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Antonio Machado (1875-1939): Lugares:

Orillas del Duero:
Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
y las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.

Es una tibia mañana.
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados los verdes pinos,
casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.

Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!
(De Soledades, 1899-1907)

Recuerdos:
En la desesperanza y en la melancolía
de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.
Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,
por los floridos valles, mi corazón te lleva.
(De Recuerdos)

Abandonó Madrid después de sacar las oposiciones de profesor de francés de secundaria. En Soria comenzó su carrera como profesor y escribió, entre otros, Campos de Castilla. Tras la muerte de su esposa Leonor no puede soportar continuar en Soria, pide el traslado y es enviado a Baeza. Esta ciudad de Jaén, atalaya inexpugnable sobre el Guadalquivir, jugó un importante papel durante la Reconquista. Su casco histórico fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial.

Baeza:
El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza
(De Caminos)

Segovia:
En Segovia, una tarde, de paseo,
por la alameda que el Eresma baña,
para leer mi Biblia
eché mano al estuche de las gafas
en busca de ese andamio de mis ojos,
mi volado balcón de la mirada.
(De El Milagro)

FANTASÍA DE UNA NOCHE DE ABRIL:
¿Sevilla?… ¿Granada?… La noche de luna,
blancas paredes y obscuras ventanas.
Cerrados postigos, corridas persianas…
El cielo vestía su gasa de abril.
(De Caminos)

A UN NARANJO Y A UN LIMONERO:
De los claros bosques de la Andalucía,
¿quién os trajo a esta castellana tierra
que barren los vientos de la adusta sierra,
hijos de los campos de la tierra mía?
(De Caminos)

Retrato:
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
(De Campos de Castilla, 1907-1917)

A orillas del Duero:
Trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura, hollando las hierbas montaraces
de fuerte olor -romero, tomillo, salvia, espliego-.
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.

Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
cruzaba solitario el puro azul del cielo.
Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,
y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra
- harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra-,
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero
para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria. -Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana-.
Veía el horizonte cerrado por colinas
obscuras, coronadas de robles y de encinas;
desnudos peñascales, algún humilde prado
donde el merino pace y el toro, arrodillado
sobre la hierba, rumia; las márgenes del río
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,
y, silenciosamente, lejanos pasajeros,
¡tan diminutos! -carros, jinetes y arrieros,
cruzar el largo puente, y bajo las arcadas
de piedra ensombrecerse las aguas plateadas
del Duero.
El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
¡Oh tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas.
[...]
(De Campos de Castilla, 1907-1917)

Orillas del Duero:
¡Primavera soriana, primavera
humilde, como el sueño de un bendito,
de un pobre caminante que durmiera
de cansancio en un páramo infinito!

¡Campillo amarillento,
como tosco sayal de campesina,
pradera de velludo polvoriento
donde pace la escuálida merina!

¡Aquellos diminutos peguajales
de tierra dura y fría,
donde apuntan centenos y trigales
que el pan moreno nos darán un día!

Y otra vez roca y roca, pedregales
desnudos y pelados serrijones,
la tierra de las águilas caudales,
malezas y jarales,
hierbas monteses, zarzas y cambrones.

¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía!
¡Castilla, tus decrépitas ciudades!
¡La agria melancolía
que puebla tus sombrías soledades!

¡Castilla varonil, adusta tierra.
Castilla del desdén contra la suerte,
Castilla del dolor y de la guerra,
tierra inmortal, Castilla de la muerte!

Era una tarde, cuando el campo huía
del sol, y en el asombro del planeta,
como un globo morado aparecía
la hermosa luna, amada del poeta.

En el cárdeno cielo violeta
alguna clara estrella fulguraba.
El aire ensombrecido
oreaba mis sienes, y acercaba
el murmullo del agua hasta mi oído.

Entre cerros de plomo y de ceniza
manchados de roídos encinares
y entre calvas roquedas de caliza,
iba a embestir los ocho tajamares
del puente el padre río,
que surca de Castilla el yermo frío.

¡Oh Duero, tu agua corre
y correrá mientras las nieves blancas
de enero el sol de mayo
haga fluir por hoces y barrancas,
mientras tengan las sierras su turbante
de nieve y de tormenta,
y brille el olifante
del sol, tras de la nube cenicienta!…

¿Y el viejo romancero
fue el sueño de un juglar junto a tu orilla?
¿Acaso como tú y por siempre, Duero,
irá corriendo hacia la mar Castilla?

Encinas:
[...]
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural
de los negros encinares
de la raya aragonesa
y las crestas militares
de la tierra pamplonesa;
encinas de Extremadura,
de Castilla, que hizo a España,
encinas de la llanura,
del cerro y de la montaña;
encinas del alto llano
que el joven Duero rodea,
y del Tajo que serpea
por el suelo toledano;
encinas de junto al mar
- en Santander-, encinar
que pones tu nota arisca,
como un castellano ceño,
en Córdoba la morisca,
y tú, encinar madrileño,
bajo Guadarrama frío,
tan hermoso, tan sombrío,
con tu adustez castellana.
[...]
¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,
la sierra gris y blanca,
la sierra de mis tardes madrileñas
que yo veía en el azul pintada?

Por tus barrancos hondos
y por tus cumbres agrias,
mil Guadarramas y mil soles vienen,
cabalgando conmigo, a tus entrañas.
(Camino de Balsaín, 1911)

Valsaín (Segovia):
[Balsaín en su denominación antigua] Pueblo de Segovia situado muy cerca de su límite provincial con Madrid. Destaca su bosque de pinos, sometido a una cuidadosa explotación maderera. El Palacio de Valsaín fue el primero de los Reales Sitios en construirse, en tiempos de Felipe II (1556). En el lugar existió una edificación previa empleada por los Trastámara probablemente como pabellón de caza. En 1682 el palacio sufrió un gran incendio y Carlos II no dio órdenes de reconstruirlo. Felipe V dio órdenes de construir el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso (1721), también en Segovia. La carretera actual, hacia el norte, une Valsaín con La Granja y Segovia; hacia el sur con el Puerto de Navacerrada. El puerto de montaña de Navacerrada, a 1.858 metros de altitud en la Sierra de Guadarrama, separa las provincias de Segovia y Madrid. En Navacerrada las nevadas son abundantes desde noviembre hasta abril y es habitual la presencia de nieve en junio en la cota 2.000.

Río Eresma:
Río de la cuenca del Duero que nace en el valle Valsaín y recorre las provincias de Segovia y Valladolid. Tiene una longitud de 134 kilómetros y desemboca en el Adaja, que 30 kilómetros más adelante desemboca en el Duero. Su nombre deriva de la voz ibera Iri-sama [que rodea la ciudad grande], haciendo referencia a la población segoviana de Coca. Recorre las poblaciones segovianas de San Ildefonso, la ciudad de Segovia y Coca. Rodea a su paso la ciudad de Segovia en un meandro cerrado. El Adaja recorre las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid, y pasa por la ciudad de Ávila. Los ríos de la zona tienen un nivel variable (el mayor en marzo) y se ven afectados por la circunstancia de que el manto de nieve de sus cumbres no se conserva. Los principales afluentes del Duero por su margen izquierda son el Tormes y el Adaja.

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