Thomas Cavendish (1560-1592):
[Drake] fue quien inauguró aquella guerra de corso, con que los ingleses primero, y después los holandeses, tanto daño habían de hacer a los españoles. Los considerables beneficios que obtuvo animaron a sus contemporáneos e hicieron nacer en ellos la afición a las largas navegaciones aventureras. De todos los que siguieron el ejemplo de Drake, el más ilustre es, sin disputa, Tomás Cavendish o Candish. Había entrado muy joven en la marina militar inglesa, y tuvo una juventud borrascosa, durante la cual disipó rápidamente su pequeña fortuna. Lo que el juego le había llevado resolvió recuperarlo de los españoles. Habiendo obtenido en 1585 cartas patentes, hizo el corso en las Indias orientales, y volvió a Inglaterra con un botín considerable. Animado por aquel fácil éxito de salteador de las grandes vías marítimas, pensó que conquistar un poco de honor y gloria al mismo tiempo que hacía su fortuna era lo que más valía. Compró, pues, tres buques, el Désir, de 20 toneladas; el Content, de 60, y el Hugh-Gallant, de 40; en los cuales embarcó ciento veintitrés soldados y marineros. Habiéndose hecho a la vela el 22 de julio de 1586, pasó por las Canarias, bajó a la Sierra Leona, atacó y saqueó la ciudad, se hizo de nuevo a la mar, atravesó el Atlántico, señaló el cabo de San Sebastián en el Brasil; siguió la costa de Patagonia y llegó el 27 de noviembre al puerto deseado.

[Estancia en el extremo sur:]
Allí encontró gran cantidad de perros marinos tan grandes y tan fuertes que cuatro hombres apenas podían matarlos, y un gran número de aves a las que la falta de alas les impedía volar y que se alimentaban de pescados. Generalmente se les designa con el nombre de pingüinos o pájaros bobos. En aquel puerto muy seguro carenaron los buques. Durante su estada tuvo Cavendish algunas escaramuzas contra los patagones, «hombres de una estatura gigantesca y cuyos pies tenían 18 pulgadas de largo», los cuales le hirieron dos marineros, con sus flechas armadas por un guijarro cortante. El 7 de enero de 1597, Cavendish llegó al estrecho de Magallanes, y recogió, en la parte más estrecha del canal, veintiún españoles y dos mujeres, únicos sobrevivientes de la colonia fundada tres años antes con el nombre de Ciudad Felipe por el capitán Sarmiento. Construida para impedir el paso del estrecho, no tenía aquella ciudad menos de cuatro fuertes y muchas iglesias. Cavendish pudo ver la fortaleza, que en aquella fecha estaba desierta y ya medio arruinada. Sus habitantes, imposibilitados por los continuos ataques de los indios, de hacer sus recolecciones, habían muerto de hambre o habían perecido al tratar de llegar a los establecimientos españoles de Chile. A consecuencia de este lamentable relato, Cavendish cambió el nombre de Ciudad Felipe en el de Puerto del Hambre, con el cual se conoce hoy este sitio. El 21 entró en una hermosa bahía que recibió el nombre de Isabel, y en la cual fue enterrado el carpintero del Hugh-Gallant. No lejos de allí desembocaba un hermoso río, a cuyas orillas habitaban los antropófagos, que tan rudamente habían hecho la guerra a los españoles, y que trataron en vano de atraer a los ingleses al interior del país.

[Costa oeste americana:]
Al desembocar la escuadra en el mar del Sur, el 24 de febrero, la asaltó una violenta tempestad que la dispersó. El Hugh-Gallant se quedó solo, haciendo agua por todas partes, y se necesitaron los mayores trabajos del mundo para mantenerlo a flote. El 15 pudo reunirse a sus conservas y en vano trató Cavendish de desembarcar en la isla de Mocha, donde Drake había sido tan maltratado por los araucanos. Aquel país, rico en oro y plata, aún no había podido ser dominado por los españoles, y sus habitantes, decididos a todo para conservar su libertad, rechazaron a mano armada toda tentativa de desembarco. Fueles preciso, pues, llegar a la isla de Santa María, donde los indios, tomándoles por españoles, les facilitaron en abundancia maíz, gallinas, cerdos y otras provisiones. El 30 del mismo mes, echó el ancla a los 32° 50' en la bahía de Quintero. Bueyes, vacas, caballos silvestres, liebres y perdices en abundancia, tales fueron los animales que encontraron unos treinta mosqueteros que penetraron en el país. Atacado Cavendish por los españoles, tuvo que reembarcarse apresuradamente, después de haber perdido doce hombres. En seguida asoló, saqueó y quemó las ciudades de Paraca Cincha, Piscea y Paitia, y devastó la isla de «Puna, donde hizo un botín de 645.000 libras de oro en moneda, Después de haber hechado a pique el Hugh-Gallant, en vista de la absoluta imposibilidad en que estaba de sostenerse sobre el mar, continuó su fructífero crucero, y a la altura de la Nueva España, 9 quemó un buque de 120 toneladas, saqueó e incendió a Aguatulio, y se apoderó, después de seis horas de combate, de un navío de 708 tonelades cargado de ricas telas y de 112.000 pesos en oro.

[Insulindia:]
Entonces, «victorioso y contento» quiso Cavendish poner al abrigo de un revés los ópimos despojos que llevaba. Se dirigió a las islas de los Ladrones, las Filipinas y Java la Mayor, dobló el cabo de Buena Esperanza, tomó víveres en Santa Elena, y el 9 de septiembre de 1588 fondeó en Plymouth, después de dos años de viajes, de correrías y de combates. Dice un refrán que es más difícil conservar que adquirir, y Cavendish hizo lo que pudo por confirmarlo. Dos años después de su vuelta ya no poseía de la inmensa fortuna que había llevado más que la suma necesaria para armar una tercera expedición, que debía ser la última.

[Tercera expedición de saqueo:]
El 6 de agosto de 1591 salió con cinco buques, y en la costa de Patagonia vio dispersada su escuadra por una tempestad, sin que pudiera reuniría hasta el puerto Deseado. Asaltado en el estrecho de Magallanes por terribles huracanes, se vio obligado a deshacer el camino andado, después de haberse visto abandonado por tres de sus buques. La falta de víveres frescos, el frío y las privaciones de todas clases que tuvo que sufrir y que habían diezmado su tripulación, le obligaron a remontar el litoral del Brasil, en que los portugueses se opusieron a toda tentativa de desembarco, y tuvo, por consiguiente, que hacerse a la mar sin haber podido avituallarse. Quizá de disgusto, tanto como por causa de las privaciones, murió Cavendish antes de haber podido ganar las costas de Inglaterra. (J.Verne)
(*) Francis Drake, que sobrevivió cuatro años a Thomas Cavendish, murió en 1596.


La Contraarmada, la Invencible Inglesa:
Menos de un año después del histórico desastre de la Armada Invencible (en agosto de 1588 el rey de España, Felipe II, fracasó estrepitosamente en su intento de invadir Inglaterra), la monarca inglesa intentó vengarse. En la primavera de 1589, Isabel I de Inglaterra envió una poderosa flota contra la Monarquía española conocida como la Contraarmada o la Invencible inglesa (English Armada, Counter Armada). La Contraarmada, la Armada Invencible InglesaFue comandada por el conocido corsario inglés Sir Francis Drake y al igual que le sucedió a la Armada Invencible Española, sufrió una enorme derrota, con decenas de buques hundidos y miles de muertos. El desastre fue tal, que la expedición de la Contraarmada está considerada como uno de los mayores desastres militares de la historia de la Gran Bretaña. Entre 1585 y 1604 se desarrollaba la guerra entre España e Inglaterra (guerra anglo-española) por motivos tanto económicos y políticos como religiosos. Tras el desastre sufrido por la "Grande y Felicísima Armada" en el Canal de la Mancha en 1588, donde la flota española perdió 37 barcos (un tercio de la flota) y miles de hombres, Isabel I de Inglaterra vio una gran oportunidad estratégica de asestar un golpe definitivo a Felipe II y quizás ganar la guerra, obligando a España a firmar un tratado de paz con unas condiciones impuestas por Inglaterra. Los ingleses se propusieron tres objetivos con esta empresa: destruir el resto de la flota de la Armada Invencible, que estaba siendo reparada por toda la Costa Cantábrica, principalmente en Santander, San Sebastián y La Coruña; atacar y tomar Lisboa, para intentar desequilibrar la corona española provocando una revuelta de Portugal (anexionada en 1581 con la coronación de Felipe II como Felipe I de Portugal); y ocupar las Azores, para fortalecer la presencia de Inglaterra en el Atlántico y controlar las rutas comerciales hacia América. Además, se esperaba obtener grandes beneficios por lo que se financió la expedición como si se tratase de una sociedad, en la cual una cuarta parte del capital lo aportó la Reina de Inglaterra, una octava parte fue aportada por el gobierno holandés (en esos momentos luchando en la Guerra de los ochenta años frente a Felipe II), y el resto se rapartía entre nobles, mercaderes y gremios de comerciantes. Sir Francis Drake, afamado corsario y explorador, que había dirigido anteriormente numerosos ataques contra barcos españoles (considerado un pirata por la corona española), fue el elegido para tomar el mando de la Contraarmada Inglesa, acompañado en el mando por el general (y amigo personal de la reina) Sir John Norreys. Por este motivo, la "English Armada" fue conocida también como la Expedición Drake-Norris. De forma similar a lo sucedido a la Armada Invencible un año antes, desde el primer momento comenzaron a surgir también las complicaciones con la denominada "Invencible Inglesa". La pésima organización y el mal tiempo provocaron que la flota inglesa partiera más tarde de lo previsto, lo que provocó que se redujeran buena parte de las provisiones previstas para el viaje. No fue el único problema: los holandeses no enviaron todos los buques de guerra que habían prometido; de los más de 20.000 hombres que se unieron a la expedición, únicamente 1.800 eran soldados experimentados, el resto eran voluntarios; tampoco se llevaron suficientes armas de asedio ni caballería. A pesar de los contratiempos, la Contraarmada finalmente partió del puerto de Plymouth el 13 de abril de 1589 rumbo a las costas españolas. La flota inglesa estaba compuesta por más de 150 naves, entre las que destacaban seis imponentes galeones de guerra. Junto a las tropas, embarcaron también 4.000 marineros y cerca de 1.500 oficiales y caballeros en busca de aventura. Aunque las cifras varían (según si las fuentes son españolas o inglesas), en total se unieron a la expedición entre 23.000 y 27.000 hombres. Usando una táctica parecida a la empleada el año anterior, que le había proporcionado la victoria frente a los españoles, Drake asignó sus buques a cinco escuadrones: Francis Drake dirigiría el galeón inglés "HMS Revenge"; Sir John Norreys el "Nonpareil"; su hermano, Edward Norreys el "Foresight"; Thomas Fenner el "Dreadnought" y Roger Williams al mando del "Swiftsure". Además se unió también a la expedición el conde de Essex, en contra de las órdenes expresas de la reina Isabel I. Por varios retrasos imprevistos, el mal tiempo y el temor a quedar varado en la bahía del Golfo de Vizcaya, Drake decidió no dirigirse a Santander, donde se encontraba la mayor parte de la flota española que estaba siendo reparada, en su lugar navegó hacia Galicia para atacar la ciudad de La Coruña. El 5 de mayo de 1589, más de 8.000 ingleses desembarcaron en las costas de la ciudad de La Coruña. Norreys tomó la parte baja de la ciudad rápidamente, matando a 500 españoles y saqueando las bodegas de vino, mientras Drake atacaba los buques españoles en el puerto, destruyendo varios de ellos. Cuando atacaron la parte alta de La Coruña, se encontraron con una ciudad fortificada y una férrea defensa que no consiguieron superar. Tras dos semanas de asedio, más de 1.000 ingleses muertos en la batalla y las noticias de que dos galeras españolas habían conseguido traspasar las líneas inglesas reabasteciendo a los defensores, los asaltantes ingleses decidieron abandonar el sitio a La Coruña.

Batalla naval España - Inglaterra:
Las pérdidas de esta primera batalla de la Armada Invencible Inglesa fueron considerables. Habían perdido a cuatro capitanes, varios barcos y cerca de 1.300 hombres que murieron en el combate. A estas pérdidas se sumaron también 3.000 desertores que regresaron a Inglaterra tras la derrota, entre ellos, muchos holandeses. Tampoco consiguieron apenas provisiones en la ciudad y las epidemias comenzaban a hacer mella en las tropas inglesas, sin embargo, el 19 de mayo, la flota de Drake ponía rumbo a Lisboa, su siguiente objetivo. El plan de Inglaterra consistía en atacar Lisboa para provocar un levantamiento portugués contra España. Portugal había sido anexionado por el Imperio Español pocos años antes, en 1580, por lo que existía una gran inestabilidad política, con varios pretendientes al trono de Portugal reclamando aún sus derechos. Entre ellos, se encontraba Prior de Crato, apoyado por Isabel I de Inglaterra y a quien pretendían colocar como rey de Portugal. La flota inglesa desembarcó a 75 kilómetros de Lisboa, en la ciudad de Peniche, el 26 de mayo de 1589. La estrategia prevista era que Norreys iría con el ejército por tierra (más de 10.000 hombres) hasta Lisboa para tomar la ciudad, aprovisionándose por el camino y sumando más hombres que se unirían al levantamiento. Francis Drake navegaría hasta el puerto y atacaría Lisboa por mar.

Defensa de Lisboa 1589:
El expedición por tierra hasta Lisboa fue mucho más dura de lo previsto. Los ingleses perdieron cientos de hombres en los continuos ataques de tropas españolas y portuguesas, tampoco consiguieron aprovisionarse de armas, municiones o pólvora, y apenas se sumaron adeptos a su causa. Por si fuera poco, cuando llegaron finalmente a Lisboa, la ciudad en vez de rendirse como esperaban los ingleses, se estaba preparando para la defensa. Más de 7.000 soldados portugueses y españoles aguardaban dentro de sus muros para proteger la ciudad, apoyados por cerca de 60 barcos preparados para el combate, fondeados en el puerto de Lisboa. Tras varios días de luchas, y hostigados continuamente por los ataques de las galeras españolas, las expectativas inglesas de tomar Lisboa comenzaron a desvanecerse. Drake no había llegado a tomar parte en la batalla por lo diezmada que estaba su tripulación y las fuertes defensas españolas, por lo que decidió no arriesgarse a entrar en combate. A pesar de que Norreys llegó hasta las puertas de la ciudad, los ingleses no podían tomar Lisboa sin la artillería ni el apoyo portugués. El 11 de junio llegaron 9 galeras españolas más con más de 1.000 soldados de refuerzo lo que hundió definitivamente las pretensiones inglesas, el 16 de junio de 1589, Sir John Norreys ordenó la retirada. El Conde Essex recibió órdenes de Isabel I de regresar a la corte junto con una negativa de enviar refuerzos para realizar un sitio a la ciudad. No se quería entrar en una guerra terrestre con Portugal, por lo que se decidió ir a por el siguiente objetivo de la expedición, establecer una base permanente en las Azores. Sin embargo, la campaña había pasado factura.

El desastre de la Contraarmada inglesa:
El ataque a La Coruña había pillado por sorpresa a los españoles pero en el ataque a Lisboa, España ya había preparado sus defensas, con Alonso de Bazán y Martín de Padilla al frente de varias escuadras que causaron cuantiosas pérdidas en la Armada Inglesa. Tras la derrota sufrida, la flota inglesa en retirada fue perseguida por los españoles, causando más bajas y hundiendo o capturando más barcos ingleses. Drake hizo un último intento de recuperar la misión. Mientras el Conde de Essex y Norris se dirigían a Inglaterra, él navegó por el Atlántico hacia las Azores con una flota ya muy diezmada y poco más de 2.000 hombres. Las tormentas golpearon a la flota inglesa, la cual quedó dispersada perdiendo también varias naves más por el mal tiempo. Ante lo precario de la situación, Drake finalmente desistió y puso rumbo de regreso a Inglaterra. Sir Francis Drake llegó finalmente el 10 de julio de 1589 al puerto de Plymouth en Inglaterra con su buque insignia, "HMS Revenge" muy dañado y las manos vacías. La expedición de la Contraarmada había fracasado, y al igual que le sucedió a la flota española un año antes, la "Armada Invencible Inglesa" acabó en desastre, siendo considerado uno de los mayores desastres navales y militares de la historia de Inglaterra.

Firma del Tratado de Londres 1604:
Aunque es difícil saber las cifras del desastre la Armada Invencible Inglesa con exactitud, las diferentes fuentes inglesas y españolas estiman que murieron entre 11.000 y 15.000 hombres, perdieron cerca de 40 buques de guerra y hubo un número indeterminado de desertores (hasta 5.000). Unas cifras curiosamente muy similares con la catástrofe ocurrida un año antes en el Canal de la Mancha a la Grande y Felicísima Armada española. El coste económico para la corona inglesa fue enorme, agotando gran parte del tesoro que Isabel I había acumulado durante su reinado. Las autoridades inglesas investigaron las causas de la derrota, y aunque no se llegó a encontrar culpables, Francis Drake fue señalado por muchos, quedando su imagen y posición social muy dañada (acabó muriendo en 1595 en el Mar Caribe en una batalla contra barcos españoles). La guerra entre España e Inglaterra se prolongó durante unos años más, hasta que en 1604 se firmaba la paz entre ambas potencias con el Tratado de Londres, que comprendía unas condiciones favorables para España siempre que se comprometiera a no intentar restaurar el catolicismo en Inglaterra. (https://documentalium.blogspot.com/p/historia.html)


Vasa, el último galeón:
Denominado inicialmente como Vasen, este enorme barco de guerra sueco de principios del siglo XVII es el único galeón original que se conserva. Se hundió en 1628 en su viaje inaugural y fue rescatado en 1961 tras seis años de trabajos para sacarlo a flote. Además de su importancia histórica para conocer más en detalle los antiguos galeones, el Vasa se encuentra en un estado de conservación excelente, habiéndose rescatado la mayor parte del barco, incluyendo sus espectaculares tallas y esculturas de la popa, casi intactas. Vasa, el único galeón originalLos galeones son grandes barcos a vela que se comenzaron a utilizar a principios del siglo XVI por el Imperio español ante la necesidad de transportar grandes cargas tras el descubrimiento de América en 1492. En unas décadas se convirtió en el barco principal para el comercio de las naciones europeas, siendo utilizado también en las batallas. A partir de 1607 se terminó por definir el término (diferenciándolos de las naos) y se les pasó a denominar a estos grandes barcos destructores utilizados exclusivamente con fines militares como galeones de guerra. El Vasa fue construido por órdenes del Rey Gustavo II Adolfo de Sueca (Dinastía Vasa) como parte de su expansión militar cuando el país se encontraba en guerra con la República de las dos naciones (Polonia y Lituania) durante la guerra de los treinta años, en la que intervinieron gran parte de las potencias europeas entre 1618 y 1648. Suecia necesitaba mejorar su flota si quería controlar el mar Báltico, para ello, el rey mandó construir cuatro grandes naves, la mayor de ellas sería el Vasen (Vasa), el orgullo de la armada sueca. La nave se comenzó a construir en los astilleros de Estocolmo a finales de 1625 tras talar miles de robles en fincas privadas suecas e importar maderas de Riga y Amsterdam. Su construcción se encargó al maestro carpintero Henrik Hybertsson y a su socio Arendt de Groote, ambos de origen holandés. El "Maestro Henrik" nunca llegó a ver el Vasa completado, ya que murió en el verano de 1626 dejando la supervisión de los trabajos en manos de otro maestro carpintero holandés, Henrik "Hein" Jacobsson. Proa del galeón VasaTras terminar la cubierta superior y el castillo de popa, las telas del barco tuvieron que ser importadas de Holanda ya que Suecia carecía de industria para suministrarlas. Las velas del barco se hicieron principalmente en cáñamo y lino. En enero de 1628 el rey visitó los astilleros de Estocolmo y realizó la que sería probablemente su única visita a bordo de la nave. Unos meses después, se llevó a cabo una prueba de estabilidad de la nave, para la cual, treinta hombres corrieron de un lado a otro de la cubierta para balancear el barco, sin embargo tuvieron que parar al poco de empezar por miedo a que la nave zozobrara. En agosto de 1626 el rey Gustavo II Adolfo ordenó que se instalaran 72 cañones de bronce de a 24 libras en la cubierta del barco. Sin embargo eran demasiados para una sola cubierta y tuvo que modificarse la estructura original para poder situar los cañones en dos cubiertas (finalmente se instalaron 64 cañones), quedando el centro de gravedad del barco más alto de lo previsto. El Vasa se convirtió con esta modificación en uno de los primeros barcos de guerra con dos cubiertas de armas completas, algo que le daba al galeón una enorme potencia de fuego pero que comprometía su navegabilidad. Cañones de bronce del VasaEl Vasa no era la nave más grande que se había construido ni el barco con mayor número de armas de fuego, sin embargo era probablemente el buque de guerra más poderoso del mar Báltico y de todo el Norte de Europa hasta la fecha. La batería de cañones de los laterales podían disparar de forma combinada hasta casi 600 libras (270 kilos) de munición, un auténtico récord para la época. Y pudo ser mayor, ya que de los 72 cañones que se iban a instalar en el barco, ocho de ellos no se entregaron a tiempo para ser montados. La fundición de los cañones era lenta y no podían producirlos al ritmo que necesitaban para los numerosos barcos que en esos momentos se construían. Aún así, el Vasa era un galeón de guerra temible, el día de su botadura iba armado con 48 cañones de a 24 libras, 8 cañones de a 3 libras, 2 cañones de a 1 libra, 6 grandes stormstycken (obuses), 900 kilos de pólvora y cerca de 1.000 armas de fuego. Sus dimensiones eran también considerables, el galeón Vasa medía 69 metros de largo (eslora), una manga de casi 12 metros, 52 metros de alto y un peso de 1.210 toneladas. Contaba con 1.275 metros cuadrados de velamen y una tripulación de 145 hombres y 300 soldados. Detalle esculturas popa del VasaComo era costumbre en los buques de guerra de la época, el Vasa fue decorado ricamente para glorificar al monarca e intimidar al enemigo. El simbolismo usado en las esculturas estaba muy influenciado por la época gloriosa de civilizaciones antiguas como Roma, Grecia o Egipto. También se incluyeron figuras de estilo grotesco holandés que representan criaturas fantásticas y aterradoras como sirenas, tritones, hombres salvajes o monstruos marinos. Gran parte de la ornamentación fue pintada con colores muy vivos como rojo o azul brillante. Las esculturas están talladas en madera de roble y pino y algunas, como el león de 3 metros del mascarón de proa, se componen de varias piezas talladas de manera individual. En total, el barco cuenta con más de 500 esculturas que se tardaron en tallar cerca de dos años por un equipo de seis escultores con sus correspondientes ayudantes y aprendices. Finalmente, el 10 de agosto de 1628 el capitán Söfring Hansson ordenó al Vasa partir en su viaje inaugural. El día estaba en calma y el barco llevaba las troneras abiertas para lanzar unas salvas cuando dejara Estocolmo. Cuando el Vasa pasó a sotavento en los acantilados cerca de Södermalm una ráfaga de viento llenó sus velas y lo escoró bruscamente a babor. Tras enderezarse, otra fuerte ráfaga de viento al pasar por Tegelviken obligó a virar de nuevo la nave, esta vez, entrando agua en el barco en las cubiertas inferiores. El agua comenzó a inundar la bodega y el barco se hundió rápidamente a una profundidad de 32 metros y a solo 120 metros de la orilla. Hundimiento del VasaLos supervivientes se aferraron a los escombros y a los mástiles superiores que aún estaban por encima de la superficie. Muchos barcos cercanos acudieron al instante al rescate, a pesar de ello y de estar muy cerca de la orilla, 30 personas perecieron en el naufragio del Vasa. El galeón se hundió ante cientos (incluso miles) de personas. Ciudadanos de Estocolmo que habían acudido a ver la inauguración de este gran barco y que fueron testigos de la catástrofe junto a numerosos embajadores extranjeros. El rey Gustavo II Adolfo de Suecia que se encontraba en Polonia en esos momentos, fue informado por carta del hundimiento. Tras una larga investigación en la que se interrogó a los supervivientes, entre ellos al capitán Söfring Hansson, se intentó buscar tanto las causas del naufragio como un "chivo expiatorio". Se cuestionó si el barco fue manejado correctamente, si la tripulación había bebido o si había habido errores en su construcción. Finalmente nadie fue castigado o encontrado culpable por negligencia y la culpa recayó en Henrik "El Maestro" Hybertsson, muerto y enterrado años antes. Pocos días después del desastre comenzaron los primeros intentos por recuperar el barco. La tecnología de la época era insuficiente y lo único que se consiguió fue enderezar el buque. Treinta años después, en 1663, un equipo de buzos de Suecia y Finlandia consiguió recuperar más de 50 cañones del pecio con una simple campana de buceo. Aunque era imposible de reflotar el barco en la época, el Vasa no cayó en el olvido y durante décadas se realizaron inmersiones para ver los restos del naufragio e intentar recuperar objetos. Hasta su recuperación en 1961, el barco ha sufrido más de 300 años de erosión e intentos fallidos de reflote que también lo han dañado. A pesar de ello, el galeón ha mantenido a lo largo de los siglos un excelente estado de conservación. Galeón VasaA mediados de 1950 fue localizado de nuevo por el arqueólogo aficionado Anders Franzes, estableciéndose en 1956 el Comité Vasa para investigar la posibilidad de reflotar y conservar la nave. Entre los métodos de recuperación posibles, se propuso llenar la nave de pelotas de ping-pong o congelar el barco en un gran bloque de hielo. El Vasa fue finalmente recuperado tras cientos de inmersiones de buzos que cavaron túneles para instalar cables de acero sujetos a grúas en la superficie, posteriormente se realizaron numerosas ascensiones hasta ser remolcado a un dique seco. Los trabajos duraron varios años y el ascenso final del barco a la superficie comenzó el 8 de abril de 1961. En la mañana del 24 de abril de 1961 el Vasa era reflotado ante miles de espectadores. El único galeón original que se ha conservado volvía a emerger tras 333 años en el fondo marino, como una auténtica capsula del tiempo dado su buen estado de conservación. Del Vasa se han conservado cuatro cubiertas, siendo las cubiertas inferiores del buque las mejor conservadas. En el interior se han hallado cañones, objetos personales de los marineros, cofres, herramientas de trabajo, zapatos, dinero y un buen número de objetos cotidianos. También se han conservado varios barriles de pólvora de la bodega, diez velas del barco y aparejos. Interior del barco VasaEntre 1961 y 1988 el galeón fue ubicado en una instalación temporal denominada Wasavarvet (Astillero Vasa). Esta instalación era muy pequeña y dificultaba enormemente las labores de conservación del barco por lo que se decidió hacer un museo permanente donde fue remolcado. El museo Vasa abrió al público en 1990 en Estocolmo, donde se puede conocer algo más sobre su historia y contemplar este magnífico galeón: Vasa Museet. El rescate del pecio sirvió también para poder investigar las causas de su hundimiento. Según los investigadores, el Vasa naufragó debido a varios factores: el barco tenía una gran inestabilidad, un centro de gravedad muy alto y demasiado peso en las cubiertas tal como había sido construido el casco. El tener las troneras abiertas cuando se produjo un golpe de viento fue lo que terminó por hundir el galeón, el capitán mandó cerrarlas en cuanto la nave comenzó a inundarse, sin embargo era ya demasiado tarde. A pesar del fracaso del Vasa, Suecia logró su objetivo con el resto de su impresionante flota. Durante el siglo XVII pasó de ser un reino de Europa del norte escasamente poblado con poca influencia, a una de las grandes potencias del continente europeo. Tras acabar controlando gran parte de la península escandinava y aumentando sus territorios considerablemente, fue el poder dominante en el mar Báltico. Fue un siglo tan exitoso para Suecia que este periodo en la historia del Imperio sueco se le conoce como "stormaktstiden" (edad de la grandeza). El Vasa ha sido objeto de cientos de libros, artículos y estudios sobre la arqueología marina. El museo Vasa es uno de los lugares más visitados de Suecia cada año e incluso, este mítico barco ha influenciado a otros más actuales. En Japón se puede encontrar en lago Ashi un barco de recreo inspirado en el Vasa y curiosamente, el legendario barco "el holandés errante" de la película "Piratas del Caribe", guarda también muchas similitudes tanto en su estructura como en su decoración con el Vasa, el único galeón original que ha llegado hasta nuestros días. (https://documentalium.blogspot.com/p/historia.html)

 

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