Robert Louis Balfour Stevenson (1850-1894):
Novelista, ensayista y poeta escocés, algunas de cuyas obras se han convertido en clásicos de la literatura infantil y juvenil.
Nació el 13 de noviembre de 1850 en Edimburgo. Hijo de un ingeniero, estudió también esta profesión y más tarde leyes en la universidad de su ciudad natal. Desde su niñez, sin embargo, siempre había sentido una especial inclinación hacia la literatura. Ello influyó, más adelante, en su dedicación a las letras, y fue perfeccionando su estilo de tal modo que en pocos años se situó entre los escritores más destacados de su tiempo.
Enfermo de tuberculosis, se vio obligado a viajar continuamente en busca de climas apropiados a su delicado estado de salud. Sus primeros libros son descripciones de algunos de estos viajes. Así, Viaje tierra adentro (1878) cuenta un recorrido en canoa a través de Francia y Bélgica que había realizado en 1876, y Viajes en burro por las Cevannes (1879), los avatares de un viaje a pie por las montañas del sur de Francia, en 1878. Uno de sus viajes posteriores lo llevó, en un barco de emigrantes, a California (1879-1880), donde, en 1880, se casó con una mujer de origen norteamericano, Frances Osbourne. Otro de ellos consistió en un crucero de placer por el sur del Pacífico (1889) hasta las islas Samoa, donde él y su esposa permanecieron hasta 1894, en un último esfuerzo por recuperar la salud del escritor. Los nativos le llamaron Tusitala (‘el que cuenta historias’). Allí murió a finales de ese mismo año, el 3 de diciembre, y fue enterrado en la cima de una montaña, cerca de Vailima, su hogar samoano.
OBRA:
La popularidad de Stevenson se basó fundamentalmente en los emocionantes argumentos de sus novelas fantásticas y de aventuras. La isla del tesoro (1883), una trepidante historia acerca de la búsqueda de un tesoro enterrado, presenta el bien bajo la forma evidente de un chico, Jim, que debe descubrir por sí mismo la cara del bien y del mal entre sus bondadosos amigos, el mal aparentemente personificado en los piratas Pew y Long John Silver. En la alegoría moral en forma de historia de misterio El extraño caso del doctor Jeckyll y mister Hyde (1886), los dos extremos, el bien y el mal, se unen en una sola persona, el médico Henry Jeckyll, que descubre una sustancia química capaz de transformarlo, primero a voluntad y después incontroladamente, en el monstruo Hyde. La acción de Las aventuras de David Balfour y Weirde (1886) comienza con el robo de una herencia, la del joven David Balfour, el cual, tras ello, se une a la banda del orgulloso luchador escocés Alan Breck. Entre sus novelas de aventuras destacan La flecha negra (1888) y El señor de Ballantree (1889). La inconclusa Weir of Herminston (1896) está considerada como su obra maestra, pues los fragmentos que se conservan contienen algunos de los más bellos pasajes de la prosa escocesa moderna.
Escritor versátil, Stevenson poseía talento suficiente como para abordar con maestría distintos géneros literarios. Demostró ser un gran ensayista en Virginibus puerisque (1881), Estudios familiares de hombres y libros (1882) y Memorias y retratos (1887). También fueron bien recibidos por la crítica sus libros de viajes autobiográficos, como La casa solitaria (1883), en el que contó sus impresiones sobre su estancia en un campamento minero en California, A través de las llanuras (1892) e Islas del sur (1896). Algunos de sus mejores poemas están recogidos en el volumen Jardín de versos para niños (1885). Entre los demás libros de poemas que publicó destaca De vuelta al mar (1887). Por otro lado, Narraciones maravillosas (1882) y El diablo de la botella y otros cuentos (1893) son colecciones de cuentos. También colaboró, con su hijo adoptivo, el escritor estadounidense Lloyd Osbourne, en la redacción de las novelas La caja equivocada (1889) y La resaca (1892). El que todavía hoy se lea la obra de Robert Louis Stevenson con interés y pasión se debe a que el escritor supo expresar arquetipos y símbolos ligados al deseo inconsciente del viaje a lugares exóticos y al impulso de la aventura entendido como búsqueda de un tesoro que no es sólo exterior sino también interior. El proceso de realización del héroe, posible a través de la superación de pruebas y dificultades, permite vincular la novela de aventuras con la estructura tradicional de la épica.
(Encarta)