10 libros polémicos     

 

10 libros polémicos:

1. El origen de las especies (Charles Darwin):
Uno de los libros más criticados por la Iglesia Católica, ya que Darwin cuestiona la teoría creacionista por las de la evolución y la selección natural, soportada por fósiles.

2. El manifiesto del partido comunista (Carlos Marx y Friedrich Engels):
Considerado como el tratado político más influyente de la historia. Fue publicado en 1848 y vetado en países como Estados Unidos. En él, los autores proponen el modelo de producción y formación social, la determinación de las clases sociales y el impacto del proletariado.

3. Los 120 días de Sodoma (El marqués de Sade):
En este libro, se expone el lado más pesado del sexo. Relata paso a paso cómo cuatro jóvenes son abusados sexualmente y luego asesinados tras 120 días de perversiones. Escrito en 1785, es uno de los libros más censurados en Europa. Por ejemplo, en Inglaterra se pudo imprimir hasta la década del 50.

4. El Código da Vinci (Dan Brown):
Publicada en el 2003 y cuenta con una adaptación cinematográfica, que también fue éxito de taquilla, protagonizada por Tom Hanks. La historia relata que Jesús se casó con maría Magdalena, hechos que según historiadores cristianos, carecen de veracidad histórica y documental.

5. Lolita (Vladimir Nabokov):
Publicado en 1955, cuenta la historia del pedófilo Humbert Humbert, enamorado de su hijastra de tan sólo 14 años. El libro fue censurado en Europa tras su lanzamiento, pero fue bien acogido en los Estados Unidos. También cuenta con versión fílmica, grabada en Francia. [Stanley Kubrick (1962)]

6. 1984 (George Orwell):
Publicada en 1949, uno de los libros más vendidos de la historia. Su polémica radica en que mucha gente llamó a Orwell de brujo y de paranoico por tratar de "vaticinar" lo que iba a acontecer en 1984. Se dice ahora, que estamos viviendo la 'era orwelliana' por todo lo descrito en el libro, como los planteamientos represivos y los sistemas de control gubernamentales.

7. La Guerra de los Mundos (Herbert George Welles):
Uno de los primeros libros que expone la teoría de vida extraterrestre. Trata de cómo los marcianos invaden nuestro planeta. La novela fue adaptada por Orson Welles y convertida en una transmisión, la cual todo el mundo creyó era cierta, desantando caos en los habitantes de Nueva York y Nueva Jersey, Estados Unidos.

8. Los versos satánicos (Salman Rushdie):
Uno de los libros más odiados del Islam porque se mofa de Mahoma, sus esposas y de todo lo que la religión oriental profesa. Publicado en 1988; luego se organizaron quemas públicas, intentos de asesinato contra Rushdie y condenas sociales.

9. Mi Lucha (Adolfo Hitler):
En este libro, publicado en 1925, el dictador alemán propone entre líneas, lo que sería el Imperio Nazi. El libro fue censurado después de la caída de la Alemania que había destrozado Europa.

10. El príncipe (Nicolás Maquiavelo):
Líderes como Stalin, Hitler, Mussolini y Napoleón I de Francia, fueron influenciados por esta obra, en la que el autor defiende la tiranía como forma de lograr el poder. De ahí proviene el término maquiavélico en nuestro idioma. (Gabriela Castro 08/05/2014)


Reacción ante la Enciclopedia:
Entre 1745 y 1746, los editores se unieron para compilar todo el saber de la época en una enciclopedia. Inicialmente, ésta no debía ser más que una edición francesa de la Cyclopaedia inglesa de Chambers (1711). Pero, tiempo después, uno de los philosophes recibió el encargo de editar un diccionario enciclopédico: Denis Diderot. Hasta ese momento, este intelectual sólo era conocido por sus escritos subversivos y por la novela en la que los órganos sexuales de una dama cuentan sus aventuras (Joyas indiscretas, 1748). Ahora tenía que lograr que su famoso amigo Jean d'Alembert pusiera su espíritu y su pluma al servicio de la Enciclopedia. Cuando empezaron a trabajar, se olvidaron de Chambers y, partiendo de las facultades fundamentales del hombre, elaboraron un nuevo mapa del saber: una historia para la memoria, una ciencia para la filosofía, una teología para la razón, una literatura para la imaginación, etcétera. La idea rectora era la naturaleza: de ella se extrajo el programa de una religión natural, de una filosofía natural, de una ética natural y de una psicología natural. En un tratado introductorio, D'Alembert desarrollaba todo esto con tanta elocuencia y tanta confianza en la fuerza de la razón que este texto es uno de los escritos más importantes de la prosa francesa. Los héroes y principales puntos de referencia de la Enciclopedia fueron Francis Bacon y John Locke. Cuando aparecieron los primeros volúmenes, la censura se lanzó sobre ellos, pero gracias al apoyo de la amante del rey, Madame de Pompadour, y de otras personas Diderot y D'Alembert pudieron reanudar su trabajo. La censura previno al público, con el resultado de que el número de abonados creciera, pasando de mil a cuatro mil. El tercer volumen se ocupaba, entre otras cosas, de las contradicciones en que incurría la Biblia, e introducía la duda allí donde antes estaba la fe. Posteriormente, Voltaire se unió a los autores y se ocupó de la letra E, escribiendo artículos dedicados a la Elegancia, la Elocuencia y el Espíritu. Pero fue Diderot quien escribió el «metaartículo» titulado Enciclopedia, probablemente el mejor, y sin duda el más extenso del diccionario. En esta aportación, Diderot vuelve a explicar el propósito de la Enciclopedia y anuncia la futura revolución del saber. La aparición de cada uno de los volúmenes causaba sensación en toda Europa. La Iglesia y la corte estaban indignadas, y la obra fue prohibida una y otra vez. El Papa la condenó y a Federico II el Grande le honra el haberle ofrecido su patrocinio en Berlín. El último volumen aparece en 1765; para entonces ya habían aparecido siete ediciones pirata, la mayoría en Suiza. En total se hicieron cuarenta y tres ediciones en veinticinco países. En muchos hogares burgueses la Enciclopedia sustituyó a la Biblia; por la noche, las familias se reunían para leer un artículo; se fundaron asociaciones dedicadas a su estudio. La Enciclopedia es un monumento de la Ilustración. Contribuyó decisivamente a erradicar el viejo orden y a preparar la Revolución. Su objetivo era sustituir a la religión por la ciencia y a la fe por la razón. (Dietrich Schwanitz)


Persecución política de autores:
Nací en un país donde cada año el 1 de mayo los niños por obligación salíamos a la calle y donde formábamos filas militares y, con pancartas rojas, marchábamos a través de Praga para saludar a las autoridades del régimen situadas en lo alto de una tribuna como dioses sombríos. Una sonrisa obligada y todas las derivaciones de la palabra patria, declamada por multitudes con el brazo en alto, ya fuera para formar un puño o una salutación militar: ese es para mí el símbolo del régimen en el que crecí en los años sesenta. En esos años, cuando llegué a la adolescencia, mis padres juzgaron necesario abandonar nuestro país natal y exiliarse en Occidente porque, como uno de los participantes en la derrotada y liberalizadora Primavera de Praga, mi padre empezó a padecer la persecución del endurecido régimen. No era nada nuevo; ya en los años cincuenta, en los albores del régimen comunista en la entonces Checoslovaquia, antes de que nacieran sus hijos, a mi padre le venían a buscar, de madrugada, los miembros de la policía secreta que se lo llevaban a la cárcel donde lo torturaban en un vano intento de persuadirle para que colaborara con ellos. El totalitarismo comunista —el soviético, el de Europa del Este y el cubano— generó olas enteras de exiliados que huyeron de la persecución (Nabokov, Kundera, Cabrera Infante) o fueron expulsados de su país donde molestaban (Solzhenitsin). El terror comunista creó innumerables exiliados del interior que intentaron sobrevivir como podían dentro de su país (Shostakóvich, Nadezhda Mandelstam, Vaclav Havel). Aunque mi simpatía tiende hacia los ideales de la justicia social tal como la suele profesar una izquierda moderada, no soy comunista porque en el comunismo, sistema que proclama ante todo la igualdad de todos los miembros de la sociedad, fui testimonio de la desigualdad más grave (la nomenklatura formaba una clase social con privilegios feudales) y las más crueles muestras de injusticia (especialmente cuando se condenaba a inocentes a años y décadas en los campos de trabajos forzados, sin motivo o por un mero chiste, como describe Kundera en La broma). Aprendí por experiencia propia y la de mis padres que a los comunistas que estaban en el poder no les importaba el hombre; lo único que buscaban era mantenerse en el poder. Muchas grandes obras del siglo XX son testimonios literarios del totalitarismo comunista. El Doctor Zhivago, de Borís Pasternak, es una novela sobre cómo se implantó el comunismo: pensando en el poder de los bolcheviques vencedores y dejando al hombre de lado. La obra entera de los premios Nobel Aleksandr Solzhenitsin, Herta Müller y Svetlana Alexiévich, además de la de Vasili Grossman, que empezó creyendo en la revolución rusa, está dedicada a retratar las enormes injusticias del comunismo. La sonrisa obligatoria en los labios, el brazo en alto y la palabra “patria” en la boca: creí que esos tres gestos, unidos en un solo símbolo, ya habían quedado en las tinieblas de la noche de los tiempos. Al ver resurgir en la campaña de Unidos Podemos los símbolos y eslóganes de mi infancia me quedé preocupada y me pregunté qué diríamos si en España aparecieran símbolos de la dictadura fascista. Son símbolos, gestos y conceptos que apelan directamente a la parte emotiva del hombre, a la parte más irracional de la política, y lo hacen con objetivos electorales. Sin embargo, lo que a mí me despertó más desasosiego fueron las palabras siguientes del catedrático de Ciencias Políticas de la UNED, Ramón Cotarelo, que fue profesor de Iglesias, Monedero y Errejón: “Los de Podemos censuraron y acallaron a las personas críticas o simplemente independientes y dieron pábulo a los más inútiles pero obedientes”. Estas particularidades obedecen al comportamiento antidemocrático, propio de los regímenes autoritarios y totalitarios. Es de lamentar que un partido que pretende regenerar el escenario político español recurra a los símbolos y eslóganes más trasnochados, utilizándolos para apelar al homo sentimentalis que hay en muchos de nosotros. Unidos Podemos perdió un 21% de votos, o sea que obtuvo un millón menos que en las elecciones de diciembre. Seguramente son varias las razones de esos resultados, pero una de ellas puede que sea que el ciudadano español ha desconfiado del retorno de esos símbolos, como si el sufrimiento de tantos seres a lo largo del siglo XX hubiera servido de aviso para el día de hoy y que el testimonio del horror no ha caído en saco roto. (Monika Zgustova, 30/07/2016)


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