Libros autoayuda          

 

Libros de autoayuda:
Los libros de autoayuda siempre generan debate sobre su utilidad. Inteligencia Emocional: Del reconocido psicólogo Daniel Goleman. Obra de gran influencia para posteriores estudios de psicología. Resalta la importancia de la habilidad emocional por encima de la inteligencia u otras habilidades. Destaca la importancia de nuestra forma de interactuar con nuestros semejantes en los entornos donde nos toca desenvolvernos. Resultados Extraordinarios:. De Bernardo Stamateas. Enfocado a encontrar las mejores estrategias para lograr conseguir los resultados que necesitamos conseguir.


Gente Tóxica. De Bernardo Stamateas. Guía para identificar psicópatas y manipuladores y alejarlos de nuestras vidas. Tus zonas erróneas. De Wayne W. Dyer. En cada capítulo, este médico psiquiatra analiza nuestros comportamientos más autodestructivos (hoy popularmente denominados tóxicos) y nos muestra cómo trabajar para superarlos. Aprende a decir no. De Beth Wareham. Cuesta decir que no, pero el no a veces es sanador y es liberador. Este libro te enseña a decir no, a prepararte interiormente para decir no cuando realmente te conviene decir no. El abismo. De Seth Godin. El destacado autor propone que todo proyecto exitoso tiene una etapa de desierto, que el denomina "abismo". Si uno supera ese abismo llega al éxito. También en este libro el autor enseña a identificar los abismos y también los callejones sin salida. Porque un callejón sin salida y un abismo parecen lo mismo pero en realidad tienen resultados diferentes y uno debe esforzarse para identificar los callejones sin salida y escapar rapidamente para otros mejores rumbos. Imprescindible.


El secreto. De Rhonda Byrne. Detenta el récord de 165 semanas en la lista de los títulos más vendidos. La premisa de este libro es de las más sencillas, imagina lo que quieres como si ya lo tuvieras y lo obtendrás. Fe que sana. Samuel Stamateas y Felipe Matto: Al igual que John Maxwell y Bernardo Stamateas, estos dos escritores son Coachs en liderazgo y a la vez son pastores protestantes. En este caso escribieron un libro sobre la fe sana, la fe no tóxica, la fé que sana, desde un punto de vista práctico y positivo. Recomendado. Dave Ramsey. La transformación total de su dinero: Como manejar las finanzas de manera sabia, demitificando viejos preconceptos que el autor demuestra como totalmente erroneos y planteando paradigmas sanos para el manejo de las finanzas. John Maxwell, Las 21 Leyes irrefutables del Liderazgo. Maxwell Coach y Pastor, es un experto en técnicas de liderazgo y en este libro explica que el liderazgo es fundamental al momento de conseguir resultados tanto a nivel empresarial, deportivo o cualquier otra área de la actividad humana. Como decidir, Charles Foster. Enseña con ejemplos variados lo importante que es decidir bien y a tiempo. Coaching, el arte de soplar brasas. De Leonardo Wolk. Técnicas de coaching para alcanzar el máximo potencial. Ganar siempre. De Lis Wiehl. Esta abogada nos enseña a enfocarnos en técnicas para lograr nuestros objetivos. La autora demuestra que muchas veces por intentar mostrarnos enojados u ofendidos o por intentar ganar una discusión en realidad terminamos perdiendo aquello por lo que estamos peleando. Pragmática 100%. Consideramos a este libro como de alta utilidad práctica. Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva: Stephen Covey, 1989. Resalta la importancia de fijar claramente las metas y prioridades. Covey llevó a la práctica sus ideas con la fundación de centro de capacitación dedicado a promover charlas y seminarios para aumentar la productividad y mejorar la gestión del tiempo. Los 4 acuerdos: De Miguel Ruiz. Basado en las enseñanzas tradicionales transmitidas por chamanes toltecas. Se basa en el principio de que hay que modificar nuestro sistema de creencias para alcanzar la felicidad. Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Dale Carnegie, 1936. "Puedes hacer más amigos en dos meses interesándote en las otras personas que los que puedes hacer en dos años tratando de que los demás se interesen en tí". Ideado inicialmente para mejorar el rendimiento de los vendedores, su efecto se ha expandido hacia otros sectores y tipos de personas y se aplica a variados ámbitos de la vida social. El arte de no amargarse la vida. De Rafael Santandreu. En una situación general de crisis mundial, los pensamientos negativos y catastróficos pueden dominar nuestra mente. Aunque todo ser humano se enfrenta a adversidades, este psicólogo trata de enseñarnos a manejarlas racionalmente. A través de una técnica conductista, elabora un método de tres pasos para que podamos superar nuestro pensamiento negativo y llevemos una vida más feliz. Este plan comienza con una lista de "pensamientos irracionales" que lo impiden, algunos considerados casi dogmas, como la necesidad de tener una casa en propiedad o que la vida tenga que ser "emocionante". El monje que vendió su ferrari: De Robin Sharma. Este bestseller internacional de Robin Sharma utiliza la fábula de un abogado exitoso que abrumado por las responsabilidades y las presiones profesionales y personales emprende un viaje al Himalaya, en la búsqueda de la sabiduría. Tomando como base la afirmación de que "quien domina su mente domina su vida", nos expone en forma sencilla su fórmula para mejorar nuestra manera de vivir. Padre Rico, padre pobre. Robert Kiyosaki nos brinda consejos prácticos de cómo construir un patrimonio estable, utilizando, entre otras cosas, las anécdotas de sus dos padres: el primero, un doctorado universitario con un trabajo estable, que nunca logró superar las dificultades económicas y murió en la ruina; el segundo, un hombre sencillo que dejó los estudios a los 13 años y sin embargo llegó a convertirse en un hombre muy rico. Desafío a creencias populares sobre cómo hacer dinero, que quedan relegadas a mitos sin sentido. Plantea que no es necesario ganar grandes sumas para acumular riquezas y que poseer una vivienda no es siempre un acierto financiero.


Positivo:
Ha llegado a las librerías El taller de las ilusiones (Ed. Grijalbo), de la escritora Valérie Tong Cuong. Es una historia de segundas oportunidades y de esperanza que ganó el premio al Libro Optimista. El galardón lo otorga la Liga de los Optimistas de Francia, una asociación que, según sus estatutos, aspira a “combatir el pesimismo ambiental y reforzar la actitud mental positiva”. El premio exige cierta coherencia con su propósito ideológico y pide a los miembros del jurado que sean optimistas reconocidos. No queda claro cuál es el método de selección, ni si los someten a un optimistómetro para cuantificar el grado de optimismo en sangre. En los últimos años hemos vivido una gran inflación del discurso positivista. Al principio, parecía una reacción a la negatividad, a menudo sensacionalista, morbosa, angustiante y dramática, que transmite la actualidad. Pero los alquimistas de esta nueva poción mágica acertaron al darse cuenta de que sus principios conectaban con millones de personas y encontraron en la autoayuda el vehículo perfecto para hacer proselitismo y, al mismo tiempo, negocio. Resultado: el positivismo como nueva espiritualidad ya está integrado en ámbitos como la psicología, el deporte, la reinserción social o la política. Los grandes antagonistas de los positivistas son las personas tóxicas, criminalizadas por delito de prepotencia, manipulación y psicopatía narcisista pero también por la necesidad narrativa de encontrar en el combate contra un adversario concreto el camino de reafirmación, redención, autoestima y, con algo de suerte, perfección (antes, a las personas tóxicas las llamábamos cabrones a secas). El optimismo está muy estudiado, pero el premio subraya sus características más evidentes: atribuirle una superioridad moral esencial o instrumental y espolear la confianza en uno mismo como la primera piedra para mejorar la propia vida y, por extensión, la vida de los demás. Es un método existencial legítimo pero que, aplicado a la literatura, chirría. Es difícil imaginar un premio al Libro Pesimista: casi todos los libros que se publican lo son y, por lo tanto, encontrar a un jurado con componentes pesimistas implicaría, por exceso de oferta, un esfuerzo titánico. Pero si revisamos el corpus de la literatura universal, deberíamos preguntarnos si el optimismo ha sido un factor determinante en la calidad de las obras que han sobrevivido a la criba de la posteridad. ¿La Bíblia podría haber ganado el premio? ¿Y Melville, Dickens, Joyce, Cervantes, Pla, Irving, Shakespeare, Kafka? Así pues, hay que entender que el premio al Libro Optimista busca más una complicidad en las actitudes y alimentar la demanda de una corriente espiritual y anímica que una exigencia literaria. Y es saludable que alguien nos recuerde que ser pesimista hasta la caricatura tampoco es garantía de calidad. Y la iniciativa quizás tendrá una consecuencia imprevista: provocar en algún escritor pesimista el impulso de escribir un libro falsamente optimista susceptible de ganar, por unanimidad, el premio al Libro Optimista. (Sergi Pàmies, 09/08/2015)

 


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