Nietzsche             

 

Friedrich Nietzsche (1844-1900):
Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento está considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes del siglo XX. Nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, Prusia. Su padre, un pastor protestante, falleció cuando él tenía 5 años, por lo que fue educado por su madre en una casa donde vivían su abuela, dos tías y una hermana. Estudió Filología Clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, y fue nombrado catedrático de Filología Clásica en la Universidad de Basilea en 1869, cuando sólo tenía 24 años de edad. Su delicada salud (estuvo afectado toda su vida por problemas de visión y constantes jaquecas) le obligó a abandonar la docencia en 1878. En 1889 sufrió una crisis nerviosa de la que nunca se recuperó. Falleció en Weimar el 25 de agosto de 1900. Además de por la cultura helénica (en particular por las respectivas filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles) Nietzsche estuvo profundamente influido por el pensamiento del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, por la teoría de la evolución y por su amistad con el compositor alemán Richard Wagner. Escritor prolífico, entre sus trabajos filosóficos más importantes cabe señalar los siguientes: El origen de la tragedia (1872), La gaya ciencia (1882), Así habló Zaratustra (1883-1891), Más allá del bien y del mal (1886), La genealogía de la moral (1887), El ocaso de los ídolos (1889), El Anticristo (1896), La voluntad de poder (1901) y Ecce homo (1908).

Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación “Dios ha muerto”. Estaba convencido de que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir, el “superhombre” (Übermensch). Según sus teorías, las masas (a las que denominaba “rebaño”, “manada” o “muchedumbre”) se adaptan a la tradición, mientras su superhombre utópico es seguro, independiente y muy individualista. El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están frenadas y reprimidas por la razón. Centrándose en el mundo real, más que en las recompensas del mundo futuro prometidas por las religiones en general, el superhombre afirma la vida, incluso el sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia humana. Su superhombre es un creador de valores, un ejemplo activo de “eticidad maestra” que refleja la fuerza e independencia de alguien que está emancipado de las ataduras de lo humano “envilecido” por la docilidad cristiana, excepto de aquellas que él juzga vitales. Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la “voluntad de poder”. Ésta no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno mismo, algo que es necesario para la creatividad. Tal capacidad se manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad y su coraje. Aunque Nietzsche afirmó en multitud de oportunidades que todavía no había existido ningún superhombre, citó a algunos personajes históricos que podrían servir como modelos: Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, William Shakespeare, Johann Wolfgang von Goethe, Julio César y Napoleón I Bonaparte. Al concepto de superhombre se le reprochó a menudo ser el fruto de un intelectual que se desenvuelve en una sociedad de amos y esclavos, y ha sido identificado con las filosofías autoritarias. Muchos eruditos niegan esta lectura ideológica y lo atribuyen a una mala interpretación de la obra de Nietzsche.

INFLUENCIA:
Aclamado poeta, Nietzsche ejerció una enorme influencia sobre la literatura alemana, sobre la literatura europea, así como sobre la teología. Sus conceptos han sido discutidos y ampliados por personalidades como los filósofos alemanes Karl Jaspers y Martin Heidegger, el filósofo judío alemán Martin Buber, el teólogo germano-estadounidense Paul Johannes Tillich, y los escritores franceses Albert Camus y Jean-Paul Sartre. La proclama de Nietzsche “Dios ha muerto” fue utilizada por teólogos radicales posteriores a la II Guerra Mundial (en especial por los estadounidenses Thomas J. J. Altizer y Paul van Buren) en sus intentos por adecuar el cristianismo a las décadas de 1960 y posteriores. (Encarta)


EL ATAQUE DE NIETZSCHE A LA TRADICIÓN :
Nadie acometió un ataque más radical o más influyente contra los valores occidentales que el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (1844-1900). Con una aceptación desbordante de la emoción, el instinto y la irracionalidad, Nietzsche criticó con dureza las certezas morales del siglo XIX. Como Freud, Nietzsche había observado una cultura de clase media dominada por ilusiones y autoengaños que él intentó desenmascarar. En una serie de obras donde rehusaba la argumentación racional en favor de una prosa elíptica, evocadora, Nietzsche presentó su crítica de la cultura occidental. En esencia, afirmaba que la fe burguesa en conceptos tales como la ciencia, el progreso, la democracia y la religión representaba una búsqueda vana, y por tanto reprensible, de seguridad y verdad. Nietzsche rechazó de forma categórica la posibilidad de conocer la «verdad» o la «realidad», puesto que todo el conocimiento nos llega filtrado a través de sistemas de representación lingüísticos, científicos o artísticos. También fue célebre su ridiculización de la moral judeocristiana por infundir una conformidad represiva que privaba a la civilización de su vitalidad. Aunque la filosofía de Nietzsche no planteó ningún objetivo político o social concreto, sí se hizo eco de temas relacionados con la liberación personal, en especial, de las imposiciones de la historia y la tradición. De hecho, el individuo ideal o «superhombre» de Nietzsche es aquel que se libera del peso de la conformidad cultural y crea una sarta independiente de valores basados en la visión artística y la fuerza del carácter. Nietzsche sólo auspiciaba la salvación de la civilización occidental a través de la lucha individual contra el universo caótico. Sus publicaciones, entre las que se cuentan Así habló Zaratustra (1883), Más allá del bien y del mal (1886) y La genealogía de la moral (1887), alcanzaron gran fama a comienzos de la década de 1890, justo cuando las tensiones de la modernización empezaban a resquebrajar los fundamentos de la sociedad europea. (Coffin)


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