Guanches en Madeira             

 

LA PUNTA DEL SOL; LA HISTORIA DE LOS GUANCHES EN MADEIRA :
Jorge Dorta- "Ancor" http://menceymacro.blogspot.com.es/…/la-punta-del-sol-la-hi… La historia de los guanches en Madeira es, quizás, uno de los primeros casos en donde un movimiento de resistencia contra la esclavitud tuvo éxito. Esclavos canarios fueron llevados a la isla portuguesa durante el siglo XV bien por las entradas en las islas que hicieron los portugueses o bien vendidos como esclavos por los señores de Lanzarote. Desde mediados del 1300 los navegantes portugueses habían visitado las Islas Canarias. Estos contactos se intensifican - hacia el 1420- a raíz del descubrimiento y colonización de Madeira. Contactos que fueron en ocasiones para comerciar con la población nativa - adquiriendo productos como carne, sebo, queso y otros - y en otras ocasiones como "entradas" para la captura de esclavos. De las expediciones portuguesas al menos tres partieron de Madeira. Concretamente las de 1425, 1427 y 1434. Además, la expedición del madeirense Alvaro de Ornelas a África, en 1445, se desvió a la isla de La Palma en donde apresó a varios nativos que luego vendió en Madeira. La expansión del cultivo de la caña de azúcar en el Atlántico comenzó en Madeira en 1455, los plantones y los primeros técnicos fueron traídos originariamente desde Sicilia. El negocio, financiado con capital genovés, significó también una importante demanda de esclavos. La primera exportación de azúcar de Madeira fue a Bristol en 1456. La accesibilidad de Madeira atrajo a comerciantes genoveses, judíos y flamencos que trataban de romper el monopolio veneciano. En 1480 Amberes tenía unos 70 barcos dedicados al comercio del azúcar con Madeira cuyo refino y distribución controlaban. Durante la década de 1490 Madeira ya había superado a Chipre como productor de azúcar. El trabajo en los ingenios azucareros exigía una alta especialización: maestros espumeros, refinadores y purgadores, así como una gran cantidad de mano de obra esclava que se adquiría en Canarias, Marruecos y Mauritania. Aunque las cabalgadas contra los "moros" del continente - y en especial los zenagas, tribus bereberes sometidas a las tribus beduinas saharawis al final del periodo almohade - habían sido constantes durante las últimas décadas. Para la captura sistemática de esclavos en el continente los portugueses construyeron, entre 1448 y 1454, una fortaleza en la isla de Arguín. Un lugar que ya se había convertido en un centro de comercio de oro y esclavos por parte de los europeos. En Canarias los asaltos eran constantes, no solamente a las islas, todavía libres, de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, sino en ocasiones también al resto de las islas. No solamente fueron las expediciones enviadas por el infante Enrique el Navegante sino las incursiones privadas de vecinos de Madeira, de genoveses o de españoles - estos últimos desde Andalucía o desde las islas ya conquistadas - que encontraban en Madeira un lugar donde vender su mercancía humana. Tal y como revela Fray Bartolomé de Las Casas en su libro ‘Brevísima descripción de la destrucción de África, ...’ "Entre estos tractos y suplicaciones, o por mandato del infante o del rey de Portogal, o que los portogueses por su propia auctoridad, sin licencia del rey ni del infante, hacian muchos saltos en las dichas islas, así a los castellanos y a los pueblos que tenian en Lanzarote y Fuerte Ventura y la Gomera, poblados de gente castellana, así como de las otras islas, y también por la mar, robaban todo lo que podían" Pero los portugueses no fueron los únicos, ni tan siquiera los más importantes. El tráfico esclavista estaba en auge y generaba enormes beneficios. Para los andaluces siempre fue más asequible obtener los esclavos en Canarias que en Guinea, evitando de esta forma el enfrentamiento con la armada portuguesa. Era usual que los marinos de Palos (palermos), Cadiz, Moguer, Huelva, Gibraleón y Lepe, al llegar a Canarias, apresaran a los aborígenes que, vendidos luego en Andalucía, les proporcionaban cuantiosos beneficios. El puerto de Palos en Huelva aparece como un núcleo de abastecimiento de esclavos. Especialmente relevantes en este tráfico humano fueron los señores de Lanzarote, Diego de Herrera e Inés Peraza, así como Hernán Peraza (hijo de ambos), y su esposa Beatriz de Bobadilla, condes de la Gomera. Son numerosos los casos de esclavos canarios bautizados, que habían sido vendidos en Andalucía, Barcelona o Valencia por los factores de Hernán Peraza, Beatriz de Bobadilla o Pedro de Vera. A este respecto, es bastante reveladora la condena del tráfico de esclavos por parte del Obispo de Rubicón fray Juan de Frías, quien con toda energía asumió la protección de los indígenas canarios bautizados, fundamentalmente los capturados en La Gomera. En una carta ejecutoria de 1477, los Reyes Católicos, citan expresamente a las villas de Palos, Moguer, Huelva, Gibraleón y Lepe, como principales proveedoras, ya que el obispo de Rubicón acusaba a Alonso Gutiérrez, Juan Martínez Nieto, Diego Gil, Alonso Yáñez, Juan de Triana y Juan Martínez del Monte, capitanes de carabelas, vecinos de Palos y de Moguer, de que "avian traydo a esta tierra çiertos canarios... de la dicha ysla de la Gomera, los quales eran cristianos e libres, pues estavan en amparo de la Santa Madre Iglesia". Estas capturas contaban, por lo general, con la complicidad de Hernán Peraza, como aseguraba el propio Fray Juan de Frías en su denuncia, donde afirmaba textualmente: "Ferrand de Peraza, hijo de Diego de Ferrara, cuya es la Gomera... mandó entrar cierta gente de Palos e Moguer con ciertas caravelas en la dicha ysla de la Gomera, e que estando ellos en salva fe, fizo prender ciertos vezinos de las dichas yslas e los dio por cautivos, los quales diz que los traxieron presos a las dichas villas de Moguer y Palos...". Las quejas de sus propietarios reclamando la devolución de los cautivos, o bien, del dinero que por ellos pagaron, aportan valiosas informaciones sobre la identidad de vendedores y compradores, sobre las características de estos esclavos y sobre sus precios. Sabemos que un vecino de Palos, Alonso de Cota, era un facedor en la comarca de Doña Beatriz de Bobadilla, viuda de Hernán Peraza, que tras la muerte de su marido había continuado con tan próspero negocio junto con Pedro de Vera. Este Alonso de Cota vendió, por encargo de Doña Beatriz, ciertos gomeros que, como cristianos, resultaron ser libres y horros, por lo cual los compradores reclamaban su dinero. Doña Beatriz de Bobadilla tuvo que depositar 500.000 maravedíes a fin de restituir lo cobrado por la venta de dichos canarios. Entre los esclavos incautados por la Corona a sus propietarios palermos, citaremos como ejemplo el caso de Francisco Martín, zapatero vecino de Palos que, en 1491, reclama la cantidad de 12.000 maravedíes que había pagado por "...un muchacho gomero de hedad de quatro años e una gomera del governador (Pedro Vera) que ha nombre Ynés, por prescio el uno de seis mill maravedíes e la otra de otros seys mill...", declarados libres y que le han sido tomados por el obispo de Canarias. Especialmente interesante nos parece la reclamación de Fernando Martínez Daza, vecino de Palos, quién, en 1491, declaraba "... que viniendo de las pesquerías de los cazones de Guinea, aportó a la ysla de la Gomera, donde diz que estaba Doña Beatriz de Bobadilla... que por un varco suyo que traya le dio dos muchachas canarias". Pero no eran solo los andaluces, también se ha demostrado que mercaderes catalanes participaron activamente en los nuevos mercados surgidos entre Madeira, Canarias, la costa atlántica de la península ibérica y la vertiente atlántica africana al norte de Senegambia, comerciando, especialmente, con pescado salado, cueros, azúcar y esclavos. Lo mismo podemos decir de valencianos y mallorquines. Madeira tuvo una relación estrecha con los Herrera-Peraza, señores de Lanzarote, Fuerteventura, Gomera y Hierro. En 1420, Maciot de Bethencourt ya se había ido a vivir a Madeira con su familia y 200 esclavos en donde se enriquece y en 1448 cede el señorío de Lanzarote al infante Enrique el Navegante de Portugal pasando esta isla a dominio portugués por unos años. Maciot de Bethencourt, para afianzarse en el dominio de Canarias, se había casado con la princesa canaria Teguisa, que cristiana se llamó Madama Luisa de Bethencourt, hija del rey Guarfía, llamado Luis al bautizarse, y de la Reina Aniagua (después María de Bracamonte). Dicho contingente permaneció en Madeira aportando un pool genético canario que pervive hasta nuestros días. Posteriormente, en tiempos de los señores de Lanzarote Diego de Herrera e Inés Peraza, del hijo de ambos, Hernan Peraza el joven y de su esposa Beatriz de Bobadilla, la venta de esclavos canarios en Madeira podría tener la ventaja para estos de ahorrarse el "quinto" de la corona, es decir, el 20% de impuestos con que la corona de Castilla gravaba la venta de esclavos en los mercados españoles. Se estima que cantidades importantes de nativos canarios y africanos llegaron a Madeira poco antes de mediar el siglo, después de la expedición de Lanzarote y del establecimiento de la factoría de Arguín. Lo cierto es que Cadamosto, a su paso por la Madera hacia 1455, queda ya impresionado de la habilidad de los canarios al describirnos la siguiente escena callejera presenciada por él en el incipiente Funchal o en el primitivo Machico: "Y os hago saber que yo vi un canario cristiano, en la isla de la Madera, que se comprometía en apuesta a dar a tres hombres doce naranjas a cada uno, y él tomaría para sí otras doce: y se comprometía a hacer blanco en cada uno de ellos con sus doce naranjas de modo que ninguna fallase, y que nunca ninguno de ellos le tocaría con ninguna de las suyas, a no ser en las manos, por querer defenderse con ellas, y que no se aproximasen a él sino de ocho a diez pasos. Y no encontró quien quisiese entrar en la apuesta, porque todos sabían que él lo haría mejor de lo que decía ..." A partir de 1455, la entrada de la caña de azúcar en la isla hace que los madeirenses necesiten personal para los ingenios y pastores para el ganado en sus montes destinado a la producción de carne, leche y queso. Los antiguos canarios son separados en dos contingentes, uno para los ingenios y otros a cuidar los rebaños de cabras. Los canarios trabajando en los trapiches adquieren fama de ser los mejores "Mestre de Açucar". La pregunta es por qué fueron tan buenos trabajando el azúcar. Teniendo en cuenta el carácter indómito nativo y lo celosos que eran de su libertad tan solo existe una explicación; porque les gustaba hacerlo. La paga era buena y la posición social también, además el "Mestre de Açucar" podía hacer tratos en términos preferentes con los "Senhores do Engenho" para quedarse con los restos de la melaza y fabricar el aguardiente de caña. Quizás esto no te diga nada, pero para mí entronca claramente con las tradiciones nativas de la elaboración del guarapo y miel de palma y de bebidas fermentadas del fruto del Mocán como el ‘cheserquén’. Esto no solo entronca con la psicología colectiva de unas gentes que no eran unos robots inanimados sino amantes de la diversión, las danzas y los juegos, tal y como recogen las crónicas, sino que además puede entroncar también con su mundo espiritual. Los canarios no solo se hicieron insustituibles como maestros de los trapiches, sino que llegaron a ganar mucho dinero que utilizaron en la compra de su libertad, e incluso llegaron a adquirir tierras y casas. Es notoria la solidaridad que se daba entre los canarios para librar a sus hermanos de la esclavitud. Por otro lado, los canarios enviados como pastores en las cumbres de Madeira se vieron libres en un medio natural muy similar al de su tierra natal. Incluso en algunas zonas el sistema de pastoreo es el ‘guanil’, dejando parte del rebaño pastar libremente y haciendo "apañadas" regulares. A partir de mediados del siglo XV, las referencias a esclavos canarios como pastores y en los trapiches son frecuentes. Su presencia en la isla debe haber sido importante y desestabilizadora en las últimas décadas del siglo XV, tal y como prueban múltiples documentos que reclaman medidas preventivas contra la actitud rebelde de estos. Los canarios en las cumbres y zonas más arriscadas de la isla se sienten libres y señores de la tierra en la que pisan, mantienen sus creencias, tal y como muestran diferentes pruebas arqueológicas y ese sentimiento de libertad llegaron a transmitirlo a los negros de actitud sumisa, así como la idea de emancipación. Esto llenó de preocupación a las autoridades de la isla, ya que los canarios habían llegado al amotinamiento. Se intentó capturarlos, cosa difícil dada su agilidad y bravura, así como su conocimiento del terreno y la preparación de múltiples escondrijos, bien escavados en roca o en cuevas naturales. La situación se hace insostenible. En 1481, los canarios estaban obligados a llevar una marca en el hombro para reconocerlos. El 12 de noviembre de 1483, el Duque regente emite la siguiente orden: “En cuanto a lo que dicen que hay muchos esclavos canarios que sus dueños ocupan como pastores de ganados en la sierra y ellos se amotinan y merodean por la sierra y destruyen los ganados ajenos, por lo cual la cría de los ganados de esa isla se va perdiendo..., tengo por bien que se remedie de esta manera: que los jueces ordinarios hagan averiguación seguidamente, y así de aquí en adelante cada año, sobre cuáles son los canarios que andan amotinados en la sierra y hacen daño a los ganados, y que aquellos que encuentren tener culpa manden de mi parte a sus dueños que desde la publicación de sus nombres hasta el término de seis meses se ocupen de aprisionarlos y los entreguen a la justicia ... y si no los entregan, que de dicho día en adelante no sean ya considerados suyos y los pueda atrapar cualquier persona que pudiere, y el dicho canario sea de aquel que lo atrapare, con la condición de que aquel que lo atrapare lo saque luego de esa isla y lo venda o haga con él lo que quiera fuera de dicha isla, pero que en ella no lo tenga más” Los canarios alcanzaron la reputación de esclavos indomables, de carácter rebelde. Pero la situación no se limitaba a los alzados de las montañas, sino también a los canarios cautivos y horros que vivían en poblado. El canario fue un buen trabajador del azúcar; pero fuera del trabajo, en su vida ciudadana y nocturna, se constituyó, asociado con el negro, en un elemento inspirador de poca confianza, sospechosamente enriquecido y hasta peligroso. En 1474, ya se hace eco la Infanta de Portugal de que “en esa isla hay muchos esclavos o esclavas horros, que mantienen casas propias, en las cuales encubren y esconden muchos hurtos y otras maldades”, y de que, a partir de la Navidad de aquel año, no se consienta “que ningún esclavo ni esclava mantenga casa propia, sino todos vivan a sueldo con quien quisieren o se marchen de esa isla, y los que tengan casas en propiedad las vendan o las alquilen." Nueve años más tarde, en 1483, se dice "Hay allí muchos esclavos horros negros y blancos que viven independientes en casas alquiladas, y que viven en la abundancia y tienen tanta largueza, que del modo de su vivir el pueblo se preocupa presumiendo que en sus casas se encubren hurtos por otros negros cautivos y horros..." Aparentemente, los canarios en las ciudades se habían convertido en una especie de "mafia" que robaban e incitaban a los negros a robar para ellos. Debido al tráfico marítimo generado por el comercio de azúcar nos imaginamos que no sería difícil sacar las mercancías robadas de la isla. En cuanto al aspecto moral y ético de dicho comportamiento, los esclavos tenían que comprar su libertad y los horros ya la habían tenido que pagar por algo que, portugueses o españoles, les habían arrebatado a la fuerza. Imagino que, a sus ojos, dicho comportamiento simplemente nivelaba la balanza. Finalmente, el 9 de Marzo de 1490, se decreta su expulsión: “Yo, duque, hago saber a vos, capitanes, jueces, oficiales, hidalgos, caballeros, escuderos, hombres buenos y pueblo de mi isla de Madeira, que sintiendo así por el bien de esta isla y de vosotros, ordeno algunas cosas de manera que a continuación se declaran; En dicha isla no habrá canarios de la Gran Canaria ni de la isla de la Palma ni de Tenerife ni de la Gomera, ni horros ni cautivos, entendiéndose los hombres y muchachos a partir de los diez años de edad. Las esclavas puede tenerlas quien quiera; pero las mujeres horras de estas mismas islas también quiero que se marchen. Entre estos canarios no estará comprendido aquel que al presente fuere maestro de azúcar y esté empleado en dicho oficio y examinado de que lo sabe hacer. Y tendrán de plazo para marcharse de esta isla hasta fines de octubre del presente año; y, si se les encuentra a partir de esa fecha, sufrirán esta pena: los que fueren cautivos, así como sus dueños, pagarán seis mil Rs; el esclavo y el producto de la multa serán un tercio para quien lo acusare y dos tercios para la iglesia; y los horros serán apresados y perderán toda la hacienda que les fuere hallada, siendo para la iglesia dos tercios y un tercio para quien lo acuse, y además cada uno recibirá cincuenta azotes públicamente y será expulsado fuera de la isla. Y esto se entenderá tanto en ella como en la isla de Porto Santo”. El 25 de noviembre de 1491, la Cámara Municipal de Funchal acuerda la expulsión de los canarios. El criterio que prevaleció fue que los cautivos quedasen en la tierra, en tanto que los horros fueran expulsados antes de fin de marzo del año siguiente (1492) bajo pena de ser apresados, puestos en la cárcel y luego arrojados desde allí fuera de la isla. Pero era una medida polémica, ya que muchos canarios eran mano de obra especializada e indispensable para los trapiches y, por tanto, los intereses económicos del sector azucarero frenaban su aplicación. Así que su cumplimiento no fue todo lo riguroso que podría suponerse. Los canarios que quedaron alzados y en las ciudades seguían generando problemas y el 4 de mayo de 1503 el Rey de Portugal se dirige nuevamente a los mandatarios de la isla: “Hemos mandado muchas veces echar fuera de dicha isla a todos los canarios, así horros como cautivos, por los grandes inconvenientes que para dicha isla se producen por culpa de ellos, según estamos informados, lo cual nunca se ejecutó tan enteramente como mandamos. Sin embargo, por esta presente mandamos que, a partir del día de la notificación de este mandato nuestro hasta el fin de los meses primeros siguientes, se han de encontrar fuera de dicha isla todos los canarios que en ella hubiere, así horros como cautivos, bajo pena de que, los que sean horros, pierdan la libertad y pasen a ser cautivos nuestros si pasado dicho tiempo se encuentran aún en dicha isla, y los que tengan dueño pasarán asimismo a nuestra propiedad. Y damos para esto encargo de ejecución a Joáo Rodrigues de Parada, al cual por ésta mandamos que, pasados los dichos dos meses, tome; para nos como cautivos a todos los que se encuentren en dicha isla y nos los envíe a esta ciudad en la primera caravela que de aquella venga, para mandar hacer con ellos lo que nos plazca”. Finalmente, dos años más tarde, en 1505, se decreta la última orden de expulsión permitiendo que permanezcan tan solo dos esclavos del capitán de la isla, así como los maestros de azúcar. También permanecen los de las islas de Lanzarote y Fuerteventura a los que la orden de expulsión no les afectó. Es bien sabido que Pedro de Vera hizo traer frutales y cañas azucareras de Madeiria a Gran Canaria en 1483 y que, también de Madeira, llegaron los cosecheros, maestros de azúcar y el personal auxiliar que formaban los carpinteros, caldereros, refinadores, etc. Muchos de aquellos «portugueses» que vinieron a Canarias a fomentar el negocio del azúcar en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, no eran otros que antiguos esclavos aborígenes canarios, ahora libertos, cristianizados y ostentando los apellidos de sus padrinos portugueses o el de sus antiguos amos madeirenses, incluso aparece un individuo denominado «Juan de Gáldar, portugués», que aparece citado en documentos de nuestras Islas desde fines del siglo XV. Pero al margen de los documentos oficiales también existen múltiples manifestaciones etnográficas, nombres y topónimos, así como tradición oral y pruebas arqueológicas que nos proporcionan huellas de la presencia de los canarios alzados en Madeira. La tradición oral de Madeira habla de "hombres con rabo", seguramente por la forma de los ‘tamarcos’. De construcción de ‘almogarenes’ y atarjeas. También nos cuenta que los canarios cuando se veían acosados y rodeados optaban por desriscarse. También habla de una mujer canaria que se tiró de un risco y cayó en una zona del barranco donde había agua, de modo que sus perseguidores vieron como quedó flotando con los cabellos plenamente extendidos en la superficie del agua. Después fue rescatada y salvada de la muerte, pero no de la esclavitud... Cuenta como construyeron y vaciaron rocas y escavaron cuevas como escondrijos contra las persecuciones. Uno de esos escondites es, a día de hoy, la Ermita de la Peña, escavada y que recuerda a la Ermita de la Virgen de La Cuevita en Artenara o la que se encuentra en Cueva Bermeja, en el barranco de Guayadeque, las dos en Gran Canaria. La roca tiene dos aperturas circulares, una en el techo y otra en el fondo de la misma y que sin duda servía como entrada, respiradero y salida de humo. Sigue la tradición oral diciendo que en el lugar “Lapa do Canario” (Cueva del Canario), cuya ubicación exacta hoy se desconoce, en la sierra de Lombo Galego y dentro de la parroquia de Faial, se refugiaron los esclavos canarios “que era gente bravía”, que "andaban huidos por las sierras y cuando se sentían perseguidos y estaban a punto de ser apresados de nuevo, se lanzaban rocas abajo, prefiriendo morir”. Pero los restos arqueológicos son abundantes (cuevas de habitación, concheros e incluso cazoletas en el lugar denominado "lugar do Canário", en "Ponta do Sol", al poniente, así como en otros lugares de la isla) e indican que mantuvieron sus creencias espirituales. Pero la etnografía nos deja otra joya, la danza de “Los Esclavos”, cuyo sonido musical se basa en instrumentos de percusión (tambores) y donde los pasos de las parejas eran cortos y lentos, debido a tener los pies esposados con grilletes y encadenados, y que la postura o posición de la cabeza era baja (barbillas al pecho) mirando al suelo y el brazo derecho a la altura de los ojos, ya que no podían ni debían mirar a sus dueños y señores. Pero no acaban ahí las sorpresas. Recientemente se ha descubierto que el nombre del baile es "Baile da Ponta do Sol". Una danza cuyo ritmo, según algunos, tendría cierta similitud con la música de La Gomera y El Hierro, aunque a mí particularmente me recuerda también al folclore de Lanzarote y Fuerteventura. En cualquier caso, han de ser los expertos los que estudien los ritmos y el baile, incluso tratando de reconstruir los sonidos con instrumentos nativos y los pasos de bailes sin las "cadenas" ni la cabeza gacha, buscando las pistas que puedan estar escondidas en el baile y la melodía actual. ANEXO GRÁFICO DOCUMENTAL Imagen 1: Vista de las Islas Desiertas desde Madeira Imagen 2: Ingenio azucarero Imagen 3: Mapa del Parque nacional del Banco de Arguin. Imagen 4: El infante D. Henrique, «el Navegante», personifica la gesta de los descubrimientos, pero esta representación tradicional del príncipe (que fue retirada de los Painéis de São Vicente de Fora) es discutida, entre otros, por Peter Russell (2000) en ‘Prince Henry the Navigator: a Life’. Foto de Nuno Gonçalves - From the Polytriptych of St. Vincent in the National Museum of Ancient Art, Lisbon. Imagen 5: Beatriz de Bobadilla Imagen 6: Archipiélago de Madeira Imagen 7 : Madeira Imagen 8: Interior de Madeira Imagen 9: Orden de expulsión de los canarios en 1505. Original de la Carta Regía, conservada entre los ‘Documentos Avulsos’ del Archivo Distrital de Funchal. Corresponde al número 12 de los documentos transcritos por LOTHAR SIEMENS HERNÁNDEZ y LILIANA BARRETO DE SIEMENS en su artículo “LOS ESCLAVOS ABORÍGENES CANARIOS EN LA ISLA DE LA MADERA (1455-1505)”, publicado en Anuario de Estudios Atlánticos Vol 1, No 20 (1974). Editado por el Cabildo de Gran Canaria. Páginas. 111-143 http://anuariosatlanticos.casadecolon.com/…/article/view/285 Imagen 10: Esta capilla se encuentra en el sitio de Fazenda (Hacienda), parroquia de Faial, municipio de Santana y fue fundada por Antonio Teixeira, 5º nieto del descubridor de Madeira, Tristão Vaz Teixeira. Existe una escritura de propiedad de 13 de agosto de 1685. “Nossa Senhora da Penha onde foi fazer sua morada? Foi no sitio da Fazenda numa pedrinha lavrada” Nuestra Señora de la Peña ¿dónde fue a hacer su morada? Fue en el sitio de Fazenda En una piedrita labrada https://www.geocaching.com/…/GC3GQXP_capela-da-grande-pedra… http://canariasinsurgente.typepad.com/…/trabajo-sobre-l.html Imagen 11: A la ermita-roca se accede por la carretera general a Santana, tomando una desviación a Lombo Galego. El peñón se encuentra “ubicado” en la falda de una ladera de fuerte pendiente por la que hay que bajar, a unos 150 m desde el nivel de la carretera, dentro de una finca de plataneras propiedad de D. Jordao Figuera, persona de 95 años con quien tuvimos la oportunidad de hablar. http://canariasinsurgente.typepad.com/…/trabajo-sobre-l.html Imagen 12: En Madeira hay muchas capillas con evocación a Nuestra Señora de la Peña de Francia, pero ésta es la más original y única, ya que está construida sobre un gran bloque aislado, en piedra blanda. Las paredes, el techo, el suelo, el pórtico de entrada y el altar fueron tallados en la enorme roca, formando una sola pieza. https://www.geocaching.com/…/GC3GQXP_capela-da-grande-pedra… Imagen 13: Detalle del pórtico de entrada https://www.geocaching.com/…/GC3GQXP_capela-da-grande-pedra… Imagen 14: En un artículo del periódico Correio da Madeira, de 22 de septiembre de 1922, escrito por el P. Fernando Meneses Vaz, se hizo referencia a que esta capilla había estado pensada originalmente para servir de mezquita a esclavos moros. https://www.geocaching.com/…/GC3GQXP_capela-da-grande-pedra… Imagen 15: Ponta do Sol, situada al sur de la isla, al oeste de Funchal Imagen 16: Pico do Canario is a 3,734 ft / 1,138 m mountain peak near Curral das Freiras, Madeira, Portugal. Based on peakery data, it ranks as the 12th highest mountain in Madeira and the 36th highest mountain in Portugal. The nearest peaks are Pico das Torrinhas, Pico Ruivo de Santana, Pico do Meio Dia, Pico do Cedro, Pico do Arieiro, and Pico da Rainha. See the Pico do Canario map, 3D fly around, and the Pico do Canario photos to get a better sense of the mountain. http://peakery.com/pico-do-canario-portugal/ Imagen 17: Cueva y conchero en Pico das Cabritas, cerca de la Costa das Cabritas, en un lugar donde la tradición oral recoge que fueron utilizadas en la antigüedad por pastores y en donde existe una fuente de agua en un lugar cercano Imagen 18: Molino de mano encontrado en Madeira. Imagen 19: La danza de “Los Esclavos” https://www.youtube.com/watch?v=fJQ0NNG98qg Imagen 20: "Baile da Ponta do Sol". https://www.youtube.com/watch?v=lfF-2rvpfMs


LA POBLACIÓN CANARIA TRAS LA CONQUISTA:
En cuanto al número de canarios que sobrevivieron a la conquista, existen grandes diferencias entre las islas. Sin embargo, en todas ellas, la población indígena participó en el proceso repoblador; en el caso de los nobles, fusionándose con los jefes europeos, y en el resto, dedicándose a la ganadería e integrándose en otros grupos de su mismo nivel y consideración social. Dado el escaso número de mujeres europeas que había en las islas, algunas indígenas accedieron por matrimonio a la categoría de colonizadoras (Suárez y col., 1988). Aunque Fuerteventura y Lanzarote no tenían una población indígena numerosa, ésta se intentó conservar a pesar de la esclavización y el traslado de muchos canarios. Una isla más castigada en este sentido fue El Hierro que, incluso antes de la colonización europea, ya contaba con una población bastante reducida por las incursiones piratas. Tras la conquista, la isla del Hierro fue poblada por normandos, quedando tan sólo mujeres y niños canarios. Por otro lado, La Palma, castigada igualmente por las capturas piratas, sufre un proceso de esclavización masivo tras la conquista, quedando la población indígena relegada al sur de la isla. En el caso de La Gomera, en un principio se conservó gran parte de la población, e incluso algunos gomeros participaron en la conquista de otras islas. Esta situación cambió tras la rebelión de los gomeros, dando como resultado la esclavización y ejecución de muchos de ellos. En Gran Canaria, una gran parte de los indígenas que no habían sido esclavizados fueron deportados, salvo excepciones de algunos nobles, con la intención de impedir revueltas. Algunos indígenas de Gran Canaria participaron luego en la conquista de Tenerife, quedándose posteriormente en esta isla (Betancor, 2002; Betancor, 2003). Sin embargo, el número de indígenas, esclavos o libres, que quedaron en la isla de Gran Canaria fue considerable. En Tenerife, tras la conquista y la esclavización de una parte de la población, los supervivientes se concentraron en la zona sur, quedando otros grupos esparcidos por el resto de la isla (Suárez y col., 1988). En 1519 se estima que la población indígena de Tenerife no sería mayor de 3.000 (Cioranescu, 1998). Fuente: La evolución genética de las poblaciones humanas canarias: determinación mediante marcadores autosómicos y uniparentales. Rosa Irene Fregel Lorenzo


La colonización indígena materna de La Palma:
. Analizadas 38 muestras dentales de indígenas de La Palma (Islas Canarias). Se analizaron en busca de secuencias de la región de control del ADN mitocondrial externas y endógenas y para las posiciones de codificación de diagnóstico. Se obtuvieron secuencias informativas de 30 individuos (78.9%). La mayoría de los linajes (93%) eran de origen euroasiático, siendo el resto (7%) de la adscripción de África subsahariana. La mayor parte de los haplotipos indígenas tuvieron coincidencias exactas en el norte de África (70%). Sin embargo, el subtipo indígena canario U6b1, también detectado en La Palma, aún no se ha encontrado en el norte de África, la cuna de la expansión U6. El clado H1 más abundante en La Palma, definido por la transición 16260, también es muy raro en el norte de África. Esto significa que la región exacta de la que proceden los ancestros de los antiguos canarios todavía no se ha muestreado o que han sido reemplazadas por migraciones humanas posteriores. La alta diversidad genética que se encuentra en La Palma (95.2 ± 2.3), que es una de las islas más alejadas del continente africano, es del mismo nivel que la que se encontró anteriormente en la isla central de Tenerife (92.4 ± 2.8). Esto va en contra de la suposición de que las islas fueron colonizadas desde el continente por saltos de islas y aislamiento posterior. Por otro lado, la gran similitud encontrada entre las poblaciones aborígenes de La Palma y Tenerife está en contra de la idea de una colonización marítima independiente isla por isla sin contactos secundarios. Nuestros datos se adaptan mejor a un modelo de isla con frecuentes migraciones entre islas. Fuente: The maternal aborigine colonization of La Palma (Canary Islands) 2009. Rosa Fregel, José Pestano, Matilde Arnay, Vicente M. Cabrera, José M. Larruga y Ana M. González


Humboldt:
Tal día como hoy (pero en 1799), el notable explorador y sabio prusiano Alexander Von Humboldt (1769-1859) dejaría las Islas a través de corbeta española Pizarro con rumbo a tierras hispanoamericanas. Por si interesa su lectura, les dejo un excelente artículo bajo el título "Alexander von Humboldt y su estancia en Canarias", realizado por el profesor, historiador e investigador Nicolás González Lemus. Imagen: AbsolutLanzarote. Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland zarparon desde la Coruña a Canarias en la corbeta española la Pizarro. Se le prometió que el barco se detendría en Tenerife algunos días, respondiendo a la solicitud hecha por el propio naturalista alemán para visitar el Puerto de Orotava y ascender a la cima del pico del Teyde. El sueño de toda su vida se hizo realidad. Comenzó por fin su gran viaje, necesario para adquirir los conocimientos científicos y culturales que le permitieran elaborar el corpus de su teoría geográfica y geológica. La Pizarro tenía órdenes de tocar en Lanzarote para informarse si los ingleses bloqueaban la rada de Santa Cruz de Tenerife. Desde el 15 de junio había inquietud acerca de la ruta a seguir. Humboldt se maravilla de la pequeña isla deshabitada de La Graciosa y aprovechó el bote para explorarla junto a Bonpland creyendo que era Lanzarote, no ocultando no obstante su indefinible emoción cuando por primera vez llegó a un suelo no europeo. La nave avanzó hacia Fuerteventura, y poco después el islote de Lobos. Pasaron una parte de la noche sobre cubierta. “La Luna alumbraba las cimas volcánicas de Lanzarote, cuyas cuestas, cubiertas de cenizas, reflejaban una luz argentada” –comenta Humboldt en su diario. Por fin, el 19 de junio de 1799 Humboldt y Bonpland llegaron a Santa Cruz de Tenerife. El gobernador general de las Canarias dio orden al capitán de la corbeta la Pizarro de hacer llevar a tierra los pliegos de la Corte para los gobernadores de las colonias, el dinero embarcado y la correspondencia particular. Después de una larga espera, el gobernador les dio permiso para bajar a tierra. En la capital de la isla emplearon parte de su tiempo en hacer las observaciones necesarias para determinar la longitud del muelle de Santa Cruz y la inclinación de la aguja imantada. El calor sofocante de las calles era insoportable. Santa Cruz les resultó a los viajeros una ciudad bastante linda, pero triste, con una población de 8.000 habitantes. Las casas eran de una blancura resplandeciente, la mayoría con azoteas y ventanas sin vidrieras. La ciudad estaba desnuda de vegetación. Humboldt consideró el puerto de Santa Cruz como un gran apeadero en el camino entre Europa, América y Oriente. El capitán general les concede permiso para recorrer la isla y los naturalistas pernoctaron en la casa del coronel madrileño y segundo Jefe del Batallón de Infantería de Canarias, José Tomás de Armiaga y Navarro. No se cansaban de admirar los huertos de la casa del militar, cultivados al aire libre, donde abundaban bananeros, papayos y otras frutas, que hasta entonces sólo habían visto en los invernaderos de Europa. Al capitán de la Pizarro se le había dado permiso para permanecer bastante tiempo en Tenerife a efecto de que Humboldt y Bonpland pudiesen subir al Teide. Aunque se les advirtió que no contaban con un plazo superior a cuatro o cinco días por el bloqueo de los navíos ingleses. Ante esta advertencia se apresuraron a trasladarse al Puerto de la Cruz, entonces Puerto de Orotava, donde se procuraron de guías para la excursión al volcán. La madrugada del 20 de junio los viajeros se pusieron en marcha por el estrecho y tortuoso camino que conducía a La Laguna. La auténtica armonía paisajística de la isla comenzaba una vez se abandonaba la ciudad portuaria, y se llegaba a La Laguna, la capital. Allí el viajero entraba en contacto con un paisaje completamente diferente. La Laguna estaba rodeada de huertos, dominada por una colina coronada de un bosque de laureles, arrayanes y madroños, y su clima proporcionaba una rica vegetación. De La Laguna se dirigieron a Tegueste y Tacoronte. Siguieron el camino a Puerto de Orotava pasando por los caseríos de La Matanza y La Victoria, toponimias que les recuerdan los cruentos enfrentamientos de la conquista de Tenerife, y que para Humboldt contrastaban desagradablemente con los sentimientos de paz y sosiego que estas comarcas respiraban a su paso. Antes de llegar al Puerto de Orotava, los viajeros se detuvieron en El Durazno para visitar el Jardín Botánico, situado en la carretera entre la Villa de La Orotava y el Puerto de la Cruz. Éste había sido creado por Alonso de Nava y Grimón, VI marqués de Villanueva del Prado, por Real Orden de 17 de agosto de 1788, siendo rey Carlos III. Allí se encontraron con el vicecónsul francés Louis Le Gros, y fue para los naturalistas “un guía preciosísimo”, según palabras propias de Humboldt. El jardín era un muestrario completo de plantas de América y África. Llegaron muy tarde al Puerto de Orotava y pernoctaron en una de las casas de la familia Cólogan, la situada en la calle Quintana, casa del siglo XVIII donde se establecería en 1883 uno de los hoteles con mayor encanto de todo Tenerife: el hotel Marquesa. Después de pasar la noche en la pequeña ciudad costera del valle, el 21 de junio por la mañana, en un día totalmente cubierto de espesas nubes, ponen rumbo a la cumbre del Teide, con Le Gros, Lalande, secretario del consulado francés en Santa Cruz de Tenerife, y el jardinero inglés del Jardín Botánico. Llegaron a la Villa de La Orotava, cruzan el empinado pueblo para tomar el camino de Chasna siguiendo la ruta de cuantos viajeros les precedieron. A pesar de que la ruta ascendente que conducía hasta el Teide se tornaba abrupta, los viajeros disfrutaban de una hermosa vista del mar y de toda la parte septentrional de Tenerife que se extendía a sus pies. Durmieron los viajeros al pie del lomo Tieso en la Estancia de los Ingleses. Alumbrados con antorchas de pino comenzaron la ascensión del Teide. Llegaron al refugio de Alta Vista, la estación de los neveros, es decir, de los isleños que subían para buscar hielo y nieve para venderla en las ciudades cercanas. Sus mulas las dejaban en Alta Vista, y los neveros llevaban allí la nieve sobre sus hombros recogida en la Cueva del Hielo. La cueva se colmaba de hielo y nieve durante el invierno, y como los rayos del sol no penetraban más allá de la entrada, los calores del estío no eran suficientes para derretirla, estación que aprovechaban los neveros para comenzar a recogerla. Alcanzada la pequeña llanura de La Rambleta, comienza el ascenso de su último tramo, el pilón o pan de azúcar. En la cima, a 3.718 metros de altitud, Humboldt y Bonpland, en medio de vapores sulfurosos y calientes saliendo de la muralla circular de la caldera, llenaron sus pulmones de felicidad. Allí, emocionados por el espectáculo, se sintieron dueños del mundo. El ascenso del cráter fue lento y tremendamente agotador. Los caminantes no podían dar un paso sin que sus pies se enterraran hasta la rodilla en la arena y la zahorra movediza. Pero el esfuerzo para alcanzar la cima valía la pena. Arriba analizaron los vapores acuosos, recogieron aire para analizarlo durante la travesía hacia América, midieron la temperatura, comprobaron su altitud y algunos otros experimentos. Para Humboldt el viaje a la cumbre del volcán no es solamente interesante a causa del gran número de fenómenos que concurrían en sus investigaciones científicas, sino que lo es mucho más aún por las bellezas pintorescas que ofrecía a los que sienten vivamente la majestad de la naturaleza. Además, estaba el sublime espectáculo de “la sombra del Teide”. Antes del alba, con tiempo suficiente para cruzar el sulfuroso fondo del cráter, los viajeros, sentados en su borde, esperan emocionados la salida del sol, con la mirada fija y bajo un intenso frío. Allí contemplaban la mancha rojiza surgida en el amanecer, producida por el disco solar, que poco a poco iba haciendo su aparición, a la vez que una variedad de colores se proyectaba sobre la tenue nube que se extendía por el horizonte. Al mismo tiempo que el sol iluminaba el Teide, se proyectaba el espectro de su sombra en forma de triángulo perfecto sobre la zona oeste, encima de La Gomera. El espectáculo esplendoroso compensaba todo el frío y sufrimientos que los excursionistas habían padecido. Humboldt y Bonpland regresaron al Puerto de Orotava y llegaron en la tarde del día 23. Asistieron la víspera de San Juan a una fiesta campestre en el jardín de Sitio Litre. Entonces ese lugar era conocido como Little, por ser la casa de los hermanos comerciantes de origen escocés Archibald y James Little, aunque solamente el primero residía en la isla. Los hermanos Little se establecieron como socios en 1774, y además se unían con su tío John Pasley, residente en Santa Cruz desde muchos años antes, pero que tenía su principal casa comercial en Lisboa, y formaron a partir de entonces la empresa Pasley & Little. John Pasley contaba con un termómetro Réaumur, en uso desde 1730, y le facilitó a Humboldt los registros que había hecho de las temperaturas a diferentes altitudes en el Teide y en el Puerto de la Cruz. Archibald llegó a ser un hombre muy rico y muy influyente en la isla. Era amigo del marqués de Villanueva del Prado y a él se dirigían gran número de viajeros con y sin cartas de recomendación. Dejó las islas en 1803, y la casa la compró Hans Molling, un holandés que había venido al Puerto de la Cruz por problemas de salud. Después, en 1841, la residencia la adquirió Charles Smith a Andrés Goodall, apoderado sustituto de los propietarios herederos. Finalmente fue propiedad de John Lucas. En la tarde del 25 de junio de 1799 zarpó la Pizarro de Santa Cruz para tierras hispanoamericanas, con gran pena de Humboldt. Soplaba una fuerte ventolina del noreste y la corbeta perdió pronto de vista las Islas Canarias, cuyas elevadas montañas estaban cubiertas por las nubes. Sólo el Teide aparecía, alguna que otra vez, cuando aclaraba. Sin duda porque el viento que había en las altas regiones del aire dispersaba a intervalos las nubes que envolvían el pilón. Para completar su estudio sobre la isla Humboldt recurrió a los trabajos de los más reputados científicos como Charles Borda, Augusto Broussonet y Leopold von Buch. De Borda (1733-1799), uno de los más destacados matemáticos y marinos franceses, cuyos trabajos de física, astronomía y construcción naval eran conocidos en toda Europa, tomó amplia nota de su interesante diario Carte particulière des iles Canaries, d’aprés les observations de la Boussole et de l’Espiègle, que data de 1776, conservado en el Depósito de la Marina. Indispensable para conocer la altura exacta del Teide y para establecer las longitudes y las latitudes de Canarias. Del botánico francés Auguste Broussonnet (1761­1807), cónsul de Francia en Canarias, amigo del naturalista y botánico británico Joseph Banks (1723-1820), quien le prestó 1.000 luises, después de su huida de Francia como girondino, y que pasó a Marruecos como médico del embajador de los EE.UU.,. Humboldt tomó buena nota de su trabajo Flore des Canaries y de ensayos sobre la flora marroquí. De su amigo Buch esperó con ansiedad sus laboriosas investigaciones sobre Tenerife y las otras islas y después de charlar con él y ver el cuadro físico del pico de Teide en su Atlas géographique no vaciló en sustituir las nociones que Broussonet le había proporcionado por las de su colega. Éste distinguía la primera región hasta los 390 m de altitud; la segunda la región de las parras y los cereales, entre los 390 y 838 m; la tercera, la región de los laureles desde los 838 a 1.325 m; la cuarta, la región de los pinos, desde 1.325 a 1.910 m; y la quinta la región de las retamas, desde 1.910 a 3.371,50 m. Además, a través de Buch supo que la retama solamente se encuentra en Tenerife. Humboldt es el primero que realiza un estudio exhaustivo de Las Cañadas y del Teide. Analiza, mide, pesa y clasifica todas las plantas, piedras, minerales lavas basálticas y vítreas del lugar, prestando especial atención a la piedra pómez y la obsidiana, de la cual distingue tres variedades, constatando su dilatación y pérdida de peso cuando se somete a la acción del calor. Mide la altura del Teide y, después de hacer un análisis minucioso de las alturas realizadas por los diferentes viajeros y naturalistas, apoya sin fisuras la de Charles Borda de 1776. Para Humboldt el Teide forma una masa piramidal como el Etna, el Tungurahua y el Popocatepetl. No es nada común esta característica para todos los volcanes, afirma el naturalista alemán. Los observó en el hemisferio austral, ya que en lugar de exhibir la forma de un cono o de una campana invertida, están alargados en algún sentido con su espalda unas veces unida y otras rematadas por pequeñas puntas de roca. Esta estructura es particular, según Humboldt, al Antisana y al Pichincha, dos volcanes activos de la provincia de Quito, y la ausencia de la forma cónica nunca deberá ser considerada como una razón que excluye el origen volcánico. Humboldt desarrolló en su obra algunas de las relaciones entre la fisonomía de los volcanes y la antigüedad de sus rocas. Para él, las cimas más recientes son las que ahora erupcionan con violencia, los llama “picos erguidos” de forma cónica y que los montes de “espalda alargada” y coronados de pequeñas masas pétreas son volcanes antiquísimos y próximos a apagarse. “Las formaciones redondeadas en forma de cúpulas o de campanas invertidas anuncian la existencia de esos pórfidos problemáticos que se supone han sido calentados en el mismo lugar por vapores que los atraviesan y levantados en un estado aún fundido, sin jamás haber corrido como verdaderas lavas litoides”. Al primero de estos tipos, según Humboldt, pertenecen el Teide, el Cotopaxi y el Orizaba en México; el segundo grupo es aplicable al Cargueítazo y al Pichincha en la provincia de Quito, al volcán de Puracé cerca de Popayán y quizá también al Hekla en Islandia; el tercero y último de estos tipos se encuentra en la majestuosa forma del Chimborazo y al lado de ese coloso una colina de Europa, en el Grand-Sarcouy de Auvernia. El Teide fue el primer volcán activo que visitó de una serie de volcanes europeos y americanos que ayudarían a Humboldt a despejar uno de los dilemas más controvertidos entre los vulcanólogos de aquellos años: el origen de las piedras basálticas. Con Humboldt se inician las bases científicas de la moderna interpretación de la evolución geológica a lo largo del planeta basadas en las teorías de James Hutton. La tarea la continuarían destacados vulcanólogos como von Buch, Scrope, Lyell, de Beaumont, Recupero, Fouqué, Sainte-Claire Dedillo, Sartorius y muchos otros. Algunos de ellos llegaron a visitar las islas, y sus planteamientos revolucionarios en el estudio de los volcanes, junto al de otros naturalistas que abandonaron también el neptunismo, dieron paso a una nueva ciencia: la vulcanología. Las observaciones de Broussonet le sirvieron a Humboldt para diseñar la distribución geográfica de los vegetales, aunque luego sería corregido por indicación de Buch, y dividieron el archipiélago de las Canarias en dos grupos de islas: el primero comprende a Lanzarote y Fuerteventura, y el segundo a Tenerife, Gran Canaria, La Gomera, El Hierro y La Palma. El aspecto de la vegetación difiere sustancialmente entre estos dos grupos. Las islas orientales, Lanzarote y Fuerteventura, tienen grandes llanuras y muy pocos montes elevados, razón por la que carecen de manantiales y se asemejan a los terrenos cercanos del continente africano. Los vientos soplan en ellas en igual dirección y en la misma época; la Euphorbia mauritánica, la Atropa frutescens y los Sonchus arborescentes vegetan ahí sobre arenas movedizas, y sirven, como en África, para sustento de los camellos. Por el contrario, el grupo occidental de las Canarias presenta un terreno más elevado, más arbolado y más regado por la abundancia de agua. Hizo una distribución geográfica de la vegetación de las islas occidentales en cinco zonas, tomando como referencia la isla de Tenerife –atendiendo fundamentalmente a la inmensa inclinación del valle de La Orotava, única área que recorrió–. La primera, la de las viñas, es la más habitada y la única cuyo suelo está cultivado con esmero. Se extiende desde la ribera del mar hasta 200 o 300 toesas de altura (389,8 y 584,7 metros); ofrece a la vez entre sus producciones vegetales ocho especies de euforbias arborescentes, Mesembryanthemurn, que se hallan multiplicadas desde el cabo de Buena Esperanza hasta el Peloponeso. La Cacalia kleinnia, el drago y otras plantas que, por sus troncos desnudos y tortuosos, por sus hojas suculentas y su coloración verde azulada, presentan los rasgos distintivos de la vegetación de África. En esta zona es donde se cultiva la datilera, el bananero, la caña de azúcar, la higuera de la India, el Arum colocasia, cuya raíz provee al pueblo llano de una fécula alimenticia, el olivo, los árboles frutales de Europa, y los cereales. La segunda zona, la de los laureles, comprende la parte arbolada de Tenerife; es también la región de las fuentes, y se reconocen cuatro especies de laureles, una encina afín del Quercus turnen de las montañas del Tíbet, la Visnea mocanera, la Myrica faya de las Azores, un olivo indígena (Olea excelsa) que es el árbol más alto de esta zona, dos especies de Sideroxylon, cuyo follaje es de rara belleza, el Arbutus callycarpa, y otros árboles siempre verdes de la familia de los mirtos. También destaca Humboldt las plantaciones de castaños. La tercera zona comienza a partir de los 900 toesas (1.754 m) de altura, donde aparecen los últimos grupos de madroños, de una anchura de 400 toesas (779,6 m), está completamente ocupada por una vasta selva de pinos que, según el suizo Augustin P. de Candolle, este tipo de pino es muy distinto del Pinus atlantica de los montes cercanos de Mogador y del de Alepo, que pertenece a la cuenca del Mediterráneo. La cuarta zona y la quinta, son las regiones de la retama y las gramíneas, donde abundan la piedra pómez, la obsidiana y las lavas fracturadas. Según Humboldt, Tenerife puede ser considerada como una selva de laureles, madroños y pinos, de la que los hombres han desmontado apenas el linde, y en medio de la cual está contenido un terreno pelado y rocoso tan impropio para el cultivo como para el apacentar el ganado. La influencia del clima en el origen de la exuberante vegetación y riqueza natural de las Canarias fueron unas apreciaciones muy comunes entre los viajeros. En 1801 el naturalista francés Jean-Baptiste Bory de Saint-Vincent no dudó en afirmar que la suavidad de la temperatura reinante en el valle de La Orotava permitía la fertilidad y el cultivo del suelo incluso en los alrededores. Característica del paisaje agrario de La Laguna era el gran número de molinos de viento como consecuencia del abundante cultivo del trigo en esta zona. También destacó el gran número de ermitas que rodeaban la ciudad de La Laguna, para él sombreadas por los árboles siempre verdes y situados en pequeñas lomas. Las ermitas daban un efecto pintoresco al paisaje, y como bien señala, no era exclusivo de esta zona, sino que se encontraban en todas partes. Humboldt, cuando contempló la extensa y variada belleza del norte de Tenerife, confesó no haber visto en ninguna parte, un cuadro más variado, más atrayente, más armonioso, por la distribución de las masas de vegetación y de rocas. La costa del mar estaba adornada de palmeras, y algo más arriba grupos de plataneras contrastaban con dragos. Los collados estaban plantados de viñedos. Sobresalían también naranjos cargados de flores; y mirtos y cipreses bordeaban las ermitas que se levantaban sobre las colinas solitarias; una de las características del paisaje canario. Por todos lados las fincas estaban separadas por setos de agaves y por tuneras silvestres. Una enorme cantidad de plantas criptógamas, helechos sobre todo, tapizaba las paredes humedecidas por pequeños manantiales de un agua transparente. La costa estaba cultivada como un jardín. Este paisaje se extendía desde Tegueste y Tacoronte hasta la villa de San Juan de la Rambla, que en el siglo XVIII era célebre por su excelente vino de malvasía, y era infinitamente más bella a causa de la proximidad del Teide, que a cada paso ofrecía al alemán nuevos puntos de vista. A pesar de la admiración que sentía por las montañas, lamentó ver “un cráter colocado en el centro de una zona tan fértil y bien cultivada, porque la historia del planeta enseña que los volcanes destruyen lo que han tardado siglos los hombres en construir”. “Tal vez ciertos islotes que hoy no son más que montones de escorias y de cenizas volcánicas –comenta Humboldt– antaño fueron tan fértiles como los collados de Tacoronte y El Sauzal”. (Javier Lima Estévez)


ADN: Fregel:
Rosa Fregel es uno de los principales nombres de la investigación actual sobre el pasado indígena de Canarias. En su caso, lo aborda desde la genética. Sus estudios han sido bastante reveladores y su colaboración con profesionales procedentes de otros ámbitos del conocimiento como la arqueología o la antropología está ayudando a interpretar el contexto de los resultados genéticos. Tuvimos la suerte de conversar con ella en su despacho y la impresión que nos llevamos fue la de una investigadora cercana y humilde, muy pegada a la realidad de la calle, dispuesta a trasladar el conocimiento de la Academia a la sociedad. ¿De dónde nace tu interés por el pasado indígena de Canarias desde el punto de vista genético? En mi caso siempre me ha interesado el pasado. Desde pequeña me encantaba cualquier noticia de los egipcios, me acuerdo en el colegio me llamó mucho la atención estos cuerpos que aparecían en las turberas que tenían toda la ropa y contenido del estómago de su época. Siempre me atrajo mucho el pasado pero también la genética. En el momento de decidir entre ciencias y letras en el instituto pues me decidí por ciencias, pero siempre tenía un poco ese interés. Cuando terminé la carrera, que yo me fui por Biología Molecular, precisamente por ese interés en genética, me dieron la oportunidad en el departamento de genética molecular de la Universidad de La Laguna de trabajar con la población aborigen de Canarias, para mí fue una manera de unificar mis dos intereses. ¿Cómo es el proceso que tiene lugar desde que se encuentran unos restos arqueológicos hasta que se puede obtener su ADN? El material arqueológico se halla porque se esté haciendo una prospección en una zona donde se crea que puede haber restos, o puede ser un encuentro fortuito, que algún ciudadano encuentra los restos y entonces se produciría la excavación. Una vez que los datos se han excavado, los arqueólogos y antropólogos estudian el material. Se pueden hacer análisis de rituales funerarios o dataciones de carbono 14 que nos digan que esas muestras pertenecen a antiguas poblaciones canarias. Una vez que nos dan esos restos a nosotros, el primer paso sería la descontaminación del material, porque nosotros lo que queremos es recuperar el ADN del hueso o del diente o lo que sea y no queremos recuperar el ADN del suelo de alrededor, de microorganismos que estén ahí o de algún operario que haya tocado el material sin guantes. Entonces la primera parte es limpiarlo y después procedemos a la pulverización del material. La extracción de ADN antiguo es un proceso destructivo, tenemos que destruir una parte de ese hueso o diente que nos hayan dado. Una vez que tenemos el pulverizado, ya sería una extracción normal de ADN pero con extremo cuidado, ya que el ADN va a estar en alto estado de degradación. Una vez que tenemos nuestro ADN en el tubo, empiezan las metodologías de biología molecular. Simplemente marcamos las moléculas de ese ADN antiguo con unos adaptadores que nos sirven para que el aparato que lee esas secuencias de ADN identifique que eso es lo que tiene que leer, y luego usamos un secuenciador masivo que lee dichas moléculas de ADN para darnos esa información. Al final obtienes un archivo gigante de datos y muchos meses por delante para analizarlos. ¿Cuáles son las implicaciones éticas de trabajar con ADN antiguo? Las implicaciones éticas, tal cual lo veo yo, derivan de que el material que analizamos es patrimonio de todos y hay que tener un tratamiento respetuoso del material y siempre intentar usar la metodología menos destructiva. Las implicaciones éticas, tal cual lo veo yo, derivan de que el material que analizamos es patrimonio de todos y hay que tener un tratamiento respetuoso y usar la metodología menos destructiva Si puedes responder la pregunta científica que quieras responder con 50 muestras pues no destruyas 500, y hay que intentar ajustar el muestreo a la cuestión que te estés planteando. Además, si tienes por ejemplo una momia o un cuerpo completo pues intenta no destruir el cráneo completo y toma un diente o una falange, partes que visualmente hagan menos daño. Hubo una época, y todavía sigue sucediendo, que se puso muy de moda la porción petrosa, que es una parte interna del oído, y se hicieron auténticos destrozos en museos. Nosotros nos hemos dado cuenta que hay otras fuentes de ADN menos destructivas y que producen ADN de calidad. Siempre es eso, ajustar el muestreo a la pregunta que estés haciendo e intentar ser lo menos destructivo posible o intentar tener una buena documentación, si el diente que te han dado sabes que lo vas a destruir, pues toma fotos y al menos que quede documentación de ese material. ¿Qué grado de colaboración hay entre las diferentes áreas de conocimiento que investigan sobre el pasado indígena de Canarias y por qué es importante que exista? Yo creo que es indispensable que el estudio de las poblaciones aborígenes de canarias, y de cualquier población antigua, sea multidisciplinar. Nosotros que trabajamos en genética estamos observando moléculas de ADN, pero necesitamos un contexto. Por ejemplo, si tenemos material arqueológico de una isla no es lo mismo que sea material del principio de la colonización del archipiélago o que sea de una época en la que ya existía contacto con poblaciones europeas, porque la forma de interpretar los resultados será distinta. Si encuentras una muestra que es mezcla entre norteafricano y europeo en el siglo XV, por ejemplo, no llama tanto la atención como algo que ocurriera al principio que sabemos que las islas no eran conocidas por las poblaciones europeas. Nosotros necesitamos que nos den un contexto que nos ayude a interpretar los resultados, porque aunque estamos utilizando herramientas genéticas, estamos contestando preguntas históricas, antropológicas… Por ello, creo que el campo del ADN antiguo no se entiende sin una colaboración multidisciplinar. ¿Qué nivel de presencia genética indígena existe en la población actual de Canarias? ¿Varía entre islas? Eso depende de cómo se calcule. Es una pregunta compleja. La gran mayoría de los análisis que hemos hecho ha sido usando el ADN mitocondrial, que se hereda por vía materna, y usando ese ADN mitocondrial que nos hablaría de esta línea materna de la población canaria, depende de cómo lo calcules puede ir desde el 30 y pico al 70 y pico por ciento dependiendo de la isla, que es un número bastante elevado. Pero esos cálculos se pueden hacer de diferentes formas. Usando ese ADN mitocondrial que nos hablaría de esta línea materna de la población canaria, depende de cómo lo calcules puede ir desde el 30 y pico al 70 y pico por ciento dependiendo de la isla, que es un número bastante elevado Lo que se hace es un análisis de mezcla. ¿La población canaria mezcla de qué poblaciones está compuesta? Pues sabemos que hubo europeos, población aborigen y población del África subsahariana, y tomamos estas poblaciones e intentamos ver cómo la mezcla de estas tres cosas pudo haber generado esto. Como población aborigen podemos usar toda la información que tenemos para calcularlo a nivel general, o podemos coger la población actual de Gran Canaria y los aborígenes específicos de Gran Canaria. Con estas poblaciones aborígenes los resultados han sido un poco más variables. Esto que salió en diciembre que en el Hierro era de un 0%. Ese resultado es así. En el caso concreto del Hierro la gran mayoría de datos provienen de un sólo yacimiento en Punta Azul. ¿Era Punta Azul representativo de toda la isla del Hierro? Alomejor sí o alomejor no. Estos casos de estudios genéticos hay que matizarlos, porque una cosa es ese resultado matemático que aparece tras los análisis concretos y otra cosa es lo que realmente ocurrió. En el caso del Hierro, si en vez de usar los bimbaches usamos una muestra general de aborígenes, nos da una contribución del 30%. O bien Punta Azul no es representativo del Hierro o bien si la isla por las razzias y la venta de aborígenes como esclavos estaba prácticamente deshabitada en el momento de la conquista, probablemente luego se repobló con aborígenes de otras islas. Ya para responder a esas preguntas tenemos que ir hilando más fino. Tenemos que hacer un muestreo extenso del Hierro, tener muestras de distintos yacimientos y a la vez distintos períodos temporales. Si hubo un momento en que la isla estuvo prácticamente despoblada, los resultados genéticos nos tendrían que indicar algo por ese lado. ¿Qué han aportado las nuevas técnicas de análisis genéticos en el estudio de los antiguos canarios? Lo que nos ha aportado es que antes estábamos muy limitados en la cantidad de información genética que podíamos recuperar. Prácticamente todos los estudios se basaban en ADN mitocondrial, porque es una molécula pequeña y aparece en un alto número de copias en la célula. Por lo tanto, en una muestra altamente degrada la probabilidad de que haya sobrevivido ADN mitocondrial es siempre más alta que del ADN nuclear. Intentamos hacer cromosoma Y, contrapartida masculina del ADN mitocondrial que se hereda por vía paterna, y conseguimos hacerlo, pero la eficiencia era menos de un 10%, creo que un 8%. Analizábamos 10 muestras y te salía una bien, entonces claro, estábamos muy limitados. Ahora con las nuevas técnicas, incluso de muestras que están muy degradadas, podemos obtener ADN mitocondrial y nuclear. Antes estudiábamos un trozo del ADN mitocondrial, ahora podemos recuperar la molécula entera. Y tenemos la posibilidad de analizar también el ADN nuclear. Y bueno, se nos abre todo un nuevo mundo de posibilidades. Creo que ha sido una revolución tan grande como cuando se inventó la PCR y pudimos amplificar ADN por primera vez. ¿Hay restos indígenas canarios repartidos por el mundo? ¿Cómo de difícil es su acceso? Quizá esa pregunta te la puedan responder mejor mis compañeros arqueólogos. Sí sé que hay algunas restos, sobre todo momias, que supongo que en la época en la que se llevaban material eran más llamativas que los restos óseos. Hay algunas momias repartidas por ahí. Yo no he intentado a acceder a ellas ya que el mayor problema es que no tienen un contexto arqueológico claro, y si tú quieres aborígenes simplemente de Canarias pues te da igual, pero en nuestro grupo multidisciplinar estamos interesados en ver resultados genéticos en su relación con diferencias temporales y espaciales. Por ejemplo, si tienes un yacimiento en un sitio y otro, ver si esas personas tenían relaciones de parentesco y cuestiones de este tipo. Ese material que se sacó de Canarias a veces como regalo o a veces expoliado no tiene ningún tipo de contexto arqueológico claro y generalmente son muestras también que suelen tener un alto grado de contaminación, por lo que preferimos trabajar con restos que estén bien analizados desde el punto de vista del contexto arqueológico. Preferimos trabajar con restos que estén bien analizados desde el punto de vista del contexto arqueológico ¿Cuáles son los retos de los estudios genéticos sobre los antiguos canarios? ¿Qué incógnitas quedan por despejar? Desde mi punto de vista, desde lo que a mí me interesa, ver cada isla por separado. No el archipiélago como un todo. La gente dice los “aborígenes de canarias”, pero creo que tenemos que empezar a separar cada isla ya que hemos estado viendo que no todas las islas eran iguales ni han evolucionado de la misma forma. Creo que eso es un reto. También creo que tenemos que sacarle un poco más el jugo a toda esta información dentro de un ambiente multidisciplinar. Al principio cuando empezó el campo del ADN antiguo, estaban los genetistas por un lado, los arqueólogos por otro… Ya nos hemos dado cuenta de que estábamos perdiendo el tiempo cada uno por su lado con su propia canción, y que si ponemos todos los resultados juntos y los discutimos en conjunto podemos obtener mucha más información. ¿Cómo valoras la situación actual de la investigación científica en Canarias? Esa pregunta la respondo según como tenga el día, y hoy es lunes (risas). Yo creo que el principal problema es que la financiación no es suficiente y muchas veces es complicado conseguir financiación para contratos. Un equipo de investigación funciona cuando existe lo que yo llamo “memoria histórica”. Es decir, la posibilidad de tener gente fija en puestos técnicos y también de investigación. Cada vez que se va un doctorando que ha aprendido a hacer las cosas en el laboratorio y con el que se han desarrollado unos protocolos, es como volver a empezar de 0. Viene otra persona a la que tienes que volver a formar. Y ese es el mayor de los problemas, la dificultad de mantener el personal de un laboratorio. Y en mi caso, que hago investigación que está un poco a caballo entre la genética y la arqueología, a veces te dicen que lo que haces no es prioritario. Creo que tenemos que apoyar la investigación básica, el investigar por curiosidad también es necesario, y con los recortes, cuando te dedicas a investigar por curiosidad y no hay una transferencia clara con la Industria o no es un tema prioritario de salud, pues te quedas un poco descolgado. Investigar por curiosidad también es necesario, y con los recortes, cuando te dedicas a investigar por curiosidad y no hay una transferencia clara con la Industria o no es un tema prioritario de salud, pues te quedas un poco descolgado Si estuvieras en un cargo de responsabilidad del Gobierno de Canarias, ¿qué medidas tomarías para mejorar la situación actual de la investigación científica en Canarias? Yo creo que hay que ver la ciencia como una inversión. Nosotros a los chicos en clase les decimos que ahora todo el mundo está con el CRISPR/Cas9. Ese sistema que puede ser muy importante en cuestiones de ingeniería genética lo descubrieron investigadores trabajando en cómo las bacterias se defienden de las infecciones víricas, que era algo que no parecía que fuera a cambiar el mundo ni habían grandes empresas detrás, era solo por curiosidad científica. Tiene que verse la investigación como una inversión, aunque no se vea clara la transferencia con empresas. Si dependiera de mí, creo que habría que crear las figuras de los investigadores fijos en la universidad española, y facilitar que se creen contratos fijos con investigadores que trabajen en cuestiones técnicas o investigadores senior. Como está diseñado el sistema ahora mismo parece que todos tenemos que ser investigadores principales y no todos podemos ser cabeza de grupo, porque el sistema por sí mismo tiene forma de pirámide. La gente de la base no puede subir toda a arriba, porque no hay oportunidades. Si todos queremos ser investigadores principales todo se fragmenta en grupos pequeños y no se puede tirar para adelante. Yo intentaría crear facilidades para que haya puestos de trabajos con cierta estabilidad y que la gente pueda servir de apoyo a los grupos de investigación. ¿Te preocupa la utilización que se puede hacer de los estudios genéticos por parte de nacionalismos y los racismos? Voy a empezar por la parte del racismo, que creo que es más fácil. La gente tiende a usar los resultados genéticos para cuestiones racistas, cuando los estudios de ADN antiguo dicen todo lo contrario. Cualquier población que estudies te das cuenta que los humanos se han estado moviendo de un sitio a otro desde el principio de los tiempos. Pretender que una gente sea más de un sitio que otra, es estúpido. Las poblaciones no son contenedores estancos que están separadas unas de otras, sino que es un continuum, un continuum que se ha producido por aislamiento de los más separados y mezcla de los que están más juntos. Nosotros por ejemplo estudiamos muestras del norte de África de hace 5000 años y tenían mezcla con poblaciones del neolítico europeo. Y respecto al uso para cuestiones nacionalistas… No sé, yo intento leer un poco para ver por dónde van los tiros pero, a la vez, intento no darle demasiada importancia. Vamos a ver. La población canaria es una población mezcla en la que todos somos iguales. Hay otras poblaciones mezcla, como en Estados Unidos, donde hay grupos étnicos, donde la gente se separa por los que creen que son sus ancestros. Eso no pasa en Canarias, y a mí me parece algo bueno, que nos mezclamos y nos mezclamos y todos seamos iguales. ¿Qué nos dicen los resultados del ADN antiguo? Pues que somos una población mezcla, que ya lo sabíamos. Podemos tener más o menos ascendencia norteafricana. Pero a mí a veces me da la sensación que cuando uno dice que desde el mitocondrial hay mucha supervivencia aborigen, la gente se pone contenta, y si hacemos el cromosoma Y y hay poco, la gente se enfada. Tenemos que aprender a aceptar los resultados, si hacemos análisis de ADN antiguo y da este resultado, lo tienes que aceptar. No sé, yo no me siento muy cómoda con que se utilicen los estudios genéticos para temas de este tipo. Está claro que la gente va a tener una opinión, hay gente que opina sabiendo de lo que está hablando y también gente que no. A veces es peor el remedio que la enfermedad, así que intento mantenerme un poco al margen de esta discusión. ¿Qué significa para ti ser canaria? (Risas) Yo soy un poco literal. Para mí ser canaria significa que nací aquí en Canarias. Yo he estado viviendo fuera y te puedo decir que los canarios somos muy pesados con lo de que somos de Canarias. Se lo contaba prácticamente a todo el mundo. Yo creo que estas cosas tampoco hay que darles demasiada importancia, porque seguramente si viniera por ejemplo de Valencia, pues diría que Valencia es lo mejor. Tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra tierra, pero siempre sabiendo que si tus padres se hubieran mudado y hubieras nacido en otro sitio, pues estarías super orgulloso de ser de allí. Finalmente, si te ha gustado la entrevista y quieres que sigamos “alegando” sobre estos temas, visita la página de nuestro proyecto y contribuye con una donación. (Alegando, 2019)


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