Cartografía: La India:
En 1914 un popular cartel de reclutamiento mostraba a un soldado defendiendo el mapa de la India. El texto que lo acompañaba, en urdu o hindi, decía: Este soldado defiende India, guarda su hogar y su humbral. Guarda también tu hogar. Tienes que unirte al ejército. El lugar habitual de destino era el este de Africa, Mesopotamia, Palestina o el frente occidental donde luchaban por una potencia imperial.

Fruto del Gran Estudio Trigonométrico de la India es el mapa que apareció en un artículo del coronel A.S.Waugh en las Actas de la Royal Geographic Society en 1858. En él se llama Everest por primera vez al pico XV. El estudio de la India era una obra cartográfica inmensa, y duró décadas. Los británicos lo hicieron para registrar su posesión colonial. Un enorme teodolito fue transportado por toda la India, con grupos de hombres abriendo bosques, arrastrando cadenas de medición y registrando los complejos cálculos. Para continuar por zonas de Nepal, país cerrado donde no podían entrar, los británicos emplearon espías geográficos indios, los pundits. Cruzaban la frontera y estudiaban en secreto el Nepal y el Himalaya. Llevaban cuentas de rosario adaptadas que servían para registrar el número de sus pasos, calculaban la altitud según el tiempo que tardaba el agua en hervir, y mantenían su información oculta en ruedas de oración tibetanas. El pundit más famoso fue Nain Singh, en quien se inspiró Kipling para su Kim. La aportación de Singh al estudio se refleja en una carta del coronel H.Yule a la sociedad geográfica donde dice: Creo que el gran mérito de Singh no puede reconocerlo ninguna medalla de oro de esta Sociedad. Cualquiera de sus grandes viajes al Tíbet habría supuesto esa recompensa para cualquier explorador europeo. Así, hoy, entre H.M.Stanley y Sir George Nares, figura el nombre de Singh como ganador de la medalla de oro de la Royal Geographic Society de 1877, por sus viajes y estudios en Tíbet y por el Alto Brahmaputra, durante los cuales determinó la posición de Lhasa y acrecentó nuestro conocimiento del mapa de Asia.

Mar del Sur. Vincenzo Coronelli (1688):
Deriva directamente, incluso en la decoración del pequeño panel, del gran manuscrito del globo terrestre realizado por Coronelli para Luis XVI de Francia en 1683, que se imprimió de forma reducida en Venecia en 1689. Forma parte de la serie de mapas sueltos producida por Coronelli entre 1688 y 1691, unida desde 1690 en los diferentes volúmenes del Atlante veneto. Representa el océano Pacífico o Mar del Sur, de los 180 a los 320 grados Este de El Hierro, siguiendo la cartografía francesa y holandesa de finales del siglo XVII. Las coordenadas se han tomado de mapas del eminente cartógrafo francés Guillaume Sanson, mientras que el diseño de las masas de tierra deriva del Grand Atlas (1664) de Joan Blaeu y del Recueil de voyages (París, 1681) de M.Thevenot. El texto situado debajo del ecuador señala la tranquilidad de las aguas del Pacífico, la constancia de los vientos orientales que soplan entre los trópicos y la relativa brevedad de la travesía: tan sólo sesenta días.

El océano, del que entonces sólo se conocían unas pocas islas, está marcado por el curso de los barcos de Jacques le Maire, el descubridor del cabo de Hornos (1615-1617). Entre los 40 y los 50 grados Norte, se encuentran las hipotéticas costas de la Terra di Iesso (Asia) y Tratari di Yupi: las primeras interpretaciones de las costas de Japón septentrional, exploradas por los holandeses hacia 1643 (Hokaido y mar del Japón). El estrecho de Anián sigue apareciendo, aunque con incertidumbre, entre la Terra de Iesso y América. Se encuentra inmediatamente al norte de California, que, tras ser cartografiada como península en el siglo XVI, asumió la forma de una isla en el curso del XVII. El error se corregiría un siglo después. En el hemisferio sur, al suroeste de Nueva Holanda (Australia), empiezan a tomar forma las costas de la Tierra de van Diemen (Tasmania) y las de Nueva Zelanda, también descubierta por los holandeses (en el sur, un asterisco señala las antípodas de Venecia, un homenaje de Coronelli a su ciudad natal, y también la ciudad que le otorgó un sueldo y el título honorario de Cosmógrafo de la República de Venecia). Más al este puede verse un último atisbo de esperanza en lo que ya entonces se consideraba mayoritariamente una fábula: el continente del sur no descubierto. Nunca llegó a cobrarse el premio de 20.000 libras ofrecido en 1745 al navegante que encontrase el paso de Anián y posibilitase el acceso a la costa este asiática navegando hacia el oeste por una ruta más corta que la de Magallanes.