Citas Felicidad             

 

Felicidad: Citas:
Nunca, en verdad, vacilé en la convicción de que la felicidad es la prueba de toda regla de conducta y el fin de la vida. John Stuart Mill (1806-1873) Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas. Neruda (1904-1973) La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Henry Van Dyke (1852-1933) Escritor estadounidense. ¿Por qué buscais la felicidad, oh, mortales, fuera de vosotros mismos? Boecio (480-524) Filósofo y estadista romano. Todo lo que la tierra da y todo aquello que se llama felicidad sólo es un juguete de la suerte; lo que nosotros somos, eso sólo nos pertenece. Johann Kaspar Lavater (1741-1801) Filósofo, poeta y teólogo suizo. El ánimo gozoso hace florida la vida; el espíritu triste, marchita los sucesos. Salomón (970 AC-931 AC) Rey de Israel La felicidad es la certeza de no sentirse perdido. Jorge Bucay (1949-?) Escritor y psicoterapeuta argentino. Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna… Groucho Marx (1890-1977) Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de serlo. François de la Rochefoucauld (1613-1680) La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más. Sören Aabye Kierkegaard (1813-1855) Literato y filósofo danés.

He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz. Jorge Luis Borges (1899-1986) Carecer de algunas de las cosas que uno desea es condición indispensable de la felicidad. Bertrand Russell (1872-1970) Filósofo, matemático y escritor inglés. Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias. John Locke (1632-1704) La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo demasiado y lo muy poco. Channing Pollock (1880-1946) Dramaturgo estadounidense. El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio. Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) El que cae desde una dicha bien cumplida, poco le importa cuán hondo sea el abismo. Lord Byron (1788-1824) Poeta británico. Existe un solo procedimiento para ser feliz merced al corazón, y es no tenerlo. Paul Charles Bourget (1852-1935) Escritor francés. El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos. Bertrand Russell (1872-1970) El hombre, por lo común, sólo sabe reconocer su felicidad en la medida de la desgracia que ha experimentado. Muslih-Ud-Din Saadi (1184-1291) Poeta persa. Es muy difícil hacer bella la felicidad. Una felicidad que sólo es ausencia de desdicha es cosa fea. Jean Cocteau (1889-1963) Escritor, pintor, coreógrafo. Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este mundo. Duque de Levis (1755-1830) Pedro Marcos Gastón. Escritor francés. Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad. Montesquieu (1689-1755) He sospechado alguna vez que la única cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola. Borges (1899-1986) No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad. Gabriel García Márquez (1927-?) Escritor colombiano. No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que proporcionan la felicidad. Thomas Jefferson (1743-1826) La única manera de ser feliz es que te guste sufrir. Woody Allen (1935-?) La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero. Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Hay dos maneras de conseguir la felicidad, una hacerse el idiota; otra serlo. Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español. Quien busca la felicidad fuera de sí es como un caracol que caminara en busca de su casa. Constancio C. Vigil (1876-1954) Escritor y periodista uruguayo. La felicidad del cuerpo se funda en la salud; la del entendimiento, en el saber. Tales de Mileto (624 AC-546 AC) No está la felicidad en vivir, sino en saber vivir. Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648) Diplomático y escritor español. Nadie puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo. Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés. No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices. Robert Louis Stevenson (1850-1894) Escritor británico. Toda la felicidad que la humanidad puede alcanzar, está, no en el placer, sino en el descanso del dolor. John Dryden (1631-1700) Escritor inglés

La felicidad que da el dinero está en no tener que preocuparse por él. Anónimo Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad. Miguel de Unamuno (1864-1936) Si el dinero no te da la felicidad devuélvelo. Jules Renard (1864-1910) Escritor y dramaturgo francés. No eres ambicioso: te contentas con ser feliz. Jorge Luis Borges (1899-1986) La felicidad es mejor imaginarla que tenerla. Jacinto Benavente (1866-1954) La felicidad radica, ante todo, en la salud. George William Curtis (1824-1892) Escritor y orador estadounidense. Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico. No llames jamás feliz a un mortal hasta que no hayas visto cómo, en su último día, desciende a la tumba. Eurípides de Salamina (485 AC-406 AC) La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes. José Martí (1853-1895) Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás, y esto es casi siempre imposible, porque creemos que los demás son bastante más felices de lo que son en realidad. Montesquieu (1689-1755) Escritor y político francés. La felicidad es un sentimiento fundamentalmente negativo: la ausencia de dolor. Gregorio Marañón (1887-1960) Médico y escritor español. El cuarenta por ciento de la felicidad depende de los genes. Luis Rojas Marcos (1943-?) Psiquiatra español. La felicidad recupera en altura lo que le falta en longitud. Robert Lee Frost (1874-1963) Poeta estadounidense. La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí. Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino. Así como la desgracia hace discurrir más, la felicidad quita todo deseo de análisis; por eso es doblemente deseable. Pío Baroja (1872-1956) La felicidad de los grandes consiste no en sentirse felices, sino en comprender cuan felices piensan otros que han de ser ellos. Sir Francis Bacon (1561-1626) Filósofo y estadista británico. ¡La felicidad! No existe palabra con más acepciones; cada uno la entiende a su manera. Cecilia Bohl de Faber (1796-1879) Escritora española. Cuando se es feliz, queda mucho por hacer: consolar a los demás. Jules Renard (1864-1910) Escritor y dramaturgo francés. La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia. Edgar Allan Poe (1809-1849) Escritor estadounidense. La felicidad no es cosa fácilmente digerible; es, más bien, muy indigesta. Miguel de Unamuno (1864-1936) La dicha no es más que sueño, y el dolor la realidad. Voltaire (1694-1778) El saber es la parte más considerable de la felicidad. Sófocles (495AC-406AC) Nadie es feliz sino por comparación. Thomas Shadwell (1642-1692) Dramaturgo inglés. La felicidad es una cosa monstruosa. Quienes la buscan encuentran su castigo. Gustave Flaubert (1821-1880) No entiendo por qué el que es dichoso busca mayor felicidad. Marco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano. Un hombre feliz es un bien común. George Chapman (1559-1634) Poeta, dramaturgo y traductor inglés He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz. Santa Teresa de Jesús (1515-1582) Si eres feliz, escóndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados. Alejandro Casona (1903-1965) Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo. Sigmund Freud (1856-1939) La felicidad está en la ignorancia de la verdad. Giacomo Leopardi (1798-1837) Poeta y erudito italiano. El hombre feliz es más raro que un cuervo blanco. Juvenal (67-127) Poeta satírico romano.

Prójimo:
Hacer felices a otros hombres: no hay nada mejor ni más bello. Ludwig van Beethoven (1770-1827) No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás. Leon Tolstoi (1828-1910) El deber tiene una gran similitud con la felicidad de los demás. Victor Hugo (1802-1885) La sociedad está obligada a hacer feliz a todos la vida. Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo católico francés y escritor Siempre habrá un perro perdido en alguna parte que me impedirá ser feliz. Jean Anouilh (1910-1987) Escritor y dramaturgo francés. La verdadera felicidad consiste en hacer el bien. Aristóteles (384 AC-322 AC) No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz. Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable a los demás. Albert Guinon (1863-1923) Dramaturgo francés. Vivir para los demás no es solamente una ley de deber, sino también una ley de felicidad. Auguste Comte (1798-1857) Filósofo francés. Todo el mundo desea ser feliz, pero no que lo sea todo el mundo. Jaume Perich (1941-1995) Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta. Sócrates (470 AC-399 AC) No tenemos más derecho a consumir felicidad sin producirla, que a consumir riqueza sin producirla. George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés. Si deseas felicidad de los demás, sé compasivo. Si deseas tu propia felicidad, sé compasivo. Dalai Lama El hombre más feliz es el que hace la felicidad del mayor número de sus semejantes. Denis Diderot (1713-1784) La felicidad es un artículo maravilloso: cuanto más se da, más le queda a uno. Blaise Pascal (1623-1662) El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás. Aldous Huxley (1894-1963) Lo horrible de este mundo es que buscamos con el mismo ardor el hacernos felices y el impedir que los demás lo sean. Conde de Rivarol (1753-1801) Escritor francés. La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás. Robert Stephenson (1857-1941) Primer barón Baden-Powell. Militar británico. Hay una especie de vergüenza en ser feliz a la vista de ciertas miserias. Jean de la Bruyere (1645-1696) Escritor francés.

Esfuerzo:
La felicidad es una actividad. Aristóteles. El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace. Leon Tolstoi (1828-1910) Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace. Jean Paul Sartre (1905-1980) Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego. Aristóteles (384 AC-322 AC) El verdadero secreto de la felicidad consiste en exigir mucho de sí mismo y muy poco de los otros. Albert Guinon (1863-1923) Dramaturgo francés. ¡Dejadme escapar de la mentirosa y criminal ilusión de la felicidad! Dadme trabajo, cansancio, dolor y entusiasmo. George Sand (1804-1876) Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin. Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) ¿Qué es la felicidad sino el desarrollo de nuestras facultades? Germaine de Staël (1766-1817) Escritora francesa. Dad al hombre salud y metas a alcanzar y no se detendrá a pensar sobre si es o no feliz. George Bernard Shaw (1856-1950)

Vida simple:
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin (1706-1790) Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo. Leon Tolstoi (1828-1910) La vida nos enseña que no podemos ser felices sino al precio de cierta ignorancia. Anatole France (1844-1924) Escritor francés. Es quizás más afortunado disfrutar coleccionando caracolas que el haber nacido millonario. Robert Louis Stevenson (1850-1894) ¡Qué felices serían los campesinos si supieran que son felices! Virgilio (70 a.C.-19 a.C.) La felicidad reside en los gustos y no en las cosas; somos felices cuando tenemos lo que nos gusta y no cuando tenemos lo que los demás encuentran agradable. François de la Rochefoucauld (1613-1680) Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad. Bernard Le Bouvier de Fontenelle (1657-1757) Escritor francés. Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad. Pearl S. Buck (1892-1973) Novelista estadounidense. La felicidad es tanto mayor cuanto menos la advertimos. Alberto Moravia (1907-1990) Alberto Pincherle. Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices. Joaquín Bartrina (1850-1880) Poeta español. Ser estúpido, egoísta y estar bien de salud, he aquí las tres condiciones que se requieren para ser feliz. Pero si os falta la primera, estáis perdidos. Gustave Flaubert (1821-1880) Las personas felices no tienen historia. Simone de Beauvoir (1908-1986) La felicidad siempre viaja de incógnito. Sólo después que ha pasado, sabemos de ella. (Anónimo) La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante. Antonio Gala (1930-?) La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es querer ser lo que uno es. Erasmo de Rotterdam (1469-1536) Humanista neerlandés. La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en ser libre. Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino. Sólo un idiota puede ser totalmente feliz. Mario Vargas Llosa (1936-?) La felicidad no es nunca grandiosa. Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés. El hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar. Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Poeta y dramaturgo alemán. La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia. Françoise Sagan (1935-2004) ¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu. André Maurois (1885-1967) La felicidad está más con el pobre que considera que tiene bastante que con el rico, que nunca cree que tiene bastante. Charmesse

Amor:
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar. Thomas Chalmers (1780-1847) Ministro presbiteriano, teólogo, escritor escocés. La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo. Victor Hugo (1802-1885) Lo mejor que podemos hacer en favor de quienes nos aman es seguir siendo felices. Alain (1868-1951) Filósofo y ensayista francés. Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame. Oscar Wilde (1854-1900) Creedlo, para hacernos amar no debemos preguntar nunca a quien nos ama: ¿Eres feliz?, sino decirle siempre: ¡Qué feliz soy! Jacinto Benavente (1866-1954) Felicidad es el sueño del amor y tristeza su despertar. Madame Basta Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros. André Maurois (1885-1967)

Elusividad:
¡Qué cosa tan extraña es la felicidad! Nadie sabe por dónde ni cómo ni cuándo llega, y llega por caminos invisibles, a veces cuando ya no se le aguarda. Henrik Johan Ibsen (1828-1906) Dramaturgo noruego. Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una. Voltaire (1694-1778) Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo. Publio Siro (Siglo I AC-?) Poeta dramático romano. Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz. Gustavo Dorz La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación. Immanuel Kant (1724-1804) La felicidad no es algo que se experimenta sino algo que se recuerda. G. Tohre No vivimos nunca, sino que esperamos vivir; y disponiéndonos siempre a ser felices, es inevitable que no lo seamos nunca. Blaise Pascal (1623-1662) ¿Cuál es la felicidad que no tiene algo de pena? Margaret Oliphant Oliphant (1828-1897) Novelista, escritora y biógrafa escocesa. Sería muy poco feliz si pudiera decir hasta qué punto lo soy. William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico. ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión? Julio Cortázar (1914-1984) Pregúntate si eres feliz y dejarás de serlo. John Stuart Mill (1806-1873) Nunca somos tan felices ni tan infelices como pensamos. François de la Rochefoucauld (1613-1680) Cada uno es tan infeliz como cree. Giacomo Leopardi (1798-1837) Poeta y erudito italiano. Cuán feliz era yo cuando era una infeliz. Marquesa de Sévigné (1626-1696) Escritora francesa.

Temporalidad:
Hay momentos en los que todo va bien: no te asustes, no duran. Jules Renard (1864-1910) Escritor y dramaturgo francés. La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas. Molière (1622-1673) No existe la felicidad. A lo largo de la vida hay briznas de dicha que se deshacen como pompas de jabón. Miguel Delibes (1920-2010) Estando siempre dispuestos a ser felices, es inevitable no serlo alguna vez. Blaise Pascal (1623-1662) Todo se soporta en la vida, con excepción de muchos días de continua felicidad. Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) Cuando uno dice que sabe lo que es la felicidad, se puede suponer que la ha perdido. Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga. El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices. Friedrich Nietzsche (1844-1900)


Moderación:
Hablemos de cosas serias, ya que la política se ha puesto grotesca. Hablemos de felicidad. Como vivimos en el reino de la cantidad y los economistas sólo saben computar el producto interior bruto y la renta nacional, se cree que con más dinero se vive mejor. Es evidente que sin dinero se vive mal, pero lo contrario no es cierto: con dinero también se puede vivir mal. El dinero es condición necesaria, pero no suficiente para la felicidad; esta depende de la calidad de vida que uno disfruta y la calidad –como diría Calderón o Lope– es patrimonio del alma. La felicidad no consiste en tener mucho, sino en un equilibrio entre necesidades y medios para satisfacerlas; hay tres estrategias hacia la felicidad: la epicúrea, la del asceta y la del ambicioso. Epicuro considera que el bien del hombre es el placer, que no consigue porque los temores vacíos a los dioses y a la muerte enturbian la tranquilidad de su mente y le impulsan a buscar con avidez compensatoria la riqueza, el poder y la fama. Pero ni por esas tenemos garantizada la felicidad, la experiencia inmediata del placer no conlleva garantía de permanencia; el problema del placer no es que sea pecado, es que dura poco. Se necesita una discriminación inteligente y no poca sabiduría para evaluar el placer obtenido contra el precio de su dificultad. Hay placeres que dependen del movimiento y cesan con él, como el comer; otros, como el no tener hambre, consisten en un estado o condición estable y se pueden prolongar indefinidamente. Al placer estable del cuerpo, esa delicia del bienestar físico en la cual sentimos la máquina fisiológica funcionando perfectamente con vitalidad sosegada y vigorosa, los griegos lo llamaban chara. La paz mental lograda por el conocimiento filosófico, que ahuyenta los temores de los dioses y la muerte, era la ataraxía, virtud griega por excelencia y desiderátum de aquella raza que tan bellamente soñó el sueño de la vida. Cuando se vive en ataraxia la mente colabora en el placer del cuerpo; la mente es suprasensorial y merced a la memoria acumula reservas de placer –recuerdos de buenos momentos y esperanza de otros– para hacer llevadera la adversidad. El cuerpo vive el presente inmerso en sensaciones, pero la mente recuerda y espera, y, además, puede seleccionar el objeto de su atención. En este uso discriminador de la mente consiste la buena vida, según Epicuro: disminuir las necesidades y aumentar los medios; es el camino del sabio. El asceta busca la felicidad disminuyendo tanto los medios como las necesidades. El escollo a la calidad de vida son, en realidad, las necesidades; por más que se posea y disfrute, si se quiere siempre más, es imposible alcanzar la felicidad. Por eso los griegos tenían grabado en el frontispicio del templo de Delfos el lema: “Nada en exceso”, ni siquiera la indigencia obsesiva que se llama austeridad. No hay que ser asceta ni hedonista, sino moderado. De modo que los campeonatos de austeridad del asceta que practicarían los padres del desierto, los cenobitas de la Tabaida y los eremitas de Capadocia hubiesen repugnado a los griegos por excesivos. Pero el asceta tiene una ventaja: no contamina, no congestiona, no consume ni agota recursos. No así el ambicioso. Para este, el camino de la felicidad se consigue con el equilibrio entre necesidades y medios, no por defecto, como el asceta, sino por exceso. Eso es la sociedad de consumo, el sistema caro, peligroso y agotador que estamos adoptando en los países industriales avanzados. Es caro porque, con esta mentalidad, todos queremos más; peligroso porque poluciona, se complica y se hace vulnerable a carestías y catástrofes; agotador porque obliga a quemar más y más recursos naturales y a trabajar más y más para aumentar el nivel de vida material, que no el espiritual. Lo inteligente consiste en conseguir el máximo disfrute con el mínimo esfuerzo, porque si este aumenta igual que el dis­frute, como ahora sucede, estamos en una carrera sin sentido, en busca de una recompensa que se autodestruye en los ­medios de su propia consecuencia. ¿Qué hacer? Usar la cabeza, porque, como ad­virtió ­Bertrand Russell, el resultado más alto de la civilización consiste en la capa­cidad de llenar el ocio inteligentemente. El ocio se puede llenar de consumos pasivos –como mirar un espectáculo, pan y circo–, y entonces es un escape, o se puede ocupar creativamente, haciendo lo que a uno le gusta, y entonces es desarrollo mental y ­físico. Las necesidades humanas son una jerarquía de imperativos sin los cuales el hombre no puede sentirse bien: subsistencias, seguridad, pertenencia, autorrealización y trascendencia. Para cubrirlas hay unas potencialidades, también humanas, que son la inteligencia, la sensibilidad y la voluntad. La sociedad ha desarrollado la economía, la política, la cultura, la educación y la religión para ayudar al individuo a cubrir las cinco necesidades ineluctables, usando su razón, su emoción y su acción, es decir, la ciencia, el arte y la moral. Pero si su inteligencia no le hace ver que es preciso domar las necesidades, todo el sistema se recalienta en una espiral expansiva que sólo puede conducir a fricciones, desigualdades, desequilibrios y agotamientos de recursos y de personas. El camino del yuppie en su ambición de enriquecerse antes de los cuarenta años es una apuesta arriesgada a nivel individual e imposible colectivamente. Más sensata parece la estrategia epicúrea de aumentar los medios mentales y acotar las necesidades físicas, sin llegar a la represión ascética: sólo así puede tenerse, colectivamente, calidad de vida. (Luis Racionero, 12/02/2016)


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