Llegar hasta las mayores profundidades, pero pudiendo prescindir de la obsesión del cable parecía un sueño y, sin embargo ese sueño se hizo realidad por virtud de un cerebro excepcionalmente fecundo. El profesor Piccard, físico, ingeniero mecánico, ideó y construyó la primera barquilla estratosférica con la cual alcanzó en 1930 la altura récord de 16.000 m. Pero con mucha anterioridad había planeado el batiscafo, globo libre de las profundidades oceánicas: 1) una cabina esférica hermética, provista de sólidas mirillas y claraboyas (parecidas a las del globo estratosférico, pero mucho más resistentes, con objeto de hacerlas capaces de resistir presiones del orden de 1.600 atmósferas); 2) un globo, es decir, un flotador que desde los grandes fondos remonte la navecilla a la superficie; 3) lastre, para arrastrarla al principio hacia abajo. (L.-H.Parias)

Batisfera Triestre Plano del Alvin


La cabina del batiscafo original se construyó en acero fundido, con un espesor de 9 cm., excepto junto a los orificios (claraboyas, puertecilla, mandos diversos), donde alcanzaba los 15 cm; pesaba 11 toneladas. El flotador consistía en una amplia carena de palastro de 30 metros cúbicos, que contenía siete depósitos de aluminio llenos de gasolina, líquido poco compresible (no hubiera podido utilizar un gas), cuya densidad no alcanza 2/3 del mar y fácil de adquirir. El lastre, que es de absoluta necesidad que pueda soltarse con plena certeza, estaba compuesto por pequeños trozos de hierro encerrados en dos grandes silos con forma de embudo, abiertos hacia la base, embutidos en el flotador. Un electroimán, alimentado por baterías retiene unas granzas que en caso de avería de corriente suelta todo el lastre.


Las primeras pruebas tuvieron lugar en noviembre de 1948 frente a Dakar. El detalle no previsto de diseñar un flotador a prueba del fuerte oleaje que se encontró ese día en la superficie sólo permitió un viaje sin tripulantes hasta una profundidad de 1.380 metros. En 1949 contaba con un nuevo diseño de flotador cargado de gasolina introducida en el puerto poco antes de la inmersión. Aumentó su maniobrabilidad al lograr un dispositivo más fácilmente remolcable. El nuevo flotador estaba atravesado por un pozo cilíndrico que permitía el acceso a la esclusa de entrada a la barquilla.


La marina francesa heredó el primer batiscafo, bautizado FNRS-2 (Fonds National de la Recherche Scientifique). En el arsenal de Tolón, el ingeniero Gempp, del Cuerpo de Ingenieros Marítimos, se dedicó a construir un flotador nuevo, carenado como un submarino. Fue reemplazado por Willm a las órdenes del teniente de navío Houot. Prosiguieron los trabajos hasta 1953, año en que se terminó el FNRS-3, mientras Piccard construía en Italia una versión ligeramente modificada, con cabina de hierro forjado, del modelo de 1949. En agosto de 1953 Willm y Houot batieron, en inmersión libre, el récord que Barton había establecido con su bentoscopio suspendido. Alcanzaron sucesivamente 1.550 m, y después 2.100 m. Quince días más tarde, Piccard con su hijo Jacques descendieron con el Trieste hasta 3.150 m., y en febrero de 1954 el NFRS-3 alcanzaba los 4.050 m.


El siguiente proyecto de Piccard fue el Mesoscafo, de cabina esférica, algo más ligero que el agua que desaloja, y hélice de eje vertical. Debía orientarse y desplazarse en todas las direcciones gracias a otras pequeñas hélices de eje horizontal. La mayor maniobrabilidad y número de horas de inmersión irían en detrimento de la profundidad máxima, calculada en unos 2.000 m frente a los 10.000 m del batiscafo. Las experiencias anteriores en estabilización con hélices habían dado hasta el momento pobres resultados y el proyecto no pasó de su fase de diseño.