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Entrevista a José Saramago (2006): En la cocina del domicilo de la Praça de Londres, en Lisboa, donde acaba de ofrecernos café y bollos, Pilar nos presenta a Rosa, una familiar de Catarina Eufémia, [1] que trabaja con ella desde que se conocieron, a finales de los años 80, en el Instituto Español de Lisboa, donde estudiaban los hijos de ambas. Pilar - de quien José Saramago dirá, en la apasionada dedicatoria de As Pequenas Memórias (ed. Caminho) [Las pequeñas memorias, Alfaguara, Madrid, 2007], sobre la infancia y juventud vividas en Azinhaga y en Lisboa, "que aún no había nacido y tanto tardó en llegar" - vive intensamente los preparativos del lanzamiento del libro el próximo jueves en la aldea natal del escritor.
PÚBLICO – Si yo le dijese, después de leer su autobiografía, que fue
salazarista cuando era adolescente, ¿qué respondería? - ¿Y que estuvo "ligado al fascismo", como dice el titular [del
jueves] del Correio da Manhã? - Pero, ¿sabe que, antes del Correio da Manhã, fue O
Estado de S. Paulo [edición del día 4] quien lo publicó como titular? - En el libro señala que en el instituto conseguía quedarse el último
de la fila y que nunca usó el uniforme. - Él establece la vinculación con Grass, "que confesó, en su
autobiografía, haber pertenecido a las Juventudes Hitlerianas". ¿Por qué, a
propósito, comprende usted la confesión tan tardía de Grass? - Una figura asumida como autoridad moral... - Podría alegarse que Saulo [de Tarso, San Pablo] también persiguió a los cristianos y después se convirtió. Evidentemente que hubiera sido mejor para Grass haberlo confesado desde un principio. Pero recurrió al juego de las medias verdades. - Lo que es censurable. - También. Por eso aquellos que se engrandecen tienen que estar preparados para esto. - ¿No será la historia de aquel hombre que andaba de tierra en tierra a la espera de que se cayese el trapecista del circo? Tomé partido a su favor porque aquello [lo que hizo Grass] no liquida lo que fue el futuro de ese tiempo. ¿No había derecho a erigirse en fiscal moral de los demás? Yo no quiero jugar a eso. Yo no condeno a Günter Grass. ¿Que debía haberlo dicho? Pues debía. Pero, por lo menos ya está dicho, ahora dejen al hombre en paz. - Sondeos recientes en Portugal y en España indican que hay gente
tanto aquí como allí dispuesta a avanzar en la unión de los dos países.
Independientemente del valor de las encuestas, si le hiciesen la pregunta,
¿qué respondería? - ¿Puede resumirlo? - ¿Y ahora? - ¿Y ahora, qué? No sabemos. Pasamos siglos de dependencia: dependencia de Gran Bretaña, dependencia de esto, dependencia de aquello. Ahora somos también dependientes, lo que no avergüenza a nadie: hay ollas de barro y ollas de metal. Pero aquí falta una cosa que se llama orgullo, cada vez más. Somos capaces de calenturas, como lo fue el 25 de Abril, una calentura en la que ingenuamente creímos. No era cierto, no era posible, no era creíble, pero el tiempo de la felicidad llegó para Portugal entonces. Duró, como las rosas de Malherbe, [3] l'espace d'un matin. Y se acabó. - Dejó cosas buenas. - ¿Y las tres "des" de las que se hablaba: democracia, desarrollo,
descolonización? Todas las colonias son independientes. - Salazar estaba [políticamente] derrotado desde la Segunda Guerra
Mundial, toda la gente creía que llegaría la democracia a Portugal, soplaban
vientos de descolonización y los grandes imperios nos acogieron, pero
Portugal no... - Fue necesario que los militares jóvenes pusieran en hora el reloj
de la historia, que en Portugal tenía las agujas atrasadas. - Influida por nosotros, como sucedió, por cierto, en otros países del mundo. - Hace unos días Freitas do Amaral [4] contó la historia de cuando llamó a los embajadores de los países del Consejo de Seguridad, a los que comunicó que estaba pensando en reformarlo. Respuesta de todos ellos: "Ni lo piense, nosotros lo vetamos". El 25 de Abril es apenas una fecha. Lo convirtieron en una fecha, nada más. Ya lo dije públicamente y lo repito: yo ya no celebro el 25 de Abril. Hay un antes del 25 de Abril que yo celebraría, si de eso se tratase, que es justamente el movimiento que llevó al 25 de Abril. Hecho por esos militares que la democracia liquidó, en la mayor parte de los casos pasándolos al retiro, persiguiéndolos. Ante esos, sí, ante esos sí que me quito el sombrero. Pero luego está el momento que viene después. Muchos pensaron que había llegado la hora de cambiar el país, que era de una cierta manera cambiar la historia o tener otra visión de ella. No vale la pena entrar en los excesos, en la reforma agraria, en las nacionalizaciones, pero es que eso fueron consecuencias del 25 de Abril. - Vuelvo a las tres "des". - Y también con la independencia de las colonias; y con cierto
desarrollo... - En esa entrevista dice usted que no hay democracia sino un poder
que está por encima de los gobernantes a los que votamos y que no son, al
final, quienes deciden. La pregunta que dan ganas de hacerle al señor, un
escéptico que abrazó una ideología que transmitía optimismo histórico es:
¿qué hacer, entonces? - Ese es el principio del sistema representativo... - Así y todo, es extraordinario el avance a estas alturas en este terreno entre nosotros. - Pero, ¿quién no avanzó en estos dos siglos? ¿Seremos la excepción? Lo extraordinario sería que no hubiéramos avanzado. Tal vez yo sea demasiado escéptico, pero usted es demasiado optimista. - Su discurso quiere mostrarnos que la banalidad está instalada en el
mundo y que no hay nada que hacer. ¡Pero se puede cambiar! Este libro suyo
es la viva prueba de que un hombre que nació en una aldea entre gente pobre
y analfabeta puede liberarse de lo que parece ser su destino. - Acláreme, ¿qué 25 de Abril es el que valdría la a pena celebrar? - ¿Por ejemplo? - ¿Alguna vez se interrogó sobre si, con ese 25 de Abril con que
soñaba, no estaríamos hoy – teniendo en cuenta lo que pasó en otras
latitudes – en un 25 de Abril completamente pervertido, peor y, seguramente,
con menos libertad? NOTAS T.: [1] Catarina
Eufémia fue una segadora analfabeta del Alentejo asesinada en mayo de 1954,
a los 28 años, por un teniente de la Guardia Nacional Republicana, durante
una huelga de asalariadas rurales. Su figura se convirtió (sobre todo para
el Partido Comunista Portugués) en un símbolo de la resistencia al régimen
de Salazar y fue cantada por numerosos poetas y cantautores como Sophia de
Mello Breyner o José Afonso. [2] La Mocidade Portuguesa
(Juventud Portuguesa), creada en 1936, era la organización juvenil de la
dictadura salazarista, al estilo de la Hitlerjugend en Alemania, la Opera
Nazionale Balilla de la Italia mussoliniana o el Frente de Juventudes en la
España franquista. La pertenencia era obligatoria entre los 7 y los 14 años.
La institución se encontraba dividida en cuatro escalones: los lusitos (7-10
años), los infantes (10-14 años), los vanguardistas (14-17 años) y los
cadetes (17-25 años). [3]
El verso de François de Malherbe (1555-1628), poeta francés del primer
Barroco, dice así: "Et, rose, elle a vécu ce que les roses,/ L´espace d´un
matin (Stances; Consolations à Du Périer).
[4] Diogo Freitas do Amaral,
importante político portugués contemporáneo, fue uno de los fundadores del
Centro Democratico Social (CDS) en 1974 tras el 25 de Abril, y ocupó el
cargo de diputado y ministro en varios gobiernos. Probablemente Saramago se
refiera al período en que fue presidente de la Asamblea General de las
Naciones Unidas en su 50ª sesión, en 1995. [5] Júlio Diniz
(1839-1871), médico y escritor portugués de estirpe a la vez romántica y
realista. [6] D. Sebastiâo, o Sebastián I de Avis, es el
mítico rey portugués muerto en la batalla de Alcazarquivir, en Marruecos, en
1578. El sebastianismo es el credo o creencia, entre mística y
política, de que algún día retornará para restaurar las pasadas glorias de
Portugal. [7] João Baptista da Silva Leitão de Almeida
Garrett (1799-1854), poeta, escritor y político liberal. Entrevistador: Adelino Gomes | Traducción: Lucas Antón
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