La literatura infantil en España:
Salvador Bartolozzi creó las famosas aventuras de Pinocho y Chapete y las de Pipo y Pipa, personajes que se convirtieron en la lectura popular de los niños españoles e hispanoamericanos de la década de 1930. Elena Fortún, creadora de la serie de Celia, abrió las puertas de la realidad en la literatura infantil; en sus libros aparecían personajes y situaciones que los jóvenes lectores podían reconocer fácilmente en su vida cotidiana. Antoniorrobles fue un autor preocupado por transmitir un mensaje de bondad a los niños y que creía en el valor pedagógico de la literatura infantil.
[Posguerra:]
[Boom de la Transición:]
Premio Nacional Literatura Infantil década 1980:
Auge de la ilustración:
Premio Nacional Literatura Infantil década 1990:
Premio Nacional Literatura Infantil década 2000:
España se incorpora tarde al gran auge de la literatura infantil en el siglo XX. Es cierto que hay autores de prestigio que dedicaron algunas obras a los niños, como Valle-Inclán, con La cabeza del dragón; Jacinto Benavente, autor de El príncipe que todo lo aprendió en los libros, o Eduardo Marquina, que escribió La muñeca irrompible.
Pero antes de la Guerra Civil española solo tres nombres de prestigio destacaban en el panorama español: Salvador Bartolozzi, Elena Fortún y Antoniorrobles.
La Guerra Civil española (1936-1939) truncó el camino iniciado por estos autores y hasta la década de 1940 no aparecieron nuevas plumas, como Borita Casas, que creó el personaje de Antoñita la Fantástica, o María Luisa Gefaell, premio Nacional de Literatura en 1950, en una línea más cercana a la literatura tradicional.
Entre las escritoras y escritores que posteriormente gozaron de un reconocimiento merecido, figuran Montserrat del Amo, premio Lazarillo en 1960 por su obra Rastro de Dios; Carmen Vázquez Vigo, con Mambrú no fue a la guerra (1970); Ana María Matute, una escritora de adultos que ha escrito libros de gran calidad para los niños, en los que combina una rica fantasía con un tono poético y la excelente construcción de sus obras, con El saltamontes verde o El polizón del Ulises, premio Lazarillo 1965; Carmen Kurtz, que en 1964 ganó el Premio CCEI con Oscar, cosmonauta, y el Premio Lazarillo en 1964 por Color de fuego. Otros autores significativos fueron: el poeta Jaime Ferrán, Marta Ossorio, María Isabel Molina y su hermana Pilar Molina, así como Gloria Fuertes con sus personales versos para los niños.
En el último cuarto del siglo XX se produjo en España el llamado boom de la literatura infantil y juvenil, en el curso del cual surgen nombres tan significativos como:
Fernando Alonso, con El hombrecito vestido de gris (1978); Consuelo Armijo, creadora de unos personajes fantásticos, Los Batautos, Premio Lazarillo 1974, que representan el “nonsense” español; Joan Manuel Gisbert, uno de los autores de más prestigio en la actualidad, dedicado a la novela fantástica de ciencia ficción, autor de El misterio de la isla de Tokland, premio Lazarillo en 1980, un libro que no deja de reeditarse, o Escenarios fantásticos; Jordi Sierra i Fabra, un autor muy prolífico que ha escrito en todos los géneros: en la ciencia ficción destaca su trilogía “El ciclo de las Tierras”, y como novela realista, Noche de viernes (1994); Juan Farias, una de las voces más personales y prestigiosas de la actual edición infantil, premio Nacional de Literatura Infantil en 1980 con Algunos niños, tres perros y más cosas; Concha López Narváez, cuyo primer libro fue una novela histórica para jóvenes, La tierra del sol y la luna (1984), incluida en la Lista de Honor del Premio Andersen; Víctor Mora, creador del famoso personaje de cómic Capitán Trueno; o Emili Teixidor, escritor en lengua catalana y autor de libros de intriga como El crimen de la Hipotenusa (1995).
Merecen mencionarse, asimismo, dos autores y estudiosos de la literatura infantil y juvenil: Antonio Rodríguez Almodóvar, conocido por sus estudios sobre el folclore español y autor de libros como Los cuentos maravillosos españoles (1982) o Cuentos al amor de la lumbre (1983), fue ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2005, por El bosque de los sueños. Juan Cervera, investigador en el ámbito universitario, fue uno de los primeros en defender la necesidad de un estudio riguroso de la literatura infantil y juvenil, siendo autor de numerosos estudios sobre este tema, además de obras de creación como Javi, sus amigos y sus cacharros (1989).
1978 – Montserrat del Amo, por El nudo |
1979 – Fernando Martínez Gil, por El río de los castores |
1980 – Juan Farias, por Algunos niños, tres perros y más cosas |
1981 – Alfonso Martínez-Mena, por La tierra de nadie |
1982 – Carlos Murciano, por El mar sigue esperando |
1983 – Josep Vallverdú, por Saberut i Cua-Verd |
1984 – Ana María Matute, por Sólo un pie descalzo |
1985 – Joan Manuel Gisbert, por El museo de los sueños |
1986 – Paco Martín, por Das cousas de Ramón Lamote |
1987 – Carmen Conde, por Canciones de nana y desvelo
1988 – Gabriel Janer Manila, por Tot quant veus és el mar |
1989 – Andreu Martín y Jaume Ribera, por No pidas sardinas fuera de temporada.
El mayor cuidado en la edición y un afán de llevar los libros a los lectores más jóvenes e incluso a los prelectores, originó a finales del siglo XX un magnífico auge de la ilustración española, considerada como una de las mejores del mundo. Destacan, entre otros, los nombres de Miguel Calatayud, Alfonso Ruano, Carme Solé, Asun Balzola, Arcadio Lobato, Alicia Cañas, Javier Serrano, Federico Delicado, Jesús Gabán, Jordi Sàbat o Javier Zabala.
Este desarrollo de la ilustración contribuyó, a principios del siglo XXI, a la expansión del álbum ilustrado. Asimismo, en España también se reproduce el éxito de las series o sagas infantiles y juveniles, siendo la famosa trilogía Memorias de Idhún, de Laura Gallego, a la que sigue una legión de fervientes lectores, uno de los ejemplos más destacados. En cuanto a los temas, se da una gran variedad, desde la aventura y la intriga a la recuperación de los clásicos, desde el folclore tradicional al realismo con toques de humor; aunque la fantasía sigue siendo la tendencia mayoritaria, sin olvidar los libros transversales que tocan problemas sociales, como la multiculturalidad o la atención a la diversidad, con cierta pretensión pedagógica. En cuanto a los géneros utilizados por los escritores, la narrativa sigue siendo la mayoritaria, con gran carencia de productos de poesía y teatro.
Entre los representantes de estas últimas tendencias, destacan, entre otros, autores como Elvira Lindo, creadora del personaje Manolito Gafotas; Blanca Álvarez, autora de Caracoles, pendientes y mariposas (2002); Lorenzo Silva, que con su primera incursión en la literatura infantil, Laura y el corazón de las cosas (2002), consiguió el Premio Destino Infantil-Apel.les Mestres; o Gabriela Keselman, autora de El regalo (1996).
(Encarta)
1990 – Pep Albanell, por La rosa de Sant Jordi |
1991 – Fernando Lalana, por Morirás en Chafarinas |
1992 – Carmen Vázquez Vigo, por Un monstruo en el armario |
1993 – José María Merino, por No soy un libro |
1994 – Gabriel Janer Manila, por Han cremat el mar |
1995 – Xabier P. Docampo, por Cando petan na porta pola noite |
1996 – Fina Casalderrey, por O misterio dos fillos de Lúa |
1997 – Emili Teixidor, por L'amiga més amiga de la formiga Piga |
1998 – Elvira Lindo, por Los trapos sucios (de Manolito Gafotas) |
1999 – Vicente Muñoz Puelles, por Óscar y el león de Correos |
2000 – Emilio Pascual, por Días de Reyes Magos
2001 – Miguel Fernández-Pacheco, por Verdadera historia del perro Salomón |
2002 – Miquel Desclot, por Més música, Mestre! |
2003 – Mariasun Landa, por Kokodriloa ohe azpian |
2004 – Gustavo Martín Garzo, por Tres cuentos de hadas |
2005 – Antonio Rodríguez Almodóvar, por El bosque de los sueños |
2006 – Fernando Marías, por Cielo abajo |
2007 – Jordi Sierra i Fabra, por Kafka y la muñeca viajera |
2008 – Agustín Fernández Paz, por O único que queda é o amor |
2009 – Alfredo Gómez Cerdá, por Barro de Medellín |
2010 – Eliacer Cansino Macías, por Una habitación en Babel3 |
2011 – Maite Carranza, por Palabras envenenadas |
2012 – Laura Gallego García, por Donde los árboles cantan |
2013 – César Mallorquí, por La isla de Bowen |
2014 - Diego Arboleda, por Prohibido leer a Lewis Carroll