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Titanic (geocities):
¿Imposible de hundir? Largo como tres canchas de futbol y 11 pisos de alto, el descomunal Titanic era considerado un crucero imposible de hundir, pero bastó un iceberg para que se fuera a pique, cinco días después de haber zarpado de Inglaterra en su viaje inaugural. ¿Acaso cientos de personas murieron por una negligencia? En la madrugada del lunes 15 de abril de 1912, el Ttanic, partido por un iceberg, se hundió en el Atlántico norte. El capitan E. J. Smith (izquierda) se hundió con el barco. "Ni Dios mismo podría hundir este barco", se jactó un tripulante del Titanic, buque de 46 000 toneladas, propiedad de la línea naviera White Star. Este opulento trasatlántico era el barco más grande del mundo. El 10 de abril de 1912, ante la expectación de miles de personas alrededor del mundo, el gigantesco barco zarpó rumbo a Nueva York desde Southampton, Inglaterra, con 891 tripulantes yl 316 pasajeros. Algunos de éstos eran muy ricos; unos 700 eran inmigrantes que viajaban en tercera clase. Todos confiaban en que el viaje por el turbulento Atlántico norte no sería difícil. Con sus 16 compartimientos herméticos, el notable buque era reflejo de las más avanzadas técnicas de ingeniería. Con comodidades sibaritas como baños turcos, amplias terrazas con palmeras, alta cocina y la mejor orquesta flotante, el Titanic era virtualmente un mundo aparte, majestuoso, al parecer indiferente al bamboleo del viento y de las olas. El 15 de abril, dos balsas desarmables y 15 botes salvavidas estaban dispersas entre los icebergs de las gélidas aguas del Atlántico. Casi congelados, exhaustos y conmocionados, los sobrevivientes fueron la frágil prueba de la existencia del Titanic, que tan dramáticamente se había hundido en la noche. En una gran superficie, cientos de cuerpos casi irreconocibles flotaban boca arriba. Un observador los describió como una parvada de gaviotas flotando entre las olas. Había muchas mujeres que en la muerte aferraban a sus bebés. El primer barco "a prueba de hundimientos" desapareció horas después de chocar con el ancestral enemigo de los marinos incautos: el implacable iceberg. Advertencias en vano Contra la técnica de navegación actual en aguas con hielo, el Tifanic surcó las olas a una velocidad de 22 nudos la noche sin luna del 14 de abril. Pero desde las 9:00 de ese frío domingo se habían recibido seis advertencias relativas al hielo, de otros barcos que hacían la misma ruta a Norteamérica, conocida como ruta de Terranova. Primero, un operador de radio del vapor Caronia previno al capitán del Titanic, E.J. Smith, quien tomó nota del llamado. Por la tarde, un operador del Titanic entregó a Smith una alerta específica proveniente del Baltic: "Icebergs y grandes cantidades de hielo en latitud 4151'N, longitud 4952'W." El capitán turnó el mensaje a J. Bruce Ismay, director administrativo de la línea White Star, quien lo leyó y guardó en su bolsillo sin hacer comentarios. El Californian envió por lo menos dos mensajes. "Tres icebergs grandes" fue el primer aviso del operador de ese barco. "Oye, viejo", transmitió por la tarde desde un punto a 30 km del Titanic, "estamos varados, rodeados de hielo". El quisquilloso Jack Phillips respondió: "Aléjate y cállate. Interfieres mi señal. Hablo con Cabo Race." Esta respuesta, que hoy en día sonaría inverosímil, revela las verdaderas órdenes de la comunicación radial a bordo de los cruceros de lujo de la época. Del operador de Cabo Race en Terranova, Phillips recibía mensajes para los pasajeros importantes de su barco. Esa era su prioridad. De hecho, Phillips y los demás operadores de radio eran empleados de una compañía de telégrafos, la British Marconi; no eran en realidad parte de la tripulación de la White Star ni subordinados del capitán del Titanic. A las 21:40, el Mesaba informó: "En latitudes 42N a 4125', longitudes 49W a 5030', vi mucho hielo y varios icebergs grandes." Si los oficiales en turno del Titanic recibieron este mensaje, lo que está abierto a discusión, pudieron haberse dado cuenta en ese mismo instante de que los peligrosos hielos estaban justo adelante del crucero. Los vigías, que ni siquiera tenían binoculares, sabían que en cualquier momento se podrían topar con hielo a partir de las 21:30, pero no avistaron icebergs durante el anochecer. El cielo claro y estrellado sólo revelaba un mar aparentemente quieto y sereno. Mientras, apareció un signo inquietante. La temperatura del agua bajó rápidamente de 6°C a poco menos de cero grados en unas cuantas horas, lo que en aguas del norte siempre indica que hay hielo flotante cercano. Pero el Titanic no frenó ni viró hacia el sur para evitar la zona de peligro en la que estaba ingresando. La gran escalera en el recibidor de la cubierta "A" es un indicio de la espaciosa opulencia de la construcción y decorado del Titanic. Apenas una sacudida Hacia las 22:00, para descansar después de la cena, unos cuantos pasajeros de segunda clase se reunieron a cantar himnos, incluyendo el tradicional coro marinero: "Oh, escucha nuestro clamor, de los que peligran en la mar. " A las 23:40, el vigía Frederick Fleet avistó de pronto un objeto más oscuro que las pardas aguas de la medianoche. Se hizo más grande. Dio la voz de alarma tres veces y telefoneó al puente de mando: "!Iceberg a la vista!" El primer oficial William Murdoch ordenó de inmediato al cuarto de máquinas dar marcha atrás, y dijo a su timonel, cabo Robert Hichens: "!Duro a estribor! " En la jerga náutica de la época esto significaba girar la popa del barco muy a estribor, hacia el lado derecho de la nave, para que la proa virara en un rápido movimiento hacia babor, o lado izquierdo. A más de 22 nudos de velocidad, desplazando unas 66.000 toneladas de agua, el Titanic no podía frenarse en el acto. Cuando el crucero al fin comenzó a alejarse del iceberg, el aterrado Fleet suspiró aliviado. Pero se trató sólo de un falso alivio: el iceberg dejó caer un trozo de hielo de 100 m en cubierta, a estribor de la nave. Cuando la fría y verde agua irrumpió en el cuarto de calderas número 6, el maquinista Frederick Barrett apenas pudo huir al cuarto adyacente, antes de que se cerrara la puerta hermética. Pero los pocos pasajeros que advirtieron la colisión la sintieron apenas como una sacudida. Uno de ellos la describió como "si alguien hubiera puesto un dedo gigante contra el costado del barco". Una mujer comparó el sonido del impacto con el desgarre de una pieza de percal. Unos pasajeros de primera clase saltaron de sus cómodos sillones de cuero para mirar el iceberg, que se alzaba sobre el barco rnientras lo rozaba. Pero no vieron motivo para alarmarse o siquiera preocuparse del evento. Pero no ocurrió así con los tripulantes. El capitán Smith habló con el diseñador en jefe de la línea, Thomas Andrews. Tras una rápida inspección de la bodega, se enteraron de que los cinco compartimientos estaban inundados. Al cerciorarse de lo grave del asunto, Andrews estimó que el crucero imposible de hundir estaría a flote "hora y media. Posiblemente dos. Pero no más". El operador de radio del Titanic, Jack Phillips Pocos botes salvavidas Poco después de la medianoche, pasados unos 25 minutos del aparentemente inofensivo impacto, se ordenó a la tripulación preparar los 16 botes salvavidas y las cuatro balsas de lona. Cuando más, podrían salvar al 178 personas, 1 000 menos del total que ahora se apiñaban en cubierta. Curiosamente, las normas requerían que sólo hubiese botes suficientes para 962 pasajeros, pues los reguladores no se esperaban la construcción de este gigantesco crucero. Además, nadie consideró seriamente la posibilidad de que un barco de la línea White Star tuviera que ser evacuado. No todos los salvavidas estaban equipados con señales de luz, comida o depósitos de agua dulce, y escaseaban los chalecos salvavidas. La situación era caótica, pues los pasajeros nunca hicieron simulacros de evacuación ni les fueron asignados cargos. Para calmar a la gente, el director de orquesta Wallace Henry Hartley hizo a sus músicos interpretar ragtime, pero la horrible realidad se hizo evidente a las 00:45, cuando la primera luz de alarma fue disparada al cielo y el pánico se apoderó de la embarcación. Pocas semanas antes, en una conferencia internacional en Berlín, se había especificado una nueva señal de alarma, el SOS, que el operador Phillips radiaba frenéticamente. Varado en la zona de hielo, el Californian estaba a sólo 16 km y algunos de sus tripulantes vieron luces al sureste. Pero no sabían que era el Titanic o que éste tuviera problemas. Cansado, tal vez enojado, el operador del Californian había apagado su radio luego de que Phillips lo reprendiera por sus interrupciones" unas horas antes. Estaba dormido mientras el Titanic suplicaba ayuda. Poco después de la medianoche, el operador del barco de pasajeros Carpathia, medio vacío, decidió llamar al Titanic para consultar algunos mensajes recibidos de Cabo Race. "CQD SOS", oyó el sorprendido operador. "Vengan pronto. Chocamos con un iceberg." A más de cuatro horas (o 58 millas náuticas) del lugar, el Carpathia navegó hacia allá a toda máquina. Los maquinistas del barco cerraron, contra las normas, las válvulas de seguridad para que la velocidad normal del buque, 14 nudos, se elevara a 17. Aun así, no llegaría sino hasta dos horas después de que el Titanic se hundiera. Mientras tanto, las luces de alarma del Titanic fueron vistas a bordo del Californian, pero el capitán Stanley Lord prefirió no despertar al operador de radio, que había tenido una jornada de 15 horas. Lord envió señales en clave Morse al barco no identificado sin recibir respuesta. Según los cálculos, el Californian pudo haber llegado hasta el Titanic poco antes de que se hundiera. El Titanic se partió en dos. A la derecha se muestra la parte delantera (unas dos terceras partes del barco) en el lecho del mar. "!No pierdan el tiempo!" El multimillonario John Jacob Astor rió cuando se ordenó la evacuación. "Estamos más seguros aquí que en un pequeño bote", dijo. Cuando una dama de sociedad reaccionó de modo parecido, un irritado tripulante dijo: "!No pierdan el tiempo! Déjenla si no quiere abordar." Gradualmente, las reticencias cedieron, las bromas cesaron y los pasajeros iniciaron la amarga labor de abordar los botes. Los hombres esperaron estoicamente en cubierta mientras mujeres y niiios ocupaban los frágiles botes. En la confusión, el primer bote, con capacidad para 65 personas, salió con sólo 28. Otro con capacidad para 40 partió con sólo 12 pasajeros. La esposa del excongresista y ejecutivo de las tiendas Macy's, Isidor Straus, se negó a subir con las demás mujeres: "Siempre estuve con mi esposo", dijo y se dirigió a él: "Yo iré adonde tú vayas." Astor, por su parte, Ilevó a su joven esposa a uno de los botes y regresó a la nave. Su cuerpo fue rescatado posteriormente. Mientras el barco se iba a pique, lo que hacía que la cubierta se ladeara, el millonario Benjamin Guggenheim se vistió con su mejor traje y declaró que se hundiría como un caballero. "Ninguna mujer quedará a bordo de este barco porque Ben Guggenheim se haya acobardado", añadió. Cuando al parecer ya no quedaban más mujeres o niños, Ismay, que estaba ayudando a otros a escapar del barco, ocupó su lugar en uno de los últimos botes a la 1:40. El director administrativo de la línea White Star sería ridiculizado en la prensa por huir del barco mientras otros quedaron atrás. A las 2:15, cuando las últimas balsas estaban a punto de partir, el Titanic se ladeó y toda maniobra fue entonces imposible. Los olvidados pasajeros de las cabinas de tercera clase, entre los que había muchos niños y mujeres, subieron a cubierta para ver lo que pasaba. Nadie les avisó y muches aún estaban en las cabinas de abajo mientras el barco se hundía. Quizá quedaron unos 1 600 pasajeros. Aunque la leyenda cuenta que la orquesta interpretó el himno "Más cerca de ti, Dios mío", en realidad la última canción fue el himno episcopal "Otoño": Dios misericordioso y compasivo, ve con piedad mi dolor; escucha a esta alma dolida y rota que postrada a tus pies se lamenta. Dame sostén entre las potentes aguas... Más de 1.500 muertos Cientos de personas se reunieron en la popa mientras ésta se alzaba. A las 2:18 el Titanic estaba parado sobre la proa, hundiéndose casi verticalmente. Luego, con un horrendo estrépito, una chimenea se derrumbó, las famosas cámaras herméticas hicieron implosión y todo lo que se encontraba en cubierta, pasajeros, tripulantes y equipo, cayó a las aguas, que estaban a cuatro grados bajo cero. Un sobreviviente rememoraría más tarde "la agonía de gritos de muerte que provenían de mil gargantas, los gemidos de los que sufrían, los alaridos de los aterrorizados y los horribles jadeos de los que estaban a punto de ahogarse". Increíblemente, maquinistas que nadaban cerca de ahí se quemaron cuando las explosiones hicieron hervir las gélidas aguas. A las 2:20, ahora inclinado unos 70 grados, el crucero se sumergió en las aguas, rompiéndose en dos mientras caía a una velocidad de 20 nudos. Zarandeándose, el barco roto Ilegó al gran río submarino conocido como Corriente Béntica que corre a 2.400 m de profundidad. A las 2:30, las dos mitades del barco chocaron contra el fondo del mar a 3.950 m baio la superficie, y sus restos se dispersaron en un radio de 800 m. El buque sumergido quedó bajo una presión de 448 kilos por cm2: su fría tumba fue un punto 560 km al sureste de Terranova. Surcó orgullosamente el océano exactamente cuatro días, 17 horas y 30 minutos. Unas tres horas y media después, hacia las 6:00 del lunes 15 de abril, el Californian finalmente oyó las trágicas noticias y navegó hacia el lugar del hundimiento. A las 8:50 el Carpathia había subido a bordo a todos los sobrevivientes y enfilaba hacia Nueva York. Cuando Ilegó el Californian, el capitán pasó casi una hora buscando cuerpos, pero informó que, extrañamente, no vio ninguno. Sólo una semana después el buque cablero MacKay-Bennett rescató 306 cuerpos en el área de desastre. Unas 705 personas, menos de un tercio del pasaje y la tripulación, sobrevivieron al naufragio. Esta cifra incluyó 338 hombres, un 20 por ciento del total, y 316 mujeres, un 74 por ciento del total. El resto eran niños. Entre los muchos que perdieron la vida estaban el capitán Smith y el operador de radio Jack Phillips. Los diarios informaron del inimaginable desastre con grandes titulares. Arriba, una edición especial del Daily Graphic londinense. La tumba de agua del Titanic Casi tres cuartos de siglo después de hundirse, el Titanic finalmente fue descubierto. A la 1:00 del 1° de septiembre de 1985, un submarino del tamaño de un automóvil, llamado Argo, fotografió escombros en el fondo oceánico, mediante poderosas luces estroboscópicas y equipos de video. Operado por una expedición de EUA bajo la dirección del geólogo marino Robert Ballard, el sólido submarino en forma de trineo halló una de las 29 calderas del Titanic a una profundidad de 3.77 km, unos 560 km al sureste de Terranova. Luego, la expedición descubrió las dos mitades del crucero, separadas por 600 m. Ballard, quien había propuesto la búsqueda del barco desde 1971, se sintió "como un arqueólogo que descubre la tumba de un faraón". Un año después, una segunda expedición fotografió el naufragio con más detalle, y halló algunos de los objetos del legendario lujo en excelentes condiciones: candelabros de cristal, lavabos y excusados de porcelana, vinos y ordenadas hileras de platos (foto de abajo). En la última inmersión de la expedición, en 1986, se colocó una placa conmemorativa en la proa. Ballard, quien considera irrespetuoso tratar de sacar el buque muerto, consiguió que el Congreso de EUA declarara el lugar submarino como un monumento a las víctimas, además de proscribirse "alterar, perturbar o rescatar" cualquier parte del barco.
https://web.archive.org/web/20091022155708/http://geocities.com/Augusta/5130/titanic.htm

 

 

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