Riego             

 

Riego:
Aportación de agua a la tierra por distintos métodos para facilitar el desarrollo de las plantas. Se practica en todas aquellas partes del mundo donde las precipitaciones no suministran suficiente humedad al suelo o bien donde se quieren implantar cultivos de regadío. En las zonas secas, el riego debe emplearse desde el momento en que se siembra el cultivo. En regiones de pluviosidad irregular, se usa en los periodos secos para asegurar las cosechas y aumentar el rendimiento de éstas. Esta técnica ha aumentado notablemente la extensión de tierras cultivables y la producción de alimentos en todo el mundo. En 1800 había alrededor de 8,1 millones de hectáreas de regadío en el mundo, cifra que ascendió a 41 millones de hectáreas en 1900 y a 105 millones en 1950; esta cifra todavía continúa aumentando. Las tierras de regadío representan alrededor de un 15% de todas las tierras cultivadas pero a menudo rinden más del doble que las tierras de secano o temporal. No obstante, el regadío puede empantanar los suelos o incrementar su salinidad (contenido en sal) hasta el punto de que las cosechas queden dañadas o destruidas. Este problema afecta a casi un tercio de las tierras de regadío del mundo y se debe principalmente al riego con aguas salobres.

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HISTORIA:
Los registros más antiguos atribuyen el empleo original del riego a los egipcios a orillas del río Nilo, alrededor del año 5000 a.C. Ya en el año 2100 a.C. se usaban sistemas elaborados, uno de ellos era un canal de 19 km de largo que desviaba las aguas desbordadas del Nilo al lago Moeris. Los sumerios dependían en gran medida del regadío para anegar los campos del sur de Mesopotamia (hoy sur de Irak) ya en el 2400 a.C., mientras que los chinos contaban con técnicas de riego en el año 2200 a.C. En el antiguo imperio inca se construyeron también sistemas complejos antes de nuestra era y al mismo tiempo, los primitivos indígenas americanos disponían de más de 101.000 hectáreas de tierras de regadío en el valle del río Salado de Arizona. Hacia el siglo XII a.C. los llamados olmecas, que habitaron la costa del golfo de México y dieron forma a una civilización que abarcó unos 18.000 km2, lograron dominar un entorno plagado de terrenos tropicales pantanosos gracias a la construcción de canales de irrigación y desagüe. Entre los primeros dispositivos para llevar el agua hasta los campos que se localizan en terrenos elevados estaba el shadoof egipcio, que es un cubo sujeto al extremo de una pértiga con un contrapeso. El tornillo de Arquímedes, que se usaba para el mismo fin, es un cilindro que contiene un tornillo de paso ancho accionado a mano. El cilindro se depositaba en posición inclinada con su extremo inferior en el agua, y al girar el tornillo, subía el agua a un nivel superior. La rueda persa, que sigue usándose hoy en día en la India, es una noria sumergida parcialmente con depósitos atados en el borde de la circunferencia. Al girar la rueda, accionada por animales de tiro que dan vueltas a una rueda horizontal engranada a ella, los depósitos se llenan y se van vaciando después en un canal que lleva el agua a los campos sembrados. Un método mucho menos pesado que bombear o elevar el agua era construir presas permanentes en el curso alto del río, gracias a las cuales se podía embalsar el agua al nivel deseado. Así, el agua fluía por acción de la gravedad a través de canales hasta las zonas situadas a un nivel más bajo, donde se dejaba correr por campos con una pendiente suave. Este método fue practicado a gran escala por antiguas civilizaciones empleando estructuras simples de tierra. Se trata del mismo principio que se aplica en los sistemas de riego modernos, que recurren a presas de mampostería o a gigantescas estructuras de hormigón.

MÉTODOS DE REGADÍO:
Los cuatro métodos principales usados hoy en día para el riego de los campos de cultivo son la inundación, los surcos, los aspersores, y el riego por goteo. El riego por inundación se usa en cultivos como el arroz, en los que el terreno es llano y el agua abundante. Se permite la entrada de una lámina de agua desde unos diques y se deja en el campo durante un periodo determinado, que dependerá del cultivo, la porosidad del suelo y su drenaje (desagüe). La inundación se usa también en los huertos de frutales, en los que se excavan alcorques o socavas en la base de los árboles y se llenan de agua, así como en las plantaciones forestales de choperas y en los cultivos de cítricos. El regadío por surcos se emplea en cultivos plantados en líneas, como el algodón y las verduras. Los surcos paralelos o acanaladuras, se usan para distribuir el agua en aquellos campos que son demasiado irregulares para inundarlos. El regadío con aspersores emplea menos agua y permite un control mejor. Cada aspersor, situado a lo largo de una tubería, esparce agua pulverizada en un círculo continuo hasta que la humedad llega al nivel de las raíces del cultivo. El riego de eje central emplea largas hileras de aspersores que giran en torno a un campo circular como si se tratara de la manecilla de un reloj. Este método se emplea sobre todo en cultivos como la alfalfa que, por medio del riego, permite varias recogidas anuales. El regadío por goteo suministra a intervalos frecuentes pequeñas cantidades de humedad a la raíz de cada planta por medio de delgados tubos de plástico. Este método, utilizado con gran éxito en muchos países, garantiza una mínima pérdida de agua por evaporación o filtración, y es válido para cultivos tanto de secano, como las vides, como de regadío.

PAÍSES QUE MÁS EMPLEAN EL RIEGO:
China, con sus abundantes arrozales, es el país que cuenta con mayor número de hectáreas de regadío del mundo. Le siguen India, Estados Unidos, Pakistán y Rusia. India ha realizado progresos impresionantes en los últimos años, aumentando su superficie de regadío en más de un 50 por ciento. Además de poner en marcha alrededor de 700 proyectos de regadío aprovechando sus ríos, India ha emprendido la explotación de sus aguas subterráneas, mediante cientos de miles de pozos artesianos con bombas de motor.

PROBLEMAS DERIVADOS DEL USO DEL RIEGO:
El principal problema producido por el riego continuado es la acumulación de sal en las capas superiores del suelo que dificulta o impide el crecimiento de las plantas. Casi todas las aguas empleadas para el riego, sea cual sea su origen, contienen algo de sal, que se filtra hasta la capa freática. Cuando el drenaje es pobre y el nivel de la capa se aproxima al de las raíces, la concentración de sal dificulta o imposibilita el crecimiento de las plantas. Los buenos sistemas de drenaje que mantienen el nivel de la capa freática por debajo del nivel de las raíces y permiten que el agua arrastre la sal de las capas superiores del suelo, se consideran hoy un aspecto crucial de cualquier sistema de riego. El aumento de la salinidad debido a un drenaje deficiente empezó a arruinar tierras ricas en el sur del valle del Tigris y el Éufrates en Mesopotamia ya en el año 2100 a.C. En el año 1700 a.C. las cosechas obtenidas en estas tierras se redujeron a la cuarta parte de su antigua producción, y las grandes ciudades sumerias que dependían de ellas quedaron arruinadas. El gigantesco proyecto de irrigación de la llanura del Indo en Pakistán plantea el mismo problema, y una quinta parte de las tierras se habían visto afectadas en gran medida en el año 1960. Se han adoptado medidas para reducir el nivel de las capas freáticas mediante pozos artesianos, permitiendo que el agua arrastre las sales de las capas superiores del suelo y de esta manera se han logrado ciertos progresos.

Tierras bajas del Nilo:
Desde la finalización de la presa de Asuán en la década de 1960, el gobierno egipcio ha tenido que invertir sumas cada vez mayores para impedir la acumulación de sal en los campos del río Nilo. Durante milenios, las aguas de este río habían eliminado el exceso de sal del suelo con sus inundaciones anuales, proceso que hoy debe reemplazarse por la construcción de sistemas de drenaje artificiales. Otro gran problema que traen consigo los regadíos es la sobreexplotación de los acuíferos y su contaminación. Todos los cultivos se tratan con agentes químicos (insecticidas, fungicidas, abonos inorgánicos, etc) para prevenir plagas y enfermedades o para mejorar el rendimiento. Estos compuestos son arrastrados por el agua de infiltración al acuífero, sobrepasando en algunos casos los niveles tolerables y contaminándolos. Del mismo modo, los acuíferos costeros, al ser sobreexplotados para el riego, provocan que su relleno sea efectuado en lugar de por el agua superficial, de lluvia o de otros acuíferos, por agua marina que saliniza el acuífero. Aunque las tierras de regadío del mundo aumentaron en un 3% al año durante el tercer cuarto del siglo XX, se espera que este crecimiento vaya disminuyendo, debido, en gran medida, a que la mayor parte de las posibilidades viables de regadío han sido ya explotadas. Además, al existir hoy una mayor demanda de los limitados recursos hídricos, el uso eficiente de las aguas superficiales y subterráneas disponibles empieza a ser crucial. El regadío, que sólo era un mecanismo que usaba el agricultor para aportar agua a sus tierras, se está convirtiendo en una técnica compleja, que requiere la recogida de enormes cantidades de información acerca de las cantidades de recursos hídricos disponibles a escala mundial, la calidad del suelo, y el estado de las capas freáticas subterráneas, una tarea que a menudo no está al alcance de los medios del agricultor privado. Una importante línea de investigación hoy en día es el desarrollo de técnicas que permitan conservar las tierras ya sometidas al regadío. Otra línea de investigación que debe potenciarse es la encaminada a gestionar de forma óptima el agua, tanto desde la planificación hidrológica (necesidad real de embalses, trasvases, etc) a la distribución de ésta. En la actualidad más del 40% del agua embalsada y usada para riego se pierde (por filtraciones, malos diseños de canalizaciones, etc) antes de que llegue a los cultivos. Véase Agricultura; Acondicionamiento del suelo; Agua: Desalinización del agua. (Fuente: Encarta)

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Acuífero:
En hidrología, capa permeable de roca capaz de almacenar, filtrar y liberar agua. La capa de roca (o estrato) contiene muchos poros que, cuando se conectan, forman una red que permite el movimiento del agua a través de la roca. Si el acuífero se dispone sobre un nivel de roca impermeable, el agua no pasará a niveles inferiores desplazándose lateralmente. Los acuíferos se clasifican, según la estructura geológica, en libres, semiconfinados y confinados. Un acuífero libre consiste en una zona impermeable que sirve de base a una zona permeable saturada de agua, sobre la que existe una capa permeable sin saturar. Si el estrato está cubierto por una capa también impermeable, el acuífero recibe el nombre de acuífero confinado. Este tipo de acuífero presenta una permeabilidad muy pequeña o nula y, a veces, al estar envuelto por estratos impermeables suprayacentes y subyacentes, impiden al agua moverse más allá de la región confinada. Cuando esto último sucede y ocupa una cuenca más o menos extensa, se habla de cuenca artesiana. Aquí, el agua suele estar sometida a fuertes presiones por lo que, en los pozos abiertos en estas cuencas, denominados pozos artesianos, el agua asciende hacia la superficie, que a menudo alcanza sin necesidad de bombeo. Por tanto, el agua almacenada puede liberarse a través de manantiales y pozos. La mayor cuenca artesiana del mundo se encuentra en las tierras altas del este (Easter Highlands), en Australia, y cuenta con unos 9.000 pozos. Pero hay pocos acuíferos verdaderamente confinados; la mayoría recibe apreciables cantidades de agua por filtración, lentamente, durante largos periodos de tiempo, por una de las capas de confinación; reciben entonces el nombre de acuíferos semiconfinados. En los acuíferos hay que distinguir, normalmente, una zona de recarga –por donde entra agua al acuífero- y otra zona de descarga –por donde sale el agua del acuífero-, pudiendo localizarse estas zonas en superficie o en otro acuíferos subterráneos. Los materiales típicos de los acuíferos se pueden agrupar en cársticos, que agrupan a calizas y dolomías; porosos intergranulares, compuestos por gravas y arenas; y de carácter a la vez cárstico y poroso, típico de calcarenitas marinas del terciario. En la cuenca de Londres, por ejemplo, el acuífero principal es de yeso. (Encarta)

(*) -La famosa lámina de Rockstrom et al publicada en Nature en 2009 muestra las 10 mayoresa amenazas del Siglo XXI: Acidificación de los océanos, Destrucción de la capa de ozono, Exceso de nitrógeno y fósforo en los mares (fertilizantes), Agua dulce, Deforestación y usos de la tierra, Pérdida de biodiversidad, Acumulación de aerosoles en la atmósfera, Contaminación química y Cambio Climático. -Se evidencia cada vez más la necesidad de alcanzar una actuación conjunta en cuatro ejes: el trinomio agua-energía-alimentación, infraestructuras, agua industrial y ciclo urbano.


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