Inconvenientes:
Sea como fuere, y sin caer en un falso romanticismo de la locura, no puedo evitar preguntarme qué habría sido de Europa si Juana de Arco no hubiese visto a Santa Catalina y Santa Margarita ordenándole expulsar a los ingleses de Francia. O dónde estarían las libertades civiles y los derechos democráticos si los revolucionarios de París de 1789 hubiesen tomado antidepresivos y ansiolíticos, o si los estadounidenses de 1776 se hubieran sometido a terapia para ajustarse mejor a la sociedad y no albergar objetivos irreales, o hubiesen aplacado a rusos y chinos con antipsicóticos. O qué habría llegado a escribir Hemingway si los electroshocks no le hubiesen, en sus propias palabras, "arruinado su cabeza y borrado su memoria"; poco antes de meterse la escopeta en la boca. Por ejemplo. Sería, sin duda, un mundo muy diferente. Con toda probabilidad, no mejor.
En todo caso, tengamos memoria y sobre todo racionalidad, mucha humanidad y mucho, mucho método científico. No vaya a ser que las gentes del futuro nos recuerden a como nosotros recordamos ahora a Cartwright, Brandt, Freeman, Snezhnevsky, Vallejo-Nágera Lobón, los que condujeron a la muerte a Alan Turing o Ernest Hemingway y demás pesadillas que deberían quedar atrás. Muy atrás.
(Yuri)
Los antidepresivos requieren varias semanas para comenzar a tener efecto en el estado de ánimo.
No tienen las mismas características adictivas de otras sustancias (nicotina, cafeína y otros estimulantes).
Suprimen la fase REM del sueño y se ha propuesto que su eficacia clínica deriva en gran parte de este efecto.
Antidepresivos de segunda generación:
Mirtazapina:
Benzodiazepinas:
Serotonina:
Prescripción de psicofármacos:
El experimento Rosenhan abrió las puertas a las primeras críticas sobre la medicalización o patologización del comportamiento y de la sociedad, uno de los debates más intensos en las ciencias de la mente actuales. No son pocos los autores que aseguran que una serie de actitudes consideradas patológicas son en realidad comportamientos normales en el ser humano, aunque molestos o difíciles de admitir por el entorno o la sociedad. Se ha hablado mucho sobre el trastorno con déficit de atención por hiperactividad en niños (ADHD o TDAH), y sobre todo respecto al llamado trastorno negativista desafiante (ODD o TND), así como respecto a la conveniencia y posibilidad de formar personas independientes con la muleta de los psicofármacos desde la infancia. Algunas aproximaciones al tratamiento de trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, sobre todo las más institucionalizadas y hospitalarias, no gozan del crédito general y algunos dicen que explotan abusivamente los miedos familiares. Y así con muchas más.
Los psicofármacos no están tampoco libres de sospecha, y de manera particular los antidepresivos, especialmente los tan populares basados en la inhibición de la recaptación de la serotonina. Un estudio de 2002 afirma que sus beneficios, comparados con el placebo, son nulos. En informes de la Administración Federal del Medicamento de los Estados Unidos no llegan tan lejos, pero sitúan la diferencia en un discreto 18%.
En muchos países ha habido denuncias porque los antidepresivos han provocado, paradójicamente, el suicidio del paciente (sobre todo en adolescentes), así como intensos fenómenos de dependencia; y en al menos un caso, el paciente se presentó en su puesto de trabajo con un Kalashnikov y armó una pajarraca de ocho. De ocho muertos y doce heridos antes de volarse la cabeza, se entiende. Las empresas farmacéuticas no deben tenerlas todas consigo, pues han llegado a acuerdos multimillonarios (caso de la paroxetina, comercializada en España como Seroxat) o incluso han sido condenados por pactar con los abogados de los demandantes a espaldas de sus clientes (caso del Prozac). Estos debates rara vez llegan a la opinión pública de nuestro país, pero por ahí fuera están cada dia más extendidos.
Inevitablemente, se habla de los intereses de estas poderosas corporaciones farmacéuticas para que todo el mundo esté enfermo y necesite alguno de sus medicamentos, presentados como panaceas en numerosas publicaciones tanto científicas como populares. El negocio, desde luego, no es pequeño: en 2007, sólo en los Estados Unidos, las ventas de antidepresivos ascendieron a doce mil millones de dólares. En muchas sociedades occidentales, se cuentan entre los medicamentos más recetados, y por tanto con mayor éxito comercial. No cabe duda de que muchos psicofármacos son eficaces y necesarios, pero no está claro si la presente epidemia de trastornos mentales es tan real como pretende la publicidad.
Se diferencian y clasifican aparte de los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y los tricíclicos (ATC).
Actúan sobre la recaptación de los tres principales neurotransmisores que intervienen en la depresión: la serotonina, la dopamina o la noradrenalina, o de dos de ellas. Se encuentran entre los más recetados actualmente en psiquiatría. La mayoría de los antidepresivos son eficaces también en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, frecuentemente asociados a las depresiones.
Prozac:
[Fluoxetina]
Inhibidor Selectivo de la Recaptación de Serotonina (ISRS), con propiedades antidepresivas. Está indicado para tratar la depresión moderada a severa, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la bulimia nerviosa, trastornos alimentarios en general, los trastornos de pánico y el trastorno disfórico premenstrual.
En 1986, fue lanzada en EE.UU. como nuevo tratamiento para el trastorno depresivo mayor. Fue el primer agente de esta clase de antidepresivos (ISRS). Desde entonces, se fueron agregando en esa lista drogas como sertralina, fluvoxamina, citalopram, escitalopram y paroxetina, e hicieron su aparición nuevas familias de antidepresivos, como los duales, cuyo ejemplo más representativo es la venlafaxina, pero incluye también agentes como la duloxetina o el minalcipram. La fluoxetina sigue siendo aún hoy uno de los agentes antidepresivos más utilizados.
La fluoxetina se caracteriza, respecto de los otros compuestos de la misma familia, por ser el que posee efectos más activantes. Estudios recientes señalan que la fluoxetina, a diferencia de los otros ISRS, aumenta los niveles de dopamina y noradrenalina en la corteza prefrontal. Esto se asocia con efectos positivos sobre la cognición y las funciones ejecutivas y explicaría su particular eficacia en el tratamiento de la depresión comórbida en pacientes con ADHD.
La síntesis de la fluoxetina es considerada por muchos como un éxito por la psicofarmacología moderna, puesto que se trató de la primera molécula antidepresiva con un perfil de seguridad favorable y efectos colaterales bien tolerados, lo que permitió que alcanzara una popularidad sin precedentes. La acción serotoninérgica de la fluoxetina es selectiva y no se vincula con reacciones adversas de tipo sedante y cardiovascular, típicamente observadas en los agentes antidepresivos conocidos hasta entonces, especialmente los tricíclicos. Las reacciones adversas más frecuentes son boca seca, pérdida de peso, ansiedad, nerviosismo e insomnio.
Antidepresivo de estructura tetracíclica y clasificado como un antidepresivo noradrenérgico y serotonérgico específico (NaSSA por sus siglas en inglés). Debido a su peculiar perfil farmacológico, está deprovisto de efectos anticolinérgicos (antimuscarínicos), efectos secundarios por serotonina y por adrenérgicos, entre ellos hipotensión ortostática y disfunción sexual. Actúa aumentando la liberación de noradrenalina y de la serotonina mediante el bloqueo de los receptores alfa 2 presinápticos. Tiene pocos efectos antimuscarínicos pero se comporta como un sedante debido a que tiene propiedades antihistamínicas, los cuales pueden causar aumento de peso. Su utilidad mayor radica en potenciar la efectividad de fármacos como la duloxetina y venlafaxina y para la depresión resistente a tratamientos. Tiene una vida media de 37 horas (mujeres) y 26 horas (hombres).
Grupo de sustancias con propiedades farmacológicas que deprimen la función del sistema nervioso central. Producen sedación y somnolencia que facilita el inicio y la conservación del sueño (sedantes hipnóticos), disminución de la ansiedad, relajación muscular, amnesia retrógrada y actividad anticonvulsiva.
A este grupo de fármacos pertenecen, entre otros: el diazepam, el clordiazepóxido, el clonazepam, el clorazepato, el lormetazepam, el alprazolam, el lorazepam, el midazolam y el bromazepam. La vía de administración (oral, intramuscular o intravenosa) depende de cada sustancia. Entre sus indicaciones terapéuticas se encuentran los trastornos de ansiedad, el insomnio, los trastornos convulsivos y el síndrome de abstinencia del alcohol. También se emplean como medicación preanestésica para producir sedación y amnesia antes de una intervención quirúrgica.
A diferencia de otros depresores del sistema nervioso central, la capacidad de este grupo para provocar una depresión profunda y letal del sistema nervioso central es limitada, por lo que se consideran fármacos más seguros. Por esta razón, han sustituido a otros depresores, como los barbitúricos, en el tratamiento del insomnio y la ansiedad.
Por lo general, las propiedades farmacocinéticas (absorción, distribución, transformación y eliminación) de cada benzodiazepina son el fundamento de su elección para las diferentes indicaciones. Según su vida media se clasifican en benzodiazepinas de acción ultracorta, corta, intermedia y larga. Las de vida larga permiten utilizar dosis menos frecuentes, su retirada es más fácil, pero se acumulan y producen sedación diurna. Las de vida corta requieren el empleo de dosis más frecuentes, producen un síndrome de retirada más intenso, pero no se acumulan ni originan sedación diurna.
El tratamiento con benzodiazepinas no debe ser prolongado ya que el uso continuado de estas sustancias provoca la aparición de una dependencia que es intensa en el caso de que se consuman dosis mayores de lo habitual. La interrupción brusca del consumo de estos fármacos desencadena un síndrome de abstinencia que aparece entre las 24 y 48 horas posteriores y que puede manifestarse como insomnio, agitación, ansiedad, sudoración, irritabilidad, temblor, ansiedad y angustia.
[5-hidroxitriptamina, o 5-HT] Monoamina neurotransmisora sintetizada en las neuronas serotoninérgicas en el Sistema Nervioso Central (SNC) y las células enterocromafines (células de Kulchitsky) en el tracto gastrointestinal de los animales y del ser humano. Tiene un papel importante como neurotransmisor en la inhibición de la ira, la inhibición de la agresión, la temperatura corporal, el humor, el sueño, el vómito, la sexualidad, y el apetito. Entre sus principales funciones está la de regular el apetito mediante la saciedad, equilibrar el deseo sexual, controlar la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas. Interviene en otros conocidos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que están relacionados con la angustia, ansiedad, miedo, agresividad, así como los problemas alimenticios. A partir de ella se elabora la melatonina en la gándula pineal, encargada de la regulación del sueño. Aumenta al atardecer y es transformada en melatonina por la noche, hasta que esta transformación se inhibe al manecer, momento en que aumenta la cantidad de serotonina. Tiene también la función de actuar como nuestro reloj interno, lo que a su vez determina nuestros ciclos de sueño y vigilia. El reloj interno es el encargado de coordinar varias funciones biológicas como la temperatura corporal, la hormona del estrés, cortisol, y los ciclos del sueño. La correcta coordinación de estos cuatro elementos permite el sueño profundo y reparador. Los hombres producen hasta un 50% más de serotonina que las mujeres, que son más sensibles a los cambios en los niveles de serotonina.








