Venecia:
A principios del siglo XV, Venecia se encontraba en el apogeo de su poder. Mil años antes había sido un sencillo refugio para la gente que escapaba de las invasiones bárbaras. Ahora era la señora del Mediterráneo, la mayor nación comercial del mundo, con colonias que se extendían a Oriente Medio e incluso Extremo Oriente. Tanto su armada como su flota mercantil estaban en excelentes condiciones. Los 15.000 trabajadores del arsenal podían entregar un barco totalmente aparejado en pocos días. Y cada vez era más rica. En el resto de Europa, donde prevalecía el sistema feudal y la nobleza vivía de la propiedad de las tierras, el comercio era despreciado. Por el contrario, en Venecia, donde no había tierras, era la profesión de mayor prestigio que se podía elegir. El príncipe mercader -en cualquier otro sitio un término contradictorio- constituía una descripción exacta de lo que era un aristócrata veneciano. La primera causa de su prosperidad la debe a la seguridad de su emplazamiento: durante la Edad Media la Italia continental había sido un campo de batalla constante; tras el colapso del Imperio romano en Occidente y las continuas incursiones bárbaras, la península estaba totalmente dividida: con el papado, los bizantinos, el nuevo imperio de Carlomagno y sus sucesores, las grandes ciudades del norte como Milán, Verona y Padua, las ciudades republicanas marítimas como Génova y Pisa al norte, y Nápoles, Amalfi y Gaeta al sur -la lista no es nada exhaustiva- en pugna. Pero Venecia se mantuvo aparte. Esos km de agua poco honda -una defensa mucho más eficaz que el agua profunda- servían de gigantesco foso y le ofrecían protección total de vecinos envidiosos, lo que permitía a la ciudad dar la espalda a Italia y mirar hacia el este: a Constantinopla, el mar Negro, las Indias y Catay. Allí, en las sedas y las especias, el oro y las piedras y los esclavos de oriente, estaba su riqueza.

Sistema de gobierno:
La segunda causa de su éxito radicaba en su estabilidad, que era debida al extraordinario sistema de gobierno. Desde el mismo momento en que se declaró independiente de Bizancio en 727, Venecia eligió ser una república, igual que la mayoría de las otras grandes ciudades del norte de Italia. Pero con el tiempo en casi todas ellas el poder acabó en manos de una familia principal: Los Medici en Florencia, los Sforza y Visconti en Milán, los Gonzaga en Mantua, los Este en Ferrara. No ocurrió algo parecido en Venecia, donde el miedo a que sucediera algo así era casi patológico. Sin embargo, tampoco tenía un sistema democrático. En 1289, la participación en Maggior Consiglio (Gran Consejo de la República) se restringió a las familias nobles, aquellas cuyos nombres aparecían en el Libro d'Oro. No obstante, Venecia estaba decidida a no permitir que ningún miembro de estas familias asumiera demasiado poder y dispuesta a llegar muy lejos para impedirlo. Por eso el sistema para elegir al Dux (jefe de Estado) era muy complicado, tanto más por el hecho de que una vez elegido apenas tenía poder útil; menos, probablemente, que el que tiene la reina de Inglaterra en la actualidad. Las riendas del gobierno se encomendaban a a innumerables comités anónimos, muchos de ellos vigentes durante pocos meses, cuyas decisiones se tomaban por mayoría. En la historia política de Venecia apenas destaca ningún grna hombre. Pero durante unos setecientos años, hasta su derrota final a manos de Napoleón (1797), el gobierno de la Serenissima Repubblica gozó de gran solidez.

Cuarta cruzada (1201):
Se encargó a Venecia del transporte de tropas. Los cruzados se desviaron de su objetivo y saquearon Constantinopla (1204), expulsaron a los emperadores griegos y los sustituyeron por unos francos que permitieron que lo que quedaba en pie cayera en la ruina. Medio suglo más tarde, los griegos regresaron a una capital muy deteriorada. Venecia sacó provecho de la ruina de Bizancio. Según los términos del tratado con los cruzados, Venecia se hizo con tres octavos de la ciudad y su imperio, y además pudo comerciar con toda libertad por todos los dominios, de los cuales sus principales rivales, Génova y Pisa, quedaron excluidas. En la capital se apropió de toda la zona central que rodeaba Santa Sofía; más lejos, se agenció una serie de puertos que iba desde la laguna de Venecia hasta el mar Negro, incluida la costa oeste de la Grecia continental, todo el Peloponeso, las islas Jónicas y varias de las Cícladas, el litoral de Tracia y Creta. A partir de ese momento el Dux asumió el resonante título de señor de un cuarto y medio cuarto del Imperio romano. (J.J.Norwich)

Siglo XIV:
Hubo intentos de revolución y el Dux, por única vez en la historia de la ciudad, cayó en desgracia fue ejecutado. En la segunda mitad de ese siglo hubo varias epidemias de peste negra, que reaparecieron cada pocos años. Al mismo tiempo los turcos comenzaron a invadir con rapidez la península Balcánica. Gran parte de los ingresos se gastaron en la mejora de la ciudad. En tiempos en que las ciudades italianas instituían gobiernos con base popular más amplia el Dux Marino Faliero intentó la vía contraria. Conspiró con varios aristócratas y comerciantes para expulsar del poder a varias familias. Descubierto por el sistema de mutuo espionaje establecido por la República, fue decapitado (1355) en las escalinatas del palacio ducal. La ejemplaridad de la condena incluyó el desmembramiento público, el ahorcamiento de 10 cómplices y la dammatio memoriae. En la galería de retratos de la Sala del Maggior del Consiglio su imagen fue pintada de negro con la inscripción Hic est locus Marini Faletro decapitati pro criminibus. En tiempos del dux Giovanni Dolfin (1359) Inocencio VI decreta una bula que prohibe el comercio con el sultán de Egipto. Este tipo de prohibición, incluida la trata de esclavos, es continuamente eludida por los comerciantes. En tiempos del dux Andrea Contarini (1381) termina en victoria la costosa guerra de Chioggia con Génova, que asegura el dominio del Adriático y proporciona la exclusiva de los mercados de Bizancio y Egipto. En 1400 la basílica de San Marcos, ya con tres siglos de edad, contaba con los cuatro caballos de bronce, botín de la cuarta cruzada, y un campanario románico anterior, mientras que los otros tres lados de la plaza todavía estaban sin construir. Se estaba terminando el palacio ducal. Ya se había erigido la mayoría de las iglesias y palacios góticos que conocemos. Poseía 3.300 barcos y 36.000 marineros. Era la única ciudad italiana que había acumulado patrimonio durante mil años sin ser conquistada y saqueada.

Había creado una red de contactos comerciales en medio mundo y una reputación de negociadora justa. Con el afianzamiento del poder otomano las relaciones comerciales pasan a depender de complicadas negociaciones. La proporción del reparto de beneficios del comercio con oriente se inclinará progresivamente hacia el lado musulmán. El descubrimiento de la ruta del Cabo por los portugueses desplazó a Lisboa en el centro del lucrativo comercio de especias.