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Poesía s.XX:
La pervivencia o el acendramiento de una poética simbolista, el desarrollo de ciertos enfoques místicos y las primeras experiencias vanguardistas constituyen lo esencial del lirismo de principios del siglo XX. Del Simbolismo arrancan, junto al Modernismo hispánico, diversas corrientes como el Decadentismo, presidido por el italiano Gabrielle D'Annunzio. D'Annunzio se inclinó por el decadentismo y el simbolismo en sus primeras obras, y alcanzó la fama con sus novelas El placer (1889) y El triunfo de la muerte (1894). En 1904 publicó Alción, su trabajo poético más destacado. Desde un acendramiento del Simbolismo se va hacia una poesía pura cuyo precursor sería Rilke, y que se manifiesta ya en los comienzos de Paul Valéry. Muchos coinciden en señalar a Rilke como el autor más completamente dedicado a la poesía de todos los tiempos. Rilke consideraba que la tarea que él mismo debía imponerse en la vida consistía en suturar la escisión que mantenía alejados de la naturaleza a los seres humanos.

Paul Valéry:
Interesado en el Simbolismo, fue miembro regular de las tertulias de Stéphane Mallarmé. Decía Valéry que un poema logrado genera instantes de infinita consecuencia, alumbrando con ello una realidad aparte e independiente del mundo biológico. Valéry atribuía al poeta una condición especial en su personalidad: ha de ser fácil de impresionar e imposible de convencer. Su primer libro de poemas fue La Joven Parca (1917), que fue seguido de Cementerio Marino (1920) y Album de versos antiguos (1921). En 1925 fue elegido miembro de la Academia Francesa. Dejó la poesía para dedicarse al ensayo, las matemáticas y la pintura, condensados en una publicación de veinte volúmenes en 1945.

Vanguardias:
Las notas místicas, de diverso signo, definen al francés Paul Claudel, al irlandés Yeats o al alemán Stefan George. El rechazo al materialismo de Yeats le llevó a una larga búsqueda por extraños caminos esotéricos. La primera Vanguardia está representada por el Futurismo italiano (manifiesto de Marinetti, 1909) y el Futurismo ruso (manifiesto de Mayakovski y Jlébnikov, 1912). En una línea muy singular se sitúan dos figuras excepcionales: el francés Apollinaire y el americano Ezra Pound. Y en plena guerra ya (1916), surge el Dadaísmo. Muchas nociones tradicionales que mantenían los intelectuales europeos cambiaron radicalmente al ser testigos de los efectos causados por el nuevo tipo de guerra. Conducida por el armamento fruto del desarrollo industrial, alcanzó impensables cotas en horrores y destrucción.

Entreguerras:
Lo esencial de la lírica de este período puede repartirse en dos grandes campos: el de las diversas manifestaciones de poesía pura y el de las vanguardias. En la línea de la poesía pura (muy heterogénea en realidad) situaríamos la plenitud de Valéry, o el rigor y la hondura del angloamericano T.S.Eliot (aautor de La tierra baldía, uno de los grandes poemas del siglo XX). Ambos autores fueron bien conocidos por los poetas del 27. Charles Baudelaire optó por el verso libre y fue seguido por Mallarmé y Laforgue. En España el verso libre fue adoptado por la práctica totalidad de la generación del 27. Junto a los anteriores cabría situar a otros grandes poetas cuya influencia nos llegará más tarde: Fernando Pessoa, y Constantino Cavafis. Ambos morirían mientras tomaba impulso el fascismo y se gestaba la segunda guerra, en 1935 y 1933.

Poesía itaiana:
Italia nos ofrece a figuras como Saba, Ungaretti, Montale o Quasimodo, que se reparten entre la poesía pura y la vanguardia. Montale publicó Huesos de sepia (1925), Las ocasiones (1939), El vendaval y otras cosas (1956), La mariposa del café de la plaza (1956), Satura (1971), Treinta y dos variaciones (1973) y Altri versi (1981). Recibió el Nobel de Literatura en 1975.

La poesía de vanguaria está presidida por el Surrealismo, sin duda la experiencia poética más importante del siglo. En una línea experimental muy singular continúa su obra Ezra Pound, con sus espléndidos Cantos iniciados en 1919.

Vanguardia hispanoamericana:
Y debemos destacar la altura que alcanza la poesía hispanoamericana de este momento, especialmente la vanguardia, con las aportaciones de César Vallejo y Pablo Neruda. Vallejo, para escapar a las persecuciones de que fue víctima en el Perú, recorrió Francia, Rusia y España. Trabó amistad con Tristan Tzara, Louis Aragon, Juan Gris y Vicente Huidobro. Publicó Los Heraldos Negros (1918), Trilce (1922), España, aparta de mí este cáliz (1939) y Poemas Humanos (1939). Después de una vida de estrecheces económicas y tras una larga enfermedad, murió en Paris en 1938.

Posguerra:
De entre la multitud de tendencias que proliferan en una etapa tan amplia, podríamos aludir a una poesía angustiada junto a una poesía comprometida o inconformista, a un lirismo intimista junto al esteticismo, a diversas corrientes de poesía experimental (entre las que pervive, o renace, el Surrealismo). Francia alumbra a los grandes poetas Michaux, Prévert y René Char. Grecia aporta a los grandes poetas Seferis y Elytis.


Tierra baldía:
T.S. Eliot, el poeta en lengua inglesa más influyente del XX, dejó escritos unos versos que han alcanzado la categoría de tópico: “De todos los meses, abril es el más cruel: engendra / lilas que brotan de la tierra muerta, mezcla / recuerdos y anhelos, despierta / raíces indolentes con las lluvias primaverales”. Eliot exploró la cínica provocación de la primavera que festeja la vida con la savia de los muertos. Pensaba especialmente en los muertos de la Primera Guerra Mundial. La tierra baldía, de donde provienen los versos citados, expresa “la desilusión y el asco de la generación de posguerra” (Antoni Puigvert)

Auden:
Es la principal aportación de Inglaterra. Entre sus obras más destacadas se cuentan Hombre doble (1941), El escudo de Aquiles (1955), Poemas extensos completos (1969) y La edad de la ansiedad ganadora del Premio Pulitzer en 1948. De 1954 a 1973 fue director ejecutivo de la Academia Americana de Poetas. Sobre la obsesión por el esoterismo que tanto distrajo a Yeats dijo: ¿cómo demonios pudo suceder que un hombre con las dotes de Yeats diera en tomarse en serio todas esas ideas absurdas?.

Beatniks:
En EE.UU. hay que citar por su carácter representativo y su influencia a los Beatniks (los apaleados), movimiento contracultural de rechazo de la vida burguesa americana que, en la poesía, tiene como principal figura a Allen Gingsberg. Ginsberg rechazó los valores sociales y modos de vida establecidos, promoviendo a través del movimiento Beat, una literatura libre, el uso de drogas, la libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. En los sesenta este interés por lo oriental abrió las puertas al novedoso fenómeno hippie. Aullido y otros poemas (1956), le generó un juicio por obscenidad y a la vez le dio fama internacional. A pesar de sus críticas a la vida burguesa tenía un loft en Nueva York y agradecía en su poema Buena suerte ganar un par de cientos de miles al año.

Considerando los desastres políticos y las catástrofes humanitarias del siglo XX, para el poeta polaco Czeslaw Milosz podría pensarse que dedicarse a la poesía en el siglo XX debiera conllevar necesariamente una acabada instrucción en toda clase de pesimismo, una inmersión en las múltiples variantes del sarcasmo, la amargura o la duda. Y sin embargo la sola circunstancia de que se siga creando belleza es ya una forma de esperanza.

 

 

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