Israel: Historia I             

 

Bandera de Egipto izada en el canal

Israel: Historia (I):
A pesar de que el Estado de Israel (Medinat Yisra’el) declaró su independencia el 14 de mayo de 1948, su historia moderna comenzó cuando Theodor Herzl inició el movimiento sionista en Basilea (Suiza) en 1897. El fundamento ideológico del Estado, de la mayor parte de sus partidos e instituciones políticas contemporáneas y de los individuos que las han establecido proviene del movimiento sionista, que adoptó como objetivo principal el crear “para el pueblo judío una patria en Palestina, afianzada por el derecho público”. Para más detalles sobre el movimiento sionista, véase Sionismo. Para la historia anterior de lo que actualmente es Israel, véase Palestina (Falastin).

El periodo anterior a la independencia:
A comienzos del siglo XX no había muchos judíos en Palestina; su número en esta zona aumentó desde los 12.000, en 1845, hasta aproximadamente 85.000, en 1914. La mayoría de los habitantes de Palestina eran árabes musulmanes y cristianos. El respaldo al movimiento sionista procedía sobre todo de los judíos de Europa y Estados Unidos. Durante la I Guerra Mundial (1914-1918) el movimiento sionista consiguió el respaldo de Gran Bretaña, que buscaba el apoyo del pueblo judío en su lucha contra Alemania. El gobierno británico manifestó sus intenciones en la Declaración Balfour el 2 de noviembre de 1917, en forma de carta del ministro de Asuntos Exteriores Arthur James Balfour a los dirigentes sionistas en Gran Bretaña. Según este documento, el gobierno británico aprobaría el establecimiento en Palestina de una patria para el pueblo judío y no regatearía esfuerzos para facilitar la consecución de este objetivo, quedando muy claro que nunca se haría nada que perjudicara los derechos religiosos y civiles de las comunidades no judías existentes en Palestina o los derechos y el estatus político de los judíos residentes en el extranjero.

La comunidad judía bajo el Mandato:
Tras la I Guerra Mundial, los términos de la Declaración de Balfour se incluyeron en el Mandato de Palestina aprobado por la Sociedad de Naciones en 1922. El Mandato encargó a Gran Bretaña la gestión de Palestina y le confió la tarea de ayudar a los judíos para “reconstituir su patria en ese país”. Durante el periodo del Mandato británico, que duró hasta 1948, comenzaron a realizarse asentamientos judíos de gran envergadura y a desarrollarse grandes empresas agrícolas e industriales sionistas. La comunidad judía, o Yishuv, se multiplicó por diez durante este periodo, especialmente en la década de 1930, en la que un gran número de judíos huyeron de las persecuciones nazis en Europa. Tel Aviv se convirtió en la comunidad judía más importante del país, se fundaron docenas de ciudades y pueblos y se establecieron centenares de colectividades agrícolas judías (kibutzim) y de cooperativas. Muchos partidos políticos judíos fundados en Europa oriental integrados en el movimiento sionista mundial desarrollaron sus bases en el Mandato de Palestina. Entre ellos figuraban grupos nacionalistas, religiosos, ortodoxos y laboristas cuyos dirigentes emigraron desde Europa y que a partir de 1948 se convirtieron en líderes políticos y altos funcionarios del Estado judío. El Yishuv amplió sus instituciones representativas y democráticas tras la Guerra Mundial. Entre estas instituciones figuraba una asamblea electiva, el Consejo Nacional, que se ocupaba de los asuntos cotidianos de la comunidad en lo referente a educación, salud, servicios sociales, asistencia y otros servicios. La vida religiosa judía la controlaba un Consejo de Rabinos que supervisaba y se ocupaba de matrimonios, divorcios y otros asuntos familiares. Las instituciones del gobierno local también se desarrollaron para administrar la vida de Tel Aviv y de otros pequeños pueblos judíos. El sistema educativo, que cultivaba la lengua y la cultura hebreas, se expandió y se fundó la Universidad Hebrea de Jerusalén. La Organización Sionista Mundial y la Agencia Judía para Palestina ayudó al Yishuv, consiguiendo fondos en el extranjero, reclutando inmigrantes judíos y buscando el apoyo político de los gobiernos occidentales.

Revueltas árabes y judías:
Los funcionarios británicos, dependientes del Alto Comisionado para Palestina, nombrados por el gobierno de Londres, eran los responsables de la defensa y la seguridad, de la inmigración, del servicio de correos, del transporte y de las instalaciones portuarias. Eran la máxima autoridad y los responsables del gobierno del país. Los británicos intentaron mantener el frágil equilibrio entre los intereses y reivindicaciones del Yishuv y los de la población predominantemente árabe del país. La oposición árabe al gobierno británico y al sionismo fue creciendo a medida que aumentaba la inmigración judía a Palestina y se extendían los asentamientos judíos. Durante el Mandato británico, el estallido de numerosos alzamientos de carácter nacionalista culminó con un levantamiento árabe (1936-1939) que fue finalmente reprimido por el Ejército británico en vísperas de la II Guerra Mundial. Más de seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis alemanes durante la II Guerra Mundial (véase Holocausto). Cuando los líderes sionistas se percataron de las dimensiones de la persecución y de los asesinatos de judíos realizados por la Alemania nazi, se intensificaron sus reivindicaciones para conseguir un régimen de autogobierno y facilitar la inmigración a Palestina que permitiera el asentamiento de judíos en esta tierra. En Palestina, el Yishuv se unió a esta postura oponiéndose a las autoridades británicas e intentando favorecer la inmigración de refugiados (a la que Gran Bretaña se oponía) provenientes de una Europa destrozada por la guerra. Al finalizar la guerra, la mayor parte del Yishuv se levantó contra la dominación británica.

La consecución de la independencia:
En 1947, Gran Bretaña, exhausta tras siete años de guerra y deseosa de renunciar a sus compromisos coloniales en ultramar, decidió abandonar Palestina y recurrió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en busca de asesoramiento. Como respuesta, la ONU convocó su primera sesión especial en 1947; el 29 de noviembre adoptó un Plan de Partición que proyectaba la división de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, con Jerusalén como zona internacional bajo la jurisdicción de la ONU; ambos tendrían una organización económica conjunta. La resolución de la división fue aprobada en el seno de la ONU por 33 votos favorables frente a 13 en contra, y contó con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Soviética. Los británicos se abstuvieron. En Palestina, las protestas árabes contra la partición estallaron con violencia: se produjeron ataques contra los asentamientos judíos que pronto adquirieron las dimensiones de una auténtica guerra. Los británicos no querían intervenir, pues tenían el firme propósito de abandonar el país antes del 1 de agosto de 1948, la fecha que se había establecido en el Plan de Partición para poner fin a su Mandato. Cuando quedó claro que los británicos tenían la intención de abandonar el país, hacia el 15 de mayo, los líderes del Yishuv decidieron llevar a cabo la parte del plan que tenía como finalidad establecer un Estado judío. En Tel Aviv, el 14 de mayo de 1948, el Consejo Provisional del Estado, antiguo Consejo Nacional, en representación del pueblo judío de Palestina y del movimiento sionista mundial, proclamó el establecimiento del Estado judío de Palestina, que se llamaría Medinat Yisra’el (Estado de Israel) y estaría abierto a la inmigración de judíos dispersos por todo el mundo. El 15 de mayo, los ejércitos de Egipto, Transjordania (Jordania desde enero de 1949), Siria, Líbano e Irak se unieron a los palestinos y a otras guerrillas árabes que habían luchado contra los judíos desde noviembre de 1947. El enfrentamiento se convirtió entonces en un conflicto internacional; durante la primera Guerra Árabe-israelí, llamada por Israel guerra de la Independencia, los árabes no pudieron evitar la creación del Estado judío, y el conflicto terminó con un armisticio, dispuesto por la ONU, entre Israel por un lado y Egipto, Líbano, Jordania y Siria por el otro. Las fronteras que se definieron en el armisticio se mantuvieron hasta 1967, año en que fueron modificadas por las conquistas que Israel llevó a cabo durante la guerra de los Seis Días.

Los primeros años del Estado de Israel:
El equilibrio de la población del nuevo Estado sufrió fuertes alteraciones durante la guerra de 1948. Los acuerdos de armisticio supusieron un aumento del territorio bajo control de Israel más allá de los límites establecidos por la división de la ONU, que eran de unos 15.500 km2, hasta alcanzar los 20.700 km2. En la pequeña franja de Gaza, en la frontera entre Egipto e Israel, se mantuvo la ocupación egipcia y Jordania se anexionó Cisjordania. De los más de 800.000 árabes que vivían en el territorio controlado por Israel antes de 1948, solo unos 170.000 permanecieron en él. El resto se trasladó a los países árabes vecinos, viviendo como refugiados, y poniendo fin de este modo a la amenaza de un Estado israelí con una mayoría de población árabe. En 1949, el Consejo Provisional del Estado de Israel convocó elecciones para elegir la primera Kneset. Chaim Weizmann, el líder sionista más destacado del periodo anterior a la guerra, se convirtió en el primer presidente del país.

El primer ministro Ben Gurión:
El primer jefe de gobierno fue David Ben Gurión, dirigente del Mapai (Partido Laborista Israelí), que había dirigido el Yishuv durante los últimos días del Mandato y tuvo una gran influencia en los diez primeros años de la historia de Israel. Hizo hincapié en la seguridad nacional y en la expansión y desarrollo de un Ejército modernizado. Fueron reclutados tanto hombres como mujeres y el Ejército se convirtió en un centro para formar en la cultura hebrea a cientos de miles de inmigrantes que acababan de llegar al país. Las organizaciones armadas que estaban ligadas a diferentes movimientos políticos se disolvieron o se unieron al Ejército israelí.

Inmigración:
Nada más conseguir su independencia, Israel se abrió a los inmigrantes judíos de todo el mundo; hacia 1952, la población se había duplicado. La mayoría de los nuevos ciudadanos eran supervivientes de los campos de concentración de Adolf Hitler. Sin embargo, en la década de 1950 cambió el modelo de inmigración, pues se produjo un aumento del número de judíos provenientes de países musulmanes de Oriente Próximo y del norte de África. A finales de la década de 1960, los judíos provenientes de estas zonas comenzaron a superar en número a los europeos. En tres décadas la población de Israel se quintuplicó y aproximadamente dos tercios de este crecimiento se derivaba de la inmigración judía. Debido a que gran parte de los inmigrantes que llegaron a Israel no tenían un oficio o la preparación adecuada para participar en el desarrollo del país, a la pesada carga de los gastos de defensa y a la necesidad de una rápida expansión agrícola e industrial que absorbía gran cantidad de fondos gubernamentales, el país se enfrentó a graves problemas económicos. Al iniciarse la década de 1950 la economía se vio conmocionada por la recesión y por la devaluación monetaria. El pueblo judío de todo el mundo, y el gobierno de Estados Unidos en particular y de modo oficial, proporcionó un gran apoyo económico, mientras que Ben Gurión negoció acuerdos con Alemania Occidental (actualmente parte de la República Federal de Alemania unificada), que estipulaban el pago por parte de esta última de indemnizaciones tanto a los judíos que fueron víctimas de los nazis como al propio Estado de Israel.

El conflicto del canal de Suez:
Todos los intentos por convertir los acuerdos del armisticio entre árabes e israelíes en un tratado de paz permanente fracasaron. Los árabes insistían en que se permitiera regresar a los refugiados a sus hogares, que Jerusalén fuera administrada por la comunidad internacional y que Israel realizara concesiones territoriales antes de iniciar cualquier conversación o negociación para la paz. Los israelíes alegaban que si se satisfacían esas peticiones se pondría en peligro su propia seguridad y se negaron a aceptarlas. La guerrilla palestina realizó numerosas incursiones y las tropas árabes emprendieron numerosos ataques, ante los cuales Israel respondió con enérgicas represalias. Egipto se negó a permitir que los buques israelíes utilizaran el canal de Suez y bloqueó los estrechos de Tirán (el acceso de Israel al mar Rojo), lo que Israel consideró como un acto de agresión. Los incidentes fronterizos a lo largo de la frontera con Egipto fueron en aumento hasta provocar el estallido, en octubre y noviembre de 1956, de la segunda Guerra Árabe-israelí. Gran Bretaña y Francia se unieron al ataque debido a su disputa con el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, que acababa de nacionalizar el canal de Suez. Nasser se hizo cargo del canal después de que Gran Bretaña y Francia rechazaran la oferta egipcia de financiar la construcción de la gran presa de Asuán. Israel obtuvo una rápida victoria y en pocos días conquistó la franja de Gaza y la península del Sinaí. Cuando el Ejército israelí llegó a orillas del canal de Suez, los franceses y británicos iniciaron su ataque sobre la zona del canal. Tras unos pocos días, la lucha fue interrumpida por la actitud contraria de Estados Unidos y la Unión Soviética, que forzaron el envío de Fuerzas Especiales de la ONU (UNEF) para garantizar el cumplimiento del alto el fuego en la zona del canal. Ante esta situación Gran Bretaña y Francia paralizaron su acción conjunta. A finales de ese mismo año sus tropas se retiraron de Egipto, pero Israel se negó a abandonar Gaza hasta comienzos de 1957 y solo después de que Estados Unidos le prometiera resolver el conflicto y mantener abiertos los estrechos de Tirán.

Los últimos años del gobierno de Ben Gurión:
Israel continuó modernizando su Ejército, prestando especial atención a las Fuerzas Aéreas, que recibieron modernos aviones franceses. La situación económica mejoró y se creó un sistema de distribución de agua para facilitar el desarrollo de las poblaciones de la parte meridional del país. Aunque la inmigración había descendido en comparación con las cifras que alcanzó durante los primeros cuatro años de independencia, volvió a aumentar en la década de 1960 con una nueva oleada proveniente de Marruecos. Uno de los principales problemas a los que se enfrentaba el país era el de la absorción económica y la integración de los recién llegados desde los países musulmanes. El abismo social y económico existente entre éstos y los primeros colonizadores que llegaron de Europa continuaba siendo una de las mayores dificultades del país. Los principales movimientos políticos experimentaron grandes transformaciones durante esta época, con sucesivas divisiones y reunificaciones. Ben Gurión dimitió en 1963 y le sucedió Leví Eshkol. En 1965, el antiguo primer ministro abandonó el partido Mapai para ayudar a formar un grupo de oposición llamado Rafi. Ese mismo año el Mapai y el Ajdut Avodá (otra formación laborista) se unieron para formar la Alineación Laborista, que gobernó hasta 1977. Las dos principales formaciones políticas conservadoras de la oposición, el partido liberal y el Jerut, también se unieron en 1965, formando el bloque Gajal, dirigido por Menajem Beguin.

La guerra de los Seis Días y sus consecuencias:
Tras la segunda guerra Árabe-israelí, la imagen del presidente egipcio Nasser salió fortalecida en todo el mundo árabe, que asistió al crecimiento de un ambiente nacionalista en el que los deseos de revancha contra Israel ocupaban un lugar muy destacado. La formación de un comando militar árabe unificado que concentró sus tropas en torno a las fronteras, junto con el cierre de los estrechos de Tirán por parte de Egipto y la insistencia de Nasser, en 1967, de que la UNEF abandonara la zona del canal, hicieron que Israel se adelantara a los preparativos ofensivos árabes y atacara Egipto, Jordania y Siria, simultáneamente, el 5 de junio de ese mismo año. La guerra de los Seis Días finalizó con la decisiva victoria de Israel. Las fuerzas aéreas israelíes, equipadas con modernos aviones franceses, fueron el principal instrumento de la destrucción de los ejércitos árabes. Tras la guerra de los Seis Días, Israel anexionó la franja de Gaza y la península del Sinaí que había conquistado a Egipto, la parte árabe del Jerusalén oriental y Cisjordania, que ocupó a Jordania, y los Altos del Golán, arrebatados a Siria. El territorio que quedó bajo jurisdicción israelí después de la guerra de 1967 era aproximadamente cuatro veces superior al área que se le había otorgado tras el armisticio de 1949. Los territorios ocupados tenían una población árabe de aproximadamente 1,5 millones.

Los territorios ocupados y la resistencia árabe:
A partir de 1967, los territorios ocupados se convirtieron en la principal preocupación política de Israel. La derecha y los líderes de los partidos religiosos ortodoxos del país se oponían a la retirada de Cisjordania y Gaza, que consideraban parte de Israel. En la Alineación Laborista, las opiniones estaban divididas: unos estaban a favor de la retirada y otros defendían el mantenimiento solo de aquellas zonas que se consideraran de vital importancia para la seguridad militar de Israel. Muchos partidos pequeños, entre ellos el Partido Comunista, también se oponían al mantenimiento de la ocupación de los territorios conquistados. Sin embargo, la mayoría de los israelíes apoyaban la postura de la anexión de Jerusalén oriental y de su unión con el sector judío de la ciudad, y el gobierno, dirigido por los laboristas, unió formalmente ambos sectores pocos días después de que finalizara la guerra de 1967. En 1980 la Kneset aprobó una ley en la que se declaraba a Jerusalén “completa y unificada” como capital eterna de Israel. Tras la guerra de 1967 se produjo un aumento del nacionalismo palestino. Varias organizaciones guerrilleras de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cometieron actos terroristas contra escuelas, mercados, estaciones de autobús y aeropuertos israelíes, con el objetivo manifiesto de “liberar Palestina”. Los ataques terroristas contra los israelíes, en su patria o en el extranjero, hicieron que la opinión pública se opusiera al reconocimiento de la OLP y a cualquier tipo de negociación con esta, pero el grupo consiguió ganar un amplio apoyo internacional, e incluso el reconocimiento de la ONU, como “único representante legítimo de los palestinos”. En los Juegos Olímpicos que se celebraron en Munich (Alemania) en el verano de 1972, un comando palestino asesinó a 11 atletas israelíes.

 
Tropas movilizadas Jean Bart    

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