Estructuralismo             

 

Estructuralismo:
Movimiento europeo en el área de la humanidades que emergió en Francia a mediados de la década de 1950 y en el que el lenguaje desempeña una función clave. Tiene sus raíces en la lingüística de Ferdinand de Saussure, cuya principal propuesta es que “el lenguaje no es ni una forma ni una sustancia”. Su nacimiento real tuvo lugar en 1955, cuando el filósofo Claude Lévi-Strauss (influido por Saussure pero también por los antropólogos y lingüistas estadounidenses y los formalistas rusos) publicó en el Journal of American Folklore un artículo titulado El estudio estructural del mito: Un mito, donde afirmaba que el mito “como el resto del lenguaje, está formado por unidades constituyentes” que deben ser identificadas, aisladas y relacionadas con una amplia red de significados. Así pues, los fenómenos culturales pueden considerarse como producto de un sistema de significación que se define sólo en relación con otros elementos dentro del sistema, como si fuera el propio sistema quien dictase los significados. Todo código de significación es arbitrario, pero resulta imposible aprehender la realidad sin un código. El estructuralismo se propone identificar y definir las reglas y limitaciones en el seno de las cuales, y en virtud de las cuales, el significado es generado y comunicado. Este método, que se define como inmanente porque no mira en el exterior para explicar los fenómenos culturales, elimina la búsqueda de autenticidad allí donde, por ejemplo, se encuentran diferentes versiones de un mito: el análisis estructural toma en consideración todas las variantes halladas en el estudio de un fenómeno determinado. Otra función del método es la de interpretar el funcionamiento de la mente, tanto en las culturas primitivas como en las culturas científicas, como un todo estructuralmente idéntico: la teoría kantiana de los procesos de pensamiento queda así demostrada a posteriori por la investigación antropológica. El estructuralismo se ha aplicado a la sociología, la crítica literaria y la filosofía, revelándose extraordinariamente útil en el estudio de la narrativa. Entre los principales teóricos del movimiento estructuralista destacan Roland Barthes, Michel Foucault, Jacques Lacan y, más recientemente, Jacques Derrida. El estructuralismo ha sido criticado por su devaluación de la autonomía individual y su aparente desprecio de la historia. Véase también Postestructuralismo. Su difusión en España e Hispanoamérica se inició a partir de la década de 1960 y alcanzó su máximo auge al coincidir con las reformas educativas de la década siguiente. Destacan, entre otros, los procesos de reformas lingüísticas llevados a cabo en Argentina, España y México, con autores como Ana María Barrenechea, Emilio Alarcos, Francisco Rodríguez Adrados, Idolina Noguel y Antonio Domínguez. (Encarta)


Roland Barthes (1915-1980):
Crítico y semiólogo francés, autor del Grado cero de la escritura que fue uno de los primeros en aplicar a la crítica literaria los conceptos surgidos del psicoanálisis, la lingüística y el estructuralismo. Nacido en Cherburgo, su padre era subteniente de la Marina y murió en 1916. Huérfano de padre desde muy niño así como enfermizo y tendiente a la melancolía, vivió y creció con su madre en Bayona hasta 1924, fecha en la que se trasladó a París, donde terminó sus estudios de bachillerato en el Lycée Montaigne y Louis-le-Grand. Obtuvo el título de bachiller en 1934, y en 1939 la licenciatura en lenguas clásicas de la Universidad de la Sorbona. Entre 1934 y 1947 contrajo una tuberculosis que le obligó a pasar mucho tiempo en diversos sanatorios, donde completó sus estudios leyendo a Marx y a Michelet. En 1946 comenzó a colaborar en Combat, un periódico de izquierdas, y sus artículos se recopilaron en El grado cero de la escritura (1953). A partir de 1948 fue lector en las universidades de Bucarest y Alejandría, y posteriormente trabajó como investigador en lexicología y sociología en el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS, Centro Nacional de Investigación Científica de París). En 1962 fue nombrado director de estudios de la École Pratique des Hautes Études (la Escuela Práctica de Estudios Superiores), donde dio clases de semiótica (sociología de los signos, de los símbolos y de su representación), y fue nombrado profesor de Semiología Literaria del Collège de France en 1976. También recibió el título de Chevalier des Palmes Académiques. En 1980 Barthes fue víctima de un mortal accidente de automóvil cerca de la Sorbona. En 1963 provocó la polémica en el mundo académico con su obra Sobre Racine (1964): en la línea de los nuevos métodos estructuralistas, Barthes explicaba que los elementos de la obra literaria debían entenderse en relación con otros elementos de la misma obra y no en un contexto ajeno a la literatura. Además de crítica literaria escribió sobre música, arte, cine y fotografía. Barthes abordaba cada uno de estos campos con nuevas herramientas críticas que respondían a su siempre cambiante trayectoria intelectual: neomarxista al comienzo de su carrera, se acercó a la crítica existencialista en la década de 1960, y posteriormente se convirtió en uno de los primeros teóricos que estudió los límites del estructuralismo, preparando así el terreno, desde el punto de vista teórico, para el nouveau roman y sus representantes, como Alain Robbe-Grillet y Nathalie Sarraute. Su obra ha sido considerada por algunos filósofos alemanes como un intento de construir una filosofía de la semiótica, cuya identidad reside en el reconocimiento de su singularidad. Entre sus escritos destacan: Elementos de semiología (1965), Crítica y verdad (1966), Sistema de la moda (1967), S/Z (1970), El imperio de los signos (1970), El placer del texto (1973), Roland Barthes por Roland Barthes (1975), Fragmentos de un discurso amoroso (1977) y La cámara lúcida (1980), que fue su última obra. (Encarta)


Michel Foucault (1926-1984):
Filósofo francés que intentó mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia. Sus estudios pusieron en tela de juicio la influencia del filósofo político alemán Karl Marx y del psicoanalista austriaco Sigmund Freud. Foucault aportó nuevos conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los homosexuales y el bienestar. Nacido en Poitiers, Foucault estudió filosofía occidental y psicología en la École Normale Supérieure de París. Durante la década de 1960, encabezó los departamentos de filosofía de las Universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes (conocida de forma oficial como Centro Universitario Experimental de Vincennes). En 1970 fue elegido para el puesto académico más prestigioso en Francia, en el Collège de France, con el título de profesor de Historia de los Sistemas de Pensamiento. Durante las décadas de 1970 y 1980, su reputación internacional creció gracias a las numerosas conferencias y cursos que impartió por todo el mundo. Las principales influencias en el pensamiento de Foucault fueron los filósofos alemanes Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger. Nietzsche mantenía que la conducta humana está motivada por una voluntad de poder y que los valores tradicionales habían perdido su antiguo dominio opresivo sobre la sociedad. Heidegger criticó lo que llamó 'nuestro actual entendimiento de ser tecnológico'. El pensamiento de Foucault exploró los modelos cambiantes de poder dentro de la sociedad y cómo el poder se relaciona con la persona. Investigó las reglas cambiantes que gobiernan las afirmaciones que pueden ser tomadas de forma seria como verdaderas o falsas en distintos momentos de la historia. Estudió también cómo las prácticas diarias permiten a la gente definir sus identidades y sistematizar el conocimiento; los hechos pueden ser entendidos como productos de la naturaleza, del esfuerzo humano o de Dios. Foucault afirmaba que la concepción de las cosas tiene sus ventajas y sus peligros. El pensamiento de Foucault se desarrolló en tres etapas. La primera, en Locura y civilización (1960), que escribió mientras era lector en la Universidad de Uppsala, en Suecia, reflejó cómo en el mundo occidental la locura —que alguna vez se pensó infundida por inspiración divina— llegó a ser considerada como enfermedad mental. En esta obra intentó exponer la fuerza creativa de la locura que había sido reprimida tradicionalmente por las sociedades occidentales. En su segunda etapa escribió Las palabras y las cosas (1966), una de sus obras más importantes. La última etapa de Foucault empezó con la publicación de Vigilar y castigar, en 1975. Se preguntaba en este ensayo si el encarcelamiento es un castigo más humano que la tortura, pero se ocupa más de la forma en que la sociedad ordena y controla a los individuos adiestrando sus cuerpos; por ejemplo, un entrenamiento básico puede disciplinar y preparar a una persona para ser un soldado. Los últimos tres libros de Foucault —Historia de la sexualidad, Volumen I: Introducción (1976), El uso del placer (1984) y La preocupación de sí mismo (1984)— son parte de una truncada historia de la sexualidad. En estos libros, Foucault rastrea las etapas por las que la gente ha llegado a comprenderse a sí misma en las sociedades occidentales como seres sexuales, y relaciona el concepto sexual que cada uno tiene de sí mismo con la vida moral y ética del individuo. En todos los libros de este último periodo, Foucault intenta mostrar que la sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó bio-poder, es decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales de autoridad son incapaces de entender y criticar. En vez de ser represivo, este nuevo poder realza la vida. Foucault anima a la gente a resistir ante el Estado del bienestar desarrollando una ética individual en la que cada uno lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y admirarla. (Encarta)


Jacques Lacan (1901-1981):
Psicoanalista francés, considerado por muchos teóricos como el más importante para el psicoanálisis. Nacido en París, en 1932 se doctoró en medicina antes de dedicarse a la psiquiatría y al psicoanálisis. Fue durante esta década cuando Lacan comenzó a estudiar la paranoia y la esquizofrenia, siendo famosa su tesis doctoral “De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad”, y cuyas consideraciones clínicas giraban alrededor del ‘caso Aimée’, que tuvo una gran repercusión social en Francia. En 1949 presentó en el Congreso de Psicoanálisis de Zürich su trabajo “El estadio del espejo como formador de la función del yo”, que consideró ‘el primer pivote de su intervención en la teoría psicoanalítica’. En 1953 comenzó el dictado de lo que llamaría sus Seminarios en el Hospital de Sainte Anne (París) sobre los escritos técnicos de Sigmund Freud y la teoría del yo. Ese mismo año, Lacan dictó en el Instituto de Psicología de Roma (Italia) una famosa conferencia (que se publicó bajo el título de “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis”, conocida también como “Discurso de Roma”) que supuso el inicio de sus enseñanzas. En 1964 Lacan se trasladó a la Sorbona después de haber sido expulsado de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA). Ese mismo año fundó la Escuela Freudiana de París (EFP) que dirigió hasta 1980, fecha en que decidió disolverla poco antes de su muerte. Una parte de su obra, fundamentalmente oral, está recopilada en los Escritos (1971), compendio de sus enseñanzas que contó con la colaboración del prestigioso François Wahl. Sus tesis principales hacen referencia a la importancia del lenguaje, ya que adoptó ideas del estructuralismo lingüístico de Ferdinand de Saussure para sostener que el lenguaje es el fundamento mismo del descubrimiento freudiano del inconsciente, es decir, su materialidad, de ahí que su principal tesis sea la del “Inconsciente estructurado como un lenguaje”. Por otro lado, el yo en su obra es sometido a un verdadero análisis crítico, ya que para Lacan el yo es el principal obstáculo del psicoanálisis y no se puede plantear su curación. Debido a su interés por lo simbólico y el lenguaje, su trabajo ha influido en la lingüística, así como en la teoría cinematográfica y en la crítica literaria. (Encarta)


Jacques Derrida (1930-2004):
Su pensamiento se articula en torno a la noción de desconstrucción, una metodología analítica que ha sido aplicada a la literatura, la lingüística, la filosofía, el derecho, la arquitectura, la música y muchas otras áreas del saber. Nació en El-Biar, Argelia. Entre 1950 y 1954 estudió en la Escuela Normal Superior de París, donde también impartiría clases desde 1965 hasta 1983. Anteriormente, entre 1960 y 1964, enseñó en la Sorbona. En 1983 fue nombrado director de estudios en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales. Desde principios de la década de 1970, Derrida dividió su tiempo entre París y Estados Unidos, donde impartía clases en universidades como la John Hopkins, Yale y la de California, en Irvine. La primera publicación de Derrida (1962) fue la traducción e introducción a El origen de la geometría, obra de Edmund Husserl publicada en 1936, donde examinaba los fundamentos de las tesis fenomenológicas del filósofo alemán. En 1967 publicó tres libros, La voz y el fenómeno, De la gramatología y La escritura y la diferencia, en los que introducía y aplicaba el enfoque desconstructivo a la lectura de textos. El trabajo de Derrida se centra en el lenguaje. Afirma que el modo tradicional o metafísico de abordar un texto impone un cierto número de falsas suposiciones sobre la naturaleza del mismo. Un lector tradicional parte de que el lenguaje es capaz de expresar ideas sin cambiarlas, de que en la jerarquía de las lenguas la escritura es secundaria respecto a la palabra, y de que el autor de un texto está en el origen de su significado. El estilo de lectura desconstructivo de Derrida invierte estas suposiciones y cuestiona la idea de que un texto tenga un significado único e inalterable. La persistencia del logocentrismo en la filosofía occidental, la primacía de la palabra y la voz sobre la escritura y el énfasis puesto sobre el significado en oposición al significante están en el núcleo del pensamiento derridiano. Recurriendo al psicoanálisis y la lingüística, Derrida cuestiona este enfoque. Las intenciones del autor al hablar no pueden ser aceptadas incondicionalmente. El número de interpretaciones legítimas de un texto es múltiple, y esta fuerza productora de sentidos y diferencias demuestra la imposibilidad de un análisis único del texto. La desconstrucción saca a la luz los numerosos estratos semánticos que operan en el lenguaje. Al desconstruir la obra de autores anteriores, Derrida trata de demostrar que la lengua está cambiando de forma constante. Aunque su pensamiento a veces es descrito por sus críticos como la liquidación de la filosofía, la desconstrucción puede ser mejor comprendida como muestra de las tensiones ineludibles entre los ideales de claridad y coherencia que guían la filosofía y los inevitables defectos que acompañan a su producción. La obra derridiana aborda el análisis tanto de textos literarios (de Antonin Artaud, Jean Genet, Maurice Blanchot o James Joyce, entre otros) como filosóficos, sobre todo de Nietzsche, Hegel o Emmanuel Levinas. Otros libros del pensador francés son Los márgenes de la filosofía (1972), La diseminación (1972), La arqueología de la frivolidad (1973), ¿Qué queda después del saber absoluto? (1974), Glas (1974), La tarjeta postal de Sócrates a Freud (1980), Schibboleth (1986) o Adiós a Emmanuel Lévinas: palabra de acogida (1997). (Encarta)


Emmanuel Levinas (1905-1995):
Filósofo francés de origen ruso. Autor de una original teoría ética de la alteridad, contribuyó a difundir en Francia la fenomenología de Edmund Husserl y fue autor de numerosos comentarios al Talmud. Nació en la actual ciudad lituana (entonces rusa) de Kaunas, en el seno de una familia de burgueses judíos. Cursó estudios superiores de filosofía en la Universidad de Estrasburgo y, durante una estancia en la de Friburgo de Brisgovia (1928-1929), asistió a determinadas clases impartidas por Husserl y Martin Heidegger. Instalado definitivamente en Francia, fue profesor de filosofía y más tarde resultó nombrado director de la Escuela Normal Israelita Oriental. En 1964 ganó una cátedra de Filosofía en la Universidad de Poitiers y posteriormente ingresó en la Universidad de Nanterre (1967) y en la Sorbona (1973). Emmanuel Levinas falleció en 1995 en París.

PENSAMIENTO Y OBRA:
Aunque es innegable la influencia que sobre su pensamiento ejercieron la fenomenología de Husserl y la filosofía de Heidegger, Levinas se desmarcó pronto de sus maestros, denunciando a la filosofía occidental por constituir un pensamiento de la “totalidad” en perjuicio de la idea de “infinito”. Reprochaba a aquélla el hecho de estar más preocupada por la “verdad” que por el “bien”. Por eso, su principal tema de reflexión fue la ética y proyectó promover la idea de un “bien” independiente de la “verdad”, de una ética como alternativa a la metafísica. Las tesis esenciales de su pensamiento quedaron expuestas en Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad (1961), obra en la que desarrolló la idea de que la presencia del “otro” (y, más concretamente, “el rostro del otro”), que llama a la conciencia moral a rechazar toda violencia con respecto al otro, es una experiencia fundamental que desconocen las filosofías de la totalidad, que reducen el “otro” al “mismo”. Se trata de una experiencia concreta que compromete al individuo en tanto que sujeto moral, sin que haya con el otro ningún contrato: el deber del hombre hacia el otro es incondicional, y eso es lo que funda la humanidad del hombre. Como afirmaba en De otro modo que ser o más allá de la esencia (1974), para la ética, el hombre es “más que ser”. La relación ética que impone el rostro del otro conduce a Levinas a Dios, cuya huella se puede leer en el rostro del otro. La ley observada hace “que Dios venga a la idea” (De Dieu qui vient à l´idée, Del Dios que viene a la idea, 1982). Pese a no ser teólogo, Levinas encontró en el judaísmo una fuente de inspiración para su reflexión. Para él, el judaísmo es una religión fundamentalmente ética; por otra parte, condenaba lo que designaba como “consolación de las religiones”, es decir, una cierta mística y una cierta sacralidad. En su opinión, toda lo sacro depende de la magia y sólo la ética tiene un sentido que supera a la muerte. Las actividades sociales, la ciencia y la técnica son, en la medida en que tienen como fin venir en socorro del hombre, más “religiosas” que toda forma de sacralidad. Esa insistencia en la posibilidad de santidad fuera de toda sacralidad le alejó de los medios judaicos pero le hizo muy apreciado en los cristianos. Se trata, probablemente, de la aportación más original de su pensamiento, que ha contribuido a una cierta “desmitificación” de Dios. Otras importantes obras suyas fueron: Difícil libertad. Ensayo sobre el judaísmo (1963), Cuatro lecturas talmúdicas (1968), Ética e infinito (1982) y Entre nosotros. Ensayos para pensar en otro (1993). (Encarta)


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