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Pío Baroja (1872-1956): sinopsis de algunas novelas:
Considerado por la crítica el novelista español más importante del siglo XX. Nació en San Sebastián (País Vasco) y estudió Medicina en Madrid, ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida. Su primera novela fue Vidas sombrías (1900), a la que siguió el mismo año La casa de Aizgorri. Esta novela forma parte de la primera de las trilogías de Baroja, Tierra vasca, que también incluye El mayorazgo de Labraz (1903), una de sus novelas más admiradas, y Zalacaín el aventurero (1909). Con Aventuras y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), inició la trilogía La vida fantástica, expresión de su individualismo anarquista y su filosofía pesimista, integrada además por Camino de perfección (1902) y Paradox Rey (1906). La obra por la que se hizo más conocido fuera de España es la trilogía La lucha por la vida, una conmovedora descripción de los bajos fondos de Madrid, que forman La busca (1904), La mala hierba (1904) y Aurora roja (1905). Realizó viajes por España, Italia, Francia, Inglaterra, los Países Bajos y Suiza, y en 1911 publicó El árbol de la ciencia, posiblemente su novela más perfecta. Entre 1913 y 1935 aparecieron los 22 volúmenes de una novela histórica, Memorias de un hombre de acción, basada en el conspirador Eugenio de Avinareta, uno de los antepasados del autor que vivió en el País Vasco en la época de las Guerras carlistas. Ingresó en la Real Academia Española en 1935, y pasó la Guerra Civil española en Francia, de donde regresó en 1940. A su regreso, se instaló en Madrid, donde llevó una vida alejada de cualquier actividad pública, hasta su muerte. Entre 1944 y 1948 aparecieron sus Memorias, subtituladas Desde la última vuelta del camino, de máximo interés para el estudio de su vida y su obra. Baroja publicó en total más de cien libros. Usando elementos de la tradición de la novela picaresca, Baroja eligió como protagonistas a marginados de la sociedad. Sus novelas están llenas de incidentes y personajes muy bien trazados, y destacan por la fluidez de sus diálogos y las descripciones impresionistas. Maestro del retrato realista, en especial cuando se centra en su País Vasco natal, tiene un estilo abrupto, vívido e impersonal, aunque se ha señalado que la aparente limitación de registros es una consecuencia de su deseo de exactitud y sobriedad. Ha influido mucho en los escritores españoles posteriores a él, como Camilo José Cela o Juan Benet, y en muchos extranjeros entre los que destaca Ernest Hemingway. (Encarta)


El Mayorazgo de Labraz (1903):
Argumento folletinesco en el que Don Ramiro, que se ha fugado con la esposa de su hermano Juan, trae a ésta gravemente enferma a Labraz. Inicia relaciones con Micaela, la sobrina de don Juan al cuidado de la enferma. Antes de desaparecer con su nueva amante, roba el tesoro de la iglesia y suministra a la enferma una sobredosis para unirse a Micaela. Por debajo de la trama ramplona y vulgar se despliegan y se discuten ideas como es consustancial a las novelas de Baroja. Está presente el enfrentamiento secular, preludio de lo que estallaría años después, entre las viejas ideas conservadores, cercanas al carlismo y reaccionarias ante el progreso, y las ideas modernas, liberales, socialistas y llevadas, por oposición a sus contrarias, al exceso. Estas dos concepciones del mundo se van radicalizando y entre ellas se abre un abismo infranqueable.

La busca (1904):
Primera novela de la serie La lucha por la vida. Narra la llegada a Madrid de Manuel Alcázar desde el medio rural, sus diversos trabajos y sus tímidas incursiones en el camino de la delincuencia, mezclado con gente de vida oscura, pícaros y hampones, en pugna con sus aspiraciones a una vida decorosa.

Aurora roja (1904):
Ultima novela de la serie La lucha por la vida. A pesar de que el ciclo narra de forma unitaria la adolescencia y juventud de su protagonista en el Madrid hormigueante del tránsito entre los siglos XIX y XX, admite sin problema la lectura independiente de cada una de sus partes. Retrato del ámbito urbano de los obreros y pequeños artesanos, así como los brotes de un anarquismo modesto y utópico, además de dar fin a las peripecias de Manuel Alcázar y otros personajes relatadas en «La busca» y «Mala hierba».

Paradox, Rey (1906):
Agrupa elementos de la novela de aventuras, de la novela utópica y el cuento filosófico. Un universo novelesco absolutamente original. Como en una gran feria carnavalesca, el lector contempla aquí una utopía que, no por pintoresca, deja de resultar aleccionadora. La ciudad de Bu-Taca, con su tiovivo en medio de la plaza y los caballitos de madera girando desesperadamente sin descanso, lo mismo que los hombres, sin objeto, sin fin, constituyen la imagen cabal de esa amarga farsa de la existencia que es, en definitiva, Paradox, Rey. Si Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox concluye cuando Paradox decide dejar su modesta buhardilla medrileña y asantarse en Valencia, en esta nueva entrega, Paradox sale un día de excursión hacia el África desconocida, y después de un viaje lleno de ironías y peripecias, se establece en un reino, entre real e imaginario, situado en el Golfo de Guinea. Los diálogos entre Paradox y sus amigos —medio exploradores y medio colonizadores— son divertidos y a veces algo chuscos, como de «género chico», dando a la novela una movilidad y una ligereza que encantan. En Paradox, Rey, están esos dos poéticos capítulos que son de antología y que se titulan: «Elogio sentimental del acordeón» y «Elogio de los viejos caballos del tiovivo». Esta novela de Baroja acaba con una sátira de los estragos que causa lo malo del progreso cuando se establece para la especulación de un pueblo inocente. Paradox, Rey es una fantasía vital que impresiona por su originalidad, su humor y su moraleja.

El árbol de la ciencia (1911):
Tercera novela de la trilogía La raza. Considerada como una obra semi-autobiográfica. Calificado por el autor como «el libro más acabado y completo de todos los míos». Obra emblemática de la generación del 98 que refleja muchas de las inquietudes sociales, científicas y filosóficas de la época. Se escribió poco después de que España perdiera sus últimas colonias y durante un periodo de grandes avances científicos. Narra la vida de Andrés Hurtado, estudiante de medicina. Pese a que el joven entra en la facultad de medicina con muchas ganas de aprender, la educación que recibe, el tener una familia poco afectuosa y unos amigos nada generosos le van dejando un poso de desilusión y pronto adopta una mentalidad negativa. Sólo cuando conoce a Lulú, una muchacha atrevida y que rebosa ternura, encuentra cierta felicidad.


Animadversión explícita:
Don Pío era un liberal descendiente de Voltaire y detestaba a los nacionalistas, a los que veía como sucesores de los carlistas que estuvieron a punto de fusilarle. Los consideraba reaccionarios y ultracatólicos. Presumía de sus antepasados vascos, no los de los fueros, sino los piratas o los guerreros de cuchillo y horca que pelearon en la batalla de Las Navas de Tolosa. El novelista dibujó a los nacionalistas como a unos fariseos impulsados por la vanidad, la antipatía y el interés, escondiendo hipócritamente una idea de la raza. Como repuesta, lo zarandearon y le acusaron de nazi por escribir Comunistas judíos y demás ralea, una colección de artículos publicada en 1936. El propio Baroja comentó después que ese título se lo había puesto el editor. A pesar de todo, el escritor siguió fulminando a los nacionalistas por contar una historia sin base científica, por su impostura y por terminar poniéndose una barretina como calcetín en la cabeza. Ellos le atacaron llamándole ogro finés, buey vasco y godo degenerado. Baroja vio la guerra como el desenlace sangriento de un pueblo fanático, capaz de hacer paella con cadáveres y arroz. Fue detenido el día 21 de julio de 1936 por los requetés. (Raúl del Pozo, 2018)

 

 

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