestro sistema agroalimentario.
La simplificación debe estar presente en cualquier debate sobre el tema, de modo y manera que las nuevas disposiciones sean fáciles de explicar y aplicar a nuestros agricultores y productores, sin que les ocasionen mayores costes o cargas administrativas y sin que supongan grandes inversiones al erario público canario.
La política es el arte de intentar ordenar la vida de los demás para que todos seamos libres: libres para pensar, libres para elegir y libres para buscar y alcanzar el bienestar común y personal. En definitiva, libres.
(Alfonso J. López Torres, 30/08/2015)
Del Diario de Avisos de hoy:
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVO
El debate sobre el patrimonio histórico de Santa Cruz de Tenerife no tiene fin. La denuncia de historiadores, arquitectos y asociaciones diversas sobre su mala conservación pretende llevar en volandas al Ayuntamiento para que aborde de una manera sensata y urgente lo que aún queda en pie y se conserva. El antiguo Balneario, protagonista esta misma semana por el accidente de unos jóvenes al caerles encima uno de los muros internos del edificio, sirve para ejemplificar lo que ha sido la evolución de la historia de los inmuebles en la ciudad: abandono, desidia, ruina y demolición para empezar de nuevo. Eso hace que la capital no tenga casco histórico, según defienden algunos especialistas como la doctora en Historia del Arte Ana María Díaz Pérez. O como afirma el arquitecto Sebastián Matías Delgado: en Santa Cruz no hay un lugar concreto al que enviar a los visitantes que preguntan por el casco histórico, entre otras cosas, porque lo que queda está disperso y lo que no hay fue sustituido por nuevas construcciones que alejan a la ciudad de su pasado.
Ana María Díaz ofreció recientemente una conferencia en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, dentro de las jornadas Descriptio Urbis, que llevaba por título La ciudad sustituida, un recorrido por el Santa Cruz antiguo y por sus símbolos desaparecidos o trasladados de sus ubicaciones originales que hace que se desdibuje el conjunto histórico. Díaz, a través de su recorrido por la capital, califica de “graves errores sin marcha atrás” muchas decisiones tomadas en el pasado. Para esta mujer, también miembro del Instituto de Estudios Canarios, de la Tertulia de Amigos del 25 de julio y de la Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, la sucesión de decisiones erróneas en torno al patrimonio ha supuesto “la privación de un interesante casco histórico”, por lo que invita a que se tome conciencia de ello para evitar repetirlos en el presente.
La ponencia de Ana Díaz permite dar ejemplos concretos de lo que ha desaparecido en la capital y que ella enlaza a través de las distintas sedes que la Capitanía General de Canarias tuvo en la ciudad a lo largo de los siglos. Ese camino de la “ciudad sustituida” comienza en el desaparecido Castillo de San Cristóbal (siglo XVI), sede de la primera Autoridad Castrense, espacio que hoy ocupa la plaza de España. Allí se alzó la que fuera la primera fortificación importante de Tenerife, desaparecida a principios del siglo XX. La última remodelación de la plaza de España permitió encontrar sus restos. Ahora, sobre ellos se sitúa un lago artificial. Un centro de interpretación permite visitar los restos encontrados. Díaz cita al cronista oficial de Santa Cruz, Luis Cola Benítez, para reseñar lo que opina de esta remodelación: “Nos han arruinado, sin necesidad, una de las más hermosas entradas de todas las ciudades marítimas españolas”.
Reproducción
En contraposición a esta desaparición, está la reconstrucción de la portada que daba entrada a la que hoy se conoce como Alameda del Duque de Santa Elena, aunque originariamente fue la Alameda del Duque de Branciforte (finales del XVIII). Este espacio que reproduce los pórticos originales que también desaparecieron en su momento, acoge la Fuente de Los Delfines, de la que ahora sólo queda su base. Se perdieron, precisamente, los elementos que le daban nombre y que la coronaban entrelazados.
La Alameda da paso a la plaza de La Candelaria, en la que se conserva la única edificación del siglo XVIII que se mantiene en pie en la ciudad, el Palacio de Carta, y que también fue sede de la Capitanía General.
En esta plaza estaba la casa que fue primer Ayuntamiento de Santa Cruz, una casona de dos plantas en la que nació el político Leopoldo O’Donell y que también albergó a los militares. Tan significativo edificio fue demolido y en su lugar se construyó el inmueble que hoy ocupa el Banco Santander. En la misma plaza y ambos lados del Palacio de Carta se levantaban otros dos históricos enclaves. Uno es el que fuera el Hotel Victoria, que hoy está ocupado por Zara, y el otro es la casa en la que nació el músico Teobaldo Power (hoy apartamentos Plaza).
Díaz señala otro de los lugares en los que la Capitanía General se instaló y que fue demolido: una vivienda en la vía de la Marina, esquina a la de Emilio Calzadilla, que posteriormente albergó al Hotel Italiano. Ahora hay un moderno edificio en el que se ubica el Banco Sabadell. “En nuestra opinión fue un error que se demoliera ese ejemplo de la arquitectura canaria de aquellos años”, señala. El acomodo definitivo de la representación militar llevó la Capitanía hasta la actual plaza de Weyler, donde el viejo Hospital Militar fue derribado a finales del siglo XIX y se construyó un edificio neoclásico, que se completó con el conjunto de la plaza de Weyler.
El recorrido de Díaz termina en este enclave capitalino, pero hay otros como por ejemplo el Teatro Guimerá, que se levanta sobre el solar en el que estaba el convento de Santo Domingo, lugar en el que se hicieron fuertes las tropas inglesas del almirante Nelson. Si se vuelve al entorno de la plaza de La Candelaria, tal y como describe el profesor José Manuel Ledesma en un artículo dedicado a este lugar, en la última reforma del espacio se recolocó la primitiva fuente de la Pila que le dio su primer nombre al lugar, uno de los pocos testimonios materiales que perduran del siglo XVIII, “aunque no se colocó en su sitio original sino en el que antes ocupaba la Cruz de Montañés”. Este último elemento es otro de los que se encuentra desplazado de su ubicación original. Data de 1729 y debido a la reforma de la plaza, la cruz de mármol se trasladó a la plaza de San Telmo. Con la desaparición de este lugar fue a parar a su actual emplazamiento, en la plaza de la Iglesia, junto a la parroquia matriz de la Concepción, escondida tras las rejas del jardín. Casi invisible, como los cinco siglos de historia de Santa Cruz de Tenerife.
Canarias es el único territorio de la UE donde se produce cochinilla para su comercialización ya que existen varios factores que determinan el carácter específico del producto como son un exclusivo tipo de huésped como es la tunera Opuntia ficus indica y un singular tipo de insecto, el Dactylopius coccus o cochinilla.
El cultivo del tuno y la cochinilla es una labor ecológica, a la que no afectan prácticamente las plagas, y ayuda al mantenimiento del suelo, evitando la erosión y ofreciendo además la posibilidad de aprovechar el fruto de la tunera para su comercialización. Además este insecto se halla perfectamente naturalizado en nuestro Archipiélago así como su alimento.
La cochinilla canaria puede considerarse en la actualidad, y más en la época de crisis en la que estamos inmersos, como una verdadera oportunidad y una potencial fuente de riqueza para las Islas Canarias. Es por ello que este subsector comienza un nuevo ciclo ante un primer logro como es la presencia de este cultivo en el Plan de Desarrollo Rural (PDR) 2014–2020 consecuencia de la solicitud de inscripción ante el correspondiente registro comunitario de la Denominación de Origen Cochinilla de Canarias.
Debemos pues demandar de todas las Administraciones, llámense Ayuntamientos, Cabildos Insulares o Gobierno de Canarias el reconocimiento y apoyo a este cultivo que ha sido tradicionalmente un producto de exportación, pues su uso y consumo en el mercado interno ha sido siempre escaso.
Es a partir de ahora cuando podremos contar con herramientas de promoción, y quizás sean los sectores insulares de Artesanía, Moda o Diseño, a través de los Cabildos de las Islas productoras implicadas, quienes debieran valorar su uso y empleo, tal y como están haciendo ya artesanos franceses, holandeses y alemanes para el teñido de lanas, sedas o cueros .
Es consecuencia de ello el por qué la cochinilla de Canarias puede y debe tener un futuro halagüeño por su valor añadido en el sector textil. En cambio es en su transformación e industrialización es donde existe una demanda más que considerable para el colorante E120, producto a día de hoy importado en su totalidad de América del Sur.
En otras épocas existía gran demanda exterior de nuestro cultivo de cochinilla, hasta que las multinacionales comenzaron a fijar sus sedes en América del Sur y a comprar estos insumos principalmente en Perú a precios muy por debajo de los de mercado, ya que según la FAO el 80% de los mismos proceden de la recolección silvestre, acaparando de este modo la casi totalidad del mercado internacional del producto, con grandes producciones a precios predatorios y unido esto a la globalización de la cochinilla acabaron extinguiendo a nuestros cosecheros de antaño.
No obstante, las nuevas figuras de calidad diferenciada como la que en la pasada legislatura a través del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, en estrecha unión y colaboración con los productores de cochinilla de nuestras islas, se trabajaron y documentaron para solicitar ante la Unión Europea el registro la Denominación de Origen Protegida (DOP) Cochinilla de Canarias debe unirse a la necesaria y moralmente obligada ayuda del actual Gobierno de Canarias para promocionar la misma, ya que esta colaboración y sinergia será fundamental para la apertura de nuevos mercados internacionales y de este modo conseguir la generación de empleo vinculada al cultivo, la diversificación de nuestro desarrollo rural y el principio de la industrialización a través de la I+D+i.
La cochinilla de Canarias va camino por parte de la UE de un reconocimiento que en la actualidad no ostenta ningún otro colorante natural a nivel internacional. Esto debe ser más que suficiente para que nuestros responsables políticos lo apoyen clara y decididamente en beneficio de nuestro agro, de nuestros productores y por ende de nuestra Comunidad Autónoma.
Canarias. Latitud de vida.
(Alfonso J. López Torres, 2015)
Austin Baillon, nacido en el Puerto de la Cruz, fue una pieza clave en el desarrollo del plan Pilgrim.
Declaraciones de A. Baillon a El Día, 20 de marzo de 1994.
P.J.I. Parachute Jumping Instructor
Con respecto a la Operacion "Pilgrim", un testimonio de primera mano que aclara algunos puntos, el de Austin Baillon.( Declaraciones al periodico EL DIA, 20 de marzo de 1994, y conferencia en Santa Cruz de Tenerife, "Canarias y la Operacion Pilgrim", Seminario de la UMP, "Espejismos y realidades en la exploracion y geopoliticas atlanticas", 1994)
Baillon tenía en 1940 solo 22 años, y era un jovencísimo capitán del Ejército británico. Había sido seleccionado por el SOE (Special Operation Executive) junto con un grupo de menos de 40 hombres, todos Oficiales, para integrar un pequeño grupo de comandos con una misión muy especial, en caso de producirse la Operacion Felix, el ataque a Gibraltar, se debían infiltrar en Andalucía y causar toda una serie de sabotajes prefijados en instalaciones e infraestructuras consideradas como vitales a fin de retrasar el avance alemán. Baillon y su grupo recibieron entrenamiento en paracaidismo y técnicas especiales en Escocia.Tras la instrucción fueron trasladados a Gibraltar, desprovistos de insignias de unidad para no delatarse, la operación se debería conocer como Goldeneye (ojo dorado). La característica común a todos ellos era su perfecto dominio del castellano, sin acento alguno.
La Operación Félix quedó en nada por parte de los alemanes y las prioridades fueron para otro lado. Baillon fue convocado a Gran Bretaña para otra misión ya que era el hombre perfecto para encabezarla. No solo es que hablara perfectamente castellano, es que había nacido y vivido en Tenerife hasta que comenzó la Guerra en 1939, concretamente en el Puerto de la Cruz, donde residía su familia, todos británicos, desde finales del siglo XIX. Baillon, con la mitad de su grupo inicial, menos de 20 hombres, debía partir para Invernay, Escocia, donde se estaba reuniendo la Fuerza expedicionaria, sobre los 25.000 hombres, para la Operacion Pilgrim. La misión de Baillon y sus hombres consistiria en saltar en paracaidas un poco antes del ataque, infiltrarse en la Isla, y tratar de neutralizar las defensas del aeródromo de los Rodeos y de las baterías de costa que defendían la refinería de petróleos de Santa Cruz de Tenerife, principales objetivos.
Pilgrim quedo en nada, las Fuerzas y medios reunidos en Escocia se aprovecharon para la invasión del Madagascar de Vichy. El grupo de Baillon fue dispersado.
Artículo (extracto) de Lilica Voicu Brey publicado en el periódico EL DIA el Sábado 18 de noviembre de 2000 con motivo del primer aniversario del fallecimiento del insigne historiador ALEJANDRO CIORANESCU, que tanto aportó al conocimiento del transcurrir de los siglos en Tenerife.
"...del matrimonio del primer antecesor conocido de los Cioranescu, Ion Cioranu (1850-1918), el abuelo de ALEJANDRO CIORANESCU, con María Marcu (1853-1910) resulktaron diez hijos, cinco varones y cinco hembras. De los varones, tres llegaron a estudiar y abtener el títudlo de maestros de escuela. El primer nacido y por consiguiente el primero en obtener el título esmetado fue Ion (Ionascu) Cioranescu (1 dic. 1874), 5 ene. 1948), el padre de ALEJANDRO CIORANESCU, fue el creador, en Rumanía, de la enseñanza especial para sordomudos.
Ecaterina Teodorescu (1880-1965), la madre de ALEJANDRO, era hija de Constatín Teodorescu, de origen griego, cura de una parroquia de Bucarest, fue también maestra de escuela.
Fruto de la relación de Ecaterina con Ion Cioranescu fueron 9 hijos. No ahorraron ningún esfuerzo en dar a todos sus hijos la posibilidad de una instrucción selecta, fundando de esta manera, "una familia de una gran extensión de miembros con talento y espíritu creativo."
El primer nacido en la familia fue una niña, Ana (1901-1968), nacida diez años antes que ALEJANDRO. Eligió estudiar geografía. Ana Cioranescu era "una mujer bella y romántica" que invirtió mucho dinero en novelas francesas que, secretamente, eran leídas por ALEJANDRO.
A Ana le siguió Nicolae(1903-1957), En 1925 acabó la carrera de matemáticas y se doctoró en 1929. También fue poeta. Leía todas las revistas lierarias de la época. Demócrata convencido, tuvo una actitud de igual adversidad respecto al fascismo como al comunismo.
El tercer hermano fue Ion (1905-1928), fue la figura mas "tierna y de alguna manera tímida". Se matriculó de Letras en la Universidad de Bucarest, pero a causa de una tuberculosis tuvo que abandonar los estudios para ingresar en el balneario de Geoagiu y después en una clínica de Sibiu, donde murió a la edad de 23 años. A pesar de su corta edad aprendió bien el francés y el alemán en el instituto y, por su cuenta, el inglés y el italiano. Tradujo versos de todos estos idiomas y sus variantes se inscriben entre los mejores en lengua rumana. Tudor Viana dijo acerca de él: "Son raros los casos en que un poeta se haya encontrado inspirado por la experiencia mas directa y por el contacto más vivo con la muerte"
Vino al mundo Constantin Cioranescu (1907-1949, el mas "movido" de toda la familia, quien hizo sus estudios secundarios en una academia militar, después ingeniería, especialidad electromecánica y matemáticas. Es autor de mas de 60 trabajos originales y traducciones del francés de muchos manuales relacionados con el campo de la ingeniería. Asismo escribió versos que se publicaron.
El siguiete hijos de la familia fue una niña que "prefirió venir al mundo con el pelo rubio" y a quien llamaron Ecaterina (1909-2000). Hizo una brillante carrera de química.
Después de Ecaterina vino al mundo ALEJANDRO, como sexto hijo de la familia. DON ALEJANDRO, como cariñosamente se le llamaba en Tenerife, el rumano hijo adoptivo de Santa Cruz, es ya todo un mito en Canarias. Quizás se sepa menos que fue un niño prodigio que se presentó por propia iniciativa en la escuela de su pueblo natal deseoso de estudiar cuando contaba con sólo cinco años de edad, que encabezó las listas del más conocido instituo de Bucarest y que consiguió tres títulos en cuatro años: filología rumana, filología francesa, en la Universidad de Bucarest, y el diploma de la Escuela Superior de Archivistica y Paleografía de la capital rumana. A todo ellos hay que añadir que asistió a cursos de lengua y literatura italianas cuyo perfecto dominio le llevaron a emprender con éxito su conocida traducción de Dante. Sería redundante quizás para los habitantes de Tenerife hacer referencias al autor de las mas de dos mil páginas de la Historia de Santa Cruz de Tenerife (1977-78), al traductor del francés al español de Le Canarien (Las crónicas francesas de la conquista de Canarias), 1959; del español al francés de las Oeuvres de Cristophe Colomb (1961); del italiano al español de la Historia de las Islas Canarias (1959) de Leonardo Torriani; del editor de la Historia General de las Islas Canarias (1950) de José de Viera y Clavijo y de las Poesías (1995) de Bartolomé Cairasco de Figueroa, y otros centenares de títulos a través de los que ALEJANDRO CIORANESCU agradeció con creces el trato que recibió en las Islas. Su amor hacia la tierra de su exilio es incontestable. Las islas fueron su segunds casa y su esfuerzo valió su cariño y su inconmensurable deseo de conocer su nuevo hogar. Lo dijo él mismo en una entrevista publicada por Ernesto Salcedo en EL DIA, 16/12/1979,
"Para mí, en 1948, Canarias era una país totalmente nuevo. No puedo pretender que lo amaba, ya que no lo conocía, pero precisamente por ello me convenía conocerlo. Creo que cuando se conoce verdaderamente bien a algo, el afecto se da por descontado"
El séptimo hijo de la familia fue María (1913-1994). Bella, rubia, sentimental, María hizo una brillate carrera de médico "cuidando mucho a los demás y menos a ella".
Vino después otra niña Elena (1915-1983). Al acabar el bachillerato "evitó la contaminación universitaria". Le gustaba leer y leyó muchísimo. Escribió una novela que no llegó a publicarse. Soportó con estoicismo las vicisitudes de la historia y de una vida austera característica de aquella atormentada época.
El benjamín de la familia Cioranescu fue Gheorghe (1918-1993), licenciado en derecho y en filosofía. Fue el fundador de la Unión Internacional de los Demócratas Cristianos. Escritor, periodista, poeta historiador, politólogo, George Cioranescu publicó mas de cien títulos; traducciones de Antonio Machado, Federico García Lorca, Shakespeare y otros. Desde Munich desarrolló una importante actividad política en el marco de la crítica del comunismo. Durante años se dirigió a los rumanos por medio de las ondas de la emisora Europa Libre.
ALEJANDRO CIORANESCU se casó con Lyda Ianculescu (1911-1988), hija del que fue el director de la Escuela Rumana de París. Tuvieron dos hijos, Sanda (n. 1939) Bucarest, se graduó en biología, trabajó como investigadora en el Instituto de Microbiologia, Parasitología y Epidemiología de Bucarest y después en el Instituto Pasteur de París.
Ion Cioranescu (n. 1941) el hijo de ALEJANDRO CIORANESCU, estudió en el Instituto Politécnico de Bucarest y trabaja como ingeniero de obras para una empresa parisina.
NAIMA PÉREZ
Los restos de quince personajes históricos de la ciudad reposan en el cementerio de Santa Lastenia bajo una austera lápida de mármol en donde no cabe nadie más
En el patio 2 del cementerio de Santa Lastenia, en las parcelas 110 y 112, se encuentra el denominado Panteón de los Hombres Ilustres, una sencilla lápida, poco o nada parecida a las construcciones funerarias, que pasa desapercibida para quien no sepa de su existencia. Allí descansan los restos óseos de 15 personajes históricos de los últimos tres siglos, cuya acción y obra se consideran importantes para la ciudad. Hace ya cuatro décadas fueron trasladados a este camposanto desde el pequeño cementerio de San Rafael y San Roque, en el centro de la ciudad, después de muchos años clausurado. Unas escuetas palabras inscritas en la lápida, "Santa Cruz de Tenerife, sus hijos ilustres", y una fecha, 1970, son los únicos datos que pueden leerse en el panteón, junto a los quince nombres, grabados en una superficie de mármol. Abogados, escritores, profesores, poetas, pintores, periodistas, políticos, comerciantes y hasta sacerdotes conforman esta lista de personajes que un día hicieron algo por la ciudad.
José María Villa Martínez (1758-1833) Este capitán de la marina mercante, con estudios de Náutica, nació en Concejo de Gáldames, Vizcaya. En una de sus visitas al puerto de Santa Cruz de Tenerife decidió venirse a vivir a la ciudad. Corría el año 1793 y entonces se dedicaba al comercio. Sólo seis años después, en 1799, fue elegido alcalde real ordinario, un tiempo en el que Santa Cruz dependía de La Laguna. Ya en 1803 se convirtió en el primer alcalde del municipio, cuando se proclamó "villa exenta" a la ciudad e inauguró la primera sede del Ayuntamiento, en la plaza de la Candelaria. Villa Martínez fue uno de los grandes impulsores del cementerio de San Rafael y San Roque, en un momento en el que como consecuencia de la fiebre amarilla de 1810-1811 se prohibió enterrar a los muertos en las iglesias. Murió en La Laguna en 1833.
José Zárate Penichet (1762-1840) Abogado nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se estableció en Santa Cruz de Tenerife, de cuya vida pública tomó parte activa. Fue síndico personero interino del Ayuntamiento –un delegado de la corporación local para la negociación de diversos asuntos– durante el histórico capítulo de la victoria del pueblo santacrucero frente a la invasión del almirante Nelson. A raíz de eso, el general Gutiérrez le encargó el expediente para la obtención del título de Villa para Santa Cruz. Fue alcalde en 1798 y reelegido en 1802.
Francisco de León y Xuárez Guardia (1799-1871) Abogado e historiador, nació en La Orotava y fue catedrático de la Universidad de La Laguna. Hombre de gran cultura, fue síndico personero del Ayuntamiento y secretario de la Diputación Provincial, entre otros cargos políticos. Legó a la ciudad una enorme colección de libros y manuscritos, una colección con la que se fundó, a pocos años de su muerte, la Biblioteca Municipal de Santa Cruz. Entre sus obras destacan los Apuntes para la continuación de las Noticias Históricas de las Islas Canarias [de Viera y Clavijo] desde 1776 hasta 1836. Fue miembro numerario de la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Murió en Santa Cruz a los 70 años.
José Desirée Dugour Martín (1813-1875) Notable escritor, nació en la ciudad francesa de Annecy, pero desde que era pequeño su familia instaló su residencia en Tenerife. Fue después de que en su viaje hacia América la embarcación en la que iban naufragara frente a las costas africanas próximas a Canarias. Dramaturgo, ensayista y poeta, entre otras tantas profesiones, fue director de la publicación Museo de Canarias y colaborador de revistas de la época como La Aurora y El Ilustrador. Entre sus obras destaca Apuntes para la historia de Santa Cruz de Tenerife.
Manuel Marrero Torres (1823-1855) Tipógrafo de profesión y de origen humilde, colaboró en los periódicos y revistas más destacadas de la época, entre ellas La Aurora y El Noticiero. Coetáneo de Dugour Martín, al que conoció, con apenas 32 años murió víctima de tuberculosis. Fue un poeta romántico, cuya obra se publicó mayoritariamente de manera póstuma.
Luis Benítez de Lugo (1837-1876) VIII Marqués de la Florida, nació en La Orotava. Hombre de ilustración, político progresista, se formó en Madrid, donde estudió Derecho, y fue parte de la mayoría en las últimas cortes del reinado de Amadeo de Saboya. Protagonizó una ardiente protesta cuando el Gobierno de EEUU quiso comprar por 20 millones de reales la isla de La Graciosa. Murió joven, con 39 años.
Ireneo González Hernández (1842-1918) Nacido en La Laguna se le considera en algunos textos históricos como el mejor gramático canario del siglo XIX. Fue catedrático de latín, retórica, poética, lengua castellana y religión. De hecho, fue sacerdote, entre otras iglesias, en la de San Francisco, en Santa Cruz, aunque destacó más por su actividad docente. En 1822 publicó su obra Nociones de gramática castellana.
Diego Estévanez Murphy (1842-1866) Marinero de profesión, viajó por varios puntos de Estados Unidos, las Antillas y la Península ibérica. Hermano Nicolás Estévanez Murphy, ministro de la I República Española, llegó a ocupar la cátedra en la Escuela de Náutica, a pesar de su juventud. Murió tuberculoso con 24 años y su único libro de poemas, bajo el título Poesías, se publicó en Madrid ocho años después de su muerte, con prólogo de Ramón Gil Roldán.
Valentín Sanz Carta (1849-1898) Pintor, fue alumno de Gumersindo Robayna y Nicolás Alfaro en la Academia Provincial de Bellas Artes, en Santa Cruz, donde ingresó con apenas nueve años. Realizó posteriormente estudios en Madrid, becado por la Diputación Provincial para formarse en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. En 1882 logró, gracias al entonces ministro de Ultramar, el grancanario Fernando León y Castillo, embarcarse en calidad de dibujante en una expedición a Cuba que tenía por objetivo estudiar la flora antillana. En La Habana se casó y murió años después, víctima de una enfermedad contagiosa que contrajo en una visita a Nueva York.
Juan Padrón Rodríguez (1849-1896) Músico orotavense, se formó en la Banda de Música Militar del Batallón. Fue una figura destacada de la composición musical de Tenerife y fue el primer director de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia, que encargó la construcción del edificio que hoy alberga el Parlamento de Canarias y que fue sede de la Sociedad. Su muerte, con 47 años, fue una consternación para la sociedad santacrucera, que acudió de forma masiva a su sepelio.
Patricio Estévanez Murphy (1850-1926) Periodista y traductor, siguió a su hermano Nicolás, tras el fracaso de la I República Española, al exilio en Lisboa y París, donde colaboró con varios periódicos. Con 30 años regresó a Tenerife. Aquí llevó a cabo una importante labor periodística. Fundó y dirigió La Ilustración de Canarias y Diario de Tenerife, éste último desde 1886 hasta 1917. Fue concejal en varias ocasiones del Ayuntamiento de Santa Cruz y defensor acérrimo de los cabildos insulares. Su amor a la literatura y al arte lo llevaron a formar parte de la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Murió enfermo en La Laguna.
Santiago Beyro y Martín (1859-1926) Sacerdote lagunero, desarrolló muchos años su labor como párroco de la iglesia de San Francisco, en la capital tinerfeña. Persona muy influyente en la sociedad de la época, sus sermones y homilías estaban cargadas de una dosis exacerbada de patriotismo en defensa de la isla de Tenerife, lo que le costó más de un disgusto con el Obispado.
Benito Pérez Armas (1871-1937) Lanzaroteño de Yaiza, abogado, escritor y político liberal, se inició en la cosa pública con 25 años como diputado provincial por el distrito de Arrecife. Se declaró un autonomista entusiasta y se opuso desde Tenerife, adonde se había trasladado, a la división provincial. Contra ella argumentó en una ponencia la necesidad de la unidad del Archipiélago. Fue también director de la revista Gente Nueva y del diario La Opinión. También fue autor de varias obras de teatro.
Emilio Calzadilla Dugour (1875-1916) Abogado y político, fue hijo de un abogado republicano muy conocido, Rafael Calzadilla y Calzadilla. Emilio fue alcalde de Santa Cruz en dos ocasiones: entre 1923 y 1924 y entre 1925 y 1930. Muy popular entre los habitantes de la ciudad, llegó a pagar de su bolsillo a la banda de música de Santa Cruz para que tocara en la procesión de Semana Santa.
Víctor Zurita Soler (1891-1974) Telegrafista de profesión, su afición al periodismo lo llevó a ser fundador y director del diario La Tarde. También hizo incursiones en la poesía, pero su labor principal estuvo en el periódico vespertino que se publicó desde 1927 hasta 1982 en Tenerife, seis años después de su muerte. Murió con 83 años.
Hoy, el Panteón de los Hombres Ilustres se denomina de forma oficial Panteón de Personajes Ilustres, según un acuerdo plenario adoptado por el Ayuntamiento hace algunos años. El espacio actual que alberga estas urnas está completo, con lo que no será posible en un futuro enterrar a más personas ilustres de la ciudad.
En el patio 2 del cementerio de Santa Lastenia, en las parcelas 110 y 112, se encuentra el denominado Panteón de los Hombres Ilustres, una sencilla lápida, poco o nada parecida a las construcciones funerarias, que pasa desapercibida para quien no sepa de su existencia. Allí descansan los restos óseos de 15 personajes históricos de los últimos tres siglos, cuya acción y obra se consideran importantes para la ciudad. Hace ya cuatro décadas fueron trasladados a este camposanto desde el pequeño cementerio de San Rafael y San Roque, en el centro de la ciudad, después de muchos años clausurado. Unas escuetas palabras inscritas en la lápida, "Santa Cruz de Tenerife, sus hijos ilustres", y una fecha, 1970, son los únicos datos que pueden leerse en el panteón, junto a los quince nombres, grabados en una superficie de mármol. Abogados, escritores, profesores, poetas, pintores, periodistas, políticos, comerciantes y hasta sacerdotes conforman esta lista de personajes que un día hicieron algo por la ciudad.
José María Villa Martínez (1758-1833) Este capitán de la marina mercante, con estudios de Náutica, nació en Concejo de Gáldames, Vizcaya. En una de sus visitas al puerto de Santa Cruz de Tenerife decidió venirse a vivir a la ciudad. Corría el año 1793 y entonces se dedicaba al comercio. Sólo seis años después, en 1799, fue elegido alcalde real ordinario, un tiempo en el que Santa Cruz dependía de La Laguna. Ya en 1803 se convirtió en el primer alcalde del municipio, cuando se proclamó "villa exenta" a la ciudad e inauguró la primera sede del Ayuntamiento, en la plaza de la Candelaria. Villa Martínez fue uno de los grandes impulsores del cementerio de San Rafael y San Roque, en un momento en el que como consecuencia de la fiebre amarilla de 1810-1811 se prohibió enterrar a los muertos en las iglesias. Murió en La Laguna en 1833.
José Zárate Penichet (1762-1840) Abogado nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se estableció en Santa Cruz de Tenerife, de cuya vida pública tomó parte activa. Fue síndico personero interino del Ayuntamiento –un delegado de la corporación local para la negociación de diversos asuntos– durante el histórico capítulo de la victoria del pueblo santacrucero frente a la invasión del almirante Nelson. A raíz de eso, el general Gutiérrez le encargó el expediente para la obtención del título de Villa para Santa Cruz. Fue alcalde en 1798 y reelegido en 1802.
Francisco de León y Xuárez Guardia (1799-1871) Abogado e historiador, nació en La Orotava y fue catedrático de la Universidad de La Laguna. Hombre de gran cultura, fue síndico personero del Ayuntamiento y secretario de la Diputación Provincial, entre otros cargos políticos. Legó a la ciudad una enorme colección de libros y manuscritos, una colección con la que se fundó, a pocos años de su muerte, la Biblioteca Municipal de Santa Cruz. Entre sus obras destacan los Apuntes para la continuación de las Noticias Históricas de las Islas Canarias [de Viera y Clavijo] desde 1776 hasta 1836. Fue miembro numerario de la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Murió en Santa Cruz a los 70 años.
José Desirée Dugour Martín (1813-1875) Notable escritor, nació en la ciudad francesa de Annecy, pero desde que era pequeño su familia instaló su residencia en Tenerife. Fue después de que en su viaje hacia América la embarcación en la que iban naufragara frente a las costas africanas próximas a Canarias. Dramaturgo, ensayista y poeta, entre otras tantas profesiones, fue director de la publicación Museo de Canarias y colaborador de revistas de la época como La Aurora y El Ilustrador. Entre sus obras destaca Apuntes para la historia de Santa Cruz de Tenerife.
Manuel Marrero Torres (1823-1855) Tipógrafo de profesión y de origen humilde, colaboró en los periódicos y revistas más destacadas de la época, entre ellas La Aurora y El Noticiero. Coetáneo de Dugour Martín, al que conoció, con apenas 32 años murió víctima de tuberculosis. Fue un poeta romántico, cuya obra se publicó mayoritariamente de manera póstuma.
Luis Benítez de Lugo (1837-1876) VIII Marqués de la Florida, nació en La Orotava. Hombre de ilustración, político progresista, se formó en Madrid, donde estudió Derecho, y fue parte de la mayoría en las últimas cortes del reinado de Amadeo de Saboya. Protagonizó una ardiente protesta cuando el Gobierno de EEUU quiso comprar por 20 millones de reales la isla de La Graciosa. Murió joven, con 39 años.
Ireneo González Hernández (1842-1918) Nacido en La Laguna se le considera en algunos textos históricos como el mejor gramático canario del siglo XIX. Fue catedrático de latín, retórica, poética, lengua castellana y religión. De hecho, fue sacerdote, entre otras iglesias, en la de San Francisco, en Santa Cruz, aunque destacó más por su actividad docente. En 1822 publicó su obra Nociones de gramática castellana.
Diego Estévanez Murphy (1842-1866) Marinero de profesión, viajó por varios puntos de Estados Unidos, las Antillas y la Península ibérica. Hermano Nicolás Estévanez Murphy, ministro de la I República Española, llegó a ocupar la cátedra en la Escuela de Náutica, a pesar de su juventud. Murió tuberculoso con 24 años y su único libro de poemas, bajo el título Poesías, se publicó en Madrid ocho años después de su muerte, con prólogo de Ramón Gil Roldán.
Valentín Sanz Carta (1849-1898) Pintor, fue alumno de Gumersindo Robayna y Nicolás Alfaro en la Academia Provincial de Bellas Artes, en Santa Cruz, donde ingresó con apenas nueve años. Realizó posteriormente estudios en Madrid, becado por la Diputación Provincial para formarse en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado. En 1882 logró, gracias al entonces ministro de Ultramar, el grancanario Fernando León y Castillo, embarcarse en calidad de dibujante en una expedición a Cuba que tenía por objetivo estudiar la flora antillana. En La Habana se casó y murió años después, víctima de una enfermedad contagiosa que contrajo en una visita a Nueva York.
Juan Padrón Rodríguez (1849-1896) Músico orotavense, se formó en la Banda de Música Militar del Batallón. Fue una figura destacada de la composición musical de Tenerife y fue el primer director de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia, que encargó la construcción del edificio que hoy alberga el Parlamento de Canarias y que fue sede de la Sociedad. Su muerte, con 47 años, fue una consternación para la sociedad santacrucera, que acudió de forma masiva a su sepelio.
Patricio Estévanez Murphy (1850-1926) Periodista y traductor, siguió a su hermano Nicolás, tras el fracaso de la I República Española, al exilio en Lisboa y París, donde colaboró con varios periódicos. Con 30 años regresó a Tenerife. Aquí llevó a cabo una importante labor periodística. Fundó y dirigió La Ilustración de Canarias y Diario de Tenerife, éste último desde 1886 hasta 1917. Fue concejal en varias ocasiones del Ayuntamiento de Santa Cruz y defensor acérrimo de los cabildos insulares. Su amor a la literatura y al arte lo llevaron a formar parte de la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Murió enfermo en La Laguna.
Santiago Beyro y Martín (1859-1926) Sacerdote lagunero, desarrolló muchos años su labor como párroco de la iglesia de San Francisco, en la capital tinerfeña. Persona muy influyente en la sociedad de la época, sus sermones y homilías estaban cargadas de una dosis exacerbada de patriotismo en defensa de la isla de Tenerife, lo que le costó más de un disgusto con el Obispado.
Benito Pérez Armas (1871-1937) Lanzaroteño de Yaiza, abogado, escritor y político liberal, se inició en la cosa pública con 25 años como diputado provincial por el distrito de Arrecife. Se declaró un autonomista entusiasta y se opuso desde Tenerife, adonde se había trasladado, a la división provincial. Contra ella argumentó en una ponencia la necesidad de la unidad del Archipiélago. Fue también director de la revista Gente Nueva y del diario La Opinión. También fue autor de varias obras de teatro.
Emilio Calzadilla Dugour (1875-1916) Abogado y político, fue hijo de un abogado republicano muy conocido, Rafael Calzadilla y Calzadilla. Emilio fue alcalde de Santa Cruz en dos ocasiones: entre 1923 y 1924 y entre 1925 y 1930. Muy popular entre los habitantes de la ciudad, llegó a pagar de su bolsillo a la banda de música de Santa Cruz para que tocara en la procesión de Semana Santa.
Víctor Zurita Soler (1891-1974) Telegrafista de profesión, su afición al periodismo lo llevó a ser fundador y director del diario La Tarde. También hizo incursiones en la poesía, pero su labor principal estuvo en el periódico vespertino que se publicó desde 1927 hasta 1982 en Tenerife, seis años después de su muerte. Murió con 83 años.
Hoy, el Panteón de los Hombres Ilustres se denomina de forma oficial Panteón de Personajes Ilustres, según un acuerdo plenario adoptado por el Ayuntamiento hace algunos años. El espacio actual que alberga estas urnas está completo, con lo que no será posible en un futuro enterrar a más personas ilustres de la ciudad.
El 40 aniversario de la muerte de Franco y el 75 de su crucial entrevista con Hitler en Hendaya, en la frontera hispano-francesa, coinciden, prácticamente, con diferencia de días, y permiten reconstruir una velada en la que se habló del futuro de Canarias en términos que hoy -en las tensiones territoriales de la España actual- adquieren una dimensión históricamente relevante. Ninguno de los protagonistas vive. Franco, desde hace 40 años, y Adolf Hitler, desde hace 70.
La figura de Franco, expuesta a la lupa histórica, suscita aún hoy una curiosidad insatisfecha sobre los planes reales que albergaba en su fuero interno, ante el golpe de Estado del 36, aquel reservado comandante general de Canarias que, a un mes de la sublevación, convocó a un selecto grupo de militares en el almuerzo inmortalizado por la célebre foto del Monte de la Esperanza. Franco era inescrutable e indeciso, lo que exasperaba a sus propios compañeros de conspiración, y con la misma ambigüedad afrontó la cita más delicada de su larga dictadura: aquel cara a cara con Hitler, cuando era, como este decía, “el dueño de Europa y…no hay más que obedecer”. El Führer quería Gibraltar y Canarias, y los quería ya. Franco quería ganar tiempo y evitar involucrarse en la Segunda Guerra Mundial, en medio de la cual el destino lo llevó a medirse en el ring de un vagón al ‘peso pesado’ militar del momento, que pasaría a la historia como el más sanguinario.
En la Conferencia de Hendaya, el 23 de octubre de 1940, la Alemania nazi puso sobre la mesa su deseo hacia las Islas, eran vulnerables y tentadoras. Ese día, Hitler quiso ir al grano y habló con Franco abiertamente sobre Canarias en su tren oficial, Erika, en la estación fronteriza francesa de Hendaya. Franco, de uniforme militar con gorro cuartelero y cierto retraso, llegó a la estación de ferrocarriles y descendió sonriente, siendo correspondido por Hitler, impecablemente vestido con el uniforme del partido y gorra de plato, que lo esperaba impaciente. Poco después de las tres de la tarde lloviznaba.
La Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, y al alemán le preocupaba que los ingleses se adueñaran de las Islas Canarias. Fue uno de los grandes temas obsesivos durante las nueve horas -divididas en dos sentadas, la entrevista y la cena- en que ambos estadistas pasaron de las sonrisas a la frialdad, y el Führer terminó alzando la voz con soberbia y levantándose de la mesa. El intérprete de Franco, el Barón de las Torres, anotó mentalmente, pasadas las doce y media de la noche: “El Führer ha ido cada vez perdiendo más su control”, mientras Franco pasaba por alto los malos modos de su interlocutor, simulando no percatarse por el obligado trámite de la traducción. Las piernas del dictador español temblarían debajo de la mesa, pero supo disimularlo.
Los dos testigos de excepción fueron los ministros alemán y español de Asuntos Exteriores, Ribbentrop y el influyente Serrano Suñer, cuñado de Franco. Aquella era ‘la reunión’. Tras los contactos bilaterales, ese día se iba a hablar ‘a calzón quitado’. Y Franco se la jugaba: entrar en la guerra al lado de Hitler o desairarlo con sus cantos neutrales de sirena.Así que se pusieron las cartas boca arriba. Hitler mostró un trío de ases: Gibraltar, Marruecos y Canarias. Le urgían las tres, porque, a su juicio, los ingleses podían apoderarse del Estrecho y de las Islas para controlar la navegación del Mediterráneo y el Atlántico pensando en África. Hitler trató de halagar a Franco espoleando sus reivindicaciones sobre Gibraltar y Marruecos, pero al español no le convencieron sus promesas de boquilla. Hitler empezó a perder la calma.
Franco trató de escabullirse con una larga perorata sobre la maltrecha economía española tras la guerra civil acabada un año antes (había pedido trigo y combustible a los alemanes). La pretensión de Hitler era sacar a España de la cómoda hamaca de “no beligerancia” en favor de una participación activa junto al Eje a partir de enero de 1941. El gallego daba vueltas y rodeos con sus digresiones sobre los bolsillos vacíos de los españoles y los daños el fratricidio del 36 al 39. Los circunloquios de Franco agotaron la paciencia de Hitler, que escribió más tarde a Mussolini que prefería sacarse “tres o cuatro muelas” antes que aguantar de nuevo los sermones del español y sus demandas territoriales. Serrano Suñer había hecho una lista secreta inviable: rectificar las fronteras en los Pirineos, reclamado el Rosellón o Cataluña francesa, más Orán y todo Marruecos hasta el paralelo veinte. Hitler tenía este pobre concepto de Franco: “Un corazón valeroso, pero un hombre que sólo por carambola se ha convertido en jefe. No tiene la talla de político, ni de organizador”. Y creyó que en Hendaya se lo llevaría fácilmente al huerto. El gallego se salió por la tangente.
Franco hizo gala de una ingenuidad, no obstante, osada; trataba de convencer a Alemania -de la que estaba agradecido por el apoyo eficaz que le prestó en su cruzada- de que sumar a España a la guerra mundial le saldría muy costoso en pertrechos, subvenciones y ayudas.
La amistad inconfesable
Bien es cierto que un destacado miembro del aparato nazi, el jefe de inteligencia (de la Abwehr, del Estado Mayor de las fuerzas alemanas entre 1921 y 1944) Wilhelm Canaris (descendiente de los Canarisi italianos, toda una invocación a seguirle la pista al nombre), del que constan varias visitas a las islas, pudo influir en Franco convenciéndole de que Hitler no las tenía todas consigo en la guerra que había provocado. En cuyo caso, Canaris le aconsejó no asociarse al Eje. El agente secreto hizo un doble juego. Hitler lo envió a España para ‘trabajarse’ a Franco y él lo desengañó sobre el futuro del alemán.Canaris siguió de cerca los pasos de Franco, desde los orígenes del golpe de Estado del 18 de julio, su alojamiento en el Hotel Madrid de Las Palmas, su viaje en el Dragon Rapide a Marruecos y demás movimientos, y llegó a tener una relación de amistad con el dictador. En cierta ocasión, el famoso espía inglés Kim Philby (acusado más tarde de doble agente al servicio de Stalin y por éste, a su vez, de triple agente fiel a los británicos, dentro de una paranoica conjetura de lealtades en aquel escenario bélico) se lo tropezó de frente en la calle Triana, y en sus memorias dejó escrito que “no le pegué un tiro allí mismo porque tenía órdenes expresas de Sir Winston (Churchill) de no hacerlo”. El primer ministro británico debía de estar al tanto del verdadero Canaris, un enemigo útil. Cuando fracasó la Operación Valkiria y el Führer sobrevivió al atentado, fueron ejecutados sus responsables, entre ellos Canaris. Fin de su historia.
El Führer habla del Archipiélago
Hitler dijo que descartaba un posible interés estratégico de los EE.UU. por ocupar el archipiélago (daba por sentado que no entraría en la guerra), pero desconfiaba de los ingleses, “que aunque sufren de una situación precaria actualmente, en cualquier golpe de mano podrían hacerse con ellas (las islas) y sería, desde luego, un golpe muy fuerte contra la campaña submarina que con toda eficacia se está llevando a cabo”.
Alberto Vázquez Figueroa noveló en Fuerteventura la presencia de los submarinos nazis en dicha isla, pese a que Juan José Díaz, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, no halla constancia documental de esa base majorera de abastecimiento de sumergibles alemanes.
Serrano Suñer escribiría años después que Franco no secundó en Hendaya la teoría de Hitler del peligro aliado sobre las Islas, pero reconoció que las defensas del Archipiélago “no estaban a la altura de las circunstancias”. Hitler lo interrumpió, arrimando el ascua a su sardina, y dijo que “Alemania enviaría las baterías de costa de gran calibre que fueran necesarias y los técnicos encargados de montarlas y enseñar su manejo”.
Serrano Suñer, leal e infiel
Después se ha podido saber que el entonces todopoderoso ministro de Asuntos Exteriores español (que vivió 102 años y falleció en 2003) se precipitaba hacia el final de su carrera política. Apenas dos años más tarde, a causa de los amores clandestinos (novelados por la periodista Nieves Herrero) que ya mantenía desde la entrevista de Hendaya con la marquesa de Llanzol, fruto de los cuales nacería Carmen Díez de Rivera, futura musa de la Transición, Franco no le iba a perdonar la infidelidad a su cuñado y lo cesó en el Gobierno de manera fulminante. Fin también de la historia para Serrano Suñer.
El ministro filonazi (cliché que él siempre desmintió arguyendo sus diferencias internas con Berlín) contó que él y Franco habían pactado confundir al Führer con una cascada de lamentaciones sobre las carencias de la posguerra española que disuadieran al alemán de pagar la enorme factura a cambio de inmiscuir a España en la contienda (excepción hecha más tarde con la expedición a la URSS de la División Azul). Franco no accedió en la entrevista a la “cesión de bases en Canarias”, garantizó Suñer.
¿Canarias, un land alemán?
Hitler estaba decidido a invadir Gibraltar y ocupar (así fuera temporalmente) las Islas Canarias y demás posesiones españolas del norte de África (Marruecos español y Río de Oro), para su utilización estratégica y quería “expulsar a los ingleses del Mediterráneo Occidental” (hasta Portugal, con Azores y Madeira, figuraba en su fiebre anexionista).
La operación, tantas veces recontada, se denominó Félix y merecía posiblemente en un principio cierto margen de anuencia española; llegó a tener fecha asignada (el 10 de enero de 1941, de ahí las presiones de Hitler ante Franco, a menos de tres meses), pero nunca se llevó a cabo por las reticencias finales de Madrid. Franco evitaba provocar una represalia británica con la ocupación de las Islas Canarias y las otras posesiones de ultramar. “Me temo que Franco está cometiendo el mayor error de su vida”, escribió un decepcionado Hitler a Mussolini tras verse empujado a suspender la operación que había acariciado hasta el último momento. Quedó cancelada en febrero ante la obstinación de Franco, y Alemania cambió de planes.
Pese a todo, existe la hipótesis de que Hitler intentó disponer (incluso, comprar) de una o dos islas (Fuerteventura y Lanzarote), con el pretexto de poder dar respuesta a un posible ataque británico, si fracasaba el asalto a Gibraltar. Sobre este extremo, con la objeción española, se ha urdido una leyenda. Es cierto que, en medio de una guerra de espionaje de alemanes y británicos en las dos capitales canarias, los nazis reforzaron la defensa local mediante piezas de artillería como prometió Hitler en Hendaya. Y fue un hecho la presencia de submarinos alemanes en aguas próximas al Archipiélago y en el puerto de La Luz, unidades que entraron en combate con frecuencia hundiendo barcos aliados.
¿O seríamos ingleses?
La invasión de Canarias no era una idea exclusiva de los alemanes, como sospechaba Franco. Simultáneamente, a mediados del mismo año (1940), los ingleses también planeaban apoderarse de, al menos, las islas de Gran Canaria y Tenerife, según otra de las operaciones manidas en esta clase de relato, la Pilgrim (antes bautizada como Puma). El puerto de La Luz y Gando serían atacados por los ingleses hasta conseguir su control. Cuando Alemania desistió de Félix, Reino Unido renunció a Pilgrim.
Los ingleses, siempre proclives a reclamar sus lazos con Canarias, habían diseñado una respuesta a la posible caída de Gibraltar en manos alemanas; Gran Canaria sería la base de reemplazo, y en Tenerife se establecería la guarnición militar. También comprendía la toma de Cabo Verde “y una de las Azores”.
Entre los 25.000 soldados concentrados en Escocia para este fin, figuraba un portuense (natural del Puerto de la Cruz) de origen británico, Austin Baillon, capitán del Special Operation Executive (SOE) del ejército inglés y formado como paracaidista para esa misión, como uno de los 16 comandos voluntarios entrenados para cerrar el paso al avance alemán mediante el sabotaje de instalaciones vitales. “Nuestra misión fue bautizada Ojo Dorado (Goldeneye) y partiría de Gibraltar a territorio español, donde tomaríamos posiciones estratégicas en Andalucía, con el fin de interrumpir las vías de comunicación y demorar el avance de las tropas alemanas hacia Gibraltar”, detalló después el propio Baillon.
Ninguno de los dos planes se llevó a la práctica. Pero, en un momento determinado, no solo se habló y se planificó, sino que se creyó inevitable pasar a la acción. Sobre las Islas sobrevolaban esos fantasmas por entonces, de uno y otro signo.Gran Canaria y Tenerife fueron protegidas militarmente ante la amenaza británica, que duró dos años durante el enfrentamiento mundial. Churchill informó de sus planes a EE.UU. en septiembre de 1941. Franco creó el Mando Económico y Militar del Archipiélago, primero a las órdenes de Ricardo Serrano Santés y después del general García Escámez.
Hoy miramos de memoria hacia Hendaya, cuando en aquel vagón de la historia se habló de Canarias como una pieza clave en la ‘batalla del Atlántico’ de la Segunda Guerra Mundial, de lo que pudo haber sido y no fue.
(Carmelo Rivero)
Una misa en su honor o un esquela recordando el 40 aniversario de su fallecimiento son capaces de levantar las reacciones más viscerales entre los que consideran que cualquiera de estos actos supone la exaltación de un dictador, responsable de la Guerra Civil que dividió a España en dos y que, aún hoy en día, mantiene en fosas comunes a miles de muertos. Sin embargo, en el día a día, esas reacciones no resultan tan evidentes y sin mayor preocupación se pasa junto a símbolos que recuerdan los años de dictadura y a su máximo exponente, el general Francisco Franco. Calles o monumentos homenajean en Santa Cruz de Tenerife la figura del generalísimo, con el matiz, quizá olvidado por sus defensores y detractores, de que existe una ley de ámbito estatal, la de Memoria Histórica, que obliga a “la adopción inmediata de las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura”. Al menos es lo que literalmente recoge la norma que fue aprobada en 2007.
En Canarias, el único Ayuntamiento que ha dado cumplimiento expreso a esa ley es el de La Orotava. Otros, como el de Santa Cruz de Tenerife, sólo ha procedido al cambio del nombre de ocho calles, modificación que llevó a cabo el exalcalde Miguel Zerolo en diciembre de 2008. En la actualidad quedan más de 90 vías relacionadas de un modo u otro con el dictador. En su momento, el decreto firmado por Zerolo especificaba que muchas de las denominaciones no podían modificarse, por cuanto algunas no suponen símbolos de exaltación, en referencia a los alcaldes de Santa Cruz de Tenerife durante la dictadura, además de otras que conllevan “estricto recuerdo privado” o no promueven la exaltación de los enfrentados durante la Guerra Civil y la dictadura, según argumentaba el decreto. Entendía entonces el Ayuntamiento de Santa Cruz que es el caso de calles como la de José Calvo Sotelo, asesinado con anterioridad a la Guerra Civil.
Mirando más allá del callejero de la capital, el ejemplo más claro de simbología, o más bien, de enaltecimiento de la figura del dictador Francisco Franco, es el monumento que preside el final de la Rambla (ahora de Santa Cruz) en su cruce con la avenida de Anaga. Un monumento del escultor Juan de Ávalos que a pesar de su cambio de nombre, todo el mundo reconoce como el monumento de Franco. El propio Ayuntamiento de Santa Cruz lo describe en la web municipal como “una obra escultórica que muestra la intencionalidad ideológica del poder imperante en la época”, y añade que “en ella se simboliza al general Franco como un salvador que vuela sobra las alas de un arcángel. Constituye uno de los ejemplos del arte que se impuso en Canarias en la época de la posguerra”.
Son varias las formaciones políticas con representación municipal que se han mostrado partidarias de que esta escultura sea retirada y, como propuso Ramón Trujillo (IU) en la última comisión de control municipal, sea llevado a un museo como el de Almeyda si se considera que es “arte”, como defienden otras asociaciones y partidos. Trujillo defendió en la comisión, en la que, por cierto, el Ayuntamiento reconoció desconocer qué área tiene las competencias en materia de memoria histórica, también hizo referencia a otros símbolos del franquismo como el castillo de Paso Alto, que hizo las veces de prisión durante los años de la guerra y la postguerra y que el edil de IU propuso convertir en un museo memorial.
Pero si alguien ha denunciado de forma reiterada la pervivencia de símbolos franquistas en la capital es la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Tenerife, al frente de la que se encuentra Mercedes Pérez Schwartz, nieta del último alcalde republicano de Santa Cruz, José Carlos Schwartz, que fue fusilado por el bando nacionalista y enterrado en una fosa común. Para Mercedes Pérez Schwartz la situación que se está dando en la capital pero también en otros muchos municipios es clara: “Es una ley de rango superior que hay que cumplir y si no se cumple se está prevaricando igual que ocurre con el incumplimiento de cualquier otra norma de igual rango”. La presidenta de la Asociación de Memoria Histórica lamenta la situación que vive Santa Cruz en cuanto al cumplimiento de la ley que sigue en vigor pero que, como reconoce, de facto está derogada al retirarle la financiación el Gobierno central, “un dinero que no da a las asociaciones para seguir localizando fosas pero que sí entrega a la Fundación Francisco Franco”.
Pérez Schwartz recuerda que el monumento que está en las Ramblas se inauguró en 1965 y que incluso hay un fragmento del NODO en el que se recoge que su construcción se hizo en honor del Generalísimo Franco, “por si a alguien le queda alguna duda”.
Asevera Pérez Schwartz que “cuesta mucho trabajo que se hagan los cambios de las calles y el tema del monumento del Ángel de la Victoria es el más sangrante de todos los incumplimientos en lo que a símbolos se refiere”. “Imagínate -apostilla- llegar a Alemania y encontrarte nada mas entrar a Berlín, un ángel simbolizando a Hitler. Eso es impensable en un país europeo”.
Frente a las voces que defienden que se está ante una obra de arte y que, tal y como también recoge la ley, sería una de las excepciones en su aplicación, Pérez Schwartz matiza que “efectivamente es una obra de Juan de Ávalos, el escultor del franquismo, pero lo que dice la ley es que no se puede destruir, no que tenga que estar en sitios comunes a toda la ciudadanía. Si quieren mantenerlo que lo lleven a un museo, pero desde luego no puede mantenerse donde está”.
“El monumento está ahí -continúa- porque se dio un golpe de Estado que solo en Tenerife dejó 1.500 desaparecidos y fusilados, padres de familia, sindicalistas, políticos, trabajadores que defendían el gobierno legítimo de la república”, señala la presidenta de la Asociación de la Memoria Histórica.
Para la asociación, si hay otros monumentos como el de los Caídos, en la plaza de España, que puede interpretarse que honra a todos, de un bando, y otro, el del principio de la Rambla, “irremediablemente no puede estar ahí”. “Una comisión de expertos es la que tiene que estudiar, con informes técnicos, el cumplimiento de la ley y qué hace con él”, añade.
Pérez Schwartz lamenta una vez más la falta de apoyo a instituciones como la que preside porque “sin apoyo económico no podemos organizar nada”. Admite que esa falta de dotación es también la justificación que dan los ayuntamientos para no aplicar la ley. “Habría que hacer una valoración de cómo se invierten los dineros públicos en unas cosas y no en otras como hacer cumplir la ley”.
Reclamación
El monumento a Franco es también el protagonista del escrito que el abogado Eduardo Ranz, quien ha denunciado a más de 60 alcaldes de toda España por incumplir la Ley de Memoria Histórica, ha presentado ante el Gobierno de Canarias con fecha del 18 de julio de 2015 (también ante el Ayuntamiento de Santa Cruz), en el que expone que en el caso de la capital existen elementos que exaltan la Guerra Civil y la dictadura. Hace referencia expresa al edificio de la Subdelegación de Defensa, ubicado en la avenida 25 de Julio, en cuya fachada hay un escudo preconstitucional en piedra. El otro incumplimiento al que hace referencia Eduardo Ranz es el del ya citado monumento a Franco, en Las Ramblas. Ranz reconoce que la falta de información le ha impedido añadir más incumplimientos de la ley.
El letrado peninsular detalló que, hasta la fecha, no ha obtenido respuesta ni del Gobierno de Canarias ni del Ayuntamiento por lo que el siguiente paso, según admitió, será acudir a un contencioso-administrativo. En el escrito, el letrado también solicita la elaboración de un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la dictadura franquista para proceder a su posterior eliminación.
Indicios también en San Andrés
Si hay algo que lamenta Mercedes Pérez Schwartz, sin restar ni un ápice de importancia al mantenimiento de los símbolos franquistas, es el abandono en el que el Gobierno del PP, afirma, ha sumido a las asociaciones para poder localizar y sacar de las fosas comunes a los miles de desaparecidos que dejó la guerra, la mayoría del bando republicano. “Las personas que nos pueden decir dónde están las fosas se nos están muriendo y sin dinero no podemos hacer nada”. En Santa Cruz, asegura Schwartz, “tenemos indicios de que existen fosas en San Andrés y María Jiménez y en toda la zona de Anaga”.
Una comisión municipal, en enero
Desde el Ayuntamiento de Santa Cruz confirmaban que en lo referente al cambio de calles o retiradas de otros símbolos, por ahora no hay ninguna nueva iniciativa. Sí que avanzan desde la Corporación que el propósito es que la la comisión técnica que ha solicitado la asociación que preside Mercedes Pérez Schwartz para hacer cumplir esta ley, “esté constituida en enero, una vez se confirme quiénes la integran”. En ese sentido, confirman desde el Ayuntamiento que ha habido reuniones del concejal de Cultura (José Carlos Acha) con Pérez Schwartz, tanto para la puesta en marcha de la comisión como para definir las actividades del Aula Cultural José Carlos Schwartz, creada hace tres años como área de encuentro, promoción y fomento del debate en torno a la memoria histórica, desde una perspectiva cultural, y la difusión de la investigación y el pensamiento contemporáneo. “La voluntad de todos es reanudar sus actividades”, concluyen. En ese sentido, Mercedes Pérez Schwartz reconoce y valora la puesta en marcha de este espacio de encuentro y discusión en homenaje a su abuelo, del que espera haya una continuidad. Un reconocimiento que, sin embargo, no hace que la presidenta de la Asociación de Memoria Histórica olvide al resto de víctimas: “Hay más gente que merece un mayor reconocimiento, y me refiero a las personas y concejales que encarcelaron y que mataron por pertenecer a esta Corporación de Santa Cruz”.
(Natalia Torres, 2015)
A continuación pronunciaron discursos el alcalde y el gobernador civil y por último hizo uso de la palabra el ministro señor García-Moncó quien dijo que el monumento levantado en esta ciudad atlántica es cifra y símbolo de un momento de enorme transcendencia en el que esta tierra fue otra vez tierra adelantada entra todas las de la Patria, pues desde la fecha que conmemora arranca nuestra salvación y, tras ella, nuestro renacer. Todo el contenido histórico está admirablemente reflejado por el hábil y artístico cincel del escultor Juan de Ávalos en este monumento: Franco, el capitán intrépido, símbolo de dirección y jefatura; su espada en forma de cruz, porque Cruzada en defensa de los altos valores de la Patria era lo que iba a emprender; el avión que le sacó de Canarias, simbolizado por un arcángel, porque sus alas mecánicas fueron aquel día providenciales; finalmente esa catarata de agua, recordatorio de los héroes que en marcha incontenida se pusieron a las órdenes del capitán valeroso. Tenerife recordará con este monumento a las generaciones futuras que fue aquí, desde esta ciudad, donde se inició la reconquista de la Patria para la paz, la libertad y el orden. Si dos acontecimientos de trascendencia económica y espiritual indudable, como son la Feria del Atlántico, en Las Palmas, y el I Congreso Hispano-Africano de Cooperación y Comercio, de Tenerife, tienen lugar en estas islas, es porque hace veintisiete años supimos poner punto y final a un proceso crítico que, iniciado en la desilusión y escepticismo por pasadas derrotas, llegó a ponernos a nivel de nuestra total destrucción. En todo ello se manifestó la pericia del capitán que gobierna el timón de la nave. Y es justo homenaje a este capitán que vosotros habéis ofrecido con este monumento, por el que os felicito sinceramente". Esto es lo que es.
"...esta Ley atiende a lo manifestado por la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados que el 20 de noviembre de 2002 aprobó por unanimidad una Proposición no de Ley en la que el órgano de representación de la ciudadanía reiteraba que «nadie puede sentirse legitimado, como ocurrió en el pasado, para utilizar la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y dignidad de todos los ciudadanos, lo que merece la condena y repulsa de nuestra sociedad democrática». La presente Ley asume esta Declaración así como la condena del franquismo contenida en el Informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa firmado en París el 17 de marzo de 2006 en el que se denunciaron las graves violaciones de Derechos Humanos cometidas en España entre los años 1939 y 1975." Preámbulo de la llamada 'Ley de la Memoria Histórica', en realidad "Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura".
Álvaro Ruíz Rodríguez
Antonio Pintor y Ocete nació en Motril (Granada) en 1862. Alternará sus estudios de arquitectura entre las Escuelas Superiores de Barcelona y Madrid. Pintor debió concluir su carrera a finales de 1888 o principios del año siguiente y su primera idea fue la de ejercer la profesión en Sudamérica (1). Sin embargo, la plaza de arquitecto municipal en Santa Cruz de Tenerife había quedado vacante tras la muerte de su titular, Manuel de Oraá y Arcocha, el 2 de febrero de 1889. Pintor le sustituirá, tras ganar el concurso de méritos, y será el jefe de la oficina técnica del Ayuntamiento de la Ciudad hasta su jubilación en enero de 1932.
Sus primeros trabajos fueron de carácter urbanístico. Así realizará, entre otros, el proyecto de reforma de la Plaza de la Constitución y del adoquinado de las calles San José, Villalba Hervás y parte de La Marina.
Antonio Pintor fue quien ideó, trazó y coordinó el crecimiento de Santa Cruz. Se crearon los barrios de Duggi, de los Hoteles, de Salamanca y se terminó de formar el del Toscal. Se reformaron las alineaciones de casi todas las antiguas vías y se cambió el empedrado de las calles por el sistema de alquitranado o adoquinado. Se dota a la Ciudad de nuevos edificios públicos: Ayuntamiento, Instituto de Higiene, Observatorio Meteorológico. Las obras hidráulicas pasan de ser inexistentes a concretarse en servicio de agua pública, depósito de aguas, acueducto y galerías ... Proyecta, asimismo, centros asistenciales como el de Lazareto y el manicomio, centros escolares en el Barrio del Toscal y de Duggi y un sinfín de nuevas obras públicas como el Mercado de Hierro, Matadero, Parque, encauzamiento del Barranco de Santos ... (2) La producción de Antonio Pintor es mayoritariamente ecléctica. También realiza obras modernistas que son más bien producto de las últimas consecuencias del eclecticismo, y no le interesó la nueva arquitectura.
Dentro de este lenguaje ecléctico, y en algún caso historicista, realizará diversas obras relacionadas con el espectáculo: la Plaza de Toros ( 1892), el Pabellón Recreativo o Salón Novedades (1911) y el Parque Recreativo (1912) en Santa Cruz de Tenerife, el Teatro Leal en La Laguna (1912), el Teatro Principal en La Orotava ( 1914) y el Teatro Tophan en el Puerto de la Cruz (1926).
El título es un gesto cómplice hacia otras monografías publicadas sobre arqueología. Existen varios libros relacionados con la historia de la arqueología y con la cabecera En Busca de… Hay un clásico para la arqueología y con mucha repercusión, En busca del pasado de Lewis Binford, donde se sientan las bases de lo que fue la Nueva Arqueología. Tuvo mucha influencia en los arqueólogos de las décadas de los años ochenta y noventa, aunque actualmente ha quedado superado. Asimismo, hay por ejemplo otro libro, En busca del pasado clásico, de Stephen Lyson, en donde se aborda la historia de la Arqueología del mundo clásico en los siglos XIX y XX. Así que el título de mi
libro es un guiño hacia esas otras monografías que, de alguna forma, abordaron la arqueología o historias de la arqueología en otros contextos. Con mi aportación pretendo llenar uno de los vacíos en la producción científica de Canarias, ya que hasta la fecha no se había escrito una historia de la arqueología canaria. En varios libros que versan sobre otros temas arqueológicos canarios se había abordado la historia de la arqueología, en unas pocas páginas y siempre a modo de introducción y desde un punto de vista narrativo y no explicativo. Se señalaban las fechas en que se habían producido los hallazgos más importantes, quiénes habían sido los principales investigadores, se citaban las instituciones que gestionaban el patrimonio, etc. Así que cuando me enfrenté a este tema --que ya abordé en mi tesis doctoral dirigida por Carmen del Arco, sólo que centrado en el poblamiento de Canarias--, el vacío bibliográfico relativo a Canarias era muy importante. En este contexto empecé a escribir el libro. Realicé una estancia académica en el extranjero, en Newcastle, en el departamento de Arqueología de la Universidad de Durham, donde están algunos de los grandes especialistas sobre este tema, entre ellos Margarita Díaz-Andreu. También hice dos estancias en París, en diversas bibliotecas y archivos y en el Institute de Paleontologie Humaine. A partir de aquí me adentré en lo que se denomina la Historia del pensamiento arqueológico, prestando especial hincapié a la historia y a la teoría y metodología arqueológicas. El libro que he escrito, en este sentido, persigue explicar cómo y por qué nace la arqueología canaria en el último tercio del siglo XIX y cual es la evolución teórica y metodológica que tiene hasta los años 70 del siglo XX. Paralelamente, analizo cómo durante este largo periodo la imagen del guanche ha cambiado. Estudio el estereotipo que se creó del guanche en el siglo XIX y cómo evolucionó hasta los años setenta, y analizo cómo esta imagen se ha utilizado desde distintos sectores nacionalistas para refrendar su postura política. A lo largo del libro se pone también de manifiesto cómo la arqueología hay que estudiarla como una disciplina enmarcada en el contexto en el que se genera y no abstrayéndola de su entorno, porque parto de la base de que la arqueología está muy mediatizada por los contextos históricos, políticos, económicos y sociales en los que se desarrolla.
- ¿Cuáles son esas claves?
- La Nueva Arqueología, tal y como la concibió Binford, está superada. Su objetivo principal era el de reconstruir completamente, de manera virtual, los procesos culturales del ser humano a partir de determinadas ciencias auxiliares como la etnografía comparada. Se consideraba que los pueblos primitivos actuales podían arrojar luz sobre los comportamientos humanos prehistóricos. Pero frente a este enfoque, yo desarrollo en la monografía lo que se denomina Nueva Historia de la Arqueología. Hace décadas, la historia de la arqueología analizaba su propio pasado de manera más narrativa, destacando los yacimientos descubiertos, las fechas en que se producían los hallazgos, también el lugar en el que se depositaban esos materiales, me refiero a las instituciones. Éste es un enfoque positivista, que no analiza cómo se generaba el propio discurso arqueológico y por qué había interés en excavar determinados yacimientos y no otros, por ejemplo. Frente a esta postura, la Nueva Historia de la Arqueología propone estudiar la disciplina arqueológica en relación con el contexto social, cultural, teórico, etc. en el que se genera. Esto no quiere decir que a partir de ahora haya que estudiar lo que piensan y hacen los arqueólogos, en detrimento de los materiales que se obtienen en los yacimientos. Así caeríamos en un relativismo radical. Tan sólo quiere decir que la producción científica libre de valores no existe. Por eso el arqueólogo que trabaja y escribe durante el franquismo llega a conclusiones distintas a las del arqueólogo del siglo XIX, y no solo porque los contextos teóricos sean distintos, sino también los contextos políticos. Por eso la imagen del guanche del siglo XIX no tiene nada que ver con la que proponen los arqueólogos franquistas.
- Usted propone las distintas miradas que, a través de la historia, se han dado de los primeros pobladores de las islas. ¿Qué visión se tiene de los guanches (por generalizarlos en un solo pueblo) en la actualidad?
- Cuando se redescubren las islas en el siglo XIV se generan crónicas y relatos donde los cronistas de esa época intentan dar respuesta a lo que se encuentran en Canarias. Reflejan cómo son los habitantes del archipiélago desde una cosmovisión completamente etnocentrista que define al guanche a partir de las premisas de La Biblia. Ese es el primer estereotipo del guanche. Para los autores del XV al XVII el guanche procede del próximo oriente y desciende de Adán y Eva, y lo relacionan con las tribus jaféticas que llegan del norte de África. La Ilustración, con Viera y Clavijo, redefine la imagen del guanche pero sin salirse de ese estereotipo, condicionado por la cosmovisión judeocristiana del Génesis. Y Viera y Clavijo habla del buen salvaje a partir de las influencias rusonianas de su tiempo. La gran ruptura se produce con las teorías evolucionistas, cuando Charles Darwin propone que el hombre desciende del mono y que proviene de África. Todos los autores que se empapan de las teorías evolucionistas en Canarias entroncan entonces al guanche con la raza de Cro-Magnon y rompen con el discurso bíblico. El foco de origen se emplaza ahora en Francia porque se suponía que la raza de Cro-Magnon tenía su origen en este país, por lo que en el XIX se produce la europeización del guanche y se estudia por primera vez desde un punto de vista arqueológico, frente al enfoque más etnográfico de los siglos precedentes. Desde el último tercio del XIX y hasta los años treinta del XX es la imagen que se mantiene: guanche celta, de procedencia europea, y se infravalora su bagaje africano. Con la llegada del franquismo, los autores hispanizan al guanche y ubican su foco de procedencia en el norte de África, en el Sahara Español, aunque continúan vinculándolo con la raza de Cro-Magnon porque por cuestiones físicas evidentes, ese vínculo con la raza de Cro-Magnon existía. Éste sería el tercer estereotipo.
- ¿Estereotipo?
- Se ha pretendido ver en el pasado la confirmación de nuestras visiones de hoy. Esto quiere decir que el guanche que hoy “conocemos” está muy mediatizado por las propias metas o retos que se marca la investigación, por los intereses y condicionantes que subyacen detrás de cada posicionamiento teórico, político, filosófico. Siendo conscientes de esto, sorprende que en la actualidad y desde el punto de vista físico, ético y moral, todavía siga perviviendo en la sociedad una imagen bastante estereotipada del guanche. Increíblemente, sigue vigente en muchos ámbitos la imagen del buen salvaje planteada tres siglos atrás por Viera y Clavijo. Además, con posterioridad al franquismo no se ha producido una renovación teórica en Canarias. El modelo teórico sigue siendo mayoritariamente el histórico cultural, que es el que se desarrolla durante el franquismo, y eso ha dificultado que se cambie la imagen del guanche. Sin embargo, dentro de este relativismo, sí que se han producido una serie de avances que permiten afinar, enfocar, la imagen del guanche: contamos con dataciones absolutas que han permitido afirmar que los guanches, temporal y culturalmente, no son neolíticos; sabemos que llegaron a Canarias en torno al siglo V antes de la Era, y que son poblaciones de origen norteafricano, amazigh. En las últimas décadas, y gracias a la bioantropología, se ha podido humanizar al guanche: hoy conocemos su alimentación, las enfermedades que padecían, el tipo de fracturas más frecuente entre la población, la media de edad, etc.
- ¿Quiénes son los indígenas canarios?
- Grupos humanos de origen amazigh que llegan a las islas en torno a mediados del siglo V antes de la Era. En todas las islas se ha constatado la existencia de escritura líbico-bereber, lo cual habla de un bagaje cultural común para todo el archipiélago. Se han podido establecer incluso focos de procedencia en las inmediaciones de Túnez, Argelia, no solo de Mauritania. Estos son los datos científicamente contrastados. Ya contamos con un punto de partida, a mediados del primer milenio, y hablamos por tanto de culturas que llegan a las islas en pleno “auge” del Mediterráneo y de la navegación hacia el Atlántico sur.
- ¿Pero por qué la sociedad canaria carece de una visión objetiva sobre este tema?
- Hay que admitir, primeramente, que la Arqueología como disciplina científica no es objetiva, como tampoco lo es la historia. La interpretación del pasado está influida por múltiples factores subjetivos, lo cual no quiere decir que posea un cierto grado de objetividad. A esto debemos sumar otro hecho no menos importante: ha existido un divorcio secular entre la labor científica, la generación del conocimiento científico y la difusión de este conocimiento entre la sociedad. Se investiga bien en Canarias, aunque con pocos recursos, y apenas se dan a conocer los resultados entre la sociedad; la investigación no trasciende más allá del mundo académico. Contamos además con muy pocas publicaciones de divulgación popular, pues el núcleo de lo que se publica es literatura especializada. En este sentido, creo que el núcleo gordiano de este debate es que se ha invertido mucho tiempo en investigar pero se ha infravalorado el contacto con la sociedad no especializada en estos temas. Por tanto, tampoco se ha sabido generar entre la sociedad una conciencia para valorar estos bienes patrimoniales.
- ¿Qué opinión le merecen las investigaciones realizadas por Luis Diego Cuscoy?
- Su trabajo me parece brillante porque trabajó en una coyuntura muy complicada y obtuvo resultados muy importantes, a pesar de las limitaciones propias de su época. Cuscoy fue en principio un hombre de ideales liberales, y digo en principio porque en sus trabajos no llega a compartir los extremismos ideológicos de Pérez de Barradas o Martínez Santa-Olalla, aunque secundó las teorías que en ese momento estaban en boga: vincular al guanche con las culturas ibero-sahariana e ibero-mauritana, con el Sahara Español. Hay que tener en cuenta que ese era entonces el contexto científico de la época y por lo tanto lo aceptado por la comunidad académica. Pero por otra parte, Cuscoy fue un adelantado a su tiempo porque en un momento en el que se estudiaba a las poblaciones prehistóricas desde el historicismo cultural, él fue el primero en Canarias en aplicar a inicios de los 60 la ecología cultural. Gracias a sus investigaciones se valoró por primera vez la cultura de los indígenas canarios en relación con el medio insular. Estas teorías se desarrollaron plenamente casi veinte años después, por lo que Cuscoy, en este sentido, fue un pionero al que le debemos, además, la documentación arqueológica de las Canarias occidentales, me refiero a Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, islas todas ellas de las que fue Comisario Provincial. A Cuscoy debemos atribuir los primeros estudios de campo serios que se realizan en esta provincia.
- ¿Ve con recelo las fuentes orales?
- La generación del conocimiento científico se logra a partir de evidencias contrastadas y la tradición oral carece del refrendo material en muchos casos. Hay ejemplos como el de Bethencourt Alfonso en el siglo XIX y su trabajo sobre el pueblo guanche y la toponimia, que fue importantísimo, pues gracias a él hoy se han reconstruido aspectos en relación con el uso del territorio, con la organización del espacio en época guanche. No obstante, debemos ser muy cautelosos con la tradición oral, sobre todo si tenemos en cuenta la distancia cronológica que existe entre el momento en que comienza a extinguirse la sociedad guanche y el momento en que se empiezan a recabar esas fuentes, que es de casi tres siglos. Por tanto, la relación entre hecho y evidencia no es simple y directa. Las evidencias, es decir, los rastros o vestigios de la actividad social de las sociedades pretéritas, en este caso las fuentes orales, pueden estar sesgadas o ser erróneas, fragmentarias o prácticamente ininteligibles tras un gran intervalo temporal en el que se hayan producido cambios culturales o lingüísticos. El historiador ha de descubrir, identificar y discriminar las fuentes o documentos y, después, interpretarlos. Esto significa que las fuentes orales serán válidas cuanto mayor número de pruebas verificables tengamos para contrastarlas.
ANEXO DOCUMENTAL GRÁFICO
Hace unos pocos años, en 2010, José Farrujia publicó la obra En busca del pasado guanche. Historia de las Arqueología en Canarias (1868-1968) editada por Edición K y que, además de resultar un modelo metodológico en cuanto a la elaboración de una Historia de la Arqueología de un territorio determinado por su planteamiento holístico, resulta profunda en los temas tratados.
INDÍGENAS DE LA PALMA, SEGÚN ILUSTRACIÓN IDEALIZADA DEL MANUSCRITO B DE JEAN BETHENCOURT (FINALES DEL SIGLO XV), DEPOSITADO EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE RUAN.
A. José Farrujia de la Rosa, que ha participado en numerosas campañas arqueológicas de prospección y excavación en Canarias (en colaboración con el Museo Arqueológico de Tenerife), es licenciado en Geografía e Historia y doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna (ULL). Premio Extraordinario de Doctorado en la división de Humanidades (2003), es miembro de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología. Es autor también de los libros El poblamiento humano de Canarias en la obra de Manuel de Ossuna y Van den Heede (2002); Ab initio (1342-1969) (2004); Imperialist Archaeology in the Canary Islands (2005), el primer libro académico escrito en inglés sobre Arqueología canaria, publicado en Oxford por la British Archaeological Reports; y Arqueología y franquismo en Canarias: política, poblamiento e identidad (2007).
(Historiador entrevistado: A.José Farrujia)
En el siglo XVII, la Villa de Mazo no contaba con manantiales de importancia para el abasto público.
La única fuente conocida por entonces era el manantial del pico de Niquiomo, pero solo las clases más pudientes podían hacer acopio de este lugar.
Existían en toda la isla aljibes de TEA de grandes dimensiones donde se almacenaba el agua potable, Gaspar Fructuoso escribió que los médicos que visitaban la isla, se asombraban de la calidad de sus aguas y que los Palmeros eran personas sanas gracias a esta.
Para evitar la penuria de los vecinos más pobres, el obispo Martínez de La Plaza ordenó en 1789 la construcción de aljibes, charcas y pozos en todo el municipio de Mazo.
Una de las fuentes naturales más apreciadas es la Fuente de Las Goteras en La Salemera (hoy olvidada a su suerte). Estas aguas eran transportadas en barricas de madera por medio de mulas y gracias a ella, el municipio de Mazo prosperó. En 1837 Mazo se independiza de Fuencaliente y La Palma contó con el cantón número 13.
Fernando Rodríguez Sánchez
En las afueras del núcleo urbano de Los Canarios (Fuencaliente), en dirección este, hacia el barrio de Las Caletas, se encuentra un viejo pino de no muy elevada altura y copa plana. Por esta razón es conocido entre los lugareños como el Pino Gacho. Lamentablemente, en el último incendio forestal que azotó en 2009 al municipio, este ejemplar de Pinus canariensis fue duramente castigado por las llamas y ha terminado por secarse. La tradición oral cuenta sobre este pino que, durante uno de los ataques piráticos sufridos en La Palma, uno de los asaltantes se vio en una situación de apuro y enterró el fruto de su saqueo en las inmediaciones de este árbol. Años más tarde, el pirata fue capturado y encerrado en la prisión del Morro de La Habana. Transcurrido un tiempo, comenzó a escribir algunas misivas dirigidas a vecinos de Fuencaliente en las que afirmaba que en las inmediaciones del Pino Gacho había un tesoro escondido. Diría el lugar exacto en que se hallaba a cambio de una suma de dinero. Entre los veci¬nos del término de Fuencaliente se corrió el rumor del posible tesoro y fueron muchos los que acudieron hasta el entorno del pino en busca del preciado botín. Los vecinos suponían -con razón- que, si el pirata se había visto en una situación comprometida, el tesoro no debía encontrarse a mucha profundidad. Sin embargo, a pesar de los numerosos intentos de búsqueda, éste nunca apareció. Tampoco nadie pagó cantidad alguna al misterioso preso de la cárcel habanera. Aún queda memoria de una de estas cartas, dirigida al secretario municipal Luciano Hernández Armas. Se dice que llegaron misivas remitidas desde La Habana a Fuencaliente hasta principios del siglo XX; después de esta fecha no volvió a saberse nada más de aquel preso cubano ni del supuesto tesoro.
ANEXO GRÁFICO DOCUMENTAL
Imagen 1: Las Caletas /Foto de Knausenberger, de abril de 2009
Imagen 2: Cortesía: www.miguelbravo.com
Imagen 3: EL PINO GACHO
Como otros muchos lugares estratégicos del pueblo, lugar de cita, de descanso, de tertulia, de echar un taco, de refrescarse a su sombra luego del camino empinado, al crudo sol de verano. En las paredes que bordean el camino, en las piedras milenarias que servían de asiento, probablemente se conserva el runrún de mil conversaciones, de historias mínimas, de anécdotas, mientras se iba el sofoco.
El Pino Gacho era un símbolo para los caleteros. Era la antesala del pueblo para ellos. Allí se guardaban las pantuflas y se cambiaban por los zapatos recién betunados para ir a misa, al baile, a la fiesta de domingo o a la del patrón.
Las jovencitas entraban del brazo, alegres por haber llegado, por iniciar un recorrido amable por la fiesta, por volver al pueblo. Los mayores, cubiertos con sombrero ellos, con su corbata anudada y ellas con sus mejores galas mirándolo todo, cambiando la rutina.
Y al caer la tarde, al aviso del sol inclemente, todos de vuelta en el Pino Gacho, contando novedades, haciendo resumen, dejando atrás la fiesta, la amistad nueva o quizá alguna ilusión. Los ranchos de vecinos volvían al barrio. Cambiaban el calzado, iniciaban el camino de vuelta con risas, alguna canción y todos con una brizna de nostalgia. El Pino Gacho quedaba solo. Continuaba su eterno diálogo con la brisa, con la bruma rastrera, con el agua… Hasta que un trágico incendio que nos martirizó a todos, acabó con el Pino Gacho y se llevó la historia, las risas, la nostalgia…
Sirvan estas letras para dejar constancia escrita de que existió. De que forma parte de la historia de Las Caletas y del pueblo todo.
Feliz Fiesta de la Vendimia 2.013.
Pedro Pérez González
Hijo Predilecto de Fuencaliente