Terra Australis Incognita:
Hace 2.400 años, Aristóteles era un hombre muy ocupado. Además de filósofo fue el primer en desarrollar la lógica, la biología o la anatomía. En sus ratos libres propuso que la Tierra era un esfera y dio algunas clases a Alejandro Magno. Así que es comprensible que, 2.000 años después, James Cook dedicase parte de su primer viaje a buscar un continente que era un puro invento basado en sus ideas. La simetría era parte del pensamiento griego pero a veces lo llevaron demasiado lejos. Una de sus conclusiones era que los continentes sobre la Tierra debían distribuirse de una forma mas o menos regular para "equilibrar" el planeta. Esto implicaba la existencia de un enorme continente al sur del planeta que equilibrase la masa terrestre del hemisferio norte. Aristóteles fue el primero en proponerlo y su opinión fue aceptada por geógrafos posteriores. Era una hipótesis arriesgada ya que las exploraciones reales eran muy limitadas y apenas recogían un cuarto de la esfera terrestre.

Aristóteles de Estagira

El territorio al sur del Ecuador era desconocido pero se sabía que era muy extenso gracias a los cálculos de Eratóstenes, un importante geógrafo y astrónomo que fue capaz de calcular el diámetro de la Tierra y su distancia a la Luna. Y donde los exploradores no habían llegado, la imaginación ocupo su lugar. La idea, como otras muchas, fue casi olvidada durante la edad media. Pero cuando se iniciaron las grandes exploraciones oceánicas la teoría de la gran tierra del sur volvió a surgir con fuerza. Y se convirtió en un tema de moda al descubrirse los primeros indicios de la costa australiana a principios del siglo XVI. Esta era la situación cuando James Cook emprendió su primer viaje por el Pacífico. Su misión oficial era observar el muy importante transito de Venus. Una vez realizada esta observación continuó hacia el sur, siguiendo órdenes secretas, para intentar localizar cualquier masa terrestre que pudiese reclamar en nombre del rey y su patria. Durante su viaje pudo cartografiar buena parte de la costa de Australia, y su vecina Nueva Zelanda demostrando que eran sólo enormes islas. De existir, Terra Australis tendría que estar aún más al sur. Lo volvió a intentar en sus dos siguientes viajes pero no podía encontrar lo que no existía.

James Cook Ruta de James Cook Ruta de Van Diemen

A cambio consiguió fue circunnavegar la Antártida y hacerse con una idea general que su posición y su tamaño. Tuvo que admitirse que la superficie terrestre era muy diferente entre el hemisferio norte y el hemisferio sur. Y que el desequilibrio que temían los griegos era muy real. Sus consecuencias son numerosas pero hay dos muy claras en el clima y las corrientes marinas. La corriente del Golfo llega a Europa desde el Ecuador gracias a que esta encajonada entre masas terrestres. Gracias a ello, la temperatura en una latitud determinada es mas alta en el norte de Europa que en el sur de América. Por otro lado, los gases destructores del ozono se producían principalmente en el hemisferio norte pero la perdida progresiva del ozono se detectó primero en la Antártida. El causante era el llamado vórtice polar, un flujo de aire alrededor de los polos que es mucho más potente en el hemisferio sur dado que no es perturbado por continentes. Este vórtice aislaba la atmósfera sobre la Antártida impidiendo que el ozono se recuperase. Supongo que la lección de todo esto es que el universo no sigue nuestras ideas preconcebidas. Y que, en ausencia de datos, basarse en principios de autoridad no ayuda. Mejor decir, Hypotheses non fingo. (Fuente: cienciadebolsillo)

Navegación entre el hielo:
España había fracasado en sus intentos de establecer un campamento permanente que guardara el paso al Pacífico. Las duras condiciones meteorológicas lo habían impedido. La Descubierta y la Atrevida de Malaspina tomaron rumbo sur desde Buenos Aires en noviembre de 1789, iniciado el reinado de Carlos IV. El 2 de diciembre llegaron a Puerto Deseado y contactaron con los patagones. En las Malvinas compararon sus cálculos de posición con los de Cook y Frézier y cartografiaron varios sectores. Llegaron con dificultad por los tiempos opuestos a las islas del Año Nuevo y la de los Estados. Pasado el Cabo de Hornos Malaspina escribió: Vuélvese al polo, y una clase de peligros aún más temibles se despliega instantáneamente a su imaginación, campos inmensos de escollos de hielo amenazan la frágil nave. No basta procurarlos evadir con cuantos auxilios dicta un arte falible; ellos mismos son los perseguidores, y su posición variable a cada instante y con tantas direcciones cuantas son las islas, aumenta el riesgo y la desconfianza. La tenacidad de los oestes parece al mismo tiempo oponerse directamente a la continuidad del viaje; su violencia no permite a veces sino poca vela, las olas movidas con un impulso tan violento y tan constante agitan la nave con balances extraordinarios y la exponen a cada paso a desarbolarla. Las corrientes le son al mismo tiempo contrarias, el retroceso ignominioso y mil veces fatal a su misma conservación. Tales son las corrientes que oponen la navegación en aquellos parajes, y que, sin embargo, vencen cada día con más facilidad, reunidas a porfía la codicia y la ciencia del arte marinero.

Malaspina en el Pacífico sur (1793):
Tras costear Mindoro, Panay, Negros, Mindanao y Zamboanga realizaron tareas hidrográficas, experimentos físicos y excursiones naturalistas y botánicas. Pusieron rumbo al sur para recorrer las partes más desconocidas del Pacífico. Avistaron las islas Freewill, Matías, Ohonjava y el 11 de febrero de 1793 llegaron a la isla de Erroman. Siguieron rumbo a las islas Norfolk y Nueva Zelanda con el fin de realizar experimentos sobre la gravedad en Dusky Bay. Allí los malos tiempos les obligaron a dejar la zona. Pusieron rumbo al oeste para alcanzar Botany Bay o Port Jackson, en donde finalmente fondearon con ayuda de un práctico inglés. Tras el permiso del gobernador australiano, las corbetas navegaron a Sidney Cove, donde fueron reparadas y se embarcaron alimentos y agua. Los trabajos científicos continuaron una vez terminadas las reparaciones. Los alrededores fueron herborizados, el puerto cartografiado y se realizaron diversas experiencias con el péndulo. Partieron el 11 de abril en dirección a las islas de Vavao o los Amigos, bautizadas en 1782 por Mourelle como islas de Mayorga. El 19 de mayo las tenían a la vista, anclando al día siguiente en el puerto del Refugio de la isla Vavao. Tocaron el continente en El Callao. Durante los últimos meses de la expedición se exploró la costa patagónica. Las corbetas se reunieron en Montevideo y tardaron tres meses en regresar a Cádiz.

 

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