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Emeterio Gutiérrez Albelo:
Desde que el poeta Emeterio Gutiérrez Albelo nos dejara un 9 de agosto de 1969, ha transcurrido el tiempo, con esos altibajos que la vida diaria va salpicando en todo acontecer. No ha pasado la actualidad al olvido, pero sí ha remitido el espíritu al hueco silencio de lo historlado. Y aunque muerta la voz, puede quedar blen viva la palabra; hincando en tierra la semilla, quedar latente el germen púber, y en los recónditos pagas de la entrana mismia aposentarse el dolorido sentir de la herida no cicatrizada... Unos dias antes de que Emeterio se fuera definitivamente, de prisa y corriendo desde Bajamar a Santa Cruz, reclamado por el quirófano, para no volver a contemplar Jamás su mar Isleño, nos llegaba una nota breve, manuscrita en una pequena tarjeta. Y casi al tiempo la noticia sorprendente de su muerte, sin tiempo ya para contestar aquella solicitud apremiante que nos pidiera. Voló el poeta de Los blancos pies en Tierra, y aquí quedamos, sonando la presencia del dilecto lírico, leyendo aún la recensión de su última obra (Apuntes para una Vida de Cristo) en un articulo nuestro en EL ECO DE CANARIAS -27 de julio de 1969- bajo el rotulado de Actualidad Poética de Emeterio Gutiérrez Albelo, pocos días antes de su muerte -9 de agosto de 1969-, Unico articulo sobre el libro publlcado en vida de su autor. Por nuestra solicitud editorial debía aparecer su obra póstuma "Antologia Poética" de Emeterio Gutiérrez Albelo (Editorial CIA, Bilbao, 1969) que contrariamente a lo esperado nos llegaría, de manos de doña Donatila Fumero, esposa del poeta fallecido. Y quedamos en deuda, entonces, con la poesía tinerfeña, a la que Emeterio prestara y dedicara lo mejor y más fecundo de su vida, estimulando a las jóvenes generaciones, y haciendo que mediante GANIGO, su revista de Poesía, llegara la voz de los poetas de las islas, en lazo apretado con los vates más nombrados de la Península, a los apartados lugares de la geografia patria. Y Junto a su aliento y ayuda, crecía de paso su propio valer, Sería curioso saber la lista profusa de poetas que recibieron el espaldarazo lírico, fuera de Canarlas, gracias a Emeterio Gutiérrez Albelo. Y también sería interminable la cantidad de papel y tinta que se precisaría para poder explicar la fecundidad a que dio lugar su magisterio y guía en la literatura canaria, la importància; que se le da hoy, y sobre todo la semilla que ha florecido hasta llegar a comprender a los jóvenes valores, ya cousagrados, de la poesía tinerfeña: Fernando G. Delgado, tal vez el más significativo; León Barreto, el más disconforme de la actualidad; Aleyda Yglesias, preocupada en la metafísis; Eduardo Pinto, plástico y sensitivo; Cruz, conceptual y empirico, pero tendiendo a la profundidad poemática; y el lírico descriptivo Manuel de Lorenzo Cáceres. Por suerte para la poesia de las Islas, no termina aquí la lista de poetas, sino que se continúa en la nueva hornada de los grancanarios Maribel La-Cave, con poemas pubiicados en varias revistas peninsulares; José Orive, Maximiliano Paiser, José Miguel Junco, Maria Miró, Andrés Doreste e Isidro Miranda, que publican poemas en la prensa isleña, y Agustín Millares Cantero, con un premio a sus espaldas de poeta juvenil.

Pararse en tiempo, contemplar las huellas del pasado y dar el valor que corresponde al don cultural, no es reconocer prioridades estéticas, morales o artístlcas. Es, simplemente, valorar y dejar el paso abierto y necesario para una continua progresión histórica, donde la cadena intelectual se enlace, cada uno con su eslabón propio, sin que se molesten, sin que lo esencial de una familia se disgregue y sin que la armonía en ella no se convierta en paternidad perniciosa. Para nuestro gobierno, y sin que la poesia de Emeterio, como la de otros maestros, nos sirva para un andar poético, pensamos que el vate tinerfeño aporta unos valores dignísimos, valores que enríquecían el acervo cultural canario. Hoy, a más de un año de su muerte, pervive Emeterio Gutiérrez Albelo con todas sus cualidades, aceptadas o negadas. Pero sigue en pie el vacío que dejó GANIGO, y sin estar entre nosotros ese timonel de la categoría de su fundador. La Antologia Poética del autor de Romanticismo y Cuenta Nueva no precisa comentario. Ya ha tenido su valoración. Seria pueril, por ello, hacerlo más extensamente. Con todo, y por considerarlo de gran interés, no podemos dejar de consignar un fragmento del libro del crítico literario de "Pueblo", Dámaso Santos ("Generaciones Juntas"), en el que enjuicia una parcela importante de la poesía canaria, y en ella a Emeterio Guitiérrez Albelo. Dice Dámaso: "Gutiérrez Albelo puede ser situado entre la generación del 21 y la del 36. De la primera participa por su entrega fervorosa a los "ismos" de entreguerras, hecho de humor, simbolismos, intuiciones y riqueza expresiva que le quedarà ya para siempre. Cuando la publicación del Enigma del Invitado. le hace decir el maestro, el parnasiano y patriarca Manuel Verdugo, que mejor podía titularse El invitado al Enigma, amical pero enérgica repulsa de los modernistas a los hallazgos surrealistas y demás tendencias que por los años veinte zarandeaban nuestra lírica. En reaildad, Gutiérrez Albelo cuaja y se centra en ese año de relaciones y cambio de dirección poética que es 1944, con ese libro, ese poema humanísimo de contención, de humildad, de corazón en la mano que es su Cristo de Tacoronte...". (CONTINUARÁ) https://jable.ulpgc.es/jable/el.eco.de.canarias/1971/02/03/0018.htm?palabras=albelo+poes%C3%ADa (José Quintana S., 1971)


Gutiérrez Albelo: Raíz canaria:
Si tuviéramos que escribir un llanto por la pérdida del hombre -de la envoltura carnal- de Emeterio Gutiérrez Albelo, nada mejor que asomarnos a su último libro, "Apuntes para una vida de Cristo", con el que el tembloroso y palpitante poeta de Icod de los Vinos se despide del mundo. Encontrábase ya refugiado, después de muchas y dilatadas andaduras, en las vueltas y revueltas de los caminos bíblicos, de las añoranzas, quizá, de una infancia teñida de pureza y arrobada de místicos y anunciadores anhelos. Hallábase ya, o creía encontrarse, a la vera de Jesús, cuando escribe:

Baja al fin de una vez, daga fecunda;
que en mí estoy esperando a que se hunda
tu dolor sin abrigo y sin frontera.

para, sin acaso darse cuenta de toda su denuncia y grandeza, reseñar estos versos:

En la noche, furtivos, lo buscaron;
y en la noche, furtivos, se lo llevan...

Está ahí, con nosotros, vivo y presente, como si lo viéramos y lo palpáramos, el poeta que vivió, sintió y amó para sí y para el hombre, para la primaveral ilusión y para el último, solitario y desolado aislamiento. Mas queremos que nuestro llanto, nuestra dolorida e íntima reseña de su tránsito, de su perderse en las lindes y en las horas del tiempo medible, que no de la perdurable y larga supervivencia, recorra, siquiera con rápido y breve paso, por las dilatadas galerías de su alma, de su acontecer, de su vía crucis lírico, de su fructificación humana. Preludiar en el piano de su floración poética; pisar las parcelas de su diverso cultivo lírico, de sus jardines de estío, primavera, otoño e invierno, pues rosas y espinas de las cuatro estaciones se abren y se deshojan bajo el mantillo de su pródiga tierra. La personalidad de Gutiérrez Albelo ha sido objeto de valoración y estudio por parte de ensayistas, críticos y estudiosos de la literatura de las islas. Cábele al profesor Valbuena Prat el haber sido quien primero elaborara un estudio a fondo de la literatura canaria, partiendo de Cairasco y de Viana y llegando hasta Verdugo, Bartlett y su escuela. Monografías, ensayos y recopilaciones de Sebastián Padrón Acosta, María Rosa Alonso, Domingo Pérez Minik, Sebastián de la Nuez, Jorge Rodríguez Padrón, han contribuido, de forma escalonada, a levantar el pedestal de nuestras individualidades literarias, la suma y sigue de los nuevos y sucesivos valores. Entre esos estudiosos citemos a Juan Barceló Jiménez, quien, en 1960, y patrocinado por el Aula de Cultura de Tenerife, publica su estudio Gutiérrez Albelo y la actual poesía canaria. Trátase de una verdadera historia, más que biografía, del recorrido poético del poeta recientemente fallecido. Reseña cronológica de sus libros de poesía, arrancando de La fuente de Juvencio y cerrándola con Los Milagros (1959), incluyendo, claro está, Campanario de la Primavera, Enigma del invitado, Cristo de Tacoronte y Los blancos pies en tierra, libro, este último, de inspirados y bien labrados sonetos. Los frutos poéticos de Albelo fueron de diversa inspiración y factura, desde una poesía surrealista, pareja de la de un Guillén o un Salinas, hasta las perfectas estrofas de sus sonetos garcilasianos y más tarde a los casi versículos transidos de misiticismo, de su Apuntes para una vida de Cristo, dados a la estampa casi en vísperas de su muerte. Gutiérrez Albelo constituye una pérdida, sin sustitución posible, en el quehacer lírico de las islas, en el concierto de sus poetas, en el índice de sus valores, no tan abundantes como parece. Contribuyó con sus arrestos y sacrificios a mantener encendido el fuego espiritual del Archipiélago. Fue, don Juan Ismael y otros, cofundador de la revista Mensaje, tan valiosa en la atalaya espiritual de las islas y últimamente mantenía, a duras penas, dado su estado de salud, el aliento de Gánigo, revista del Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife y que no sabemos si proseguirá publicandóse. Emeterio Gutiérrez Albelo engrosa la lista de los Tabares, los Alonso Quesada y Tomás Morales, los Julio Tovar y Pinto de la Rosa, y los cementerios se van llenando de la canción de sus raíces, de las estrofas de su silencio. Desde todas las orillas, sea para Gutiérrez Albelo, con sus propios versos, nuestro responso:
Mano seca, florecida:
mi verso te da la mano.
(Belarmino, 1969) https://jable.ulpgc.es/jable/el.eco.de.canarias/1969/11/12/0015.htm?palabras=albelo+poes%C3%ADa


Emeterio Gutiérrez Albelo:
Emeterio Gutiérrez Albelo es un poeta de Icod de los Vinos canario por añadidura, sin que quepan dudas n i empleos de "anfibologías" al uso. Poeta de la isla hermana y picuda, aunque no figure en "SIETE POETAS CANARIOS", lo es por sí sin que jamás hay a dado el nombre de "SONETOS" a le que no tiene forma de tal. Queremos decir que sabe, como poeta, lo que se debe hacer en la poiesís. No es Gutiérrez Albelo u n poeta asocializado ni asalariado, ni transmisor de un mensaje (léase repartidor de telegramas). Esun poeta, en toda la extensión de la palabra, de la creación y del libro de poemas sin que se adimita la duda. Largo recorrido el Suyo en la poesía isleña y española. Traducido al portugués francés e italiano, goza de un prestigio dilatado, por sí y no por otros. Sxtensa trayectoria sobre la piel de toro, cantando lo propio sin repetir lo ajeno, que es lo corriente, deja conbi,aiite y permanente diversídad poética en sus numerosos libros: "Campanario de la Primavera", "Romanticismo y cuenta nueva", "Cristo de Tacoronte" (2 ediciones), "Los blancos pies en tierra" (traducido al francés) "Geocanción de España", "La España de cada provincia" y de próxima aparición "Antología primera de mis versos", títulos que recordamos a vuela pluma. De E. Gutiérrez Albelo se han ocupado la mayor parte de los críticos y personalidades de las letras españolas. Antes y después de 1936. Es, pues, un poeta de vigencia vital y de un quehacer sin descanso, buscando la huella del hombre, su propía vivencia, la esencia de una cristiana secuencia que ha ido danzando su vida a través del tiempo. Y emociona comprobar la labor de tantos años floreciendo en cada huerto, sin que el tiempo impida un caminar que se ha hecho norma en la poética insular. Sabemos de E. Gutiérrez Albelo, con criterio consecuente desde 1960, año en que el profesor de la Universidad de Murcia, Juan Barceló Jiménez, escribiera su obra "Gutiérrez Albelo y la actual poesía Canaria". Y nos interesa señalar de este libro, que se publicó bajo los auspicios del Aula de Cultura de Tenerife (1960), algo de lo que nos dice este ensayista por creerlo de interés extraordinario: "Sí, como hemos dicho en el capítulo anterior, "Cristo de Tacoronte" significa el primer gran triunfo del autor y al mismo tiempo la plenitud de su más lograda aspiración artística; esta nueva obra "Los Blancos pies en Tierra", significa, no ya para el autor, sino para la lírica actual canaria, el triunfo y la plenitud definitiva; es decir, el mayor acierto conseguido dentro de una dirección abiertamente clasica y dentro también de un tema tradicional, desde Ovidio hasta el presente. Pero he aquí el secreto de su ariginalidad:ni Ovidio, ni Garcilaso, de donde más directamente procede, son acreedores de Gutiérrez Albelo; sino que una interpretación particular y muy suya da un tinte completamente nuevo al tema, ya que la depuración de los elementos integrantes del mito, no declara que su exponente -La Novia Poesía- es un tema completamente inédito en la literatura española..." Ahora nos llega su última obra- "Apuntes para una vida de Cristo". Libro de poemas que edita la Editora Nacional (1969) en su "Colección de Poesía". El libro, en sí, es como una manifestación que el poeta vivifica en las fuentes del Libro Sagrado. Y un recorrido santificante y expiatorio donde bebe el maná del puro goce de un cristianismo narrativo y fecundante. Tres partes esenciales unen, más que dividen la obra: "Los primeros pasos", "Los milagros " y "Los últimos días": Vida, Pasión y Muerte, y Resurrección de Cristo, siguiendo los pasos de La Biblia, nos va situando en la evocativa acción del verso, transparentado el poema. "Apuntes para una vida de Cristo" no es un libro de tantos que hacen de la vida bíblica un cuento huero. Es una sustancia donde palpita el hombre, donde cant a su gozo y se confiesa simple y humano el poeta. Y destacan en él, por su lirismo y sensibilidad emotiva, "Villancicos", "Si tú quieres, Señor", "Romance de la mano seca", "Romance de la tempestad", "Romance del prendimiento "Romance del Crucificado" e "Intermeiázo" lírico. Es lo que más nos llega al corazón, al sentimiento de sabernos ir a la resurrección de nuestros principios, sin sentirnos de.sligados de la materia, como sí cuerpo y alma poetizaran al unísono de una canción eterna. Poeta ya clásico e imperecedero en la lírica canaria, sin que suponga "anfibologías", ha llegado a nosotros E. Gutiérrez Albelo, de la mano de un prestigio; álgido y cordialdiad en nuestra querencia. Un poeta tinerfeño que enriquece la universalidad de la poesía del archipiélago, cada vez más abierto a los corazones de los hombres, y más entrañado para todos los isleños. (José Quintana S., 1969) https://jable.ulpgc.es/jable/el.eco.de.canarias/1969/07/27/0009.htm?palabras=albelo+poes%C3%ADa

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