La República de Roma 2             

 

Roma: Foro República de Roma:
Senado:
Asamblea que tuvo un papel de significado variable en el gobierno de Roma. Aunque el poder, que ejerció hasta el final del Imperio, varió, el Senado siempre fue una constante en el sistema político romano. Según la leyenda, Rómulo, el mítico fundador de Roma, convocó al Senado por primera vez. Sin embargo, la información cierta más antigua indica que en el periodo de la Monarquía era un cuerpo consultivo de 300 patricios que tenía gran poder. No obstante, cuando el sistema monárquico finalizó en el 510 a.C., el Senado se convirtió en un consejo asesor de los dos cónsules. Aunque sus declaraciones disfrutaban de considerable influencia y gran respeto, el Senado en este periodo estaba totalmente dominado por el poder y la dirección de los cónsules. Durante los dos últimos siglos de la República romana, la función del Senado sufrió importantes alteraciones y adquirió poderes importantes, dejando de estar sujeto a la autoridad de los cónsules. Desde este periodo, los poderes del Senado crecieron durante algún tiempo, en el 81 a.C. era la principal fuente de poder en Roma y asesoraba sobre todos los aspectos del gobierno. Sin embargo, los tribunos no aceptaron esta influencia, y al final de la República el Senado comenzó a perder su poder. Aunque Augusto restituyó el prestigio del Senado, la asamblea nunca recuperó los poderes que había tenido antes, y se limitó a ejercer como cuerpo auxiliar consultivo del emperador. En este periodo el Senado se convirtió prácticamente en un mero tribunal de justicia. Las reformas imperiales introducidas por Diocleciano a finales del siglo III d.C. terminaron por sumir al Senado en una profunda crisis de la que ya nunca salió, hasta su momentánea desaparición hacia el siglo VI, de la que pareció resurgir a partir del siglo XI en otra coyuntura política del poder romano.

Cónsul:
Magistrado principal de la antigua República romana. Según la tradición, el cargo fue creado tras la expulsión de los reyes de Roma hacia el 510 a.C. y fue firmemente consolidado hacia el 300 a.C. Los cónsules siempre eran dos, y ocupaban el cargo sólo durante un año. Únicamente se diferenciaban de los reyes en que la ocupación del cargo era limitada y en que sus conciudadanos podían pedirles cuentas al final de sus mandatos. Nunca adoptaron la corona dorada, pero su vestimenta en casi todos los otros aspectos era regia. Negociaban los tratados de paz y las alianzas extranjeras, tenían el dominio supremo sobre el Ejército, nombraban a los tesoreros públicos y ejercían las funciones judiciales de la realeza. En el calendario, a los años se les daba el nombre de los cónsules. Bajo los primeros tiempos de la República, los cónsules se llamaron en un principio pretores (más tarde una magistratura diferente) o jueces (iudices), nombraban a sus sucesores, quienes entonces eran elegidos anualmente por comicios o asambleas de ciudadanos romanos, conocidas como comitia curiata y comitia centuriata. Los candidatos al consulado bajo los últimos tiempos de la República eran normalmente aquéllos que habían ocupado magistraturas menores, tales como el cargo de cuestor. Durante bastante tiempo los cónsules fueron elegidos únicamente entre el populus o patricios, sin contar con la plebe. Sin embargo, con el tiempo, dos funcionarios plebeyos llamados tribuni plebis fueron nombrados rivales democráticos de los cónsules aristocráticos. Todo ello llevó finalmente a la apertura del consulado a los plebeyos y en el 367 a.C. las famosas Leyes Licinias-sextinas (redactadas por Cayo Licinio Estolón y por Lucio Sextio Sextino Laterano) ordenaban que uno de los cónsules debía pertenecer a esa clase. El establecimiento de nuevas magistraturas, tales como la de censor después del 443 a.C. y la de edil y pretor después del 367 a.C., disminuyó el alcance de la jurisdicción consular. Las responsabilidades de cada uno de los dos cónsules eran compartidas o alternadas en la medida de lo posible. El poder (imperium) de cada uno era supremo, siempre que no fuera en contra del otro. En tiempos de guerra el Ejército era dividido entre ellos y el mando militar alternado diariamente. Según se iba consiguiendo territorio, las distintas partes o secciones (provinciae) eran asignadas a cada cónsul. De esta costumbre se deriva la asignación de provincias a los cónsules tras terminar su mandato y la práctica regular de dividir las provincias con propósitos administrativos entre antiguos magistrados; los cónsules que habían acabado su mandato se convertían en gobernadores provinciales llamados procónsules. Durante el Imperio romano, que conservó las instituciones de la República pero modificó sus formas, preservó el consulado. Los cónsules eran elegidos por el Senado después del 14 d.C., y el cargo fue el más alto al cual un ciudadano particular podía aspirar, aunque con menor autoridad y finalmente sólo nominal. El último cónsul civil fue elegido en el 541 d.C. El título de cónsul fue restablecido brevemente por la I República francesa (1799-1804) bajo el mandato de Napoleón y fue usado por los tres miembros de su Consulado.

Pretor:
Pretor Magistrado de la antigua Roma, cuyo título, en un principio, se aplicó a la principal magistratura estatal, hasta la creación definitiva de la figura del cónsul. En el 367 a.C., las leyes Licinias-sextinas (redactadas por Cayo Licinio Estolón y por Lucio Sextio Sextino Laterano) estipulaban que la autoridad suprema debía estar en manos de dos cónsules, uno de los cuales tenía que proceder de la plebe. La pretoría pasó entonces a ser un cargo independiente cuya función era mantener la jurisdicción de pleitos (litigios) civiles; en un principio parece que sólo estaba abierta a los patricios. El pretor, conocido como el pretor urbano, en realidad era un tercer cónsul, y estaba acompañado por seis lictores. En el 337 a.C., la pretoría se abrió a los plebeyos y se convirtió en el primer paso para la obtención del consulado. El pretor urbano se encargaba de los pleitos entre los ciudadanos de Roma. Un segundo pretor, conocido como el pretor peregrino, fue nombrado en el 242 a.C. para ocuparse de los pleitos en los que uno o ambos litigantes eran extranjeros. Se añadieron más pretores para la administración de las provincias de nueva adquisición, hasta que su número llegó a dieciséis. El pretor urbano figuraba en primer lugar, y cuando los cónsules estaban ausentes de Roma, tenía el poder de convocar al Senado. La pretoría, en sus inicios, era ocupada anualmente y la edad requerida era de 30 años. Los magistrados de rango pretorial presidían los juzgados especiales establecidos en Roma para ocuparse de delitos tales como extorsión, soborno, traición y asesinato. Los pretores, al igual que los cónsules, eran elegidos por el pueblo romano reunido en los comicios, y en el caso de los cónsules, que poseían poderes militares, al acabarse su mandato, continuaban como propretores o gobernadores militares de las provincias. Tras la reorganización de las provincias con la proclamación del Imperio, todos los gobernadores de las provincias imperiales, bajo autoridad del emperador, fueron nombrados propretores. Fueran de rango consular o pretoriano eran llamados de la misma forma. En el 131 a.C., durante el reinado del emperador Adriano, se publicó el llamado Edicto Perpetuo, por el cual el poder de los pretores quedó reducido al mínimo.

Patricios:
Miembros de las familias hacendadas de la antigua Roma que formaban un orden social propio definido por la pertenencia a una misma gens. En un principio se decía que los patricios habían sido sabinos que conquistaron un pueblo ligur ya establecido en el emplazamiento de Roma; según esta teoría la plebe o plebeyos, que componían el otro elemento del pueblo romano libre, eran los ligures conquistados cuya organización familiar estaba mucho menos desarrollada que la de los sabinos. Todos los cargos políticos y religiosos se reservaban para los patricios, y el matrimonio mixto con plebeyos estaba prohibido. Una larga lucha entre las dos clases, que comenzó en el siglo VI a.C., terminó con la obtención de igualdad política para los plebeyos y el establecimiento de una nueva aristocracia, de nobiles, formada por familias dirigentes de ambas clases. Desde el 300 a.C., las viejas distinciones políticas entre los patricios y los plebeyos ya no tuvieron significado real, excepto que los patricios no podían acceder al tribunato o al consejo de plebeyos. Desde principios del siglo IV d.C. en adelante, patricius se convirtió más bien en un título personal que en un título hereditario y era otorgado con grandes honores y privilegios.

Comicios:
Comicios romanos Comicios romanos, asambleas legislativas, protocolarias o electivas, del pueblo de la antigua Roma, diferentes de un contio, reunión pública, o de un concilium, un consejo con miembros selectivos. Los comitia curiata (comicios curiados) podrían haber surgido antes del siglo VI a.C., es decir, antes de que el periodo de la Monarquía romana fue reemplazado por el de la República, periodo este último durante el cual los comicios gozaron de su máxima importancia. Dicha asamblea de los comitia curiata estaba fundamentada en los treinta curiae o grupos religiosos basados en el parentesco; los miembros de cada curia votaban como una unidad sobre cuestiones tales como la sucesión real o la declaración de una guerra. Los comitia centuriata (comicios centuriados) fueron la asamblea dominante desde el siglo V hasta el siglo III a.C. y se basaban en la unidad militar, la centuria. El voto estaba restringido a las centurias y era valorado en función de la riqueza y la edad. Una asamblea nueva, la concilium plebis, formada solamente por plebeyos, quienes tenían poco poder en los comicios, se desarrolló durante el siglo V a.C. y creció poco a poco en autoridad. Los programas aprobados en ella eran plebiscitos, pero después del 287 a.C. se les concedió la misma forma que a las leyes de todo el pueblo romano. Hacia el 357 a.C. fue reconocido otro cuerpo legislativo, los comitia tributa (comicios tributos), que hacia el 287 a.C. aprobaba leyes, generalmente llamadas leges, que fueron consideradas obligatorias en todo el territorio romano. Los comitia tributa estaban basados en las tribus, divisiones territoriales más grandes que las curiae. En los tiempos anteriores a la República sólo existían tres tribus, pero en el momento en que los comitia tributa ya estaban organizados, había cuatro tribus en la ciudad de Roma y entre 17 y 31 en todo el territorio dominado por ella. Los votos eran iguales, sin tomar en consideración la propiedad, y los miembros de cada tribu votaban como una unidad. Durante el periodo republicano, los comitia curiata perdieron importancia. En los últimos años de la República, los comitia centuriata y los comitia tributa tenían poder legislativo. Durante el Imperio romano las asambleas perdieron importancia y poder.


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