Ofensiva del Rhin             

 

Discusiones sobre la ofensiva del Rhin:
Entre británicos y americanos habían surgido graves diferencias, acerca de la forma de realizar la ocupación de Alemania, ya desde el mismo momento de la invasión de Normandía. Desde su cuartel general de Francia, el mariscal de campo Bernard Montgomery, comandante del 21.° Grupo de Ejército, se mostraba inclinado a realizar un solo ataque por el norte de Alemania, a través del Ruhr, y bajo su propia dirección. Afirmó que lo único que necesitaba, además de sus tropas, era el Primer Ejército norteamericano. Pero los comandantes norteamericanos se mostraban igualmente insistentes en que el ataque debía hacerse simultáneamente desde su propia zona, bastante hacia el Sur, contra Francfort del Main. Con las tropas germanas retirándose desordenadamente, tanto el mando de Estados Unidos como el británico, consideraban justificadamente que podían lograr una victoria total hacia fines de 1944, siempre que se les diera carta blanca. Pero el comandante supremo, general Eisenhower, era más bien un estadista militar que un jefe de operaciones, y halló una solución equitativa: permitió que Montgomery llevase a cabo la ofensiva principal desde el Norte, con preferencia en los suministros, pero dejó también que el teniente general George S. Patton siguiese atacando desde el Sur, con el Tercer Ejército de Estados Unidos, aunque en menor escala. Como resultado de ello, los Aliados avanzaron hacia el Este en un amplio frente, y llegaron a la frontera alemana en septiembre, para quedar detenidos por falta de suministros.

Eisenhower Patton Eisenhower


Las Ardenas:
Muy poco fue lo que ocurrió en aquel frente durante los tres meses siguientes, permitiendo a los alemanes reorganizar sus ejércitos, que habían sido duramente castigados en Francia, creando una fuerte línea defensiva desde Holanda hasta Suiza. La calma permitió a Hitler, incluso, lanzar una ofensiva realmente inesperada: la batalla del Bulge. Sorprendiendo a los norteamericanos en situación débil, los alemanes avanzaron arrolladoramente hacia el río Mosa, y aunque los soldados de Hitler fueron después rechazados hasta las fronteras germanas, el prestigio militar americano y la moral de las tropas quedaron seriamente dañados. La discusión originada por la petición de Montgomery de llevar a cabo una sola ofensiva en Alemania, se vio agravada durante la batalla del Bulge, cuando Eisenhower decidió transferir repentinamente el sector norte de las Ardenas al mariscal inglés. Bradley quedó desconcertado al verse sin la mitad de sus tropas, justamente cuando creía tener dominada la situación. Luego montó en cólera cuando Montgomery, una vez ganada la batalla, explicó a los corresponsales de los periódicos la forma en que había «solucionado el embrollo». Bradley consideró que Montgomery había exagerado el papel que le cupo en la victoria, «aprovechando nuestro descalabro en las Ardenas».

Perfectamente al corriente de esta desagradable situación, Eisenhower había elaborado su plan final para invadir Alemania. Su proyecto era similar al del otoño anterior, y consistía en presionar sobre la frontera alemana desde Holanda a Suiza. En el extremo de la línea se hallaba el 21.° Grupo de Ejército de Montgomery, que comprendía tres ejércitos: el Primero canadiense, el Segundo británico y el Noveno americano. A continuación se hallaba el 12.° Grupo de Ejército de Bradley, integrado por los ejércitos Primero y Tercero de Estados Unidos. En el Sur, por fin, estaba el general Jacob L. Devers con el 6.° Grupo de Ejército compuesto por los ejércitos Primero y Séptimo franceses. Los jefes de Estado Mayor norteamericanos se reunieron para conocer los planes estratégicos del comandante supremo, que fueron expuestos por el jefe de Estado Mayor de Eisenhower, teniente general Walter Bedell Smith, al que apodaban «Descarado». Montgomery conduciría su 21.° Grupo de Ejército en el ataque final a través de la cuenca del Rhur, y Bradley llevaría a cabo el segundo ataque en importancia contra la zona de Francfort. Smith manifestó que la oportunidad en las operaciones era el factor más importante, y que los Aliados deberían avanzar con ímpetu hacia el Este, en tanto los alemanes recibían un duro castigo en el frente opuesto, por parte del Ejército Rojo.

Mariscal inglés Montgomery Sherman Sherman Caen


Prioridad logística al ataque de Montgomery:
A mediodía, los jefes británicos de Estado Mayor se reunieron con sus colegas norteamericanos. Entre todos constituían la Jefatura del Estado Mayor Conjunto, y tenían la responsabilidad de la marcha de la guerra en el Oeste. El mariscal de campo Alan Brooke, con prerrogativas similares a las del general Marshall, asumió la presidencia. De afable apariencia, reservó sus ingeniosos sarcasmos para el Diario que llevaba fielmente. Tenía la seguridad de conocer la forma de ganar la guerra mucho mejor que Eisenhower, pero procuró ocultar su parecer al comandante supremo. Para los amigos íntimos, no era ningún secreto que Brooke consideraba a Eisenhower como una persona que se dejaba influir por la opinión del último con quien hablaba. Brooke también tenía sus reparos acerca de Marshall, y se habría sentido mucho más satisfecho si Mac Arthur —a su modo de ver el general más competente de la contienda— hubiese sido el jefe de Estado Mayor norteamericano. Brooke escuchó cortésmente mientras Smith bosquejaba el plan de Eisenhower, aunque sin dejar de pensar que el llamado ataque secundario de Bradley amenazaba con convertirse en algo casi tan importante como el de Montgomery. Por fin, hizo notar que los ingleses consideraban que no existían fuerzas suficientes como para llevar a cabo dos operaciones de gran envergadura, por lo que sería necesario decidirse por una sola. Y de las dos, la de Montgomery en el Norte parecía ser la más prometedora. Con irascibilidad que se veía agravada por su úlcera estomacal, Smith contestó que Eisenhower pensaba proporcionar a Montgomery todas las unidades que logísticamente pudiera mandar, o sea, treinta y seis divisiones, con diez más de reserva, y añadió que «el ataque del Sur no pretende competir con el del Norte». Esto hizo suscitar mayores recelos en Brooke, quien declaró que le parecía bien la explicación, pero que seguía creyendo que el ataque de Bradley podría exigir el empleo de numerosas fuerzas, debilitando la ofensiva de Montgomery. Marshall comenzaba a impacientarse, y dominando su irritación declaró —como lo habían hecho antes que él muchos otros generales americanos— que no era conveniente confiar en una línea única de ataque contra Berlín. Se hacía indispensable contar con otro recurso al que echar mano si no le salían bien las cosas a Montgomery. Los ingleses tuvieron entonces la seguridad de que los norteamericanos estaban planeando una segunda ofensiva importante, y comenzaron a criticar enérgicamente el plan de Eisenhower de concentrar todas las tropas ante el Rhin antes de intentar el cruce del río. El cáustico Smith replicó que Eisenhower nunca había dicho que se tomara toda la zona occidental del Rhin antes de cruzarlo, lo cual fue confirmado, con su tono mesurado, por el jefe de operaciones de Eisenhower, general Harold Bull. La reunión en las márgenes del Rhin no se intentaría, añadió Smith, si ello significaba una demora en el avance. Pero Brooke estaba secretamente convencido de que eso serviría como excusa para efectuar una ofensiva a lo largo del Rhin, en lugar de concentrar las energías en el único ataque en que actuase Patton, y estaba destinada a convertirse en principal, por lo que cortésmente dijo que en lugar de aprobar el plan de Eisenhower preferiría que la Jefatura del Estado Mayor Conjunto sólo tomase nota del proyecto en esos momentos. La acción sufría así una demora, y en cuanto la entrevista hubo terminado Bedell Smith envió a Eisenhower, que estaba en Versalles, el siguiente telegrama:

(Los últimos cien días, John Toland)

Cañón Karl HowitzerLos puentes del Rhin:
El puente de Lundendorff quedó operativo tras dos intentos accidentados para su voladura. Probablemente las granadas de los asaltantes norteamericanos inutilizaron el cable principal de detonación. Fue el único puente sobre el Rihn aprovechable para la invasión aliada de Alemania por el frente Occidental. Los planes en marcha -ataque por el norte de Montgomery y Patton por el sur-, no permitieron el aprovechamiento de las posibilidades que brindaba. El control sobre la ribera oeste del Rhin facilitó el rápido tendido de puentes provisionales a cada lado. Buscando desesperadamente su definitiva destrucción los alemanes emplearon el Karl Howitzer, un enorme cañón sobre orugas; lanzaron 12 V-2 desde Holanda y prepararon una operación con hombres rana.


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