Teotihuacán             

 

Teotihuacán:
Teotihuacán no era sólo lugar de nacimiento de los dioses; era también la cuna del tienpo según fuentes del siglo XVI, recogidas mil años después de que la gran ciudad cayera en decadencia. En su apogeo, entre los años 100 y 500 d.C., Teotihuacán era contemplada con cierto temor por culturas tan distantes como la maya, establecida a más de 1.600 km al este. La ciudad misma era cosmopolita tanto en el sentido literal como en el moderno. Se trataba de un axis mundi donde convergían el cielo y el submundo, y una capital multiétnica con colonias de gentes procedentes del monte Albán en Oaxaca, a 350 km de distancia, y de las tierras bajas del golfo, 200 km al este. En yacimientos contemporáneos del antiguo México y Centroamérica pueden encontrarse dioses transportados por mercaderes desde esta ciudad, pues los símbolos vinculados a Teotihuacán se convirtieron en emblemas de poder para los soberanos de otros lugares.

Tikal Tikal. Gran Plaza Tikal. Templo Calakmul


La influencia de Teotihuacán estaba acorde con su tamaño. Se extendía por un área de más de 20 km cuadrados y tenía una población de unos 125.000 habitantes hacia 400 d.C., lo que la convirtió en la ciudad más grande de América hasta que Tenochtitlán alcanzó su mayor tamaño hacia 1500 d.C. Sobre el plano, la modernidad de la cuadrícula del complejo de pirámides y de bloques de viviendas en Teotihuacán es asombrosa y contrasta notablemente con con el intrincado diseño de callejuelas característico de muchas otras ciudades del Viejo y del Nuevo Mundo. Se trata de un proyecto de urbanismo a enorme escala, en que la orientación de sus principales avenidas y las medidas y proporciones de sus monumentos revelan una especial atención a la ubicación del lugar en su entorno natural y su cosmos espiritual. Puede que los soberanos y arquitectos de esta ciudad madura planificaran y construyeran una urbe digna de los dioses, pero los orígenes del asentamiento en esta zona, el valle de Teotihuacán, habían sido tardíos y modestos, en parte debido a su clima no muy favorable. En esta región semiárida, los campos de maíz -el cultivo básico- no eran productivos, y su clima era frío, con las habituales heladas a 2.240m de altura en invierno. Un activo incomparable, no obstante, era la gran cantidad de manantiales, y fue alrededor de éstos donde se ubicó el primer asentamiento. En siglo I a.C., esta comunidad creció hasta llegar a convertirse en una pequeña ciudad de 10.000 habitantes. El valle de Teotihuacán forma el brazo nordeste del valle de México y es la parte más fría y seca de esta región de tierras altas que en el sudoeste resulta más cálida y húmeda, donde está el actual D.F. Debajo de México D.F. hay asentamientos anteriores, incluido Cuicuilco, que fue de gran tamaño e importancia mucho antes que Teotihuacán. Sin embargo, la ubicación de Cuicuilo a la sombra de grandes volcanes acabó condenándola cuando, dos mil años atrás, fue sepultada completamente por una erupción; su pirámide de 20 m de altura sólo ha podido excavarse en tiempos modernos con la ayuda de martillos neumáticos. Este serio encuentro con la ira de la montaña coincidió con un enorme aumento de la población de Teotihuacán. La mayoría de los investigadores cree que que ambos fenómenos están relacionados: los refugiados de Cuicuilco se convirtieron en la mano de obra, es decir, las grandes pirámides construidas entonces fueron fruto de estos trabajos dirigidos por los teotihuacanos según un plan que tenía como referente el paisaje y los cielos. La Gran Calzada de los Muertos, que va de norte a sur (el nombre fue dado durante una cultura muy posterior), tenía en su extremo norte la Pirámide de la Luna y luego se prolongaba unos 5 km, pasaba por la Pirámide del Sol y finalmente llegaba hasta la Ciudadela, un recinto enorme dominado en su lado este por la Pirámide de la Serpiente Emplumada. La orientación de esta avenida procesional estaba ligeramente desplazada hacia el este en la parte norte, su eje era perpendicular a una vista hacia el oeste, tal como se ve desde una cueva bajo la Pirámide del Sol. Ésta miraba hacia un marcador en el horizonte importante para el ordenamiento celestial el 13 de agosto de 3.114 a.C., fecha señalada por los teotihuacanos, mayas y otros pueblos de Mesoamérica como el principio del universo actual. La edificación de los tres templos duró varios siglos; entretanto, la mayoría de la población vivía en cabañas. Se sabe que la Pirámide de la Serpiente Emplumada se concibió como un importante monumento funerario, al igual que probablemente las otras pirámides. Pero para esta última tuvo que pagar un precio muy alto: cientos de sacrificios humanos subyacen en su estructura. Poco después de su construcción, se ocultó su elaborada fachada, como para borrar la memoria de su programa iconográfico y el coste humano. A continuación, las energías de la ciudad se volcaron en asuntos prácticos como dar alojamiento a la población y organizar los sistemas de conducción de agua, tanto municipales como agrícolas. Se construyeron unos dos mil complejos amurallados, alineados según la cuadrícula de la ciudad. La planta de cada complejo era cuadrada, normalmente con 60 de lado, con muros exteriores sin ventanas y el interior dividido en grupos de habitaciones que daban a patios al aire libre. Algunas pruebas sugieren que estos grupos de patios eran vestigios de unidades de viviendas que habían existido antes que los complejos, y que pueden representar las diferentes familias que se unieron para residir en cada complejo. Estos complejos mostraban considerables diferencias en cuanto a la calidad y los bienes matereiales que incluían. El mayor de ellos -el de la Calle de los Muertos, probablemente el palacio administrativo de los gobernantes- tenía unos 300 m en un lado. En el otro extremo del espectro social estaban los feos conglomerados de viviendas alrededor de patios como el de Tlajinga, en el lado sur de la ciudad. En un punto intermedio en cuanto a tamaño y calidad estaban las mansiones bien hechas como las de Zacuala, Tepantitla y Tetitla. Otros complejos, como el de Quetzalpapalotl y el de la Ciudadela, podrían haber alojado sacerdotes. Los sistemas de drenaje pasaban alrededor y por dentro de los complejos, y parece que se construyeron en la misma época, lo que evidencia una sofisticada planificación de la ciudad. Éstos no sólo contribuyeron a la salud de los ciudadanos, sino que además canalizaban agua y desperdicios desde las fuentesde la ciudad hacia una gran zona de campos drenados con un rendimiento, en consecuencia, varias veces mayor que el de los campos de las colinas. Puede que estas mejoras se dieran en una coyuntura crítica en lo que se refiere a la subsistencia de la población. El arte de Teotihuacán, altamente ideológico, deja constancia de un cambio en el énfasis en la Serpiente Emplumada, relacionada con la lluvia, hacia una imaginería de jaguares, que evoca el agua de los manantiales. En un ejemplo del complejo de Tetitla se representa a un jaguar vestido con símbolos de poder, que está cantando o rezando sobre cosas hermosas mientras mira el templo del cual sale agua a borbotones hacia los canales que alimentan el sistema de cultivos. Tanto la ropa del jaguar como las decoraciones del templocombinan ingeniosamente materiales raros y costosos que tienen un significado iconográfico en toda Mesoamérica. La fachada del templo estácubierta con una piel de jaguar, que también se habría utilizado en los tronos de los soberanos. Los discos que adornan los rollos que salen de la boca y la pata del jaguar, y que igualmente adornan el templo, representan el jade, el más precioso de todos los materiales del antiguo México. El jade, las pieles de jaguar y las plumas de quetzal debían de traerlas, probablemente, los comerciantes desde lugares remotos. Los comerciantes de Teotihuacán, a su vez, se llevaban de las tierras altas del centro un cristal volcánico verde transparente que era muy apreciado en toda Mesoamérica, así como vasijas de cerámica al estilo de Teotihuacán. Es más, los comerciantes difundían las ideas sobre el ciclo del tiempo, la legitimidad de la soberanía y la supremacía de relevantes deidades. Varios centros mayas importantes en las tierras bajas -Tikal y Copán en concreto- constituyen una prueba de la influencia directa de Teotihuacán hacia el año 400 d.C., probablemente relativa a la investidura de un soberano de Teotihuacán. Los mayas utilizaron los símbolos de poder tomados prestados de esta ciudad durante cientos de años después de que Teotihuacán dejara de ser la principal urbe de la antigua Mesoamérica. Este declive se produjo después de que una guerra hacia el año 500 d.C. arrasara los monumentos a lo largo de la Calzad de los Muertos. Tanto si fue un acto de rebelión interna o una invasión externa, el caso es que asoló el núcleo vital de las ceremonias de la ciudad. La población disminuyó a una fracción de lo que había sido y se agrupó en unos pocos barrios alrededor del vacío centro de ceremonias. Estos grupos han persistido durante siglos: son ahora las modernas ciudades que rodean el yacimiento de Teotihuacán, Patrimonio de la Humanidad. (Susan Toby Evans)


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