Viking. Dispositivos para calibrar la óptica Vida en Marte (1978):
Los dos vehículos espaciales Viking se lanzaron desde Cabo Cañaveral en el verano de 1975 Cuando los vehículos llegaron a Marte, en julio y agosto de 1976, se puso a cada uno en una órbita predeterminada alrededor del planeta. y comenzó entonces la búsqueda del lugar apropiado para el descenso. Las dos tomas de contacto se produjeron en el hemisferio norte de Marte en el verano marciano. (Marte tiene una sucesión de estaciones semejante a la de la Tierra, si bien cada estación dura casi el doble. El año marciano tiene 687 días marcianos; cada día marciano, llamado "un sol" por el grupo Viking para distinguirlo del día terrestre, tiene 24 horas y 34 minutos). La primera tarea biológicamente importante llevada a cabo por cada uno de los módulos de descenso fue el análisis de la atmósfera marciana. La vida se basa en la química de elementos ligeros, en particular, del carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Para ser adecuado como morada de vida, un planeta debe tener esos elementos en su atmósfera. Cada módulo Viking de descenso analizó la atmósfera. Los resultados mostraron que la atmósfera en la vecindad del suelo estaba constituida por aproximadamente 95 por ciento de dióxido de carbono, 2,5 por ciento de nitrógeno y 1,5 por ciento de argón, y que también contenía trazas de oxígeno, monóxido de carbono, neon. kripton y xenon. Como los vehículos espaciales Viking revelaron que el nitrógeno está realmente presente en la atmósfera de Marte, podemos decir que el planeta dispone de los elementos necesarios para la vida. Hay, sin embargo, un compuesto críticamente importante que no está en la lista de gases: el vapor de agua. Aunque las mediciones anteriores habían mostrado la existencia de trazas de vapor de agua en la atmósfera marciana, la cantidad varía con la estación y el lugar. Los módulos orbitales Viking llevaron a cabo un censo del vapor de agua sobre la totalidad del planeta.

Marte. Valle del Mariner / Vallis Marineri. Maqueta. Descubierto por el Mariner 9 en 1971-1972, tiene 5.000 km de longitud y unos 100 km de ancho. Los resultados mostraron que la máxima concentración de vapor de agua atmosférico se deba en el borde del casquete polar septentrional (hemisferio de verano), y que la concentración descendía hacia el sur (lo contrario de lo que se encuentra en la Tierra). Marte es un lugar muy seco. Marte tiene hielo en sus polos, pero en ninguna parte de su superficie hay océanos, lagos u otras superficies de agua líquida. No pueden formarse gotas de agua de lluvia en la atmósfera marciana y no puede fundirse hielo en la superficie de Marte. La extremada sequedad presenta un difícil problema para cualquier biología marciana. El agua líquida es esencial para la vida en la Tierra. Todas las especies terrestres poseen elevadas y, al parecer, irreductibles necesidades de agua: ninguna de ellas podría vivir en Marte. Si existe vida en Marte, debe operar de acuerdo con un principio diferente por lo que se refiere al agua. Si existió agua líquida en Marte, ¿podría haber surgido la vida en el planeta? Si la vida evolucionó para adaptarse a las condiciones cambiantes ¿podría existir todavía? No hay manera de responder a tales preguntas por razonamientos deductivos o incluso por experimentación en laboratorios terrestres. Solamente pueden contestarse por exploración directa de Marte, y eso es lo que las naves espaciales Viking hicieron.

Marte. Brazo extractor de muestras del Viking De todos los resultados de la misión Viking, las maravillosas fotografías del desierto marciano en los dos lugares de descenso son las más impresionantes. Las fotografías han sido cuidadosamente exploradas por ojos escrutadores y esperanzados, pero ningún investigador ha descubierto todavía nada que sugiera una forma viviente. El paso siguiente fue analizar el suelo en busca de algún componente orgánico. Entre los elementos, el carbono es único en el número, variedad y complejidad de compuestos que puede formar. Las especiales propiedades del carbono, que lo hacen capaz de formar grandes y complejas moléculas, residen en la estructura básica del átomo de carbono para formar cuatro fuertes enlaces con otros átomos, incluyendo otros átomos de carbono. Las moléculas así formadas son muy estables a temperaturas ordinarias; tan estables que no parece haber límite para el tamaño que pueden alcanzar. La relación entre vida y química orgánica (química del carbono) reside en el hecho de que los atributos mediante los cuales identificaremos seres vivientes -su capacidad para producir réplicas de sí mismos, para repararse a sí mismos, para evolucionar y adaptarse- se originan en propiedades que son exclusivas de grandes moléculas orgánicas. Son las proteínas y ácidos nucleicos, altamente complicados y ricos en información, los que dotan a los seres vivientes que conocemos, incluso los más simples como las bacterias y los virus, de su naturaleza especial. Ningún otro elemento, incluyendo el favorito de los escritores de fantasía científica, el silicio, tiene la capacidad del carbono para formar esas grandes y complejas estructuras que son estables. No se debe a la casualidad que, aun cuando el silicio sea mucho más abundante que el carbono en la Tierra, sólo desempeñe papeles secundarios y no esenciales en bioquímica. La bioquímica es en gran proporción una química del carbono. Se analizaron dos muestras de suelo en cada lugar de descenso. Los únicos compuestos orgánicos detectados fueron trazas de disolventes de limpieza que se sabía habían estado presentes en los aparatos. El hecho de que se detectaran los disolventes sirvió para demostrar que los instrumentos funcionaban correctamente. Las muestras calentadas desprendieron dióxido de carbono y una pequeña cantidad de vapor de agua; no se encontró nada más. Aún cuando no haya vida en Marte, se había supuesto que la caída de meteoritos en la superficie marciana habría aportado suficiente materia orgánica al nivel de partes por mil millones, sin embargo, sugiere que en Marte los compuestos orgánicos son activamente destruidos, probablemente por la fuerte radiación ultravioleta del Sol. Los otros experimentos a bordo de los módulos de descenso Viking estaban dirigidos no ya a la búsqueda de materia orgánica en el suelo, sino a la de organismos vivientes. En la Tierra, los microorganismos (bacterias, levaduras y mohos) son los que pueden vivir bajo condiciones más duras. Existen pocos lugares en la Tierra donde no haya formas de vida microbiana; son los últimos supervivientes en zonas de extremada temperatura y aridez. Las razones de su resistencia son interesantes, pero no hace falta detenernos aquí en ellas. aste decir que, si hay vida en Marte, la probabilidad de detectarla se haría máxima dirigiendo la búsqueda a microorganismos en el suelo marciano. Cada módulo de descenso Viking llevaba tres instrumentos ideados para detectar las actividades metabólicas de microorganismos en el suelo. Todos los experimentos detectaron alteraciones químicas de una u otra clase en el suelo. Todos los experimentos se han completado ya, y algunas de las alteraciones observadas sugieren procesos biológicos. ¿Se deben las alteraciones a respuestas biológicas o son sólo reacciones químicas que nos gustaría creer biológicas? Estas conclusiones deducidas de los resultados de los experimentos de búsqueda de vida en Marte son innegablemente decepcionantes. Cuando menos, el descubrimiento de vida habría sido mucho más interesante. Hay todavía personas que, poco dispuestas a aceptar la idea de un Marte sin vida, sostendrán que la interpretación expuesta no queda demostrada. Tienen razón. Es imposible demostrar que cualquiera de las reacciones detectadas por los instrumentos de los Viking no tienen origen biológico. Es igualmente imposible demostrar, partiendo de alguno de los resultados de los experimentos Viking, que las rocas observadas en los lugares de descenso no eran organismos vivientes que casualmente parecían rocas. (Norman H. Horowitz, La búsqueda de vida en Marte, 1878)
Bacterias Planta sin hojas Baobabs
Frans Lanting
Selva Nubes

 

 

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