Descolonización             

 

Baltasar Garzón

Sistemas de asistencia sanitaria en el África descolonizada:
El colonialismo dominó el continente africano desde 1885 hasta la segunda mitad del siglo XX, y la última colonia, Namibia, obtuvo su independencia en 1990. Años de un control intenso y básicamente europeo difundieron la cultura, el gobierno, la industria, la religión y la medicina occidentales por el continente. El éxodo relativamente reciente de las potencias occidentales dejó al continente con países de construcción artificial y formas ajenas de gobierno, todavía dominadas por poderes económicos a distancia. África fue la cuna del hombre y también es el caldo de cultivo más antiguo de enfermedades humanas. Actualmente, las antiguas enfermedades y los nuevos problemas de salud relacionados con el SIDA, el hambre, la contaminación y los disturbios sociales se desarrollan de forma incontrolada, demandando la atención de los proveedores sanitarios y los gobiernos africanos. Los pueblos, naciones, gobiernos, economías y ecosistemas africanos necesitarán décadas, si no siglos, para establecer nuevas formas de vida capaces de afrontar con éxito estos retos. Este esfuerzo requiere la cooperación y la colaboración entre los sistemas sanitarios médicos tradicionales, islámicos y espirituales africanos y los occidentales. El vasto continente africano está formado por 50 países con más de 3.000 grupos étnicos que hablan unas 1.000 lenguas y gran variedad de ecosistemas. La vida y la cultura humanas, así como muchas creencias religiosas y filosóficas se originaron y florecieron en África—al igual que las enfermedades sociales, psicológicas, físicas y espirituales. Comerciantes, mercaderes, exploradores y viajeros africanos han viajado por todo el continente y más allá de sus fronteras intercambiando ideas y productos durante sus viajes. Como consecuencia, los pueblos africanos han desarrollado diferentes sistemas sanitarios, siendo los indígenas, los espirituales, los islámicos y los occidentales biomédicos los más importantes y de mayor influencia. Cada sistema sanitario está formado por un conjunto de elementos tales como un corpus de conocimientos, médicos especializados, centros de asistencia y equipamientos. Cada sistema tiene su forma de atraer a los pacientes, sus relaciones con el entorno social, político y económico así como sus medios para educar a nuevos médicos. Muchos africanos buscan los servicios de dos o más de estos sistemas simultáneamente. Sus elecciones están guiadas por el tipo de ayuda que creen necesitar, por su poder adquisitivo y por los diferentes recursos sanitarios disponibles. Este enfoque práctico, así como el papel cada vez más importante de los gobiernos en los servicios sanitarios, conforma el escenario de colaboración entre estos sistemas en el tercer milenio. Sistemas sanitarios indígenas Para los occidentales la palabra tradicional tiene un sentido de permanencia e inmutabilidad. Pero los sistemas tradicionales de los indígenas africanos están cambiando continuamente al absorber, influir, competir y asimilarse a influencias exteriores con gran facilidad. Las prácticas de curación de los indígenas africanos proceden de creencias antiguas, fundamentalmente filosóficas y religiosas. La medicina tradicional africana tiene sus raíces en la cultura, la familia, la comunidad, los productos locales y las prácticas sociales del pueblo, confiriendo a los africanos una visión holística de la enfermedad (buscando el tratamiento global de la persona incluyendo cuerpo y mente). Su preocupación sobre el bienestar físico no puede separarse de sus creencias sociales, filosóficas y espirituales o de su comprensión de las causas de sus problemas cotidianos. La enfermedad es considerada como un tipo de desgracia, cuyas raíces se encuentran en una serie de equivocaciones físicas, espirituales y sociales. Atención familiar La amplia familia africana es la primera responsable de la salud de sus miembros. Un principio básico de parentesco (la estructura subyacente de las sociedades indígenas africanas) es el reconocimiento de los mayores. Los mayores son los responsables en gran medida de mantener las buenas relaciones entre los miembros de sus comunidades, sus antepasados, el mundo espiritual y su dios. Como consecuencia, los mayores son los responsables de mantener la salud y el bienestar de los más jóvenes. Por lo general, cuando una persona enferma los miembros de la familia informan inmediatamente de ello a los mayores y les piden consejo. Dentro de los círculos cada vez más amplios de familia, comunidad y clan, resulta habitual encontrar miembros que son sanadores indígenas o pertenecen a alguna profesión sanadora. Los mayores también pueden recomendar solicitar los servicios de médicos fuera de su familia, comunidad o región. Sanación indígena La mayoría de los africanos creen y confían en los servicios de los sanadores indígenas para la curación de las enfermedades físicas así como para el alivio psicológico y espiritual. Entre los sanadores indígenas se encuentran herbolarios, adivinos, sacerdotes, oráculos, parteras, cirujanos, soberanos, llamadores de lluvia y otros especialistas. A través de estudios informales y formales, estos médicos aprenden el valor de la sanación y el uso de una gran variedad de raíces, hojas, cortezas, flores, espinas, minerales, partes y excrementos de animales e insectos y otros materiales para el tratamiento de los pacientes. Los sanadores también usan tabúes (prohibiciones o inhibiciones), masajes, encantamientos (recitación ritual de hechizos), ventriloquia y purgantes (para limpiar el cuerpo). Su éxito se ve reforzado por su comprensión de la condición personal, cultural, social, económica y política de los individuos, familias e instituciones de su comunidad. Al igual que el médico general en la tradición biomédica occidental, el herbolario indígena primero diagnostica el mal, a continuación prescribe los correspondientes medicamentos y finalmente aplica el tratamiento adecuado. Los adivinos y sacerdotes intentan comprender las causas espirituales y profanas de la enfermedad física y mental, los problemas espirituales y las relaciones sociales deficientes, revelan secretos sobre el futuro y pueden aconsejar, guiar, consolar o dirigir al enfermo. Junto con los llamadores de lluvia y los soberanos, ellos reconfortan, protegen contra el mal y dirigen a toda la comunidad. Especialistas Existe una importante tradición de sanadores especializados en el tratamiento de enfermedades mentales. Algunos fundan hospitales en los que se admiten y tratan pacientes durante periodos prolongados y sus terapias incluyen el uso de la adivinación, las medicinas basadas en hierbas, las restricciones físicas, la terapia ocupacional y la psicoterapia individual, familiar y de grupo. Poco se sabe sobre los orígenes y actividades de los cirujanos africanos. Las escasas referencias en la bibliografía colonial inicial y posterior a la independencia sólo mencionan que las prácticas quirúrgicas indígenas eran diferentes a las biomédicas occidentales de su época. En estos relatos las menciones a las prácticas quirúrgicas indican que los cirujanos indígenas arreglaban huesos, quitaban cataratas, drenaban líquidos, realizan fisioterapia, aplicaban ventosas, practicaban cirugía del cerebro y escarificaban o raspaban el cuerpo del paciente para aplicar medicinas. Sanación espiritual Las primeras creencias de judíos y cristianos se vieron enriquecidas con las tradiciones y los mitos más antiguos de pueblos africanos y del resto del mundo. Los discípulos cristianos difundieron su doctrina por el norte de África y hasta el este y el sur de dicho continente, difundiendo a su vez las creencias africanas. Los comerciantes europeos del siglo XVI y los misioneros propagaron su fe por todo el continente. Las nuevas iglesias africanas independientes siguieron proporcionando sanación mediante la predicación, la oración, la lectura de salmos o de partes de la Biblia, cantos, bailes, trances y consultas. Los sanadores de la fe, resultado de esta tradición sanadora espiritual, utilizan medicinas de hierbas y jabones en baños para limpiar el cuerpo, expectorantes para aliviar las congestiones del pecho, vomitivos para ayudar al estómago a desprenderse de sustancias venenosas, purgantes para limpiar el sistema digestivo y tónicos para tonificar el cuerpo. A diferencia de los sanadores indígenas, los sanadores de la fe no suelen realizar un aprendizaje formal. Sus actividades de sanación están basadas en su creencia de que ellos reciben y pueden transmitir el poder divino. Aunque los sanadores de la fe también pueden utilizar terapias de grupo tales como danzas y trances, ellos hacen especial hincapié en la relación del individuo con Dios. Sanación islámica Las creencias sobre las que se basa la medicina islámica son antiguas y reflejan problemas espirituales, interpersonales y sociales inherentes a la condición humana. Estas creencias, desarrolladas en África, Persia, la India, Siria y las sociedades beduinas, se difundieron junto con las filosofías romana y griega. Hacia el siglo II d.C., el sabio griego Galeno utilizó estas creencias en su estudio del funcionamiento del cuerpo. Los investigadores islámicos desarrollaron y codificaron la tradición sanadora profética de Mahoma en textos legales y médicos. Hacia el 800 d.C. esta medicina islámica floreció en el norte de África y era enseñada en las grandes universidades de Oriente Próximo, la península Ibérica islámica (al-Andalus) y en Tombuctú. Dos aspectos caracterizaron la práctica médica islámica: una tradición científica basada en teorías sobre los trastornos de los humores del cuerpo y una tradición profética de sanación espiritual. La tradición científica, iniciada hacia el 1100 d.C., comenzó a declinar lentamente cuando el Islam perdió su poder sobre muchos de los territorios conquistados y se vieron abandonados muchos centros de aprendizaje y de investigación científica. Los sanadores religiosos y los profesores-investigadores fueron los dos principales grupos de médicos de las artes de sanación proféticas islámicas en África. Por un lado, los sanadores religiosos, cuya descendencia del Profeta era comúnmente aceptada y eran reverenciados por sus poderes espirituales y respetados por su devoción, sanaban mediante la oración. Sus prácticas están basadas en la limpieza y en la capacidad de limpiar, el exorcismo, compartir comida, pan y saliva y celebrar ceremonias de sanación. Algunos también practican cauterizaciones (quemar para eliminar tejidos o cerrar una herida), sangrías (extraer sangre como medida terapéutica) y escarificaciones (hacer cortes superficiales, como para vacunas). Por otro, los profesores-investigadores, muy parecidos a los adivinos africanos tradicionales, intentan descubrir lo desconocido de carácter espiritual y sobrenatural para influir en aspectos tales como matrimonio, nacimiento, enfermedad, empleo, amor, educación y sucesos futuros. Los herbolarios, las parteras y los curanderos también forman parte de la medicina islámica. Actualmente en África las regiones que tienen un compromiso más profundo con la medicina islámica son las naciones musulmanes del norte, las regiones musulmanas del sur del Sahara y las pequeñas comunidades musulmanas del este y el sur de África. Las prácticas islámicas siempre han luchado, absorbido y contribuido a las creencias indígenas africanas. En las últimas décadas, con el renovado vigor del islam, los médicos musulmanes biomédicos (es decir, formados en Occidente) han iniciado colaboraciones internacionales destinadas a mezclar la tradición médica científica islámica con los avances en biomedicina. Además, desean comunicar la posición islámica sobre las prácticas médicas con implicaciones morales. Biomedicina occidental La biomedicina occidental surgió de la tradición científica de aprender lo que estaba establecido en las grandes universidades islámicas y había sido desarrollado en Europa. En el siglo XVI, exploradores, comerciantes y misioneros llevaron la joven biomedicina occidental a África occidental. Actualmente esta tradición es única por su forma de asociarse con los gobiernos nacionales, las organizaciones gubernamentales internacionales y el capitalismo. Su principio básico es que son los fenómenos físicos, tales como bacterias, virus o genes enfermos o mutantes, la causa de la enfermedad. El diagnóstico y el tratamiento se centran en el paciente individual, separado de la familia o de su comunidad social, cultural y espiritual. Basado en las ciencias biológicas y fisiológicas, el enfoque biomédico corrige la disfunción corporal aplicando tratamientos químicos, mecánicos y electrónicos específicamente diseñados y dirigidos a tratar una causa ofensiva bien definida. El resultado de este enfoque ha sido el desarrollo de una serie de especialidades, cada una de ellas con su propio equipamiento. La biomedicina occidental formó parte importante del imperialismo europeo en África. Su primer objetivo (aunque financiado con los impuestos de los africanos) era prevenir y curar las enfermedades tropicales que afectaban a los misioneros, comerciantes y administradores coloniales europeos. Desarrollo de la infraestructura Aunque los africanos obtuvieron la independencia de los poderes coloniales europeos, allí permanecieron los principios políticos y el sistema de gobierno europeos. Así, la biomedicina occidental se convirtió en el sistema sanitario oficial de los nuevos gobiernos nacionales africanos. En África, al igual que en Europa y América, la biomedicina occidental requiere inversiones continuas y crecientes. Los gobiernos africanos invierten cantidades importantes de sus fondos nacionales para establecer y mantener hospitales y clínicas así como programas médicos, de enfermería, de enseñanza de salud pública y de investigación. Las organizaciones internacionales de préstamos de fondos también invierten fuertemente en equipos médicos, suministros, medicamentos y otros materiales relacionados con la salud. Además, a diferencia de otros sistemas africanos de sanidad, la biomedicina requiere una inversión continua en transportes, electricidad, agua y sistemas de alcantarillado. El desarrollo de la biomedicina occidental en los países africanos está soportado por una serie de organizaciones externas que ofrecen servicios sanitarios a los pueblos africanos como, por ejemplo, misioneros médicos, organizaciones gubernamentales internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), organizaciones de ayuda de gobiernos extranjeros, tales como las Fuerzas de la Paz, y, cada vez de mayor relevancia, organizaciones internacionales no gubernamentales (ONGs). En las últimas décadas todas estas organizaciones han aumentado sus esfuerzos para proporcionar servicios sanitarios y de bienestar social, especialmente a las regiones afectadas por la guerra o los desastres naturales. Hacia la integración de los sistemas Los sistemas espirituales indígenas e islámicos se caracterizan por tener orígenes comunes en cuanto a mitos y prácticas de los primeros pobladores africanos y de otros pueblos antiguos. Con el paso del tiempo estas creencias y prácticas se dispersaron y arraigaron en otras partes del mundo. Posteriormente con sus elementos modificados volvieron a África, donde siguen evolucionando y cambiando. Salvo la biomedicina individualista, materialista, cara, seglar, burocrática y en último término extranjera, los sistemas sanitarios de África presentan un enfoque holístico que incluye el bienestar mental y físico, una raigambre espiritual y cultural, una preocupación por las consecuencias sociales y una utilización de los materiales locales, lo que permite a los pueblos africanos moverse con facilidad entre ellos. Actualmente y a pesar de los muchos logros conseguidos tras la independencia, África se enfrenta a numerosos problemas que afectan profundamente a la salud pública. Continúa la creación de países con gobiernos políticamente inestables y existen dictaduras militares cuya prioridad es la compra de armas, grandes poblaciones desplazadas por la guerra y el hambre, conflictos religiosos, una corrupción extendida, el tráfico de medicamentos caducados y peligrosos y suministros médicos defectuosos, así como organizaciones de ayuda internacional que no respetan a los gobiernos nacionales. El pueblo sufre de pobreza, SIDA, problemas ecológicos y una urbanización acelerada. Todos estos problemas dificultan el funcionamiento de los sistemas sanitarios y en especial el de los sistemas biomédicos occidentales que dependen de una infraestructura sofisticada y de costoso mantenimiento. Considerando todas estas circunstancias, las autoridades sanitarias piden con urgencia más cooperación y unidad entre los diferentes sistemas. La colaboración o la cooperación entre los diferentes sistemas se acelera a medida que los miembros de las familias sanadoras indígenas se hacen doctores, enfermeras, boticarios o expertos en salud pública, y después vuelven a sus familias con estos conocimientos. Una cooperación más formal tiene lugar cuando los gobiernos ofrecen programas de enseñanza basados en la biomedicina para sanadores y parteras indígenas con la esperanza de que estos actúen después como educadores sanitarios y expertos en salud pública en programas de prevención de enfermedades. Los gobiernos también fomentan el desarrollo de asociaciones de sanación tradicionales en el ámbito local y nacional orientadas hacia la autorregulación y la concesión de licencias, con la esperanza de utilizar estas asociaciones en programas de salud patrocinados por el gobierno. Parece que la gran inestabilidad de muchos países africanos jóvenes acelerará esta colaboración. Los sistemas sanitarios africanos existentes siguen su evolución. Al igual que en el pasado, los médicos de cada sistema seguirán buscando nuevas formas de coexistencia con los demás sin perder por ello su identidad. Sería un craso error proyectar el futuro de los sistemas sanitarios africanos a imagen y semejanza de los de los estados capitalistas avanzados, donde prima la biomedicina. Los estados postindustriales avanzados cada vez son menos capaces de controlar los costes sanitarios, distribuir los servicios de forma equitativa, integrar los numerosos sistemas sanitarios alternativos que compiten con el sistema oficial, o regular la turbulenta industria sanitaria biomédica internacional. Estos sistemas como tales no son dignos de imitación. En lugar de diseñar el futuro sistema sanitario africano como un sistema controlado por el gobierno y de tipo biomédico y capitalista, sería más adecuado imaginar un sistema con opciones abiertas. La medicina tradicional africana, la sanación espiritual y la medicina islámica son poderosos fenómenos locales e internacionales. Los africanos en África, Europa y América, incluidos los sanadores, comparten sus conocimientos en sus viajes. Dado que la tradición científica de la sanación islámica llegó a la biomedicina occidental, los biomédicos musulmanes de todo el mundo buscan ahora formas de armonizar la biomedicina occidental con las tradiciones islámicas. Tanto en África como en Sudamérica, el Caribe o Norteamérica, donde residen grandes poblaciones de africanos o musulmanes, todas estas prácticas florecen junto con la biomedicina occidental, que a su vez continúa su desarrollo como un esfuerzo capitalista influenciado en gran medida por los gobiernos aunque, sin embargo, proporciona la necesidad, el espacio y la oportunidad para que estos otros sistemas aumenten su eficacia y popularidad como sistemas sanitarios con un toque humano. La colaboración entre todos estos sistemas será el futuro de los sistemas sanitarios africanos, igual que lo fue en el pasado, aunque ahora con mayor eficacia y complejidad. Tal vez este modelo también sea el futuro de los sistemas sanitarios occidentales. Acerca del autor: Oliver Osborne es profesor emérito de la Universidad de Washington, en Seattle, donde imparte clases en la Escuela de Enfermería y en el Departamento de Antropología. Obtuvo su doctorado en antropología en 1968 trabajando con el pueblo yoruba de Nigeria, donde le ofrecieron una jefatura por sus servicios a la comunidad durante un periodo de guerras internas. Osborne fue el creador de la disciplina de Antropología Médica y ha realizado diferentes estudios y consultorías internacionales. (Oliver Osborne)

 
       

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