|
Canarias: ADN:
Desde hace un tiempo, y cuando por ejemplo se comete un crimen, se puede recurrir a un método casi infalible para descubrir al culpable, las tan específicas y diferenciadoras pruebas de ADN, o también cuando se quiere comprobar alguna paternidad no suficientemente aclarada, o incluso hoy en día, y gracias a este fabuloso avance de la ciencia y a Internet, si necesitas encontrar a algún familiar perdido de vista hace mucho tiempo, contamos con la posibilidad de recurrir a la ciencia de la biología genética e indagar en los denominados bancos de ADN, como la página del MITOSEARCH, con millones de muestras antiguas y modernas, y que aprovechando la enorme difusión que tiene Internet se ha podido crear la oportunidad de que nos podamos realizar una prueba de ADN, y registrar en alguno de estos bancos nuestros datos genéticos, para además de poder comprobar tu relación biológica con cualquier persona en cualquier lugar del mundo que también se haya podido registrar en ese banco genético, puedas realizar además un seguimiento de quiénes fueron tus ancestros, y saber de donde “provienes” según las propias características de tu ADN .
En este contexto de la investigación global del ADN surgió esta sugestiva historia que voy a relatar.
Fue en Europa, aunque pronto se realizaron también en los Estados Unidos de América, donde se muestrearon las primeras masivas pruebas de ADN para la investigación de las distintas migraciones humanas, y en USA, dentro de la gran variedad genética que se fue detectando, debido a que la inmensa mayoría de la población de aquel país era proveniente de una extensa y variopinta migración de otros lugares del planeta, empezaron a surgir algunos haplogrupos del ADN mitocondrial, aquel que se hereda exclusivamente a través de las madres, es decir, todos heredamos los genes femeninos y masculinos de nuestra madre y nuestro padre, pero luego el gen que heredamos de nuestra madre solo lo podrá transmitir a la siguiente generación algún miembro femenino de nuestra familia, y a este gen como decimos se le llama mitocondrial, pues bien, la sorpresa surgió al descubrirse por primera vez en Estados Unidos de América, en este caso, un haplotipo mitocondrial muy extraño por su exclusividad.
En los sucesivos bancos de ADN que se fueron configurando en aquel propio país y por diversas zonas del mundo, estos sorprendentes y exclusivos componentes genéticos humanos aparecidos no tardaron en ser blanco de las mayores atenciones por los expertos, admitiéndose como una muy especial curiosidad genética de ADN, entre las que iban surgiendo a medida que avanzaban las investigaciones, debido como decimos a su rara exclusividad, debido a que hasta aquel momento no se le encontraba relaciones o equivalencias con otras distintas “terminales” de ramas genéticas en otras poblaciones, ni antiguas ni recientes. No obstante, se tenían perfectamente archivados los datos del portador de aquel extraño y exclusivo marcador genético de ADN, correspondiendo a una tal María Parinia, o Parigini, de la que luego se averiguó que era desciende por linea materna de una de las esposas de los 370 hombres que el rey de España de la época, había enviado a Luisiana desde las Islas Canarias en la década de 1770, lo que acabó llevando a esta mujer a una conexión con aquellas familias que fueron a Luisiana desde nuestras Islas, y llegándose a uno de sus ancestros de su árbol genealógico, a un tal Andrés Perera, que con su esposa María del Rosario y 2 hijos se embarcaron para Luisiana en el barco "La Victoria", de Tenerife, concretamente el 22 de octubre de 1778.
Algunas personas en Luisiana, USA, descendientes de emigrantes procedentes de Canarias que emigraron en el S. XVIII a aquella zona americana
Hablábamos de los genes mitocondriales, pero existen tres tipos fundamentales de herencias genéticas del ADN que se utilizan para la investigación de la evolución biogenética humana, y para dilucidar las distintas corrientes migratorias de las diversas poblaciones, las herencias genéticas uniparentales, que son aquellas que pertenecen a la herencia uniparental exclusiva masculina, y luego la femenina; la masculina a través de su cromosoma Y, y la uniparental femenina la denominada herencia del gen mitocondrial, que como dijimos se hereda exclusivamente a través de las madres, y luego ambas se complementan con el denominado gen autosómico, que se observa a través de una herencia genética basada en la combinación de las dos descritas anteriormente, los genes masculinos y los femeninos, o mitocondriales. Pero es en el ADN mitocondrial, el que se hereda exclusivamente a través de las madres donde aparece la clave de lo que se quiere exponer aquí.
El ADNmt (mitocondrial), posee características que lo convierten en una excelente herramienta para estudios evolutivos, basada en linajes maternos. Este ADN mitocondrial ha permitido de una forma más clara la reconstrucción de la historia evolutiva de nuestra especie, teniéndose en cuenta que al no recombinar las diferencias existentes entre dos secuencias de ADNmt, las diferentes variaciones serán debidas unicamente a nuevas mutaciones. Estas modificaciones, con el paso del tiempo, se irán acumulando y darán lugar a secuencias cada vez mas diferentes, o lo que es lo mismo, a linajes cada vez mas alejados, lográndose saber por progresión aritmética de estas mutaciones rítmicas la antigüedad que tienen, cuándo se creó la mutación, como la que creó el linaje exclusivo descubierto en Luisiana.
Genéticamente todos somos descendientes de alguna de las conocidas como “las siete hijas de Eva” , los haplogrupos, que luego se convirtieron en “madres” de los diferentes y sucesivos haplotipos y linajes que poseen las poblaciones de toda la humanidad, y a esas siete “madres” se les pusieron unos nombres determinados, cuyas iniciales representan los siete linajes de ADN principales y primigenios hoy en día repartidos por todo nuestro planeta:
Úrsula = U. Xenia = X. Helena = H. Velda = V. Tara = T. Katerina = K. Jasmina = J.
En Canarias podemos especificar que descendemos de la que para nosotros es ya la “bisabuela” Úrsula, y en mucha menor cantidad de sus hermanas Helen y Tara
Úrsula es el clan materno más antiguo de aquellas siete “hermanas” primeras, que por lo tanto no surgieron al mismo tiempo, Úrsula al parecer surgió hace unos 45.000 años en lo que hoy es Grecia, o un poco más al Este, en el Próximo Oriente, y los “hijos” de Úrsula se diseminaron por todo el continente europeo, para luego hace unos 22.000 años participar estos “hijos” de Úrsula en lo que es el comienzo de las migraciones entre Europa y el norte de África, a través del Estrecho de Gibraltar y el “puente” físico de tierra firme de Sicilia, que en aquella antigüedad unía a la actual Italia con las costas del norte de África
Hace unos 20.000 años los hielos llegaban hasta la actual Alemania, y el nivel del mar era de unos 120 metros más bajo que hoy en día
Hace unos 12.000 años se acabaron por derretir los glaciares, sube el nivel del Atlántico y del Mediterráneo, y hace unos 11.000 años se produce el fin de las migraciones entre Europa y norte de África.
Luego se fueron creando ramificaciones (“hijas”) de Úrsula, entre la que estaría “la abuela” de los canarios, y a cada subgrupo del haplogrupo U, las “hermanas de nuestra abuela” se les adjudicaron sus propios nombres.
U1 -Una
U2 -Uta
U3 -Uma
U4 -Ulrike
U5 -Ursula2
U6 -Ulla
U7 -Ulaana
Por tanto, los grupos desde U1 a U7 comparten un ancestro común materna, U, Úrsula, y los canarios que poseían aquel misterioso marcador genético exclusivo tenía en su árbol genealógico genético otra madre más cercana que la propia Úrsula, nuestra “abuela” Ulla, o lo que es lo mismo, las portadoras del haplotipo U6, que es el que predomina en la mitad norte de África. Pero también se puede afirmar que U6, Ulla tenía tres “hijas”, quienes deben ser nombradas de la siguiente manera: U6a, U6b, y U6c, entre las que por fin estaría nuestra “madre” más cercana.
Nos habíamos quedado en la gran migración desde la Europa paleolítica, y desde el actual próximo oriente, hacia el norte de África, por los “hijos” de nuestra “bisabuela” Úrsula, que para finalizar llegaron a lo que hoy en día es el gran desierto del Sáhara, donde se creo nuestra abuela genética Ulla, U6, en aquellos tiempos el Sáhara era un auténtico vergel.
Como se estaba en época semiglacial, más al norte, concretamente en Europa, se hacía muy dura la vida, y el actual Sáhara, o más bien en toda la mitad norte del continente africano, justo en frente de Canarias, teníamos en aquellas lejanas épocas el mejor territorio para que se hayan podido desarrollar ciertas culturas, ¿las más importantes de la época?, que luego acabarían expandiéndose a partir del comienzo de la terrible desecación de aquel gran territorio, la expansión se irradió desde el gran núcleo del Sáhara, hacia nuestro archipiélago, hacia el actual Magreb, y hacia Egipto. Los protagonistas de esta gran expansión fueron, por un lado, la etnia denominada Iberomauritense, que antropológicamente, físicamente, eran del tipo del hombre Mechta-el-Arbí, cromañoides, y de costumbres semimegalíticas, espirales, cazoletas y canalillos, cuevas excavadas, escrituras lineales de cómputo, y conocimientos astronómicos, y aunque en el Sáhara verde luego destruido practicaban la momificación, luego, en su posterior expansión hacia el norte perdieron ese rito funerario; sin embargo, los que pasaron a Canarias no perdieron ese rito al no tenerse que mezclar con otras etnias ya establecidas como ocurrió en el norte de África, ni tampoco perdieron ese rito de la momificación, por supuesto, los que se expandieron hacia la cuenca del Nilo, el posterior Egipto antiguo, que mezclándose con culturas de próximo oriente influenciado por Mesopotamia, y Sudán, potenciaron entre sus ritos étnicos saharianos antiguos aquel rito de la preservación del cuerpo tras la muerte, la momificación.
Esta etnia Iberomauritense eran los más guanches de Canarias, gran parte del norte de Tenerife, La Gomera, Hierro, y los del centro de Gran Canaria, “hijos” de las U6b, y aunque también los habían en las islas más orientales, al parecer eran menos. Estos Iberomauritenses poseedores del U6b, se expandieron hacia Canarias, lo que hoy es Marruecos y parte del norte de Argelia, oeste de la Península Ibérica, y lo que hoy es Gales, en Inglaterra, en un efecto migratorio revote, esta vez de África a Europa, que se vio enriquecida del temprano neolítico del Sáhara verde de hace unos 8.000 años.
Especie de "radiografía" del Sáhara verde de hace unos 8.000 años
La otra gran etnia que tuvo que huir del antiguo Sáhara verde en cuanto comenzó la catástrofe sin precedentes de su gran desecación fue la etnia Capsiense, antropológicamente clasificados en lo físico como Mediterranoides, los hombres de los túmulos, conchas marinas, escrituras simbólicas geométricas que acabarían siendo usadas para formar posteriormente el idioma fonético líbico, o Tifinagh antiguo, casas de piedra, conocimientos astronómicos que compartían también con los iberomauritenses, que aquí en Canarias representaban a los guanches cromañoides, y genéticamente muy posible que estos mediterranoides fueran también “hijos” de “Ulla”, pero en su variante U6c, hay que decir que también llegaron a Canarias, sur de Tenerife, gran parte del Este, norte, y oeste de Gran Canaria, y a Fuerteventura y Lanzarote, en menor medida al Hierro, La Gomera, y a La Palma, pero para complicar más la cosa también llegaron a Canarias algunos descendientes de “Helen” y de “Tara”, ya que se han encontrado estos genes mitocondriales mezclados con los anteriormente descritos, aunque los habían en mucha menor medida que los anteriores en la población más antigua de nuestro archipiélago, estos últimos posiblemente de rasgos un tanto semitas, los descendientes de Helen, y rasgos algo nórdicos los de parte de Tara. Hay que decir también que estos Capsienses llegaron luego de la desecacción del Sáhara a todo el norte de África, aunque ya había con anterioridad en esa zona representantes de esa etnia, con rasgos culturales muy arraigados en esa zona, como los ritos funerarios en cistas y túmulos y no prácticas de momificación. Estos Capsienses del norte de África y los de la cuenca del antiguo Sáhara se entremezclaron con los anteriores Iberomauritenses para crear la etnia protoamazigh o protobereber, para luego incluso cruzar al sur de Europa, un rastro de ello son las escrituras Tartesias e Íberas, por ejemplo, que son una mezcla de la lineal de cómputo de los Iberomauritenses, y la simbólica geométrica de los Capsienses, presente sobre todo la primera en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, y en zonas del Sáhara, aunque estamos investigando la presencia de esta escritura lineal prácticamente también en todas las demás Islas Canarias, mientras que la geométrica Capsiense o líbica canaria antigua, se ha encontrado en casi todas las islas .
Modalidad de un tipo de lucha competitiva en el antiguo Egipto, muy parecida a la lucha canaria procedente de nuestros antiguos pobladores de Canarias, con un origen común en el antiguo Sáhara verde al igual que el rito de la momificación
Trasladándonos de nuevo a Luisiana, Estados Unidos de América, y volviendo de nuevo a aquel crisol de variadas migraciones que habían constituido el poblamiento del que luego sería uno de los países más poderosos del mundo, aquellos primeros expertos en genética mundial se dieron cuenta de que, curiosamente, las Islas Canarias parecían ser la fuente de contagio de U6b a las colonias españolas en América, incluido el nuevo y único haplotipo U6b1.
"En los siglos XVII y XVIII los isleños (en cierta manera obligados por la metrópoli a emigrar a América) ya no van a sustituir a una población que ha desaparecido; los obligan a emigrar con otra finalidad: como fundadores de nuevos pueblos y ciudades..., o bien para evitar el avance humano y político de países extranjeros infiltrados dentro de posesiones españolas. Y así Santo Domingo, Puerto Rico, Texas, Luisiana, Campeche, Cumaná, ven engrosadas sus respectivas poblaciones con individuos procedentes de las Islas Canarias". (Julio Herrera García)
Pronto llegaron noticias desde Santo Domingo de que allí también había aparecido ese extraordinario y sorprendente nuevo haplotipo, también aparecieron en Cuba, Venezuela, y Puerto Rico, y de nuevo se pudo comprobar que los portadores de ese raro marcador eran personas descendientes de inmigrantes desde las Islas Canarias en los siglos XVIII y XIX. , y esto sirvió definitivamente para ir cerrando el cerco a esta apasionante investigación del origen de aquel extraño haplotipo de ADN, ya solo faltaba el trasladarse a Canarias para comprobar cómo de aquel pequeño archipiélago se había expandido un nuevo haplotipo genético al parecer procedente únicamente de estas islas.
Algunos muestreos genéticos hechos aquellos años entre descendientes de canarios en tierras americanas, algunos con el sorprendente nuevo linaje descubierto
Pero con este descubrimiento había un sorprendente añadido que realmente sorprendió aun más a los investigadores norteamericanos, había algo que era realmente muy extraño en los genes del ADN de aquella tal María Parigini del estado de Luisiana, que a pesar de que su padre era de origen italiano conservaba por linea materna los genes mitocondriales de aquella canaria, María del Rosario, que había llegado a aquel estado en 1778 con su marido Andrés Perera, desde la lejana isla de Tenerife, y lo sorprendente era la antigüedad de aquella mutación mitocondrial, de aquel haplotipo hasta aquel momento único, que según afirmaban y estipulaban los académicos canarios, no se correspondía con la propia antigüedad del poblamiento canario, con la propia población humana de estas islas, y ¿si su procedencia parecía ser exclusivamente de Canarias, cómo se podía explicar esta extraña procedencia?.
Ya dije que los genes mitocondriales van padeciendo cada cierto largo tiempo alguna mutación, que es una de las características que provocan la creación de nuevos linajes o haplotipos
características que pueden ir facilitando luego las investigaciones sobre las distintas migraciones humanas, basadas en esa evolución que va ramificando el árbol genético de las poblaciones, y los investigadores genetistas norteamericanos se dieron cuenta de que aquella María Parigini poseía una exclusiva y sorprendente variación de aquel haplogrupo ya de por si escaso, el U6b descendiente de una de las tres “hijas” de Ulla, exclusiva variación que había llegado a Luisiana, y que estaban estudiando, a esa nueva y exclusiva mutación que ya heredarían por linea materna todos los descendientes de Maria Parigini, como lo había también ya heredado ella, se le llamaría, al ser la primera mutación sufrida por el haplogrupo U6b, el , aquel que ahora podemos llamar el sorprendente y misterioso gen canario, y a cuyos portadores podríamos definir como “bisnietos” de Úrsula, “nietos” de Ulla e “hijos” de una de las tres “hermanas” de ésta, de la U6b.
Procedía entonces a que las investigaciones se trasladasen a Canarias para comprobar si en la población actual de las islas también existía ese novedoso, en la investigación genética moderna, nuevo haplotipo mitocondrial U6b1, descubierto en algunos de sus portadores tan lejos de Canarias como era el otro lado del “charco”, en Estados Unidos.
Efectivamente, a partir de un trabajo en el que se realizaron unas trescientas muestras de ADN mitocondrial en la población actual de las Islas Canarias, y que fue realizado y publicado por Nicole Maca-Meyer, et al, se pudo deducir que, por lo pronto, el rastro genético protagonizado por el haplotipo U6, Ulla que ya estaba presente en el norte de África, y que lo estuvo desde hacía unos 11.000 años en toda la mitad norte del continente, incluido el antiguo Sáhara verde, estaba presente en la actual población canaria de todas las islas, además en una proporción bastante alta, teniendo en cuenta la contaminación genética que pudo existir en la población canaria a causa de la colonización europea sufrida en las islas a partir de la Edad Media.
De análisis genéticos de nuestra población actual
Pero no solo quedó claro que la presencia en Canarias del U6, Ulla, era evidente, sino que curiosamente los clados U6b y U6c, derivados e hijas de la anterior, también lo estaban, y con una proporción más alta que en cualquier otro lugar, incluso comparándolo con el norte de África, aunque la más abundante en el norte de África, la U6a, no existía prácticamente en las islas. Ya había quedado claro por aquellos momentos que el U6b, una de las tres “hijas” de Ulla era un clado bastante raro a nivel global de la humanidad, limitándose su actual presencia, como dijimos, al noroeste africano marroquí, la parte atlántica de la Península Ibérica, aunque habiéndose localizado poco porcentaje de población actual con este clado en Portugal, Galicia, y muy cerca de éstas, en la comarca de la Maragatería de la provincia de Leon, y curiosamente en la zona noroeste del Reino Unido, en la zona de Gales, y eso sin olvidar, que no lo había mencionado, a la rareza extrema de encontrarse este clado U6b en una tribu del actual Senegal, ya que probablemente en la huida del antiguo Sáhara algunos pocos se fueron al sur, Mali, Niger, y Senegal. Hay que aclarar que este U6b de todos estos sitios no solo existe en su población actual, sino que también se localizó en los restos arqueológicos de estos lugares con antigüedades de unos 5.000 años.
Pero ahí no quedaba la cuestión, para si cabe complicar aun más las cosas, otro haplotipo derivado del U6, el como ya nombramos U6c, otra de las tres “hijas” de Ulla también se encontraba presente en las islas y en el actual norte de África, y otro más, derivado nada menos que de aquella otra de las “madres” antiguas, “hermana” de aquella Úrsula surgida hace unos 45.000 años, Helen, H, ¿espirales?, en este caso de una de sus “hijas” denominadas H1, cuando en el continente africano es muy escaso. Tenemos al respecto esta referencia en la bibliografía científica:
“Por otro lado, el subhaplogrupo 16260, perteneciente al haplogrupo H1, que aparece en alta frecuencia en la población indígena de La Palma, aparece en baja frecuencia en el norte de África (Ennafaa y col., 2009)”.
Y por si fuera poco aun, se localizó increíblemente otra mutación del mitocondrio de una mujer U6c, y que se encontró también de manera mundialmente exclusiva tanto en la población actual de las Islas Canarias, sobre todo en las islas más orientales, como en las poblaciones prehispánicas de Canarias, y a esta otra mutación mitocondrial se le denominó el U6c1, en este caso con cierta convivencia en las islas más orientales con una “nieta” de Tara, de rasgos nórdicos y otra de las siete madres primeras:
“La distribución asimétrica de los haplogrupos fundadores T2c y U6c1 del ADN mitocondrial en la población actual de Canarias, con frecuencias significativamente más altas en las islas orientales, parece reflejar un proceso colonizador en, al menos, dos fases”
Es decir, que a aquel gen misterioso y único en las poblaciones que habitan nuestro planeta Tierra detectado en Luisiana, el U6b1 y llegado de Canarias, se le unía ahora de nuevo en Canarias, otra exclusividad de variante genética en el mundo, el U6c1, y ya son dos y no uno los exclusivos y misteriosos genes canarios, además de otro muy raro en estas latitudes, el H1, muy escaso en las poblaciones actuales del norte de África pero extrañamente abundante en la isla de La Palma, y el T2c, acompañando nuestro otro exclusivo U6c1 en las islas más orientales. Pero el adjetivo aplicado por mi parte en este artículo, el de “misteriosos genes”, no es solo por sus raras exclusividades, sino por otras circunstancias inherentes a estos casos, y porque uno de los argumentos principales para calificarlo como un auténtico misterio estriba en la antigüedad que han descubierto los científicos que tienen estos exclusivos genes canarios, el tiempo que hace que se produjeron aquellas mutaciones en el mitocondrio de dos mujeres, “hijas” de una de aquellas otras tres “hijas” de aquella Ulla, la U6b, y la otra mutación que se produjo en otra de de sus “hermanas”, la U6c, el otro haplotipo exclusivo de Canarias, el U6c1, y es que esos dos momentos en que se crearon los que voy a denominar “sellos de denominación de origen genético canario” fueron hace nada menos que aproximadamente unos 5.500 años, para nuestros sellos de identidad genética U6b1 y U6c1, y unos 6.200 años desde que se creó el abundante H1 presente en La Palma, y extrañamente muy escaso en el actual norte africano.
Estas edades del cuadro no se interpretan como las de Carbono 14, sino que el más y menos se interpreta como tales, osea, el U6b1 canario tiene una edad de origen entre 5.830 años y 4.551 años
En definitiva, en el trabajo realizado por Nicole Maca-Meyer et al., se estimó que la poblacion canaria actual se habría formado, analizando en investigación el gen mitocondrial, con una aportación del 43% de linajes descendientes del U6, que habitaron desde hace unos 10.000 años la mitad norte de África, un 36% procedentes de linajes peninsulares, y un 21% de subsaharianos. Estos resultados mostraban una gran diferencia con aquellos obtenidos mediante marcadores autosómicos, recuerden, los derivados de la mezcla de los genes de parejas, los mitocondriales y los cromosomas Y masculinos, que estimaron la contribución norteafricana en un 21%, la peninsular en un 71% y la subsahariana en un 8% (Pinto y col., 1994; Roberts y col., 1966). Estos datos apuntarían a una fuerte asimetría sexual, en la que habría comparativamente una mayor aportación norteafricana y subsahariana desde el punto de vista de los linajes maternos, al contrario de los que tienen más influencia masculina, por la mayor colonización sufrida por Canarias por miembros de ese sexo.
“El sorprendente sublinaje autóctono canario U6b1 no ha sido observado en el norte de África, mientras que el subhaplogrupo mas abundante en esa zona del norte de África actualmente, el U6a, es muy escaso en el archipiélago (Brakez et al. 2001; Rando et al. 1998; Rando et al. 1999)”
Como se puede apreciar en este cuadro de muestras genéticas de poblaciones actuales, es falsa la rotundidad con que se dice que la población canaria es idéntica que la bereber, basta observar las cifras que están entre paréntesis, que son los tantos por ciento de los haplotipos de arriba, y se pueden ver las diferencias que existen, en algunos casos bastante notables
Bien, aquel haplotipo misterioso que portaba Maria Parini en Luisiana, el U6b1, había entonces llegado al continente americano a través de una familia procedente de la isla de Tenerife, que había emigrado desde Canarias en 1778, lo que quiere decir que en esas fechas del S. XVIII ese extraño y exclusivo marcador genético ya existía en las islas, ¿pero desde cuando existía en Canarias?.
El Departamento de Genetica, de la Facultad de Biologia de la Universidad de La Laguna estaba dispuesta a intentar averiguarlo, quería investigar retrocediendo en el tiempo para lograr despejar la incógnita del origen de aquel misterioso clado genético, el U6b1, y el también exclusivo de la población canaria actual de las islas más orientales, el U6c1, y para ello decidieron elegir varios lugares donde se pudiesen recoger muestras de la población de Canarias, muestras de restos orgánicos de inhumaciones anteriores y posteriores a la invasión del archipiélago a lo largo del S. XV, y para ello se eligieron muestras de varios museos para estudiar las poblaciones más antiguas de Canarias, y también se eligió un lugar idóneo, la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, con gran cantidad de enterramientos de la época en la que partió hacia Luisiana aquella familia tinerfeña, portadora la esposa de aquel misterioso gen U6b1.
La Iglesia de La Concepción de Santa Cruz fue fundada en 1501. Desde su inicio hasta 1823, cuando se produjo la apertura del primer cementerio civil, la Iglesia de La Concepción fue usada con fines funerarios (Larraz y Gonzalez, 1995). Esta costumbre, consistente en enterrar a los muertos tanto dentro como en los alrededores del templo, fue bastante común en las iglesias católicas hasta principios del siglo XIX, en el que se obligó a enterrar exclusivamente en los cementerios. En el caso de La Concepción se registraron mas de 12.000 entierros en el interior del templo y mas de 15.000 si se cuentan los del exterior (Arnay y Pérez, 2002; Sanz de Magallanes, 2001).
Situación de algunas de las tumbas dentro de la Iglesia de La Concepción en Santa Cruz de Tenerife que fueron utilizadas para la extracción de ADN
Teniendo en cuenta que la Iglesia de La Concepción albergo los enterramientos, tanto de hombres libres como esclavos, estos restos pueden ser un ejemplo representativo de como era la sociedad de Tenerife en los siglos XVII-XVIII (Sanz de Magallanes, 2001).
Así pues, el Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna pudo realizar un amplio muestreo de restos de ADN históricos de la población de Santa Cruz de Tenerife de aquellas épocas.
La composición genética para el ADN mitocondrial de los restos históricos de la iglesia de la Concepción no presento diferencias significativas con la población canaria actual. Gran parte de los linajes observados en la población histórica, del gen masculino Y, procedían de Europa, reflejando el gran impacto que la invasión y posterior colonización tuvieron sobre las islas. Sin embargo, como la comunidad científica esperaba expectante, también aparecieron linajes femeninos mitocondriales como el subhaplogrupo canario U6b1 asociado o descendiente de aquel también escaso U6b de parte del noroeste africano, y que lógicamente se debía a cierta persistencia de linajes aborígenes en la población histórica, como decimos, sobre todo femeninos. Cabe destacar igualmente la presencia de linajes típicamente subsaharianos, probablemente debido al trafico de esclavos desde esta área. También aparecen haplogrupos amerindios que, aunque en baja frecuencia, reflejan la intima relación de Canarias con América en la época en que se inhumaba en aquella iglesia, y el papel que jugo el puerto de Santa Cruz en el comercio con este continente, y el consiguiente transvase de gente, no solo de aquí hacia allá con las emigraciones, sino también a la inversa.
En los cromosomas masculinos Y, las diferencias entre las poblaciones canarias actuales, y las del norte de África son mayores todavía que las mitocondriales femeninas
Con respecto a la investigación realizada con restos orgánicos de los más antiguos canarios en algunos museos, de época anterior a la invasión medieval, consistió en todos los casos en el análisis de dientes sin fracturas.
“La elección de restos dentales de forma exclusiva, se debe a que el ADN se conserva mejor en los dientes que en los huesos. Esto es así gracias a la acción protectora del esmalte y al efecto estabilizador del hidroxiapatito de la dentina” (Ginther y col., 1992).
“En total se analizaron 437 dientes, pertenecientes a 298 individuos diferentes. Las muestras fueron obtenidas de seis de las siete islas: Fuerteventura (13 dientes de 10 individuos), Gran Canaria (230 dientes de 115 individuos), Tenerife (45 dientes de 39 individuos), La Gomera (62 dientes de 52 individuos), El Hierro (44 dientes de 44 individuos) y La Palma (43 dientes de 38 individuos). Con la intención de reconstruir los dientes tras la extracción, las piezas dentales se cortaron con una sierra eléctrica y se obtuvo la dentina mediante pulverización con un torno de dentista. El polvo resultante se recogió en un tubo estéril, y se extrajo el ADN mediante un protocolo basado en el uso de tiocianato de guanidina y columnas de sílica” (Casas y col., 2006; Maca-Meyer y col., 2004a; Maca-Meyer y col., 2005).
El análisis del ADN mitocondrial en restos aborígenes procedentes de Tenerife, La Gomera, El Hierro y Gran Canaria, señaló a las tres “hijas” de Ulla, las U6b, U6c, y en cantidades insignificantes las U6a, que al parecer se fraguaron en el antiguo Sáhara verde. Además, se pudo tener la certeza definitiva de una de las cuestiones principales que se perseguía con estas investigaciones genéticas, la rotunda detección del subhaplogrupo U6b1, que se había localizado únicamente en la población canaria actual, y allá donde había emigrado ésta después de la invasión a las islas por los europeos, en restos de la población de los S. XVII y XVIII, y además, esta definitiva detección en los restos de aquella población canaria más antigua, apoyó la segura superveniencia de pool genético materno aborigen en la población actual.
“Al realizarse estima de mezcla, usando por primera vez a la población aborigen como población parental, se encontró que los aborígenes canarios contribuyeron con un 42-73% a los linajes maternos actuales. Este dato confirmó los obtenidos usando como población parental el norte de África” (Pinto y col., 1996c; Rando y col., 1999), y está en consonancia con los datos históricos que apuntan a que, “a finales del siglo XVI, al menos dos tercios de la población tenían un origen indígena” (Wolfel, 1930).
Es evidente que HULLA (U6) dejó bastante legado de su linaje en la mitad norte de África y en Canarias, pero a medida que nos acercamos a sus "hijas" y "nietas" la separación entre Canarias y el África continental norte se van haciendo más patentes
“La estima de mezcla de los linajes masculinos en la población canaria actual y en la histórica, usando la muestra aborigen como contribución norteafricana, muestra que la influencia europea fue notable desde tiempos históricos, y que ha aumentado significativamente hasta la actualidad. Esto indica que el reemplazo de los linajes aborígenes por los europeos no sólo se produjo durante la invasión, sino que fue aumentando de forma progresiva en periodos posteriores”.
“En el presente trabajo, a pesar de que no hemos detectado grandes diferencias interinsulares en la composición para el ADN mitocondrial de la población actual, si exceptuamos La Gomera, donde aun abundan esos antiguos genes, existen peculiaridades asociadas a ciertos grupos de islas que pueden ser útiles para inferir el proceso colonizador aborigen. Por ejemplo, un haplogrupo derivado del U6 y también autóctono, el U6c1, y el haplogrupo T2c, considerado previamente como uno de los fundadores (Rando y col., 1999), aparecen con frecuencias significativamente mayores en las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Curiosamente, ambos haplogrupos han sido detectados en poblaciones aborígenes (Maca-Meyer y col., 2004a). Esta distribución asimétrica de los haplogrupos U6c1 y T2c, y la uniforme del haplogrupo U6b1, podría apuntar a una colonización en dos fases, como ya había sido sugerido para el cromosoma Y (Flores y col., 2003)”.
“Sin embargo, el haplogrupo autóctono canario U6b1 aún no ha sido detectado en el África continental. Por otro lado, el subhaplogrupo 16260, perteneciente al haplogrupo H1, que aparece en alta frecuencia en la población indígena de La Palma, aparece en baja frecuencia en el norte de África” (Ennafaa y col., 2009).
“Parece improbable que el haplogrupo U6b1 y el subgrupo 16260 del haplogrupo H1 se originaran en las islas tras la colonización aborigen, ya que las edades de coalescencia calculadas para ambos dan estimas de 5.911 ± 3.536 y 6.263 ± 2.869 años, respectivamente”.
Esta última apreciación viene dada porque los científicos genetistas, al no ser expertos en otras disciplinas, y por tanto suelen valerse de datos como los que nos ofrece la arqueología, que a pesar de que no se tengan apenas datos cronológicos por las escasas dataciones obtenidas, dan una perspectiva de un poblamiento de las islas relativamente reciente, aproximadamente en el cambio de Era, no ha habido la valentía suficiente por parte de los científicos genetistas, de al menos, y con las evidencias descubiertas por ellos, plantear el debate ante las serias dudas que nos ofrece la edad de nuestro haplogrupo exclusivo U6b1.
En la primera mitad del S. XX se realizaron en Canarias unos estudios científicos relacionados con la antropología física, y por varios científicos de primer orden de esta especialidad, se midieron y catalogaron las características físicas de casi dos mil cráneos de antiguos pobladores de las islas presentes en los principales museos arqueológicos, es cierto que hoy en día este tipo de estudios, pienso yo que por razones exclusivamente políticas y por ciertos complejos, no solo no se imparten debidamente en las especializaciones de este tipo en nuestras universidades, sino que por ejemplo, y como ya dije anteriormente, los actuales arqueólogos cuando escuchan este tema lo catalogan como un tipo de racismo, o algo parecido, pero sigo pensando que las políticas, sean de la ideología que sean, deben estar totalmente separadas de la ciencia como tal, y que cualquier investigación científica, y las diferentes disciplinas científicas que se impartan en el mundo académico, deben siempre acometerse exentas de cualquier tipo de injerencia manipuladora.
En estos estudios de bioantropología realizados con el material óseo de los museos canarios se llegó a la conclusión de que existieron mayoritariamente, y bastaste diferenciados, dos tipos subraciales bastante destacados en la población prehispánica canaria, el tipo cromañoide, que no cromañón, que es algo más arcaico y tosco, tipo cromañoide que desde lo que hoy es el desierto del Sáhara, y otrora un vergel, hasta las costas norteafricanas, se correspondía con el denominado tipo hombre de Mechta-el-Arbí, portadores de la etnia denominada Iberomauritense, y el tipo mediterranoide, de la etnia Capsiense, pues bien, decíamos en un apartado anterior sobre las dos grandes culturas neolíticas tempranas de la mitad norte de África, que los primeros podían ser poseedores del haplogrupo U6b, y ahora poder conjeturar sobre que el “sello de denominación de origen guanche”, los U6b1, podrían haber, de alguna manera que ya indicaremos a continuación, derivado de aquellos Iberomauritenses, los del tipo subracial del hombre de Mechta-el-Arbí. Y los segundos, portadores del U6c, la segunda “denominación de origen canaria”, la U6c1, probablemente habrían tenido que ver con la etnia Capsiense, y el tipo antropológico Mediterranoide.
Muestras de los dos ritos funerarios de inhumación que se realizaban en Canarias en la antigüedad, la momificación, en cuevas naturales y artificiales, y la encapsulación en cistas con monumento en túmulo
En Canarias se pudo encontrar en un alto tanto por ciento de estos cráneos, una separación o diferenciación bastante clara de estos dos tipos subrraciales, mientras en el norte de África, a partir de los quinientos años antes de la Era, en que se dice con insistencia que se poblaron las islas, estos dos tipos subraciales, que también estaban presentes, ya estaban mucho más mezclados y difuminados en sus características bioantropológicas, lo que indica que las islas se deberían haber poblado mucho antes de lo que se suele difundir al respecto.
Algunas conclusiones de los científicos que han realizado trabajos del genoma canario:
“Por otro lado, aunque los linajes pertenecientes al haplogrupo U6 que se observan en Canarias tienen un origen comun con los norteafricanos (Maca-Meyer y col., 2003a), el sublinaje autoctono canario U6b1 no ha sido observado en el norte de Africa, mientras que el subhaplogrupo mas abundante en esta zona, el U6a, es muy escaso en el archipielago” (Brakez et al. 2001; Rando et al. 1998; Rando et al. 1999)”
En todo este trabajo de investigación genética que se ha realizado por los científicos de esta especialidad, se han obtenido una serie de datos irrefutables que se tienen que utilizar a la hora de la investigación de la evolución de las poblaciones que se movieron en el entorno de Canarias, y que migraron de una forma y dirección determinada, es una de las razones principales por las que se ha hecho esta investigación.
Los científicos genetistas han podido comprobar que las mayores equivalencias genéticas con Canarias, desde la época más antigua coincide con el norte de África, pero en Canarias se han localizado desde los análisis a los restos fósiles de las poblaciones más antiguas encontradas hasta ahora, una serie de evidencias, si no contradictorias del todo a lo que aporta la arqueología, si que bastante a tener en cuenta por lo sorprendente de los hallazgos, y no se debe volver la mirada a un lado, hay que debatir valientemente y con rigor las posibilidades que nos están ofreciendo las evidencias científicas que están apareciendo. Ya no vamos a debatir hechos y evidencias de las investigaciones genéticas, como que por ejemplo en La Palma exista y existía un porcentaje del ADN mitocondrial de las herederas de Helen, el H1, que en el norte de África prácticamente no existe, solo una referencia insignificante, ni que las “nietas” de Úrsula, las U6c existan en un cierto importante porcentaje en las islas más orientales desde la antigüedad, y en el norte de África se haya encontrado un relativo bajo porcentaje de éstas, incluso existiendo aquí “hijas” de esas “nietas” de Úrsula U6c, las exclusivas canarias U6c1, que no se han encontrado en otros lugares que no sean estas islas, y solamente también en algunos lugares del mundo donde emigraron algunos canarios, ni vamos a centrarnos en el dato que los haplogrupos más numerosos y extendidos en el norte de África fueron los de las “nietas” de Úrsula U6a, y que aquí en Canarias prácticamente no existieron, y finalmente tampoco nos centraremos en el dato de que una de las más extrañas “nietas” de Úrsula, las U6b, se encuentren localizadas solamente en la zona más noroeste de África, Marruecos, el Oeste peninsular, y Gales, aparte de en una pequeña zona de Senegal, y sean las más abundantes en Canarias, y que incluso estaban aquí unas biznietas de Úrsula a través de esa rama U6b, las U6b1, que no existían más que en Canarias.
Cuadro bastante clarificador, realizado por Maca-Meyer, de los diferentes subgrupos a partir de ULLA (U6), donde se puede apreciar la clara diferenciación de nuestros "sellos de denominación de origen" canario, los U6b1 y U6c1, únicos en el mundo, endémicos como muchas de nuestras plantas de la flora maraconésica canaria. BMO = Marruecos bereber. CAN = Canarias. SEW = Región de Senegal. GAL = Galicia. MAU = Mauritania. MRG = Región de Maragatos en la Península Ibérica. MOR = Marruecos.
Sin duda el gran enigma del misterioso y exclusivo ADN de Canarias, nuestro auténtico sello de “denominación de origen genético”, lo que nos hace ser “una especie genética endémica”, como pueda serlo un pino canario (pinus canariense), aunque sé que la comparación es solo “gráfica”, “huella dactilar genética” de la que deberíamos sentirnos argullosos, como cuando somos capaces de distinguir de las demás gentes a un grupo de canarios en un aeropuerto internacional donde pululan cantidad de diferentes subgrupos raciales, y todo esto no es ninguna banalidad desde el momento que sabemos que hay ya métodos mediante los cuales, extrayendo ciertos elementos del ADN de restos arqueológicos, se pueda ya dilucidar hasta el color del pelo y de los ojos que tenían en vida, pues bien, el gran enigma de este ADN nuestro, repito, es que tiene una edad con un promedio de prácticamente de unos 5.500 años de antigüedad, y esto es uno de los motivos principales por los que les hago llegar este artículo de investigación.
Veamos, hace 5.000 años el escenario del que formaban parte las Islas Canarias no era el mismo que el de hace 3.000 años hacia acá, todas las referencias que dan hoy sobre las equivalencias que evidentemente hay entre Canarias y el norte de África, arqueológicas, étnicas, lingüísticas, y genéticas, abarcaban un territorio mucho más amplio, es decir, había que añadir contextualmente también a esas equivalencias al enorme territorio hoy desolado del desierto mayor del mundo, y no por capricho, sino que ese territorio era el mejor para el desarrollo humano, para la alimentación, para valerse de sus beneficios climatológicos, y para que se establecieran durante muy largo tiempo, alguna, o varias diferentes etnias, que luego cuando se complicó el biosistema de aquella enorme zona se expandieran y dieran lugar a otras etnias con retazos de un mundo cultual que había sido previamente, en parte, común.
Elementos del arte y ritual de nuestros antiguos pobladores, la "Quesera de Zonzamas" en Lanzarote, y pintaderas de Canaria
El antiguo Sáhara era un enorme valle endorreico, con un interior compuesto por una fértil sabana, con grandes lagos y caudalosos ríos, y no olvidemos que actualmente los restos arqueológicos de aquellas grandes comunidades están, según opinan muchos científicos, sepultados por varios metros de sedimentos de arenas eólicas, por tanto, cuando se produjo la mutación en el mitocondrio de unas “nietas” de Úrsula, unas mujeres U6b y U6c, y se creó ese sello genético, el U6b1, y el U6c1, estaban las Islas Canarias justo al lado, como he dicho, de un inmenso “territorio paraíso”.
Si miramos retrospectivamente nuestro árbol genealógico nos damos enseguida cuenta de como éste se ramifica en poco tiempo de una forma extraordinaria, si simplemente miramos justo encima de nosotros están nuestros padres, y los hermanos de éstos, y un poco más atrás nuestros abuelos y sus hermanos, pues bien, ya solo con los descendientes de estos, en esos dos simples “escalones”, la progresión aritmética se reproduce de una forma extraordinariamente numerosa, pues bien, imaginen por un momento que hace unos 5.000 años, o incluso un poco más, probablemente en el antiguo Sáhara, o más al norte, da lo mismo, se produce en dos mujeres esas mutaciones, las U6b1 y U6c1, desde aquel momento hasta la actualidad tendrían que haber multitud de esas herencias genéticas, ya no en el actual Sáhara, en restos orgánicos humanos bajo la arena, que también, pero si en el norte de África, hacia donde habrían huido prácticamente todos ante la enorme catástrofe de su terrible desecación, como lo habían hecho también algunos pasando a Canarias, muchos habrían cruzado al sur de Europa, o hacia Egipto y Próximo Oriente, pero el resultado actual de nuestros misteriosos genes canarios es que: nada...., nadie....., ya no existen en sitio alguno estos U6b1 y U6c1, ni ha perdurado rastro alguno de esas mutaciones...., solo en Canarias. Hay que aclarar que no es cierto que a estas alturas de la cuestión se puedan encontrar en algún lugar del norte de África, prácticamente imposible, y por dos razones fundamentales, porque se habrían tenido que haber extendido en todo ese tiempo por una amplia zona, imposible que se hubiesen restringido a una comarca, a un valle, a una aldea, como ha publicado algún periódico que se estaba buscando, se habrían extendido en tan largo tiempo; y la otra razón de peso va en contradicción total con lo que nos dicen, “que ese norte de África está poco investigado en el tema genético del ADN”, porque hay datos de sobra que dicen lo contrario, que es una zona bastante muestreada, siendo entre otros muchos, el Instituto Pasteur francés, en Túnez, quien más ha tomado muestras de ADN en toda esa zona del actual Magreb y Libia, en amplias representaciones de población bereber y árabe, y al parecer han sido muchas muestras tomadas.
Cuadro comparativo de distintas zonas con respecto a sus genéticas de ADN mitocondrial. Descendientes de ULLA U6
Si el poblamiento canario se hubiese producido un poco antes del cambio de Era, y esos haplotipos ya se habían formado hacía una media de 3.000 años atrás de esa época, y que aun existirían todavía en el norte de África hace 2.000 o 2.500 años, “lógicamente”, ya que lo probaría entonces el que esas mutaciones las portaban los que poblaron las islas desde esa zona y en aquellas fechas cercanas al cambio de Era, poblaciones que ya habrían portado esas “mutaciones canarias” durante los 3.000 años anteriores al poblamiento de las islas, desde que se habrían producido nuestros primeros “sellos” U6b1 y U6c1, es totalmente de una aplastante obviedad, que a lo largo de tanto tiempo antes del poblamiento de las islas habrían que haberse tenido que extender, como hemos dicho, de abundante manera por el norte de África, entonces, ¿qué pudo haber ocurrido, qué los que quedaron en el continente después del poblamiento canario desaparecieron a causa de una epidemia que afectó, ya necesariamente en esa época del cambio de Era, que ya en esos momentos habría tenido que ser a un basto territorio por donde se habían multiplicado esos haplotipos, y esa hipotética e imposible epidemia habría afectado solamente a los portadores de ese haplotipo, habiendo sobrevivido solamente los que habían cruzado el mar para establecerse en las islas? ¿Acaso se hizo un “casting” en el norte de África para seleccionar gentes que supiesen momificar o inhumar los cadáveres en cistas, y usar para tales prácticas cuevas naturales, artificiales, o túmulos de variadas formas, que practicasen cualquiera de las dos escrituras, las lineales y geométricas, o las dos al mismo tiempo, y me refiero a las escrituras encontradas luego en muchas estaciones rupestres de Canarias, la libica antigua, y la lineal canaria
Distintas manifestaciones de símbolos, signos escriturarios de cómputo, lineales canarias, y líbico antiguo canario, y arte ritual, de la isla del Hierro, Tenerife, Gran Canaria, y Lanzarote
y que los elegidos en ese “casting” poseyeran en su cultura exclusividades como las Pintaderas, o qué algunas de esas comunidades presentadas al casting para poblar el archipiélago canario fueran especialistas, unos en simbología basada en los espiraliformes, otros en la práctica ritual en santuarios formados por cazoletas y canalillos, otros, que fueran avezados expertos en astronomía de posición, y que tuviesen arraigados ritos relacionados con la sacralización de los ciclos, etc.,? pero ¡muy importante!, eso si, lo que se exigió de forma casi imprescindible, fue sobre todo que los aspirantes a pobladores de Canarias poco antes del cambio de Era pertenecieran a linajes matriarcales que poseyeran los escasos haplotipos U6b1 y U6c1.
Realmente, si lo analizamos debidamente, de forma rigurosa, y sin anteponer ninguna influencia de perspectivas que nos hayamos formado previamente sobre opiniones e hipótesis sobre una forma determinada del poblamiento de las islas, esta investigación que se ha realizado con métodos científicos de genética nos hace recapacitar bastante sobre conclusiones a un poblamiento que se ajustara más a la realidad.
Es cierto, relativamente, que las edades obtenidas por mediciones radiocarbónicas en restos humanos, o elementos orgánicos manipulados por éstos, obtenidos por la arqueología en Canarias no retrocede de fechas de hace unos 2.500 años, y digo hasta cierto punto, porque sí se han obtenido más antiguas, aunque no se quieran reconocer por distintos motivos, en Lanzarote, Guatiza -7.000 años, o en Fuerteventura -3.000 años, o en Tenerife -3.900 años, pero no es en absoluto científico pretender que habiéndose realizado aproximadamente unas 200 dataciones de este tipo, en comparación con los aproximadamente, y como mínimo 1.500.000 de individuos que se encuentren inhumados en el archipiélago canario en épocas preinvasión, se intente aceptar categóricamente la antigüedad de hace 2.500 años. Igualmente, es también obvio, tampoco sería científico afirmar que en el norte de África no se practicaba la momificación, ya que en la zona del Atlas marroquí, que es la única zona aun algo inexplorada, todavía se podrían encontrar evidencias de este rito en cuevas aun selladas, y no sería de extrañar, que a pesar de que la cultura Capsiense evitó que se prolongara desde el antiguo Sáhara ese rito funerario al mundo amazighe, aquellos Iberomauritenses cromañoides portadores del U6b encontrado solo en esa zona de Marruecos, aquellos que en Canarias momificaban, hayan dejado algunos rastros de momificaciones todavía por descubrir en el Atlas marroquí.
En definitiva, debido a la edad aproximada que posen las dos mutaciones que se encontraron solamente en Canarias, en restos humanos preinvasión medieval, unos 5.000 años, y que luego solo se expandieron a otras zonas del planeta a partir de que empezaron a emigrar los canarios de épocas post invasión medieval de las islas, y dados los razonamientos que expuse anteriormente, estas mutaciones no pudieron haberse producido en la parte continental africana desde hace tanto tiempo, y haber luego desaparecido totalmente de esa zona a continuación de la fecha en que se cree que se poblaron las islas, es decir, la fecha que se especula constantemente incluso desde el mundo académico, de como mucho hace unos 2.500 años, por lo que la única explicación coherente, válida, y rigurosa desde el punto de vista científico, es que esas mutaciones se produjeron en el mismo archipiélago canario, y lógicamente después de haber sido pobladas, es decir, si esos linajes exclusivos canarios se formaron hace aproximadamente unos 5.000 años en las islas, quiere decir que en esas fechas ya estaban pobladas las Islas Canarias.
Varios de los más importantes y expertos científicos del mundo en dataciones de stratos de sedimentos, en este caso polvo sahariano llegado a Lanzarote con las calimas, el profesor Ludwig Zöller, de la Universidad de Bayreuth, y los profesores de la Universidad de Bonn, también de Alemania, Hans von Suchodoletz y Nils Küster, publicaron un artículo de investigación en la prestigiosa revista científica internacional, la Quaternary Science Reviews (2003), el descubrimiento en un estrato de Loes en Guatiza, justo al lado del Santuario de GUENIA, en Lanzarote, de restos de huesos de cabra traidos por los primeros pobladores de la isla, en un estrato de unos 7.000 años de antigüedad, a la vez que descubrieron que a partir de esas fechas se notó claramente la actividad ganadera en la isla, por evidente cambio de la abundancia del pasto, de más a mucho menos
Otro argumento que se expone para intentar demostrar un poblamiento de como mucho cinco siglos antes del comienzo de Era, es el que la escritura líbica antigua canaria tiene como mucho esa antigüedad, y los pobladores de Canarias la usaban probablemente desde que llegaron aquí, un argumento que no se sostiene en absoluto porque existen datos de una mayor antigüedad de esa escritura. La única escritura de ese tipo capaz de traducirse es la nororiental del continente, porque se encontró una estela púnica bilingüe, y por equivalencias de sus signos se ha podido traducir todas las escrituras líbicas de esa zona, perteneciente a esos cinco siglos anteriores al comienzo de Era, pero en cuanto se aplican esas mismas equivalencias a la zona noroccidental, del Atlas marroquí, ya es imposible traducirla, y mucho menos la canaria que parece ser aun más antigua. Cuando hace 4.000, 4.500 años, las corrientes migratorias que habían subido desde el Sáhara verde ya un par de miles de años antes, y aun lo hacían, pasaron el estrecho de Gibraltar hacia La Península, y ya con esa antigua escritura geométrica, algunas evidentes pruebas de ello quedaron en las inconfundibles estelas peninsulares de la época, “donde aparecen perfectamente escritas o grabadas dentro del cuerpo de figuras, que por sus atributos y armas han sido perfectamente catalogadas como de Finales del Bronce, y de procedencia peninsular ibérica, ya que las armas (alabardas, hachas y dagas o espadas) se corresponden, exactamente, con los tipos conocidos en el Bronce Atlántico y Argárico de la península ibérica. Así pues, estas inscripciones líbico-bereberes-canarias remontarían, como mínimo, aproximadamente al 2000 A.C.”
Las dos imágenes de arriba corresponden con túmulos de más de 5.000 años del antiguo Sáhara verde, y las dos imágenes de abajo túmulos de Lanzarote sin datar
Existen perspectivas establecidas sobre que el NEOLÍTICO tenía que ser una época demasiada atrasada para los novedosos datos y evidencias científicas que están surgiendo, como lo que he expuesto en este artículo sobre las investigaciones genéticas canarias y su antiguedad, evidencias totalmente factibles de ser constatadas, y que deberían ser enlazadas y fundidas con elementos aparentemente “más evolucionados” como las escrituras, conocimientos astronómicos, etc., conceptos en contraposición a lo que está establecido académicamente, pero nos da la impresión que las investigaciones novedosas y constatables científicamente de nuestra época más antigua de Canarias, van a dar una serie de claves distintas al panorama actual, por la cultura precursora del neolítico temprano del antiguo Sáhara verde, y por la permanencia en Canarias de esos sorprendentes vestigios, nuestras amadas islas, que se nos presentan como una especie de “Reserva” de aquella muy antigua cultura y su sorprendente nivel.
https://www.facebook.com/notes/agust%C3%ADn-demetrio-pallar%C3%A9s-lasso/el-misterioso-y-exclusivo-adn-canario-denominaci%C3%B3n-de-origen/1465117086850092/
Una raza: Pureza del ADN:
Son las once de la mañana en la sala principal de la terminal internacional del aeropuerto de Heathrow, en Londres, es una amplia sala que alberga un gran ajetreo de público, algunas de las cientos de personas que se encuentran allí se cruzan con ciertas prisas, otros más relajados ojean, unos el periódico, mientras otros miran y manipulan el móvil
Terminal del aeropuerto de Heathrow en Londres
se ve a gentes de todas las razas, allá un grupo de japoneses o coreanos, también se ve un grupo de indues con sus exóticos turbantes en la cabeza, pasan junto a mi a buen paso miembros de una tripulación de avión con sus llamativos uniformes azules, y con un pelo intensamente rubio, casi blanco, denotando con toda seguridad su origen nórdico, también se ven personas con rasgos claramente latinoamericanos.
Alzando la mirada, a cierta distancia me llama la atención enseguida un grupo de hombres, que ataviados con unos chandals verdes destacaban de alguna manera sobre los que se encontraban a su alrededor, aquellos eran hombres impresionantes por su físico, algunos de ellos sobresalían por su altura, pero todos demostraban una fortaleza fuera de lo común, sus cajas torácicas y piernas denotaban una especial robustez, pero había algo más que me llamaba la atención de aquellos hercúleos tipos, y eran las facciones de sus rostros, de una naturaleza para mi muy familiar, para mi prácticamente no existían dudas ¡estos son canarios!, enseguida me dirigí hacia donde se encontraban, impresionantes, y de cerca aún más; aquellos robustos “gigantes” charlaban entre ellos con un acento especial, inconfundible, y los movimientos y ademanes en el devenir de las bromas entre ellos les hacían entrañablemente inconfundibles, y si, si a distancia había podido identificar entre aquella multitud, y por sus rasgos faciales, a posibles gentes de India, Japón, países árabes, nórdicos, de América latina, etc., por alguna especial razón y de manera igual de clara e inconfundible había identificado a aquel grupo de canarios como tales, y desde lejos. Luego supe que eran puntales de nuestra particular lucha canaria que andaban por aquel aeropuerto de paso, ya que habían sido invitados a competir en Corea del Sur.
Algunos canarios del vernáculo deporte de nuestra LUCHA CANARIA
En otra ocasión fui a una charla que daba un antropólogo que decía entre otras cosas: “miren, en los últimos cincuenta años, las últimas cincuenta miss España, casi un cincuenta por ciento de las que han salido elegidas han sido canarias”, (y decía bromeando): “según parece ya existía una especie de recelo entre el resto de las concursantes, año tras año, con la representante canaria de cada certamen, a la que siempre se le reconocía una especial belleza y grandes posibilidades de ser elegida, y que a parte de aquella llamativa belleza que poseían, tales bellezas además iban acompañadas de una determinada y destacada “personalidad” que lograba que destacaran bastante entre todas las demás, pues bien, en un estudio que realicé sobre fotografías de todas las mises canarias elegidas a lo largo de los años, me di perfecta cuenta, y que al fin de cuentas se trataba para mi exclusivamente de un detalle científico, que claramente los rasgos faciales de aquellas especiales bellezas canarias guardaban unos cánones determinados, unos rasgos físicos antropológicos característicos”.
Grupo de mujeres canarias participantes en un concurso de belleza en Tenerife
Todo lo descrito anteriormente se debe catalogar científicamente dentro de la categoría de la bio-antropología, que abarca facetas tan importantes como el estudio de la evolución, adaptación, filogenia, y ontogenia, de las poblaciones humanas, como es el caso de la población canaria desde su origen y poblamiento de las islas, hasta la actualidad.
Con las dos anécdotas expuestas anteriormente y que adornan el prólogo de este estudio, a pesar de lo orgullosos que nos podamos sentir los canarios ante tales evidencias, advertimos que no estamos dando a entender ningún atisbo de superioridad en nada, porque no se trata de ningún viso de racismo ni nada que se le parezca, sino que lo expuesto anteriormente está basado en un cúmulo de características antropológicas que con toda seguridad diferenciaban a las primeras poblaciones canarias de las demás, hecho que evidentemente ha perdurado en una respetable parte de los herederos de aquellas poblaciones a lo largo del tiempo, y para colmo, características rodeadas de un evidente misterio que no tiene aun una respuesta adecuada y certera, pero resulta evidente que nuestros característicos rasgos bio-antroplógicos nos infieren una evidente “denominación de origen”. No obstante, no tardarán en salir a la palestra aquellos que han “padecido” el adoctrinamiento en los últimos tiempos en nuestras Universidades, sobre la perspectiva de que la Antropología física es poco menos que racismo.
A todo lo anteriormente expuesto habría que sumar lo que ahora voy a relatar aquí, relacionado con el relativamente reciente descubrimiento del misterioso ADN canario, pero este interesante e importante tema científico relacionado con Canarias y los canarios, no lo voy a exponer de pasada, como se ha hecho hasta ahora, que en cierto modo ha dado la impresión que no les ha interesado difundir debidamente tales importantes descubrimientos, sobre el que las poblaciones canarias antiguas y actuales, hayan tenido, y aun tengan, su propia “denominación de origen”, endémicos y únicos en el mundo por nuestro “sello genético”, solo alguna nota de prensa sobre tal descubrimiento, o alguna como siempre restringida conferencia dada por alguna investigadora del tema, conferencias que como es lógico han llegado a muy poca gente. Sabemos de lo aparentemente complicado de estos temas de la genética, pero lo voy a intentar exponer de la forma más sencilla y accesible posible, para que llegue al número más amplio posible de nuestro pueblo, único dueño del Patrimonio tangible e intangible de nuestras islas.
Base de un gran pino canario (pinus canariense) en Vilaflor, Tenerife
Desde hace un tiempo, y cuando por ejemplo se comete un crimen, se puede recurrir a un método casi infalible para descubrir al culpable, las tan específicas y diferenciadoras pruebas de ADN, o también cuando se quiere comprobar alguna paternidad no suficientemente aclarada, o incluso hoy en día, y gracias a este fabuloso avance de la ciencia y a Internet, si necesitas encontrar a algún familiar perdido de vista hace mucho tiempo, contamos con la posibilidad de recurrir a la ciencia de la biología genética e indagar en los denominados bancos de ADN, como la página del MITOSEARCH, con millones de muestras antiguas y modernas, y que aprovechando la enorme difusión que tiene Internet se ha podido crear la oportunidad de que nos podamos realizar una prueba de ADN, y registrar en alguno de estos bancos nuestros datos genéticos, para además de poder comprobar tu relación biológica con cualquier persona en cualquier lugar del mundo que también se haya podido registrar en ese banco genético, puedas realizar además un seguimiento de quiénes fueron tus ancestros, y saber de donde “provienes” según las propias características de tu ADN .
En este contexto de la investigación global del ADN surgió esta sugestiva historia que voy a relatar.
Fue en Europa, aunque pronto se realizaron también en los Estados Unidos de América, donde se muestrearon las primeras masivas pruebas de ADN para la investigación de las distintas migraciones humanas, y en USA, dentro de la gran variedad genética que se fue detectando, debido a que la inmensa mayoría de la población de aquel país era proveniente de una extensa y variopinta migración de otros lugares del planeta, empezaron a surgir algunos haplogrupos del ADN mitocondrial, aquel que se hereda exclusivamente a través de las madres, es decir, todos heredamos los genes femeninos y masculinos de nuestra madre y nuestro padre, pero luego el gen que heredamos de nuestra madre solo lo podrá transmitir a la siguiente generación algún miembro femenino de nuestra familia, y a este gen como decimos se le llama mitocondrial, pues bien, la sorpresa surgió al descubrirse por primera vez en Estados Unidos de América, en este caso, un haplotipo mitocondrial muy extraño por su exclusividad.
En los sucesivos bancos de ADN que se fueron configurando en aquel propio país y por diversas zonas del mundo, estos sorprendentes y exclusivos componentes genéticos humanos aparecidos no tardaron en ser blanco de las mayores atenciones por los expertos, admitiéndose como una muy especial curiosidad genética de ADN, entre las que iban surgiendo a medida que avanzaban las investigaciones, debido como decimos a su rara exclusividad, debido a que hasta aquel momento no se le encontraba relaciones o equivalencias con otras distintas “terminales” de ramas genéticas en otras poblaciones, ni antiguas ni recientes. No obstante, se tenían perfectamente archivados los datos del portador de aquel extraño y exclusivo marcador genético de ADN, correspondiendo a una tal María Parinia, o Parigini, de la que luego se averiguó que era desciende por linea materna de una de las esposas de los 370 hombres que el rey de España de la época, había enviado a Luisiana desde las Islas Canarias en la década de 1770, lo que acabó llevando a esta mujer a una conexión con aquellas familias que fueron a Luisiana desde nuestras Islas, y llegándose a uno de sus ancestros de su árbol genealógico, a un tal Andrés Perera, que con su esposa María del Rosario y 2 hijos se embarcaron para Luisiana en el barco "La Victoria", de Tenerife, concretamente el 22 de octubre de 1778.
Algunas personas en Luisiana, USA, descendientes de emigrantes procedentes de Canarias que emigraron en el S. XVIII a aquella zona americana
Hablábamos de los genes mitocondriales, pero existen tres tipos fundamentales de herencias genéticas del ADN que se utilizan para la investigación de la evolución biogenética humana, y para dilucidar las distintas corrientes migratorias de las diversas poblaciones, las herencias genéticas uniparentales, que son aquellas que pertenecen a la herencia uniparental exclusiva masculina, y luego la femenina; la masculina a través de su cromosoma Y, y la uniparental femenina la denominada herencia del gen mitocondrial, que como dijimos se hereda exclusivamente a través de las madres, y luego ambas se complementan con el denominado gen autosómico, que se observa a través de una herencia genética basada en la combinación de las dos descritas anteriormente, los genes masculinos y los femeninos, o mitocondriales. Pero es en el ADN mitocondrial, el que se hereda exclusivamente a través de las madres donde aparece la clave de lo que se quiere exponer aquí.
El ADNmt (mitocondrial), posee características que lo convierten en una excelente herramienta para estudios evolutivos, basada en linajes maternos. Este ADN mitocondrial ha permitido de una forma más clara la reconstrucción de la historia evolutiva de nuestra especie, teniéndose en cuenta que al no recombinar las diferencias existentes entre dos secuencias de ADNmt, las diferentes variaciones serán debidas unicamente a nuevas mutaciones. Estas modificaciones, con el paso del tiempo, se irán acumulando y darán lugar a secuencias cada vez mas diferentes, o lo que es lo mismo, a linajes cada vez mas alejados, lográndose saber por progresión aritmética de estas mutaciones rítmicas la antigüedad que tienen, cuándo se creó la mutación, como la que creó el linaje exclusivo descubierto en Luisiana.
Genéticamente todos somos descendientes de alguna de las conocidas como “las siete hijas de Eva” , los haplogrupos, que luego se convirtieron en “madres” de los diferentes y sucesivos haplotipos y linajes que poseen las poblaciones de toda la humanidad, y a esas siete “madres” se les pusieron unos nombres determinados, cuyas iniciales representan los siete linajes de ADN principales y primigenios hoy en día repartidos por todo nuestro planeta:
Úrsula = U. Xenia = X. Helena = H. Velda = V. Tara = T. Katerina = K. Jasmina = J.
En Canarias podemos especificar que descendemos de la que para nosotros es ya la “bisabuela” Úrsula, y en mucha menor cantidad de sus hermanas Helen y Tara
Úrsula es el clan materno más antiguo de aquellas siete “hermanas” primeras, que por lo tanto no surgieron al mismo tiempo, Úrsula al parecer surgió hace unos 45.000 años en lo que hoy es Grecia, o un poco más al Este, en el Próximo Oriente, y los “hijos” de Úrsula se diseminaron por todo el continente europeo, para luego hace unos 22.000 años participar estos “hijos” de Úrsula en lo que es el comienzo de las migraciones entre Europa y el norte de África, a través del Estrecho de Gibraltar y el “puente” físico de tierra firme de Sicilia, que en aquella antigüedad unía a la actual Italia con las costas del norte de África
Hace unos 20.000 años los hielos llegaban hasta la actual Alemania, y el nivel del mar era de unos 120 metros más bajo que hoy en día
Hace unos 12.000 años se acabaron por derretir los glaciares, sube el nivel del Atlántico y del Mediterráneo, y hace unos 11.000 años se produce el fin de las migraciones entre Europa y norte de África.
Luego se fueron creando ramificaciones (“hijas”) de Úrsula, entre la que estaría “la abuela” de los canarios, y a cada subgrupo del haplogrupo U, las “hermanas de nuestra abuela” se les adjudicaron sus propios nombres.
U1 -Una
U2 -Uta
U3 -Uma
U4 -Ulrike
U5 -Ursula2
U6 -Ulla
U7 -Ulaana
Por tanto, los grupos desde U1 a U7 comparten un ancestro común materna, U, Úrsula, y los canarios que poseían aquel misterioso marcador genético exclusivo tenía en su árbol genealógico genético otra madre más cercana que la propia Úrsula, nuestra “abuela” Ulla, o lo que es lo mismo, las portadoras del haplotipo U6, que es el que predomina en la mitad norte de África. Pero también se puede afirmar que U6, Ulla tenía tres “hijas”, quienes deben ser nombradas de la siguiente manera: U6a, U6b, y U6c, entre las que por fin estaría nuestra “madre” más cercana.
Nos habíamos quedado en la gran migración desde la Europa paleolítica, y desde el actual próximo oriente, hacia el norte de África, por los “hijos” de nuestra “bisabuela” Úrsula, que para finalizar llegaron a lo que hoy en día es el gran desierto del Sáhara, donde se creo nuestra abuela genética Ulla, U6, en aquellos tiempos el Sáhara era un auténtico vergel.
Como se estaba en época semiglacial, más al norte, concretamente en Europa, se hacía muy dura la vida, y el actual Sáhara, o más bien en toda la mitad norte del continente africano, justo en frente de Canarias, teníamos en aquellas lejanas épocas el mejor territorio para que se hayan podido desarrollar ciertas culturas, ¿las más importantes de la época?, que luego acabarían expandiéndose a partir del comienzo de la terrible desecación de aquel gran territorio, la expansión se irradió desde el gran núcleo del Sáhara, hacia nuestro archipiélago, hacia el actual Magreb, y hacia Egipto. Los protagonistas de esta gran expansión fueron, por un lado, la etnia denominada Iberomauritense, que antropológicamente, físicamente, eran del tipo del hombre Mechta-el-Arbí, cromañoides, y de costumbres semimegalíticas, espirales, cazoletas y canalillos, cuevas excavadas, escrituras lineales de cómputo, y conocimientos astronómicos, y aunque en el Sáhara verde luego destruido practicaban la momificación, luego, en su posterior expansión hacia el norte perdieron ese rito funerario; sin embargo, los que pasaron a Canarias no perdieron ese rito al no tenerse que mezclar con otras etnias ya establecidas como ocurrió en el norte de África, ni tampoco perdieron ese rito de la momificación, por supuesto, los que se expandieron hacia la cuenca del Nilo, el posterior Egipto antiguo, que mezclándose con culturas de próximo oriente influenciado por Mesopotamia, y Sudán, potenciaron entre sus ritos étnicos saharianos antiguos aquel rito de la preservación del cuerpo tras la muerte, la momificación.
Esta etnia Iberomauritense eran los más guanches de Canarias, gran parte del norte de Tenerife, La Gomera, Hierro, y los del centro de Gran Canaria, “hijos” de las U6b, y aunque también los habían en las islas más orientales, al parecer eran menos. Estos Iberomauritenses poseedores del U6b, se expandieron hacia Canarias, lo que hoy es Marruecos y parte del norte de Argelia, oeste de la Península Ibérica, y lo que hoy es Gales, en Inglaterra, en un efecto migratorio revote, esta vez de África a Europa, que se vio enriquecida del temprano neolítico del Sáhara verde de hace unos 8.000 años.
Especie de "radiografía" del Sáhara verde de hace unos 8.000 años
La otra gran etnia que tuvo que huir del antiguo Sáhara verde en cuanto comenzó la catástrofe sin precedentes de su gran desecación fue la etnia Capsiense, antropológicamente clasificados en lo físico como Mediterranoides, los hombres de los túmulos, conchas marinas, escrituras simbólicas geométricas que acabarían siendo usadas para formar posteriormente el idioma fonético líbico, o Tifinagh antiguo, casas de piedra, conocimientos astronómicos que compartían también con los iberomauritenses, que aquí en Canarias representaban a los guanches cromañoides, y genéticamente muy posible que estos mediterranoides fueran también “hijos” de “Ulla”, pero en su variante U6c, hay que decir que también llegaron a Canarias, sur de Tenerife, gran parte del Este, norte, y oeste de Gran Canaria, y a Fuerteventura y Lanzarote, en menor medida al Hierro, La Gomera, y a La Palma, pero para complicar más la cosa también llegaron a Canarias algunos descendientes de “Helen” y de “Tara”, ya que se han encontrado estos genes mitocondriales mezclados con los anteriormente descritos, aunque los habían en mucha menor medida que los anteriores en la población más antigua de nuestro archipiélago, estos últimos posiblemente de rasgos un tanto semitas, los descendientes de Helen, y rasgos algo nórdicos los de parte de Tara. Hay que decir también que estos Capsienses llegaron luego de la desecacción del Sáhara a todo el norte de África, aunque ya había con anterioridad en esa zona representantes de esa etnia, con rasgos culturales muy arraigados en esa zona, como los ritos funerarios en cistas y túmulos y no prácticas de momificación. Estos Capsienses del norte de África y los de la cuenca del antiguo Sáhara se entremezclaron con los anteriores Iberomauritenses para crear la etnia protoamazigh o protobereber, para luego incluso cruzar al sur de Europa, un rastro de ello son las escrituras Tartesias e Íberas, por ejemplo, que son una mezcla de la lineal de cómputo de los Iberomauritenses, y la simbólica geométrica de los Capsienses, presente sobre todo la primera en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, y en zonas del Sáhara, aunque estamos investigando la presencia de esta escritura lineal prácticamente también en todas las demás Islas Canarias, mientras que la geométrica Capsiense o líbica canaria antigua, se ha encontrado en casi todas las islas .
Modalidad de un tipo de lucha competitiva en el antiguo Egipto, muy parecida a la lucha canaria procedente de nuestros antiguos pobladores de Canarias, con un origen común en el antiguo Sáhara verde al igual que el rito de la momificación
Trasladándonos de nuevo a Luisiana, Estados Unidos de América, y volviendo de nuevo a aquel crisol de variadas migraciones que habían constituido el poblamiento del que luego sería uno de los países más poderosos del mundo, aquellos primeros expertos en genética mundial se dieron cuenta de que, curiosamente, las Islas Canarias parecían ser la fuente de contagio de U6b a las colonias españolas en América, incluido el nuevo y único haplotipo U6b1.
"En los siglos XVII y XVIII los isleños (en cierta manera obligados por la metrópoli a emigrar a América) ya no van a sustituir a una población que ha desaparecido; los obligan a emigrar con otra finalidad: como fundadores de nuevos pueblos y ciudades..., o bien para evitar el avance humano y político de países extranjeros infiltrados dentro de posesiones españolas. Y así Santo Domingo, Puerto Rico, Texas, Luisiana, Campeche, Cumaná, ven engrosadas sus respectivas poblaciones con individuos procedentes de las Islas Canarias". (Julio Herrera García)
Pronto llegaron noticias desde Santo Domingo de que allí también había aparecido ese extraordinario y sorprendente nuevo haplotipo, también aparecieron en Cuba, Venezuela, y Puerto Rico, y de nuevo se pudo comprobar que los portadores de ese raro marcador eran personas descendientes de inmigrantes desde las Islas Canarias en los siglos XVIII y XIX. , y esto sirvió definitivamente para ir cerrando el cerco a esta apasionante investigación del origen de aquel extraño haplotipo de ADN, ya solo faltaba el trasladarse a Canarias para comprobar cómo de aquel pequeño archipiélago se había expandido un nuevo haplotipo genético al parecer procedente únicamente de estas islas.
Algunos muestreos genéticos hechos aquellos años entre descendientes de canarios en tierras americanas, algunos con el sorprendente nuevo linaje descubierto
Pero con este descubrimiento había un sorprendente añadido que realmente sorprendió aun más a los investigadores norteamericanos, había algo que era realmente muy extraño en los genes del ADN de aquella tal María Parigini del estado de Luisiana, que a pesar de que su padre era de origen italiano conservaba por linea materna los genes mitocondriales de aquella canaria, María del Rosario, que había llegado a aquel estado en 1778 con su marido Andrés Perera, desde la lejana isla de Tenerife, y lo sorprendente era la antigüedad de aquella mutación mitocondrial, de aquel haplotipo hasta aquel momento único, que según afirmaban y estipulaban los académicos canarios, no se correspondía con la propia antigüedad del poblamiento canario, con la propia población humana de estas islas, y ¿si su procedencia parecía ser exclusivamente de Canarias, cómo se podía explicar esta extraña procedencia?.
Ya dije que los genes mitocondriales van padeciendo cada cierto largo tiempo alguna mutación, que es una de las características que provocan la creación de nuevos linajes o haplotipos
características que pueden ir facilitando luego las investigaciones sobre las distintas migraciones humanas, basadas en esa evolución que va ramificando el árbol genético de las poblaciones, y los investigadores genetistas norteamericanos se dieron cuenta de que aquella María Parigini poseía una exclusiva y sorprendente variación de aquel haplogrupo ya de por si escaso, el U6b descendiente de una de las tres “hijas” de Ulla, exclusiva variación que había llegado a Luisiana, y que estaban estudiando, a esa nueva y exclusiva mutación que ya heredarían por linea materna todos los descendientes de Maria Parigini, como lo había también ya heredado ella, se le llamaría, al ser la primera mutación sufrida por el haplogrupo U6b, el , aquel que ahora podemos llamar el sorprendente y misterioso gen canario, y a cuyos portadores podríamos definir como “bisnietos” de Úrsula, “nietos” de Ulla e “hijos” de una de las tres “hermanas” de ésta, de la U6b.
Procedía entonces a que las investigaciones se trasladasen a Canarias para comprobar si en la población actual de las islas también existía ese novedoso, en la investigación genética moderna, nuevo haplotipo mitocondrial U6b1, descubierto en algunos de sus portadores tan lejos de Canarias como era el otro lado del “charco”, en Estados Unidos.
Efectivamente, a partir de un trabajo en el que se realizaron unas trescientas muestras de ADN mitocondrial en la población actual de las Islas Canarias, y que fue realizado y publicado por Nicole Maca-Meyer, et al, se pudo deducir que, por lo pronto, el rastro genético protagonizado por el haplotipo U6, Ulla que ya estaba presente en el norte de África, y que lo estuvo desde hacía unos 11.000 años en toda la mitad norte del continente, incluido el antiguo Sáhara verde, estaba presente en la actual población canaria de todas las islas, además en una proporción bastante alta, teniendo en cuenta la contaminación genética que pudo existir en la población canaria a causa de la colonización europea sufrida en las islas a partir de la Edad Media.
De análisis genéticos de nuestra población actual:
Pero no solo quedó claro que la presencia en Canarias del U6, Ulla, era evidente, sino que curiosamente los clados U6b y U6c, derivados e hijas de la anterior, también lo estaban, y con una proporción más alta que en cualquier otro lugar, incluso comparándolo con el norte de África, aunque la más abundante en el norte de África, la U6a, no existía prácticamente en las islas. Ya había quedado claro por aquellos momentos que el U6b, una de las tres “hijas” de Ulla era un clado bastante raro a nivel global de la humanidad, limitándose su actual presencia, como dijimos, al noroeste africano marroquí, la parte atlántica de la Península Ibérica, aunque habiéndose localizado poco porcentaje de población actual con este clado en Portugal, Galicia, y muy cerca de éstas, en la comarca de la Maragatería de la provincia de Leon, y curiosamente en la zona noroeste del Reino Unido, en la zona de Gales, y eso sin olvidar, que no lo había mencionado, a la rareza extrema de encontrarse este clado U6b en una tribu del actual Senegal, ya que probablemente en la huida del antiguo Sáhara algunos pocos se fueron al sur, Mali, Niger, y Senegal. Hay que aclarar que este U6b de todos estos sitios no solo existe en su población actual, sino que también se localizó en los restos arqueológicos de estos lugares con antigüedades de unos 5.000 años.
Pero ahí no quedaba la cuestión, para si cabe complicar aun más las cosas, otro haplotipo derivado del U6, el como ya nombramos U6c, otra de las tres “hijas” de Ulla también se encontraba presente en las islas y en el actual norte de África, y otro más, derivado nada menos que de aquella otra de las “madres” antiguas, “hermana” de aquella Úrsula surgida hace unos 45.000 años, Helen, H, ¿espirales?, en este caso de una de sus “hijas” denominadas H1, cuando en el continente africano es muy escaso. Tenemos al respecto esta referencia en la bibliografía científica:
“Por otro lado, el subhaplogrupo 16260, perteneciente al haplogrupo H1, que aparece en alta frecuencia en la población indígena de La Palma, aparece en baja frecuencia en el norte de África (Ennafaa y col., 2009)”.
Y por si fuera poco aun, se localizó increíblemente otra mutación del mitocondrio de una mujer U6c, y que se encontró también de manera mundialmente exclusiva tanto en la población actual de las Islas Canarias, sobre todo en las islas más orientales, como en las poblaciones prehispánicas de Canarias, y a esta otra mutación mitocondrial se le denominó el U6c1, en este caso con cierta convivencia en las islas más orientales con una “nieta” de Tara, de rasgos nórdicos y otra de las siete madres primeras:
“La distribución asimétrica de los haplogrupos fundadores T2c y U6c1 del ADN mitocondrial en la población actual de Canarias, con frecuencias significativamente más altas en las islas orientales, parece reflejar un proceso colonizador en, al menos, dos fases”
Es decir, que a aquel gen misterioso y único en las poblaciones que habitan nuestro planeta Tierra detectado en Luisiana, el U6b1 y llegado de Canarias, se le unía ahora de nuevo en Canarias, otra exclusividad de variante genética en el mundo, el U6c1, y ya son dos y no uno los exclusivos y misteriosos genes canarios, además de otro muy raro en estas latitudes, el H1, muy escaso en las poblaciones actuales del norte de África pero extrañamente abundante en la isla de La Palma, y el T2c, acompañando nuestro otro exclusivo U6c1 en las islas más orientales. Pero el adjetivo aplicado por mi parte en este artículo, el de “misteriosos genes”, no es solo por sus raras exclusividades, sino por otras circunstancias inherentes a estos casos, y porque uno de los argumentos principales para calificarlo como un auténtico misterio estriba en la antigüedad que han descubierto los científicos que tienen estos exclusivos genes canarios, el tiempo que hace que se produjeron aquellas mutaciones en el mitocondrio de dos mujeres, “hijas” de una de aquellas otras tres “hijas” de aquella Ulla, la U6b, y la otra mutación que se produjo en otra de de sus “hermanas”, la U6c, el otro haplotipo exclusivo de Canarias, el U6c1, y es que esos dos momentos en que se crearon los que voy a denominar “sellos de denominación de origen genético canario” fueron hace nada menos que aproximadamente unos 5.500 años, para nuestros sellos de identidad genética U6b1 y U6c1, y unos 6.200 años desde que se creó el abundante H1 presente en La Palma, y extrañamente muy escaso en el actual norte africano.
Estas edades del cuadro no se interpretan como las de Carbono 14, sino que el más y menos se interpreta como tales, osea, el U6b1 canario tiene una edad de origen entre 5.830 años y 4.551 años
En definitiva, en el trabajo realizado por Nicole Maca-Meyer et al., se estimó que la poblacion canaria actual se habría formado, analizando en investigación el gen mitocondrial, con una aportación del 43% de linajes descendientes del U6, que habitaron desde hace unos 10.000 años la mitad norte de África, un 36% procedentes de linajes peninsulares, y un 21% de subsaharianos. Estos resultados mostraban una gran diferencia con aquellos obtenidos mediante marcadores autosómicos, recuerden, los derivados de la mezcla de los genes de parejas, los mitocondriales y los cromosomas Y masculinos, que estimaron la contribución norteafricana en un 21%, la peninsular en un 71% y la subsahariana en un 8% (Pinto y col., 1994; Roberts y col., 1966). Estos datos apuntarían a una fuerte asimetría sexual, en la que habría comparativamente una mayor aportación norteafricana y subsahariana desde el punto de vista de los linajes maternos, al contrario de los que tienen más influencia masculina, por la mayor colonización sufrida por Canarias por miembros de ese sexo.
“El sorprendente sublinaje autóctono canario U6b1 no ha sido observado en el norte de África, mientras que el subhaplogrupo mas abundante en esa zona del norte de África actualmente, el U6a, es muy escaso en el archipiélago (Brakez et al. 2001; Rando et al. 1998; Rando et al. 1999)”
Como se puede apreciar en este cuadro de muestras genéticas de poblaciones actuales, es falsa la rotundidad con que se dice que la población canaria es idéntica que la bereber, basta observar las cifras que están entre paréntesis, que son los tantos por ciento de los haplotipos de arriba, y se pueden ver las diferencias que existen, en algunos casos bastante notables
Bien, aquel haplotipo misterioso que portaba Maria Parini en Luisiana, el U6b1, había entonces llegado al continente americano a través de una familia procedente de la isla de Tenerife, que había emigrado desde Canarias en 1778, lo que quiere decir que en esas fechas del S. XVIII ese extraño y exclusivo marcador genético ya existía en las islas, ¿pero desde cuando existía en Canarias?.
El Departamento de Genetica, de la Facultad de Biologia de la Universidad de La Laguna estaba dispuesta a intentar averiguarlo, quería investigar retrocediendo en el tiempo para lograr despejar la incógnita del origen de aquel misterioso clado genético, el U6b1, y el también exclusivo de la población canaria actual de las islas más orientales, el U6c1, y para ello decidieron elegir varios lugares donde se pudiesen recoger muestras de la población de Canarias, muestras de restos orgánicos de inhumaciones anteriores y posteriores a la invasión del archipiélago a lo largo del S. XV, y para ello se eligieron muestras de varios museos para estudiar las poblaciones más antiguas de Canarias, y también se eligió un lugar idóneo, la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, con gran cantidad de enterramientos de la época en la que partió hacia Luisiana aquella familia tinerfeña, portadora la esposa de aquel misterioso gen U6b1.
La Iglesia de La Concepción de Santa Cruz fue fundada en 1501. Desde su inicio hasta 1823, cuando se produjo la apertura del primer cementerio civil, la Iglesia de La Concepción fue usada con fines funerarios (Larraz y Gonzalez, 1995). Esta costumbre, consistente en enterrar a los muertos tanto dentro como en los alrededores del templo, fue bastante común en las iglesias católicas hasta principios del siglo XIX, en el que se obligó a enterrar exclusivamente en los cementerios. En el caso de La Concepción se registraron mas de 12.000 entierros en el interior del templo y mas de 15.000 si se cuentan los del exterior (Arnay y Pérez, 2002; Sanz de Magallanes, 2001).
Situación de algunas de las tumbas dentro de la Iglesia de La Concepción en Santa Cruz de Tenerife que fueron utilizadas para la extracción de ADN
Teniendo en cuenta que la Iglesia de La Concepción albergo los enterramientos, tanto de hombres libres como esclavos, estos restos pueden ser un ejemplo representativo de como era la sociedad de Tenerife en los siglos XVII-XVIII (Sanz de Magallanes, 2001).
Así pues, el Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna pudo realizar un amplio muestreo de restos de ADN históricos de la población de Santa Cruz de Tenerife de aquellas épocas.
La composición genética para el ADN mitocondrial de los restos históricos de la iglesia de la Concepción no presento diferencias significativas con la población canaria actual. Gran parte de los linajes observados en la población histórica, del gen masculino Y, procedían de Europa, reflejando el gran impacto que la invasión y posterior colonización tuvieron sobre las islas. Sin embargo, como la comunidad científica esperaba expectante, también aparecieron linajes femeninos mitocondriales como el subhaplogrupo canario U6b1 asociado o descendiente de aquel también escaso U6b de parte del noroeste africano, y que lógicamente se debía a cierta persistencia de linajes aborígenes en la población histórica, como decimos, sobre todo femeninos. Cabe destacar igualmente la presencia de linajes típicamente subsaharianos, probablemente debido al trafico de esclavos desde esta área. También aparecen haplogrupos amerindios que, aunque en baja frecuencia, reflejan la intima relación de Canarias con América en la época en que se inhumaba en aquella iglesia, y el papel que jugo el puerto de Santa Cruz en el comercio con este continente, y el consiguiente transvase de gente, no solo de aquí hacia allá con las emigraciones, sino también a la inversa.
En los cromosomas masculinos Y, las diferencias entre las poblaciones canarias actuales, y las del norte de África son mayores todavía que las mitocondriales femeninas
Con respecto a la investigación realizada con restos orgánicos de los más antiguos canarios en algunos museos, de época anterior a la invasión medieval, consistió en todos los casos en el análisis de dientes sin fracturas.
“La elección de restos dentales de forma exclusiva, se debe a que el ADN se conserva mejor en los dientes que en los huesos. Esto es así gracias a la acción protectora del esmalte y al efecto estabilizador del hidroxiapatito de la dentina” (Ginther y col., 1992).
“En total se analizaron 437 dientes, pertenecientes a 298 individuos diferentes. Las muestras fueron obtenidas de seis de las siete islas: Fuerteventura (13 dientes de 10 individuos), Gran Canaria (230 dientes de 115 individuos), Tenerife (45 dientes de 39 individuos), La Gomera (62 dientes de 52 individuos), El Hierro (44 dientes de 44 individuos) y La Palma (43 dientes de 38 individuos). Con la intención de reconstruir los dientes tras la extracción, las piezas dentales se cortaron con una sierra eléctrica y se obtuvo la dentina mediante pulverización con un torno de dentista. El polvo resultante se recogió en un tubo estéril, y se extrajo el ADN mediante un protocolo basado en el uso de tiocianato de guanidina y columnas de sílica” (Casas y col., 2006; Maca-Meyer y col., 2004a; Maca-Meyer y col., 2005).
El análisis del ADN mitocondrial en restos aborígenes procedentes de Tenerife, La Gomera, El Hierro y Gran Canaria, señaló a las tres “hijas” de Ulla, las U6b, U6c, y en cantidades insignificantes las U6a, que al parecer se fraguaron en el antiguo Sáhara verde. Además, se pudo tener la certeza definitiva de una de las cuestiones principales que se perseguía con estas investigaciones genéticas, la rotunda detección del subhaplogrupo U6b1, que se había localizado únicamente en la población canaria actual, y allá donde había emigrado ésta después de la invasión a las islas por los europeos, en restos de la población de los S. XVII y XVIII, y además, esta definitiva detección en los restos de aquella población canaria más antigua, apoyó la segura superveniencia de pool genético materno aborigen en la población actual.
“Al realizarse estima de mezcla, usando por primera vez a la población aborigen como población parental, se encontró que los aborígenes canarios contribuyeron con un 42-73% a los linajes maternos actuales. Este dato confirmó los obtenidos usando como población parental el norte de África” (Pinto y col., 1996c; Rando y col., 1999), y está en consonancia con los datos históricos que apuntan a que, “a finales del siglo XVI, al menos dos tercios de la población tenían un origen indígena” (Wolfel, 1930).
Es evidente que HULLA (U6) dejó bastante legado de su linaje en la mitad norte de África y en Canarias, pero a medida que nos acercamos a sus "hijas" y "nietas" la separación entre Canarias y el África continental norte se van haciendo más patentes
“La estima de mezcla de los linajes masculinos en la población canaria actual y en la histórica, usando la muestra aborigen como contribución norteafricana, muestra que la influencia europea fue notable desde tiempos históricos, y que ha aumentado significativamente hasta la actualidad. Esto indica que el reemplazo de los linajes aborígenes por los europeos no sólo se produjo durante la invasión, sino que fue aumentando de forma progresiva en periodos posteriores”.
“En el presente trabajo, a pesar de que no hemos detectado grandes diferencias interinsulares en la composición para el ADN mitocondrial de la población actual, si exceptuamos La Gomera, donde aun abundan esos antiguos genes, existen peculiaridades asociadas a ciertos grupos de islas que pueden ser útiles para inferir el proceso colonizador aborigen. Por ejemplo, un haplogrupo derivado del U6 y también autóctono, el U6c1, y el haplogrupo T2c, considerado previamente como uno de los fundadores (Rando y col., 1999), aparecen con frecuencias significativamente mayores en las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Curiosamente, ambos haplogrupos han sido detectados en poblaciones aborígenes (Maca-Meyer y col., 2004a). Esta distribución asimétrica de los haplogrupos U6c1 y T2c, y la uniforme del haplogrupo U6b1, podría apuntar a una colonización en dos fases, como ya había sido sugerido para el cromosoma Y (Flores y col., 2003)”.
“Sin embargo, el haplogrupo autóctono canario U6b1 aún no ha sido detectado en el África continental. Por otro lado, el subhaplogrupo 16260, perteneciente al haplogrupo H1, que aparece en alta frecuencia en la población indígena de La Palma, aparece en baja frecuencia en el norte de África” (Ennafaa y col., 2009).
“Parece improbable que el haplogrupo U6b1 y el subgrupo 16260 del haplogrupo H1 se originaran en las islas tras la colonización aborigen, ya que las edades de coalescencia calculadas para ambos dan estimas de 5.911 ± 3.536 y 6.263 ± 2.869 años, respectivamente”.
Esta última apreciación viene dada porque los científicos genetistas, al no ser expertos en otras disciplinas, y por tanto suelen valerse de datos como los que nos ofrece la arqueología, que a pesar de que no se tengan apenas datos cronológicos por las escasas dataciones obtenidas, dan una perspectiva de un poblamiento de las islas relativamente reciente, aproximadamente en el cambio de Era, no ha habido la valentía suficiente por parte de los científicos genetistas, de al menos, y con las evidencias descubiertas por ellos, plantear el debate ante las serias dudas que nos ofrece la edad de nuestro haplogrupo exclusivo U6b1.
En la primera mitad del S. XX se realizaron en Canarias unos estudios científicos relacionados con la antropología física, y por varios científicos de primer orden de esta especialidad, se midieron y catalogaron las características físicas de casi dos mil cráneos de antiguos pobladores de las islas presentes en los principales museos arqueológicos, es cierto que hoy en día este tipo de estudios, pienso yo que por razones exclusivamente políticas y por ciertos complejos, no solo no se imparten debidamente en las especializaciones de este tipo en nuestras universidades, sino que por ejemplo, y como ya dije anteriormente, los actuales arqueólogos cuando escuchan este tema lo catalogan como un tipo de racismo, o algo parecido, pero sigo pensando que las políticas, sean de la ideología que sean, deben estar totalmente separadas de la ciencia como tal, y que cualquier investigación científica, y las diferentes disciplinas científicas que se impartan en el mundo académico, deben siempre acometerse exentas de cualquier tipo de injerencia manipuladora.
En estos estudios de bioantropología realizados con el material óseo de los museos canarios se llegó a la conclusión de que existieron mayoritariamente, y bastaste diferenciados, dos tipos subraciales bastante destacados en la población prehispánica canaria, el tipo cromañoide, que no cromañón, que es algo más arcaico y tosco, tipo cromañoide que desde lo que hoy es el desierto del Sáhara, y otrora un vergel, hasta las costas norteafricanas, se correspondía con el denominado tipo hombre de Mechta-el-Arbí, portadores de la etnia denominada Iberomauritense, y el tipo mediterranoide, de la etnia Capsiense, pues bien, decíamos en un apartado anterior sobre las dos grandes culturas neolíticas tempranas de la mitad norte de África, que los primeros podían ser poseedores del haplogrupo U6b, y ahora poder conjeturar sobre que el “sello de denominación de origen guanche”, los U6b1, podrían haber, de alguna manera que ya indicaremos a continuación, derivado de aquellos Iberomauritenses, los del tipo subracial del hombre de Mechta-el-Arbí. Y los segundos, portadores del U6c, la segunda “denominación de origen canaria”, la U6c1, probablemente habrían tenido que ver con la etnia Capsiense, y el tipo antropológico Mediterranoide.
Muestras de los dos ritos funerarios de inhumación que se realizaban en Canarias en la antigüedad, la momificación, en cuevas naturales y artificiales, y la encapsulación en cistas con monumento en túmulo
En Canarias se pudo encontrar en un alto tanto por ciento de estos cráneos, una separación o diferenciación bastante clara de estos dos tipos subrraciales, mientras en el norte de África, a partir de los quinientos años antes de la Era, en que se dice con insistencia que se poblaron las islas, estos dos tipos subraciales, que también estaban presentes, ya estaban mucho más mezclados y difuminados en sus características bioantropológicas, lo que indica que las islas se deberían haber poblado mucho antes de lo que se suele difundir al respecto.
Algunas conclusiones de los científicos que han realizado trabajos del genoma canario:
“Por otro lado, aunque los linajes pertenecientes al haplogrupo U6 que se observan en Canarias tienen un origen comun con los norteafricanos (Maca-Meyer y col., 2003a), el sublinaje autoctono canario U6b1 no ha sido observado en el norte de Africa, mientras que el subhaplogrupo mas abundante en esta zona, el U6a, es muy escaso en el archipielago” (Brakez et al. 2001; Rando et al. 1998; Rando et al. 1999)”
En todo este trabajo de investigación genética que se ha realizado por los científicos de esta especialidad, se han obtenido una serie de datos irrefutables que se tienen que utilizar a la hora de la investigación de la evolución de las poblaciones que se movieron en el entorno de Canarias, y que migraron de una forma y dirección determinada, es una de las razones principales por las que se ha hecho esta investigación.
Los científicos genetistas han podido comprobar que las mayores equivalencias genéticas con Canarias, desde la época más antigua coincide con el norte de África, pero en Canarias se han localizado desde los análisis a los restos fósiles de las poblaciones más antiguas encontradas hasta ahora, una serie de evidencias, si no contradictorias del todo a lo que aporta la arqueología, si que bastante a tener en cuenta por lo sorprendente de los hallazgos, y no se debe volver la mirada a un lado, hay que debatir valientemente y con rigor las posibilidades que nos están ofreciendo las evidencias científicas que están apareciendo. Ya no vamos a debatir hechos y evidencias de las investigaciones genéticas, como que por ejemplo en La Palma exista y existía un porcentaje del ADN mitocondrial de las herederas de Helen, el H1, que en el norte de África prácticamente no existe, solo una referencia insignificante, ni que las “nietas” de Úrsula, las U6c existan en un cierto importante porcentaje en las islas más orientales desde la antigüedad, y en el norte de África se haya encontrado un relativo bajo porcentaje de éstas, incluso existiendo aquí “hijas” de esas “nietas” de Úrsula U6c, las exclusivas canarias U6c1, que no se han encontrado en otros lugares que no sean estas islas, y solamente también en algunos lugares del mundo donde emigraron algunos canarios, ni vamos a centrarnos en el dato que los haplogrupos más numerosos y extendidos en el norte de África fueron los de las “nietas” de Úrsula U6a, y que aquí en Canarias prácticamente no existieron, y finalmente tampoco nos centraremos en el dato de que una de las más extrañas “nietas” de Úrsula, las U6b, se encuentren localizadas solamente en la zona más noroeste de África, Marruecos, el Oeste peninsular, y Gales, aparte de en una pequeña zona de Senegal, y sean las más abundantes en Canarias, y que incluso estaban aquí unas biznietas de Úrsula a través de esa rama U6b, las U6b1, que no existían más que en Canarias.
Cuadro bastante clarificador, realizado por Maca-Meyer, de los diferentes subgrupos a partir de ULLA (U6), donde se puede apreciar la clara diferenciación de nuestros "sellos de denominación de origen" canario, los U6b1 y U6c1, únicos en el mundo, endémicos como muchas de nuestras plantas de la flora maraconésica canaria. BMO = Marruecos bereber. CAN = Canarias. SEW = Región de Senegal. GAL = Galicia. MAU = Mauritania. MRG = Región de Maragatos en la Península Ibérica. MOR = Marruecos.
Sin duda el gran enigma del misterioso y exclusivo ADN de Canarias, nuestro auténtico sello de “denominación de origen genético”, lo que nos hace ser “una especie genética endémica”, como pueda serlo un pino canario (pinus canariense), aunque sé que la comparación es solo “gráfica”, “huella dactilar genética” de la que deberíamos sentirnos argullosos, como cuando somos capaces de distinguir de las demás gentes a un grupo de canarios en un aeropuerto internacional donde pululan cantidad de diferentes subgrupos raciales, y todo esto no es ninguna banalidad desde el momento que sabemos que hay ya métodos mediante los cuales, extrayendo ciertos elementos del ADN de restos arqueológicos, se pueda ya dilucidar hasta el color del pelo y de los ojos que tenían en vida, pues bien, el gran enigma de este ADN nuestro, repito, es que tiene una edad con un promedio de prácticamente de unos 5.500 años de antigüedad, y esto es uno de los motivos principales por los que les hago llegar este artículo de investigación.
Veamos, hace 5.000 años el escenario del que formaban parte las Islas Canarias no era el mismo que el de hace 3.000 años hacia acá, todas las referencias que dan hoy sobre las equivalencias que evidentemente hay entre Canarias y el norte de África, arqueológicas, étnicas, lingüísticas, y genéticas, abarcaban un territorio mucho más amplio, es decir, había que añadir contextualmente también a esas equivalencias al enorme territorio hoy desolado del desierto mayor del mundo, y no por capricho, sino que ese territorio era el mejor para el desarrollo humano, para la alimentación, para valerse de sus beneficios climatológicos, y para que se establecieran durante muy largo tiempo, alguna, o varias diferentes etnias, que luego cuando se complicó el biosistema de aquella enorme zona se expandieran y dieran lugar a otras etnias con retazos de un mundo cultual que había sido previamente, en parte, común.
Elementos del arte y ritual de nuestros antiguos pobladores, la "Quesera de Zonzamas" en Lanzarote, y pintaderas de Canaria
El antiguo Sáhara era un enorme valle endorreico, con un interior compuesto por una fértil sabana, con grandes lagos y caudalosos ríos, y no olvidemos que actualmente los restos arqueológicos de aquellas grandes comunidades están, según opinan muchos científicos, sepultados por varios metros de sedimentos de arenas eólicas, por tanto, cuando se produjo la mutación en el mitocondrio de unas “nietas” de Úrsula, unas mujeres U6b y U6c, y se creó ese sello genético, el U6b1, y el U6c1, estaban las Islas Canarias justo al lado, como he dicho, de un inmenso “territorio paraíso”.
Si miramos retrospectivamente nuestro árbol genealógico nos damos enseguida cuenta de como éste se ramifica en poco tiempo de una forma extraordinaria, si simplemente miramos justo encima de nosotros están nuestros padres, y los hermanos de éstos, y un poco más atrás nuestros abuelos y sus hermanos, pues bien, ya solo con los descendientes de estos, en esos dos simples “escalones”, la progresión aritmética se reproduce de una forma extraordinariamente numerosa, pues bien, imaginen por un momento que hace unos 5.000 años, o incluso un poco más, probablemente en el antiguo Sáhara, o más al norte, da lo mismo, se produce en dos mujeres esas mutaciones, las U6b1 y U6c1, desde aquel momento hasta la actualidad tendrían que haber multitud de esas herencias genéticas, ya no en el actual Sáhara, en restos orgánicos humanos bajo la arena, que también, pero si en el norte de África, hacia donde habrían huido prácticamente todos ante la enorme catástrofe de su terrible desecación, como lo habían hecho también algunos pasando a Canarias, muchos habrían cruzado al sur de Europa, o hacia Egipto y Próximo Oriente, pero el resultado actual de nuestros misteriosos genes canarios es que: nada...., nadie....., ya no existen en sitio alguno estos U6b1 y U6c1, ni ha perdurado rastro alguno de esas mutaciones...., solo en Canarias. Hay que aclarar que no es cierto que a estas alturas de la cuestión se puedan encontrar en algún lugar del norte de África, prácticamente imposible, y por dos razones fundamentales, porque se habrían tenido que haber extendido en todo ese tiempo por una amplia zona, imposible que se hubiesen restringido a una comarca, a un valle, a una aldea, como ha publicado algún periódico que se estaba buscando, se habrían extendido en tan largo tiempo; y la otra razón de peso va en contradicción total con lo que nos dicen, “que ese norte de África está poco investigado en el tema genético del ADN”, porque hay datos de sobra que dicen lo contrario, que es una zona bastante muestreada, siendo entre otros muchos, el Instituto Pasteur francés, en Túnez, quien más ha tomado muestras de ADN en toda esa zona del actual Magreb y Libia, en amplias representaciones de población bereber y árabe, y al parecer han sido muchas muestras tomadas.
Cuadro comparativo de distintas zonas con respecto a sus genéticas de ADN mitocondrial. Descendientes de ULLA U6
Si el poblamiento canario se hubiese producido un poco antes del cambio de Era, y esos haplotipos ya se habían formado hacía una media de 3.000 años atrás de esa época, y que aun existirían todavía en el norte de África hace 2.000 o 2.500 años, “lógicamente”, ya que lo probaría entonces el que esas mutaciones las portaban los que poblaron las islas desde esa zona y en aquellas fechas cercanas al cambio de Era, poblaciones que ya habrían portado esas “mutaciones canarias” durante los 3.000 años anteriores al poblamiento de las islas, desde que se habrían producido nuestros primeros “sellos” U6b1 y U6c1, es totalmente de una aplastante obviedad, que a lo largo de tanto tiempo antes del poblamiento de las islas habrían que haberse tenido que extender, como hemos dicho, de abundante manera por el norte de África, entonces, ¿qué pudo haber ocurrido, qué los que quedaron en el continente después del poblamiento canario desaparecieron a causa de una epidemia que afectó, ya necesariamente en esa época del cambio de Era, que ya en esos momentos habría tenido que ser a un basto territorio por donde se habían multiplicado esos haplotipos, y esa hipotética e imposible epidemia habría afectado solamente a los portadores de ese haplotipo, habiendo sobrevivido solamente los que habían cruzado el mar para establecerse en las islas? ¿Acaso se hizo un “casting” en el norte de África para seleccionar gentes que supiesen momificar o inhumar los cadáveres en cistas, y usar para tales prácticas cuevas naturales, artificiales, o túmulos de variadas formas, que practicasen cualquiera de las dos escrituras, las lineales y geométricas, o las dos al mismo tiempo, y me refiero a las escrituras encontradas luego en muchas estaciones rupestres de Canarias, la libica antigua, y la lineal canaria
Distintas manifestaciones de símbolos, signos escriturarios de cómputo, lineales canarias, y líbico antiguo canario, y arte ritual, de la isla del Hierro, Tenerife, Gran Canaria, y Lanzarote
y que los elegidos en ese “casting” poseyeran en su cultura exclusividades como las Pintaderas, o qué algunas de esas comunidades presentadas al casting para poblar el archipiélago canario fueran especialistas, unos en simbología basada en los espiraliformes, otros en la práctica ritual en santuarios formados por cazoletas y canalillos, otros, que fueran avezados expertos en astronomía de posición, y que tuviesen arraigados ritos relacionados con la sacralización de los ciclos, etc.,? pero ¡muy importante!, eso si, lo que se exigió de forma casi imprescindible, fue sobre todo que los aspirantes a pobladores de Canarias poco antes del cambio de Era pertenecieran a linajes matriarcales que poseyeran los escasos haplotipos U6b1 y U6c1.
Realmente, si lo analizamos debidamente, de forma rigurosa, y sin anteponer ninguna influencia de perspectivas que nos hayamos formado previamente sobre opiniones e hipótesis sobre una forma determinada del poblamiento de las islas, esta investigación que se ha realizado con métodos científicos de genética nos hace recapacitar bastante sobre conclusiones a un poblamiento que se ajustara más a la realidad.
Es cierto, relativamente, que las edades obtenidas por mediciones radiocarbónicas en restos humanos, o elementos orgánicos manipulados por éstos, obtenidos por la arqueología en Canarias no retrocede de fechas de hace unos 2.500 años, y digo hasta cierto punto, porque sí se han obtenido más antiguas, aunque no se quieran reconocer por distintos motivos, en Lanzarote, Guatiza -7.000 años, o en Fuerteventura -3.000 años, o en Tenerife -3.900 años, pero no es en absoluto científico pretender que habiéndose realizado aproximadamente unas 200 dataciones de este tipo, en comparación con los aproximadamente, y como mínimo 1.500.000 de individuos que se encuentren inhumados en el archipiélago canario en épocas preinvasión, se intente aceptar categóricamente la antigüedad de hace 2.500 años. Igualmente, es también obvio, tampoco sería científico afirmar que en el norte de África no se practicaba la momificación, ya que en la zona del Atlas marroquí, que es la única zona aun algo inexplorada, todavía se podrían encontrar evidencias de este rito en cuevas aun selladas, y no sería de extrañar, que a pesar de que la cultura Capsiense evitó que se prolongara desde el antiguo Sáhara ese rito funerario al mundo amazighe, aquellos Iberomauritenses cromañoides portadores del U6b encontrado solo en esa zona de Marruecos, aquellos que en Canarias momificaban, hayan dejado algunos rastros de momificaciones todavía por descubrir en el Atlas marroquí.
En definitiva, debido a la edad aproximada que posen las dos mutaciones que se encontraron solamente en Canarias, en restos humanos preinvasión medieval, unos 5.000 años, y que luego solo se expandieron a otras zonas del planeta a partir de que empezaron a emigrar los canarios de épocas post invasión medieval de las islas, y dados los razonamientos que expuse anteriormente, estas mutaciones no pudieron haberse producido en la parte continental africana desde hace tanto tiempo, y haber luego desaparecido totalmente de esa zona a continuación de la fecha en que se cree que se poblaron las islas, es decir, la fecha que se especula constantemente incluso desde el mundo académico, de como mucho hace unos 2.500 años, por lo que la única explicación coherente, válida, y rigurosa desde el punto de vista científico, es que esas mutaciones se produjeron en el mismo archipiélago canario, y lógicamente después de haber sido pobladas, es decir, si esos linajes exclusivos canarios se formaron hace aproximadamente unos 5.000 años en las islas, quiere decir que en esas fechas ya estaban pobladas las Islas Canarias.
Varios de los más importantes y expertos científicos del mundo en dataciones de stratos de sedimentos, en este caso polvo sahariano llegado a Lanzarote con las calimas, el profesor Ludwig Zöller, de la Universidad de Bayreuth, y los profesores de la Universidad de Bonn, también de Alemania, Hans von Suchodoletz y Nils Küster, publicaron un artículo de investigación en la prestigiosa revista científica internacional, la Quaternary Science Reviews (2003), el descubrimiento en un estrato de Loes en Guatiza, justo al lado del Santuario de GUENIA, en Lanzarote, de restos de huesos de cabra traidos por los primeros pobladores de la isla, en un estrato de unos 7.000 años de antigüedad, a la vez que descubrieron que a partir de esas fechas se notó claramente la actividad ganadera en la isla, por evidente cambio de la abundancia del pasto, de más a mucho menos
Otro argumento que se expone para intentar demostrar un poblamiento de como mucho cinco siglos antes del comienzo de Era, es el que la escritura líbica antigua canaria tiene como mucho esa antigüedad, y los pobladores de Canarias la usaban probablemente desde que llegaron aquí, un argumento que no se sostiene en absoluto porque existen datos de una mayor antigüedad de esa escritura. La única escritura de ese tipo capaz de traducirse es la nororiental del continente, porque se encontró una estela púnica bilingüe, y por equivalencias de sus signos se ha podido traducir todas las escrituras líbicas de esa zona, perteneciente a esos cinco siglos anteriores al comienzo de Era, pero en cuanto se aplican esas mismas equivalencias a la zona noroccidental, del Atlas marroquí, ya es imposible traducirla, y mucho menos la canaria que parece ser aun más antigua. Cuando hace 4.000, 4.500 años, las corrientes migratorias que habían subido desde el Sáhara verde ya un par de miles de años antes, y aun lo hacían, pasaron el estrecho de Gibraltar hacia La Península, y ya con esa antigua escritura geométrica, algunas evidentes pruebas de ello quedaron en las inconfundibles estelas peninsulares de la época, “donde aparecen perfectamente escritas o grabadas dentro del cuerpo de figuras, que por sus atributos y armas han sido perfectamente catalogadas como de Finales del Bronce, y de procedencia peninsular ibérica, ya que las armas (alabardas, hachas y dagas o espadas) se corresponden, exactamente, con los tipos conocidos en el Bronce Atlántico y Argárico de la península ibérica. Así pues, estas inscripciones líbico-bereberes-canarias remontarían, como mínimo, aproximadamente al 2000 A.C.”
Las dos imágenes de arriba corresponden con túmulos de más de 5.000 años del antiguo Sáhara verde, y las dos imágenes de abajo túmulos de Lanzarote sin datar
Existen perspectivas establecidas sobre que el NEOLÍTICO tenía que ser una época demasiada atrasada para los novedosos datos y evidencias científicas que están surgiendo, como lo que he expuesto en este artículo sobre las investigaciones genéticas canarias y su antiguedad, evidencias totalmente factibles de ser constatadas, y que deberían ser enlazadas y fundidas con elementos aparentemente “más evolucionados” como las escrituras, conocimientos astronómicos, etc., conceptos en contraposición a lo que está establecido académicamente, pero nos da la impresión que las investigaciones novedosas y constatables científicamente de nuestra época más antigua de Canarias, van a dar una serie de claves distintas al panorama actual, por la cultura precursora del neolítico temprano del antiguo Sáhara verde, y por la permanencia en Canarias de esos sorprendentes vestigios, nuestras amadas islas, que se nos presentan como una especie de “Reserva” de aquella muy antigua cultura y su sorprendente nivel.
(Agustín Demetrio Pallarés Lasso)
https://www.facebook.com/notes/agust%C3%ADn-demetrio-pallar%C3%A9s-lasso/el-misterioso-y-exclusivo-adn-canario-denominaci%C3%B3n-de-origen/1465117086850092
|
|