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Mario Benedetti (1920-2009):
Escritor uruguayo, autor de una extensa obra literaria que abarca la crítica literaria, la poesía, el ensayo y la narrativa. Esta variedad de registros, a la que hay que añadir la creación de letras para canciones, presenta, sin embargo, una gran unidad y una coherencia vertebradas por la vocación ‘comunicante’ de sus escritos, término con el que algunos críticos han definido el interés del escritor por establecer un diálogo y, al tiempo, cierta complicidad con el lector a través de sus obras, confiriéndolas un estilo inconfundible. Nació Benedetti el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, en el departamento de Tacuarembó. Estudió en el Colegio Alemán de Montevideo y en el Liceo Miranda. Entre 1938 y 1941 residió en Buenos Aires. En 1945 regresó a Montevideo y entró a formar parte del equipo de redacción del semanario Marcha. A partir de este momento compartiría su labor periodística en distintos periódicos y revistas literarias, como Marginalia, de la que sería director, o Número, una de las publicaciones sobre literatura más prestigiosas de la época, con la edición de sus primeros trabajos literarios: el poemario La víspera indeleble (1945); Peripecia y novela (1948), un volumen de ensayos; su primer libro de cuentos, Esta mañana (1949), y la novela Quién de nosotros (1953). En 1957 viaja por primera vez a Europa, como corresponsal de Marcha y El Diario, y en 1959, a Estados Unidos. Realiza, asimismo, varias visitas a Cuba, donde, en 1968, funda el Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas. En 1971 es nombrado director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montevideo. Tras el golpe militar de 1973, sufrió exilio en Buenos Aires, Lima, La Habana y España, donde, en 1982, comenzaría a colaborar con el diario El País. Al restaurarse la democracia en Uruguay en 1985, volvió a su país. Allí entró a formar parte de la revista Brecha, como continuación del proyecto de Marcha. En la actualidad alterna su residencia entre Madrid y Montevideo.

OBRA:
Benedetti ha cultivado todos los géneros, iniciados en sus primeros trabajos, ya nombrados, y que en los años inmediatamente posteriores continuaría con Poemas de la oficina (1956), poesía de tono cotidiano y existencial, o los cuentos Montevideanos (1959), en los que toman forma las principales características de la narrativa del autor, consagrándolo como escritor, con los que incursionó en el realismo, asociado al costumbrismo, centrado en las clases modestas de la ciudad. En 1960 ensayó la crítica político-social con El país de la cola de paja. Con La tregua (1960), uno de los más destacados ejemplos de la narrativa hispanoamericana contemporánea, Benedetti adquiere proyección internacional (cuenta con más de un centenar de ediciones, ha sido traducida a una veintena de idiomas y se han realizado adaptaciones para cine, teatro, radio y televisión). Esta novela, así como Gracias por el fuego (1965), amplía el realismo a la observación de vicios sociales de la clase media y la sociedad de consumo. En los años siguientes verían la luz el libro de cuentos La muerte y otras sorpresas (1968) y Cuaderno Cubano (1969), volumen en el que se incluyen poemas, artículos y entrevistas sobre Cuba y la experiencia del autor en este país. Posteriormente, su narrativa se politizó en favor de las opciones de la guerrilla urbana con El cumpleaños de Juan Ángel (1971) y Primavera con una esquina rota (1982), que en 1987 recibió el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional. En 1974 se publica el ensayo El escritor latinoamericano y la revolución posible, y el tema del exilio y el retorno se incorpora en la novela La casa y el ladrillo (1977), así como en los poemas de Viento del exilio (1981), Geografías (1984) y Las soledades de Babel (1991). Sus numerosos relatos han sido publicados bajo títulos como Cuentos completos (1986); Despistes y franquezas (1989), en el que aparecen junto a poemas; Buzón de tiempo (1999); El porvenir de mi pasado (2003), y Variaciones sobre el olvido (2005). Ha recogido su tarea crítica en varias misceláneas, como Letras del continente mestizo (1967), volumen en el que reúne ensayos y artículos referidos a literatura latinoamericana; Sobre artes y oficios (1968), recopilación de artículos sobre literatura europea y norteamericana; El desexilio y otras conjeturas (1984), en el que se define el ‘desexilio’ como la voluntad de regreso y de reintegración; La cultura, ese blanco móvil (1989), o La realidad y la palabra (1991), una reflexión sobre la realidad latinoamericana contemporánea, así como sobre sus principales autores y corrientes literarias. Su obra de teatro Pedro y el capitán (1979), de la que también se hizo una versión cinematográfica en 1984, aborda la problemática moral de la tortura. En el volumen Canciones del más acá (1988) se reúnen sus numerosas letras de canciones incorporadas al repertorio de más de cuarenta cantantes. En 1993 publica La borra del café, y en 1996, Andamios, ambas, novelas de carácter autobiográfico. La mayoría de su obra poética se encuentra recogida en tres volúmenes: Inventario. Poesía 1950-1958 (1963); Inventario dos (1993), en el que se incluyen los poemas publicados entre 1986 y 1991 en libros como Preguntas al azar (1986) o Yesterday y mañana (1988); e Inventario tres (2003), integrado por la producción poética publicada desde 1995 a 2002, en El olvido está lleno de memoria (1995), La vida, ese paréntesis (1997), Rincón de haikus (1999) y El mundo que respiro (2001). Sus libros de poemas más recientes son Insomnios y duermevelas (2002), Existir todavía (2003), Defensa propia: 60 poemas y 85 bagatelas (2005) y Canciones del que no canta (2007). En 1997, Benedetti es investido doctor honoris causa por las universidades de Alicante y de Valladolid. En 1999 recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana; en 2001, el Premio Iberoamericano José Martí, y en 2005, el Premio Internacional Menéndez Pelayo. (Encarta)


Sinopsis:
La tregua - Mario Benedetti (1960):
Es la obra de Benedetti que ha alcanzado mayor éxito de público. La cotidianidad gris y rutinaria, marcada por la frustración y la ausencia de perspectivas de la clase media urbana, impregna las páginas de esta novela, que, adoptando la forma de un diario personal, relata un breve período de la vida de un empleado viudo, próximo a la jubilación, cuya existencia se divide entre la oficina, la casa, el café y una precaria vida familiar dominada por una difícil relación con sus hijos ya adultos.Sin embargo, la aparente mediocridad vital desaparece paulatinamente conforme vamos conociendo al protagista; y Benedetti nos lleva magistralmente incluso a la más profunda empatía con el personaje principal durante la tregua que irrumpe en su vida grisácea de oficinista.


Desde los afectos:
Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente... 
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse... 
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?
(Mario Benedetti)

 

 

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