Colonización española de América             

 

Colonización de la América española:
Sistemas o métodos de colonización:
Las concesiones a los primeros conquistadores:
Tanto a Colón, como luego a los grandes conquistadores como Hernán Cortés o Francisco Pizarro, la corona les otorgó en la capitulaciones de descubrimiento y conquista amplios poderes y prebendas, de forma que los mismos conquistadores ejercieron de su forma y manera los primeros sistemas de control y explotación efectiva del territorio. A los conquistadores además de títulos de gobernadores, y capacidad para nombrar alcaldes y corregidores en las villas que fundaran, tenían además plena autoridad militar, político-administrativa y militar. Esto hizo que inicialmente la labor de colonización se hiciera fuera del control efectivo de una monarquía como la de los Reyes Católicos, que estaban practicando en sus reinos un rígido control de la corona. De forma que los primeros problemas entre los colonizadores, y las primeras disensiones internas (enfrentamiento entre Colón y los primeros colonizadores de los siguientes viajes, a los que consideró apenas unos empleados – las rivalidades entre “almagristas y pizarristas” etc..) fueron aprovechadas por la corona para recuperar el control efectivo sobre la conquista y colonización.

Las instituciones propiamente indianas:
Los primeros conquistadores desarrollaron la primera forma de control y dominio, la encomienda: consistía en la recomendación por parte de la Corona dirigida a cierto numero de indios para que se pusieran a disposición de un español (denominado encomendero). Se les exigía: trabajo o tributos y se les ofrecía a cambio educación religiosa y protección. La encomienda es una institución que surge del poco deseo de trabajar la tierra y luego las minas de los españoles que llegaron a las Indias, y sus expectativas de riqueza y dominio. Los males y abusos de estas encomiendas las convirtieron en una especie de servidumbre o semiesclavitud de los indios (los Reyes Católicos prohibieron la esclavitud de los indios considerándolos súbditos directos de la Corona, aunque de facto la encomienda era una forma de semiesclavitud) y provocaron las opiniones en contra de algunos monjes dominicos, que querían evitar la encomienda a perpetuidad. En especial Fray Bartolomé de las Casas.

Leyes de Indias (1512):
Las protestas de los dominicos y su influencia en la Corte fueron determinantes para que en 1512 se publicasen las Leyes de Burgos o primer código de legislación indígena, tenían por objetivo: 1) Respetar la condición de súbdito libre de la monarquía (esto es, no esclavo) del indio. 2) Evangelizar al indio, tarea que correspondía al colono a cargo de la encomienda. 3) Explotar los territorios conquistados mediante el trabajo del indio, al que estaba obligado. Estas leyes prohíben los malos tratos a los indios, obligan a los indios a ir vestidos y incorporan medidas para la reducción y mejora en las condiciones de trabajo de mujeres embarazadas y de niños. Estas leyes fueron en muchas ocasiones incumplidas por los colonos, lo que llevó al aumento de las protestas de los frailes dominicos y algunos sectores que se oponían a las duras condiciones en que vivían los indios, dirigidos por Bartolomé de las Casas. Además de que se obligaba a los indios a abandonar sus tribus para vivir en las encomiendas, se introducía el pago del trabajo en dinero, algo inexistente en las culturas precolombinas, por lo que alteraba considerablemente, junto con el duro trabajo, su sistema de vida.

Leyes Nuevas de Indias (1542):
En 1542 se otorgan las Leyes Nuevas de Indias consideradas por algunos historiadores como el “orgullo y la humillación de España”. Orgullo porque en ellas se reconoce el esfuerzo de los legisladores por llevar una verdadera política evangelizadora y de buen trato a los indios, y de humillación porque a la vez se reconoce el maltrato continuo que se les ha dado. Estas leyes recordaron solemnemente la prohibición de esclavizar a los indios y abolieron las encomiendas, que dejaron de ser hereditarias y debían desaparecer a la muerte de los encomenderos actuales. Las principales resoluciones en beneficio de los indígenas fueron: Cuidar la conservación y gobierno y buen trato de los indios. Que no hubiera causa ni motivo alguno para hacer esclavos, ni por guerra, ni por rebeldía, ni por rescate, ni de otra manera alguna. Que los esclavos existentes fueran puestos en libertad, si no se mostraba el pleno derecho jurídico a mantenerlos en ese estado. Que se acabara la mala costumbre de hacer que los indios sirvieran de cargadores (tamemes), sin su propia voluntad y con la debida retribución. (el porteo) Que los oficiales reales, del virrey para abajo, no tuvieran derecho a la encomienda de indios, lo mismo que las órdenes religiosas, hospitales, obras comunales o cofradías. Que el repartimiento dado a los primeros conquistadores cesara totalmente a la muerte de ellos y los indios fueran puestos bajo la real Corona, sin que nadie pudiera heredar su tenencia y dominio. Sin embargo, la promulgación de las Leyes Nuevas causó una sublevación de los colonos del Perú que llegó a eliminar al propio virrey. En la corte española cundió la alarma y Carlos V fue convencido de que eliminar la encomienda significaría arruinar económicamente la colonización. Finalmente, en 1545 se suprimió el capítulo 30 de las Leyes Nuevas, donde se prohibía la encomienda hereditaria. Otro sistema de colonización que los españoles utilizaron fue el de la Mita. La mita ya existía en el imperio incaico, como una forma de trabajo excepcional por parte de las distintas tribus al servicio del Inca, o el bien común. Los españoles la utilizaron como una forma de proveer la fuerza de trabajo necesaria para las minas de plata, que era la base de su economía en este período, sobre todo a partir del descubrimiento de las minas de San Luis de Potosí.

Las instituciones castellanas:
Se desarrollaron una sería de instituciones propiamente castellanas que sirvieron para ejercer el control directo de la monarquía de la explotación y colonización de las Indias. La Casa de Contratación de Sevilla (1503): Organizó y controló el sistema de transporte y viajes de mercancías y pasajeros. De esta forma se controlaba que solo los “castellanos” pudieran comerciar con las Indias, así como la efectiva recaudación del quinto real. Con la figura del Piloto Mayor y la creación de una escuela de navegación, se cuido de toda la cartografía y del control de las rutas posibles de navegación al Nuevo Mundo. Consejo de Indias (1524): Las Indias dependieron directamente de Castilla (Cortes de Valladolid de 1518), y será el Consejo Real de Castilla quien entienda de las cuestiones relativas al gobierno de las Indias. Pero en 1524 ya se crea un Consejo Real y Supremo de Indias, que funcionará como un Consejo más dentro del sistema de gobierno de consejos (sistema polisinodial) de la monarquía española. El gobierno de las Indias: gobernadores y virreyes Inicialmente los territorios conquistados se pusieron bajo el control de un gobernador. Tras retirar la confianza a los primeros conquistadores: Colón, Cortés o Pizarro entre otros, los gobernadores fueron nombrados por los reyes, siendo oficiales directo de la Corona. El gobernador tenía plenos poderes politico-administrativos, militares y judiciales. Las provincias limítrofes de mayor importancia militar fueron denominadas Capitanías Generales. Audiencias: Para un mayor control de la administración civil y de justicia, se crea en las Indias, las Audiencias (copiadas del funcionamiento de las de Valladolid y Granada), de esta manera se evita el personalismo y exceso de poder de los gobernadores. Así como evitar en lo posible la corrupción de los gobernantes. Se irán creando las Audiencias de Santo Domingo (1511), Nueva España (1529), Panamá (1538), según se va haciendo más efectivo el control del territorio. Virreinatos: Al ir extendiéndose los territorios se crearán los virreinatos (semejantes a los existentes en las otras posesiones de la monarquía) En 1535 se crea el Virreinato de Nueva España y en 1543 se crea el Virreinato del Perú. A lo largo de los siglos XVI y XVII fueron nombrados virreyes los hijos de la alta nobleza castellana. Ya en el siglo XVIII, el territorio de este virreinato se dividirá creándose en 1717 el Virreinato de Nueva Granada y en 1776 el Virreinato de Río de la Plata. Administración Local: En cuanto a la organización administrativa local se van a trasladar las instituciones castellanas, reproduciendo el funcionamiento de los municipios y cabildos, tanto en las ciudades preexistentes como en las fundadas por los españoles. Sistemas efectivos de control. Los reyes españoles mostraron un especial cuidado en evitar la mala administración y corrupción en el gobierno y explotación de las Indias, con relativo éxito en sus intentos. Para ello se crearon dos instituciones o sistemas: VISITA y el JUICIO DE RESIDENCIA, que venían a ser “inspecciones” que oficiales del rey, a funcionarios sospechosos de mala conducta, o simplemente rutinarias. Podrían ser dirigidas contra el mismo virrey.


Consecuencias de la colonización:
Para América:
Demográficas: Descenso demográfico llegando al aniquilamiento en las Antillas y el Caribe (indios Arawaks) , debido a las duras condiciones del trabajo al que fueron sometidos por los españoles, las enfermedades contra las que no tenían defensas, las propias consecuencia de la conquista, así como la existencia de cierto “pesimismo o desgana vital” explican una reducción considerable de la población. En la zona antillana motivo el inicial traslado o importación de esclavos negros traídos de África, teniendo como consecuencia la llegada de un nuevo componente racial a la posterior población de América. Sociales: Aparición de un nuevo grupo social y racial dominador: los blancos españoles, que se van a situar en las cúspide de la pirámide social que se va a ir generando en el Nuevo Mundo, sustituyendo a la oligarquía indígena en los territorios con sociedades estructuradas precolombinas. Con el paso del tiempo este grupo de españoles va a dar lugar a una casta o grupo especial: los criollos, descendientes de españoles pero ya naturales de América, y que van a constituir la élite social, económica y política de los territorios, solo por debajo de los oficiales mandando por la Corona. Un fenómeno social y demográfico de gran importancia va a ser el “mestizaje”, como una de las características esenciales de las Indias. El pequeño el numero de población blanca, así como el tremendo descenso de población indígena por el impacto de la conquista, hubiera provocado un gran vacío demográfico. El mestizaje se dio en todas las variables: mestizos (blancos+indios), mulatos (blancos+negros) y zambos (indios+negros). Este mestizaje biológico resolvió ese impacto demográfico inicial al introducir una serie de cambios: 1) de tipo alimenticios. 2) de tipo de vida 3) patogénicos (mejor adaptación y defensas ante las enfermedades que traían los europeos y las propias enfermedades existentes en las Indias). Religiosos – espirituales: La evangelización cristiana que tuvo un extraordinario éxito en todo el Nuevo Mundo modificó el sistema de creencias y el mundo espiritual de los indios, con diferente grado de resistencia (mayor en las zonas más inaccesibles: selvas y vacíos demográficos) siendo, con todo,uno de los factores de colonización más determinantes. La llegada de población esclava negra introdujo en América su particular mundo espiritual, aunque también entró en un proceso de evangelización cristiana. Evangelización: Para América una de las consecuencias de la colonización fue que entró en un sistema de intercambio de productos. Igual que una serie de productos fueron exportados a Europa, los europeos (y en menor medida también los esclavos negros) introdujeron en América una serie de productos que fueron la base de su alimentación: la triada mediterránea (cereal, vid, olivo), así como productos que han sido base en el sistema económico agrícola de muchos países americanos, como el café. La pérdida de materiales preciosos como el oro y la plata, no tuvo tanto una consecuencia directa en las sociedades precolombinas en cuanto el oro y la plata no tenía valor de cambio en su economía, sino puramente ornamental. Y las grandes minas de plata fueron descubiertas por los colonizadores después de la conquista.

Para España:
Económicas: Fundamentalmente la recepción de las remesas de ORO y PLATA tuvo mucha menor repercusión directa sobre la economía peninsular de lo que se consideró en principio. La sociedad española más que la economía española vivía pendiente de la llegada de los galeones y flotas de Indias, con sus remesas de oro y sobre todo plata. Por eso la española fue una sociedad, y sobre todo la propia monarquía, que vivía “endeudada”. La monarquía mantuvo un Imperio, con un considerable esfuerzo bélico, años de guerras continuas contra los protestantes, el turco, Inglaterra o Francia, a cuenta de lo que llegaba de América, de forma que cuando llegaba iba directamente a las manos de los banqueros alemanes, italianos o suizos que lo habían adelantado. Se ha estudiado la repercusión de la llegada del oro y la plata americanos a Europa, y se ha detectado una subida de los precios, en los productos españoles y europeos como consecuencia de la llegada de este caudal monetario (el oro y la plata pronto se convertían en monedas). .Un aumento rápido de masa monetaria (por tanto de la demanda) y un aumento más lento de la producción (oferta), determinó lo que los autores han denominado revolución de los precios. Sociales: La influencia de la figura del colonizador-emigrante demográficamente ha sido poco importante, pero si desde el punto de vista social. Los colonos que emigraron a las Indias en busca de fortuna y poder, no constituían los elementos más humildes y trabajadores de las sociedad peninsular, sino sobre todo hidalgos, y los hijos segundones de la pequeña nobleza rural y burguesía, que imposibilitados de heredar (Mayorazgo) buscaron en el Nuevo Mundo su oportunidad de hacer fortuna.


Genocidio:
Hace unos 15.000 años (milenio arriba milenio abajo) el estrecho de Bering, un brazo de agua de unos 80 kilómetros de ancho situado en el extremo septentrional de América, quedó, tras el fin de la última glaciación, anegado por las aguas del Pacífico. Este detalle carecería de importancia si no fuese porque en la ribera oriental del recién formado estrecho quedaba aislada una comunidad humana prehistórica, que había ido llegando a pie desde Siberia gracias a que el nivel del mar era unos 120 metros inferior al actual. Estas dos partes de la humanidad, una en el viejo mundo y otra en el nuevo, ajenas ambas a la existencia de la otra, permanecieron separadas durante 16.000 años o, lo que es lo mismo, unas 700 generaciones. Para poner en perspectiva la cifra recuerde que la pirámide de Keops fue levantada hace 4.500 años o que el Imperio Romano alcanzó su máxima extensión territorial hace menos de dos mil años. La historia de los seres humanos en América comienza con un aislamiento milenario, y eso ayuda bastante a explicar todo lo que sucedió cuando este pequeño grupo, que se había multiplicado y extendido por un gigantesco continente que va de polo a polo, se encontró de golpe con el resto de la especie. Durante este tiempo las dos comunidades que, no lo olvidemos, estaban aún en el paleolítico, se fueron desarrollando de manera paralela, adaptándose a entornos diferentes mediante sus propias estrategias de supervivencia en el que quizá haya sido el mayor experimento natural que haya visto el mundo. La consecuencia de la gran separación, o el gran aislamiento dependiendo de cómo queramos verlo, fue que una de las comunidades se desarrolló más lentamente, exponiéndose así a un reencuentro traumático. Y no es que fueran tontos, es que eran muchos menos y les tocó lidiar con la geografía americana, mucho más agreste que la euroasiática, con catástrofes naturales más devastadoras y frecuentes y con el hecho de que el eje de las tierras emergidas describe en América una línea longitudinal y no latitudinal como en el caso de Eurasia, con las implicaciones climáticas que eso conlleva de cara a la movilidad y al trasiego de habilidades, experiencias y cultivos. Los primeros habitantes de Eurasia que consiguieron atravesar la sima oceánica que separa ambas masas de tierra fueron españoles por la simple razón de que España se encuentra al borde mismo de esa sima. No hubo genialidad ninguna, bien podrían haber sido franceses, portugueses, ingleses e incluso árabes, aunque estos últimos nunca mostraron demasiado interés en la navegación. De hecho, técnicamente los primeros euroasiáticos en pisar suelo americano fueron los vikingos, pero alcanzaron el continente demasiado al norte, donde la población era escasa y el clima severo. Por no hablar de que los escandinavos del siglo XI eran uno de los pueblos más atrasados tecnológicamente de todo el viejo mundo, por lo que no disponían ni del capital ni de los conocimientos adecuados para una conquista y ocupación sostenida de los nuevos territorios. Al final la reconexión entre estos dos grandes grupos humanos recayó en los pueblos de Europa occidental, con especial intensidad en los de la península ibérica, condenados a un rincón del continente y con el océano como única salida. Tras el primer viaje de Colón y su regreso triunfal un aluvión de españoles se derramó sobre América, primero sobre el Caribe y, más tarde sobre el centro y el sur del continente. Fue el comienzo de una estampida humana a través del Atlántico que hoy sigue su curso y que cambió dramáticamente el mundo, y no precisamente para mal. Como no podía ser de otra manera, las consecuencias de esta invasión fueron inmediatas. Los españoles de la época no eran nada especial, eran simplemente una expresión más, ni siquiera la más refinada, de las muchas revoluciones que se habían producido en Eurasia desde el momento de la separación. Traían una tecnología superior, empezando por la navegación misma. Ningún pueblo americano, ni los más avanzados, estaba en condiciones de efectuar un viaje semejante. Dominaban, además, la metalurgia, la escritura y la pólvora. Disponían de un abanico muy amplio de animales domésticos que, amén de hacerles gran parte del trabajo, constituían un suministro continuo de proteínas que se sumaba al de unas cuantas especies vegetales muy productivas y con gran aporte nutricional como el trigo, la cebada o el arroz. Creían en un único dios trascendente, es decir, que estaba fuera de la Tierra y al que acompañaba un teología sofisticada y puesta por escrito, muy lejos de chamanismo prehistórico de las culturas americanas, alimentado por la extraordinaria abundancia de plantas alucinógenas que siempre hubo en el nuevo mundo. Por último, portaban consigo enfermedades nuevas, desconocidas y letales para los habitantes del hasta entonces incomunicado hemisferio occidental. Los españoles sabían de todas sus ventajas y las pusieron a trabajar a su favor, menos de la ventaja fundamental, que era la biológica y la que terminaría por inclinar la balanza. Se estima que entre el 90 y el 95% de la población de las Indias –así dieron en llamarlas los primeros españoles en la creencia de que habían llegado a las inmediaciones de la India–, murió a causa de enfermedades muy comunes en Europa pero que en América eran inéditas. Si hubo un genocidio este fue biológico, no muy diferente al que la peste bubónica infligió a Europa a mediados del siglo XIV. Pero las epidemias no son propiamente genocidios, son epidemias. Por poder podemos emplear el término genocidio, pero eso sería retorcer el idioma sin más sentido que el de satisfacer ciertos desvaríos ideológicos o el de apuntalar algunas agendas políticas. Conforme al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional un genocidio es cualquier acto intencionado que busque “destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Luego no fue un genocidio desde el punto de vista jurídico, pero tampoco lo fue si nos atenemos al significado coloquial del término, que en nuestra lengua y según recoge el diccionario de la Real Academia viene a ser “el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de política”. Los españoles en América –y quien dice españoles dice portugueses, ingleses, franceses u holandeses– no tuvieron nunca la intención de eliminar sistemáticamente a grupo social alguno, al menos durante los dos o tres primeros siglos de presencia europea en el continente. Lo que si tuvieron todos ellos fue la voluntad de apoderarse de las tierras recién descubiertas. Lo hicieron a través de todos los medios posibles, incluidos la negociación amistosa y la compra de terreno a los indígenas, aunque prevaleció la conquista al estilo tradicional. En el caso de los españoles, que eran muy pocos durante el primer siglo por la propia debilidad demográfica de la metrópoli y la larga y costosa travesía oceánica, fueron habituales los pactos entre el conquistador y los indígenas locales ansiosos de desquitarse de otras tribus con las que llevaban largo tiempo guerreando, o simplemente porque les movía idéntica voluntad de conquista que a los españoles, a quienes consideraban aliados especialmente recomendables dada su superioridad tecnológica. De este modo se conquistó México. Cortés nunca podría haberlo hecho solo, pero al concitar una alianza de todos los que aborrecían al poder imperial, consiguió doblegar al tatloani azteca. Uno de los lugartenientes de Cortés, Pedro de Alvarado, se valió de la ayuda de los quauhquecholtecas y de los cakchiqueles para adueñarse de lo que hoy es Guatemala, Honduras y El Salvador. La crueldad desplegada por los conquistadores era la propia de la época, no muy distinta a la que se dispensaban los europeos entre sí en sus muchas guerras internas, por ejemplo, en las de religión que en aquellos mismos años se despachaban con gran profusión de sangre en el viejo continente. Los caudillos indígenas tampoco escatimaban quebrantos para sus enemigos. Al efecto es muy instructivo el llamado Lienzo de la Conquista, que se conserva en la ciudad mexicana de Puebla y en el que los indígenas conquistadores narran como derrotaron a los indígenas conquistados, los quiché, de la mano de los españoles, a quienes pintan barbados, vestidos, a caballo y no especialmente amenazantes. Una vez concluida la conquista tampoco se produjo genocidio alguno. Y para demostrar esto no hace falta mucho esfuerzo. De haber sido eliminados físicamente hoy no quedaría ningún amerindio o serían una rareza étnica como los maoríes neozelandeses. Pero no es así. América, especialmente la América hispana, es un continente mestizo en el que aún subsisten decenas de lenguas indígenas prehispánicas, algunas con varios millones de hablantes. Lo que si hicieron los españoles del siglo XVI fue poner a trabajar para ellos a todos los indígenas, al menos a todos a los que sobrevivieron a la viruela, al tiempo que los integraban a la fuerza en la nueva sociedad que levantaron a una velocidad asombrosa en sus recién adquiridos dominios. Nada extraño por otra parte, eso es lo mínimo que han hecho los conquistadores en todo tiempo y lugar siempre que han podido permitirse el lujo de hacerlo. Los españoles replicaron el reino de Castilla al otro lado del Atlántico con sus mismas instituciones y orden jurídico, hasta el tribunal del Santo Oficio se llevaron. Nunca lo tomaron como una colonia, sino como una extensión natural de su propio país. Eso implicó la fundación de ciudades y universidades, la construcción de catedrales, palacios, puertos, fortalezas, caminos… y la difusión de su lengua, su religión y su cultura. También implicó la desaparición de las civilizaciones precolombinas, pero no de todas, muchas ya habían desaparecido antes de su llegada. La de los mayas quizá sea la más conocida pero no fue la única. Lo que hizo España en América fue muy similar a lo que había hecho Roma en la vieja Hispania milenio y medio antes, con la diferencia de que los romanos fueron mucho más esquivos a la hora de otorgar la ciudadanía romana a los hispanos, mientras que a los nativos americanos se les concedió el título de súbditos del rey desde el preciso instante en el que Colón y sus hombres pusieron el pie en la playa de Guanahaní. Probablemente los conquistados no deseaban ser españoles como los antiguos íberos no querían ser romanos, pero no les quedó más remedio. La historia no es como nos gustaría que hubiese sido, sino como fue. Aplicar los patrones morales actuales a eventos que acontecieron hace medio milenio es o un autoengaño o meras ganas de enredar para poner la historia al servicio de ideas políticas que son más de hoy que de ayer. Dos siglos después de la conquista, cuando Felipe V encargó la construcción del nuevo palacio real de Madrid tuvo muy en cuenta que su reino abarcaba ambas orillas del Atlántico, que él era tan sucesor de Isabel la Católica como de Atahualpa. Por eso, en la fachada principal del palacio, junto a su estatua y la de su hijo hizo colocar otras dos que representaban al gran Inca y a Moctezuma, emperador de los aztecas. Ahí siguen como testigo mudo de un genocidio que nunca fue. (Fernando Díaz Villanueva, 17/10/2015)


Hernando de Soto:
En 1539 parte de La Habana al mando de Hernando de Soto la expedición que explorará los actuales territorios de Florida, Georgia, Carolina del Sur, Tennessee, Alabama, Mississippi, Arkansas y Texas. Hernando de Soto había llegado a las Indias en 1514 y solo dos años después fue nombrado capitán de caballería participando en diversas conquistas por Centroamérica (Nicaragua y Honduras). Posteriormente, ya por sí solo, exploró la península del Yucatán buscando un estrecho que permitiese el ansiado paso del Atlántico al Pacífico y ya en 1534 se unió a Pizarro en la conquista del Perú, participando personalmente además en la captura del inca Atahualpa. Finalmente, enn 1538, fue nombrado por el emperador Carlos I Adelantado y Capitán de todas las tierras que conquistase. Su objetivo: conquistar Florida y las tierras al norte. Hernando envió una primera expedición exploratoria a Florida comandada por el capitán Añasco para buscar un lugar de desembarco adecuado. Los informes fueron positivos y de Soto partió de La Habana en dirección a Florida en mayo de 1539 con 650 hombres y 223 caballos. No tardaron mucho en llegar, apenas una semana, desembarcando en la bahía de Tampa. Tampoco tardaron en comprobar que aquellas tierras eran malsanas, húmedas, con un calor extremo y plagadas de serpientes y mosquitos a lo que debía añadirse la hostilidad de los nativos, aunque tales contrariedades no fueron suficientes para amedrentar a los expedicionarios. La expedición inició la marcha hacia el interior pasando el invierno de 1539 cerca de los Apalaches. En marzo continuaron dirección noroeste pensando que encontrarían oro; recorrieron Georgia y Carolina del Sur a lo largo de los montes Apalaches hasta la actual Columbia, pero no encontraron nada que tuviera un valor para ellos por lo que siguieron hacia el nordeste cruzando territorios de numerosas tribus norteamericanas (Altamaha, Ocute, Patofa, Toa, y Cherokees). Posteriormente descendieron por el actual estado de Alabama hasta llegar en octubre de 1540 al poblado de Tascaluza donde fueron recibidos por el cacique de mismo nombre, apodado “Guerrero Negro”, el cual les invitó a visitar el poblado de Mauvila, situado a pocos kilómetros, en donde un ejército de 10.000 guerreros indios les esperaba para terminar con ellos. Hernando de Soto y sus hombres se enfrentaron a los indios a los que tras 9 horas de batalla vencieron no sin producirse una gran carnicería. Los españoles perdieron 82 hombres y 45 caballos sufriendo asimismo un centenar de heridos graves. También se produjeron enormes pérdidas en material y provisiones. Una vez repuestos de la batalla partieron en dirección norte; el oro debía de estar por allí. Llegaron a un afluente del río Mississippi y se encontraron que en la otra orilla les estaba esperando otro ejército indio dispuesto a vengar a sus amigos de Mauvila. Se produjo una nueva batalla con el resultado de 40 españoles muertos y más de 50 caballos perdidos. La situación cada vez era más desastrosa; se estaban convirtiendo en un ejército fantasma, harapiento y famélico y ante tal situación decidieron pasar el invierno en la localidad de Chicaza curándose las heridas y tratando de sobrevivir. Cuando el clima se suavizó continuaron hacia el norte llegando el 8 de mayo de 1541 – casi dos años después de haber partido de La Habana – al río Mississippi, al cual llamaron Río Grande, tardando en cruzarlo 20 días al necesitar construir barcas y piraguas así como enfrentarse a más de 6000 indios que intentaban evitar que lo cruzasen. Toda una odisea. Tras cruzar el Río Grande, atravesaron las lagunas de Arkansas y escalaron las colinas de Ozark. El invierno se les volvió a echar encima y tuvieron que refugiarse en el poblado de Utiangue, actual Camden en Arkansas. Una vez pasado el frío volvieron sobre sus pasos y ya muy decepcionados por no haber logrado encontrar las riquezas que anhelaban decidieron construir unas canoas y descender por el río hasta el Golfo de México, perro la muerte sorprendió a Hernando de Soto al enfermar de fiebres durante el mes de mayo de 1542. Viéndose tan enfermo y con poca esperanza de sobrevivir, de Soto nombró como sucesor a Luis de Moscoso Alvarado, sobrino del conquistador Pedro de Alvarado. Los supervivientes emprendieron camino hacia el oeste buscando el retorno a Nueva España pero viendo que aquello era interminable y no había garantías de regresar volvieron al Mississippi y retomaron el plan de de Soto de construir las embarcaciones y descender por el río. Lograron su objetivo, salieron al Golfo de México y llegaron a Pánuco, el primer asentamiento español en la costa mexicana, en septiembre de 1542 . La expedición contribuyó extraordinariamente al conocimiento de la geografía del sur de Norteamérica, su fauna y flora y su etnología, dando a conocer a sus habitantes, sus formas de vida y las principales tribus. Estimando que lo que había no era muy interesante y que aún no existía peligro de asentamiento de otros países extranjeros, esta zona de América fue olvidada y los esfuerzos de la Corona se centraron en la Florida para proteger el acceso al Golfo de México y el Caribe y a explorar la costa pacífica de Norteamérica, aún inexplorada y que abriría paso a la exploración del Océano Pacífico y lograr encontrar la ruta hacia Asia.

Legado:
Los estadounidenses han recordado y perpetuado la memoria de Hernando de Soto y su gesta de muy diversas maneras.; existe una ciudad llamada DeSoto en el Estado de Texas, una ruta por el Estado de Arkansas conocida como DeSoto Trail, un parque al sur de St. Petersburg, Florida, llamado Fort DeSoto Park, un Parque Nacional cerca de Bradenton, Florida, llamado DeSoto National Memorial, una ciudad llamada DeSoto en el Estado de Kansas, un Bosque Nacional en el Estado de Mississippi (DeSoto National Forest), un enorme puente en la ciudad de Memphis (DeSoto Bridge) y hasta un vehículo de la marca Chevrolet llamado DeSoto. (revistadehisoria.es | Ignacio del Pozo)


Luces y sombras de España:
Nada es para siempre, nada ni nadie es de una sola pieza. Nuestra tradición no es solo la de la España Negra, ni lo ha sido nunca. Tuvimos el integrismo de los almorávides y los almohades, que quemaron las bibliotecas de Al-Ándalus mucho antes de que las quemaran los conquistadores cristianos, pero también la indulgencia cultivada de los sultanes omeyas, que no ponían demasiada insistencia en la ortodoxia islámica, coleccionaban traducciones de Aristóteles y no eran indiferentes a los placeres del vino ni a los saberes científicos de los griegos y los persas. El califa Abd al-Rahman III era nieto de una reina de Navarra. El alcázar de Sevilla se lo construyeron al rey cristiano Pedro I arquitectos y artesanos musulmanes venidos de Granada. En la Castilla medieval de la Reconquista tuvimos esas almas libres que fueron el Arcipreste de Hita y Fernando de Rojas. El siglo XVI de la Inquisición y la Contrarreforma es también el de Luis Vives y los erasmistas, el de las traducciones del hebreo de Fray Luis de León y Casiodoro de Reina, que le dio a la Biblia toda la belleza sensual y terrible del castellano de la Celestina. Tan parte de la historia de nuestro país son las matanzas de Pizarro y Cortés como el universalismo ético del padre Bartolomé de las Casas, que se atrevió a pensar, incluso antes que Montaigne, lo que casi nadie pensaba entonces en Europa, que los nativos de las Indias eran tan humanos como los europeos. La sonrisa irónica y la irreverencia de Cervantes son tan liberadoras como la alegría de Montaigne, que tuvo una vida mucho menos ingrata, y que había nacido de una madre judía española. La Inquisición prohibió las novelas en los nuevos reinos de América, pero el primer libro que se imprimió en todo el continente fue una gramática náhuatl. El tenebrismo y los mártires y los eremitas de carnes castigadas por la penitencia en los cuadros de Zurbarán o Ribera no borra la luminosidad serena de Velázquez. La caricatura de los conquistadores y de los frailes ignorantes convirtiendo a la fuerza a los indios es menos verdadera que el trato humanitario en las misiones de los jesuitas. En el siglo XVIII las expediciones científicas de Jorge Juan y de Alejandro Malaspina son mucho menos conocidas que las del capitán Cook, pero no menos admirables en su ambición de aventuras ilustradas. El naturalista José Celestino Mutis dedicó su vida a estudiar las especies animales y vegetales de Colombia y mantuvo correspondencia de igual a igual con Linneo y con Humboldt. Jovellanos y Goya fueron dos de las grandes inteligencias generosas de la Ilustración europea: los dos amigos, los dos frustrados, los dos condenados al destierro. La Constitución de Cádiz de 1812 no fue menos influyente en los movimientos liberadores de la primera mitad del siglo XIX que la constitución americana. No solo las palabras auto de fe o gran inquisidor o junta han pasado del español a otras lenguas: también la palabra liberal. En los primeros años de la II República española, Clara Campoamor logró que se reconociera el derecho a voto a la mujer antes que en la mayoría de los países europeos, y Victoria Kent ideó políticas penitenciarias de un humanitarismo ejemplar. La pena de muerte fue abolida en España por la Constitución de 1978, antes que en Francia o que en el Reino Unido. Cuando en 2006 se aprobó el matrimonio homosexual el único país en el que ya existía era Holanda. No me jacto de los méritos de mi país ni busco en el pasado razones de orgullo: tan solo creo necesario decir que no todo ha sido sombrío o sanguinario o terrible en la historia de España, y que si no hubo nada de predestinación en nuestros infortunios del pasado tampoco es irremediable que se cumplan las peores posibilidades del porvenir. (Muñoz Molina)


Terminología según Survival:
Existe una gran variedad de términos que se emplean para designar y describir a los pueblos comúnmente conocidos como “pueblos indígenas” o “pueblos tribales”. Todos generan controversia y ninguno es completamente satisfactorio. Un pueblo La clave para comprender los conceptos “indígena” y “tribal” es saber qué es un “pueblo”. Según la Real Academia Española, un pueblo es una “ciudad o villa”, pero también un “conjunto de personas de un lugar, región o país”. A menudo se usa la palabra “pueblo” para referirse a una nación: los escoceses son un pueblo, como lo son los marroquíes. Sin embargo, suele haber muchos pueblos distintos habitando el mismo país. Por ejemplo, los ingleses, escoceses, galeses y manx existen como pueblos diferenciados dentro de Gran Bretaña. La población mundial se divide en incontables pueblos, cada uno de ellos con sus características o distintivos particulares, que denotan pertenencia. Uno de los diferenciadores más obvios son una lengua e identidad compartidas. Indígena El término “indígena” viene de una raíz latina que también encontramos en las palabras “género”, “genitales” y “génesis”. Está, por tanto, conectado con los conceptos de nacimiento, reproducción y descendencia. Significa lo mismo que “nativo”, pero en muchos lugares esta palabra no se utiliza porque lleva aparejadas demasiadas connotaciones coloniales negativas. Los pueblos indígenas son los descendientes de aquellos que estaban allí antes de los otros que ahora constituyen la sociedad mayoritaria y dominante. Se definen en parte por su ascendencia, en parte por los rasgos particulares que les diferencian respecto de aquellos que llegaron más tarde, como su lengua y modos de vida, y en parte por su propia percepción de sí mismos. No hay ninguna categorización absoluta de los pueblos indígenas, excepto quizás cuando entra en juego la cuestión del control. En la mayoría de los casos, el término “pueblos indígenas” se utiliza en la actualidad para describir a un grupo al que el control último sobre sus tierras le ha sido arrebatado por grupos que llegaron con posterioridad; están sujetos al dominio de otros. Utilizada en este sentido, la ascendencia es menos importante que la percepción política. No todos los pueblos indígenas son necesariamente tribales: los indígenas quechuas y aymaras de los Andes, por ejemplo, forman lo que se podría describir como “campesinado indígena”, puesto que son la mayoría de la población rural de Ecuador, Perú y Bolivia, y con frecuencia están integrados en la economía nacional. En español es quizás el término más comprensible y utilizado por el público en general, y es el más empleado por especialistas, académicos y por los propios indígenas para autodenominarse. El término “pueblos indígenas” se emplea de forma habitual en toda Hispanoamérica y es perfectamente aceptable (mientras que “pueblos tribales” no lo es). Por este motivo, en Survival en español usamos habitualmente el término “pueblo indígena”. Tribal Una tribu es un pueblo diferenciado, dependiente de su tierra para subsistir, en gran parte autosuficiente y no integrado en la sociedad nacional. En inglés, tal vez sea el término que el público general entiende y usa con más facilidad. Se estima que hay ciento cincuenta millones de personas tribales en todo el mundo, lo que constituye aproximadamente el 40% de los indígenas. Sin embargo, aunque la práctica totalidad de los pueblos tribales son también indígenas, hay algunos que no son indígenas de las zonas en las que viven ahora. Es importante establecer la distinción entre tribal e indígena porque los pueblos tribales tienen un estatus especial reconocido en el derecho internacional, así como problemas particulares que se suman a aquellos que enfrentan quienes integran la categoría más amplia de pueblos indígenas. Aislados, no contactados o en aislamiento voluntario Pueblos que no tienen contacto pacífico con nadie de la sociedad mayoritaria o dominante. En general, en Hispanoamérica se prefiere la expresión indígenas aislados, que es la que más usamos en Survival en español. En algunos países se utiliza también pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Existen alrededor de 100 pueblos indígenas aislados en el mundo. Más preguntas y respuestas sobre indígenas aislados. Algunos términos específicos de un lugar: Aborigen, autóctono, nativo, originario Estos cuatro términos son sinónimos de indígena y se emplean diferenciadamente dependiendo del contexto, las regiones y los acontecimientos históricos de los que derivan. “Aborigen” se usa más comúnmente para referirse a los pueblos indígenas de Australia, aunque el término se considera ahora peyorativo. “Autóctono” no se suele utilizar fuera de la India, donde se aplica principalmente a los pueblos de las islas Andamán y Nicobar. “Nativo” es un término obsoleto en muchos lugares debido a sus connotaciones coloniales. Sin embargo, se usa con frecuencia para referirse a los pueblos indígenas de Canadá y Estados Unidos, incluido por los propios pueblos para autodesignarse. “Originario” se usa en Hispanoamérica en la expresión “pueblos originarios”, como forma de reafirmar su identidad originaria del lugar. A menudo es una designación empleada para contestar la denominación “indio” o “indígena” y su raíz en el hecho histórico colonial, y poner de relieve a su vez el carácter ancestral de su forma de vida diferenciada. Adivasi La mayor concentración de pueblos tribales en el mundo se encuentra en la India, donde constituyen casi el 9% de la población. “Adivasi” es un término utilizado por muchos de los cientos de pueblos tribales de la India. Amerindio Cualquier miembro de un pueblo indígena de América. Este término ha caído en desuso, aunque es aún la palabra más empleada en Guyana para describir a los indígenas de ese país. Asiáticos negros Un término colectivo que se refiere a las tribus de piel negra de Asia. Los antropólogos a veces se refieren a estos indígenas como “negritos”. Basarwa Significa “bosquimanos” en la lengua setswana de Botsuana, donde no se usa el término “san”. “Basarwa” es peyorativo. Bosquimanos Término colectivo para describir a los cientos, probablemente miles, de tribus que eran los únicos habitantes del sur de África hasta la llegada de pueblos más numerosos desde el norte. Hay muchos grupos diferentes de “bosquimanos”, cada uno de ellos con una lengua distintiva, y por tanto con un nombre específico para sí mismos. Como resultado, no hay acuerdo sobre un término genérico para estos pueblos. De hecho, no hay un término aceptado que se refiera a todas las tribus bosquimanas que no sea peyorativo. El término “bosquimano” viene de la palabra holandesa-afrikáner “Bosjemans” o “Bossiesmans”, que significa “bandido” o “persona fuera de la ley” y que se utiliza desde 1680. Solo mucho más tarde se ha restringido su uso a aquellas personas a las que hoy llamamos “bosquimanos”. Survival utiliza el término “bosquimano” por dos motivos. Primero, cuando Survival ha preguntado a los bosquimanos por su opinión, normalmente responden que, si están hablando en otro idioma, prefieren “bosquimano” a basarwa o san. En segundo lugar, es el término más fácilmente comprensible en otros idiomas, una consideración esencial a la hora de difundir información sobre su lucha por sobrevivir. Esquimales Un término que se usaba para describir a los inuits. La raíz del rechazo original de la palabra “esquimal” es que el término se creía despectivo. Gitanos Ver más abajo “romas, romaníes”. Indios En este contexto se aplica a los pueblos indígenas del continente americano. El término es el resultado de la creencia errónea de que Colón había navegado alrededor del mundo hasta Asia oriental, en lugar de haber llegado al continente de América. Aunque para algunos es peyorativo, es muy usado por los propios pueblos indígenas en algunas zonas de América, especialmente en Estados Unidos y Brasil. Inuits En la actualidad inuit es el término más frecuente para referirse a los pueblos anteriormente conocidos como “esquimales”. Inuit es como se autodenominan en la mayor parte del Ártico, aunque no se usa mucho en Alaska y Siberia, en parte porque una definición más técnica de la palabra excluye a otros indígenas de Alaska. Negritos Ver más arriba “asiáticos negros”. Pieles rojas Casi nunca utilizado por los propios pueblos, en la actualidad tiene connotaciones racistas y es mejor evitarlo. “Pigmeos” Es un término genérico que se usa normalmente para referirse a los pueblos cazadores-recolectores de la cuenca del Congo y de cualquier otro lugar de África central, a los que se considera generalmente como autóctonos de la región. Algunos indígenas consideran que este término es peyorativo y lo evitan, pero otros lo usan como una forma práctica y fácilmente reconocible de referirse a sí mismos. Como sucede con los “bosquimanos”, no hay un término universalmente aceptado para designar a los numerosos pueblos que existen. En Survival hemos optado por usarlo porque es el término más ampliamente entendido, aunque destacamos que es problemático. La palabra “pigmeo” también se ha empleado para describir a varias tribus de asiáticos negros, aunque en este contexto sí puede ser peyorativo. Primeras Naciones Un término usado en Canadá para describir a los pueblos indígenas del país. Romas, romaníes Los romaníes trazan su origen, al menos en parte, desde los pueblos que dejaron la India en dirección a Oriente Medio algunos siglos antes de su llegada a Europa occidental alrededor del siglo XV. No son indígenas de Europa, y no se los puede llamar “tribales”, aunque con frecuencia se los menciona en debates sobre cuestiones indígenas, ya que algunos de los retos que afrontan son iguales a los de los pueblos indígenas y tribales. San Una palabra usada especialmente por antropólogos desde los años 70 para evitar el desprecio y sexismo implícito en el término “bosquimano”. Desgraciadamente, esta palabra también se considera peyorativa. Modos de vida Agricultura de tala y quema La agricultura de tala y quema, también conocida como agricultura de roza y quema, tala y tumba o itinerante, se refiere a una técnica de cultivo rotativo en la que se despeja una parcela de tierra para su cultivo (normalmente quemándola) y luego se deja para que se regenere después de unos años. Los gobiernos de todo el mundo llevan mucho tiempo intentando erradicar este tipo de agricultura, y el mismo término “de tala y quema” tiene connotaciones peyorativas debido a la errónea creencia de que es una causa de deforestación. Cazador-recolector Las tribus cazadoras-recolectoras encuentran alimento mediante la caza de animales salvajes, la pesca y la recolección de plantas que, en gran medida, han crecido de forma silvestre, sin ser cultivadas. Sin embargo, no hay ninguna definición absoluta de un modo de vida: los cazadores-recolectores pueden fomentar el crecimiento de ciertas plantas cerca de donde viven o algunas tribus cazadoras-recolectoras también crían algunos animales. Nómadas, seminómadas Estos términos pretenden definir la cantidad de tiempo que una tribu permanece en un lugar antes de desplazarse: los pueblos seminómadas se mueven con menos frecuencia que los nómadas. Los movimientos de los pueblos nómadas pueden parecer erráticos a ojos de los foráneos, pero no deambulan sin propósito. Visitan antiguos asentamientos y con frecuencia se puede ver un ciclo estacional de desplazamientos para aprovechar los recursos disponibles en las distintas épocas del año. Las tribus saben exactamente dónde están en relación con puntos de referencia naturales. Pastoralista Los pastoralistas, también conocidos como “pastores”, suelen vivir en gran medida de los productos lácteos y la carne que proporcionan sus animales. Con frecuencia se describe a los pastoralistas como “nómadas” o “seminómadas”. Otros términos: Antiguo, arcaico Estos términos se atribuyen con frecuencia a los pueblos indígenas y tribales, a veces incluso por quienes los apoyan. La realidad es que significan “que existió o sucedió en tiempo remoto” y por tanto implican, erróneamente, que los pueblos indígenas y tribales han permanecido inalterados. Pero en realidad todas las sociedades evolucionan y cambian, aunque obviamente no siempre de la misma manera. Está claro que los pueblos indígenas y tribales viven en el mismo momento que el resto de nosotros, y no son “atrasados”. Decir que lo son genera estereotipos racistas y despectivos que llevan mucho tiempo usándose para justificar su destrucción. Brutal salvaje Al contrario de lo que sucede con el mito del “buen salvaje”, el mito del “brutal salvaje” está basado en la falsa suposición de que los pueblos indígenas son peligrosos y viven en un estado de violencia permanente. Pero estas suposiciones han sido criticadas por muchos de los más reputados antropólogos y desmentidas por muchos con experiencia de primera mano o que han convivido con estos pueblos. Más información sobre el mito del brutal salvaje. Buen salvaje El mito del “buen salvaje” es un estereotipo utilizado con frecuencia para describir a los pueblos indígenas y tribales. Se trata de una visión idealizada que los presenta como no corrompidos por la “civilización”, y se basa en la idea de que los humanos nacieron originalmente libres de pecado. El mito del “buen salvaje” se fundamenta en la idea falsa de que los pueblos indígenas se parecen a nuestros antepasados humanos, en su estado “primitivo” original. Civilización Aunque este término proviene del latín para denominar a lo relativo a ”ciudad” o “ciudadano" se usa ahora para referirse a "un nivel relativamente alto de desarrollo técnico y cultural”. Inevitablemente, esto implica que las sociedades urbanas, ahora industrializadas, son más “avanzadas” que las más autosuficientes y rurales. Esto degrada a las últimas y apuntala mitos sobre el progreso. Survival no cree que los pueblos y sus formas de vida puedan ser clasificadas en una escala jerárquica y, por ello, evita el uso del término civilización. Cultura Tanto el término “cultura” como el término “tradicional” están cargados de prejuicios: normalmente se asume que significan algo estático y que no cambia, y que por tanto apunta al pasado. Aunque la cultura se caracteriza con frecuencia como algo que parece atrasado y superficial, en realidad no es más que el conjunto de conductas generado por las características que hacen a un pueblo distinto de otro. Al igual que todo pueblo cambia constantemente, así lo hace la cultura y las tradiciones. A veces este cambio es visible y rápido, y a veces y en algunos lugares las diferencias son menos visibles o lentas. Edad de Piedra “Edad de Piedra” es un término utilizado por los historiadores para describir un periodo prehistórico anterior a la Edad del Bronce. Por definición, describir a cualquier pueblo contemporáneo como “de la Edad de Piedra” implica que son representantes vivos de una etapa anterior de desarrollo. Esto es incorrecto, puesto que todas las sociedades se adaptan y cambian. También es peligroso (ver “primitivo”). Incluso si el significado del término se restringiera para señalar pueblos que usan herramientas de piedra seguiría siendo inadecuado. No se conoce ninguna tribu en el mundo que en la actualidad dependa exclusivamente de herramientas de piedra: todas tienen acceso a objetos de metal, por ejemplo a través del comercio inter tribal. No hay tribus de la Edad de Piedra viviendo en el siglo XXI. Moderno, modernidad “Moderno” o “modernidad” literalmente significa “perteneciente o relativo al tiempo de quien habla o a una época reciente”. Sin embargo, “modernidad” se suele asociar con la industrialización. Las tribus del siglo XXI, que viven aquí y ahora, son tan modernas como las sociedades industrializadas. Frases como “La tribu de los ayoreos se encontró frente a frente con el mundo moderno” o "El Gobierno de la India intentó modernizar a los donaría kondh” son, por tanto, incorrectas: ¡los pueblos indígenas ya son una parte del mundo moderno! Como señalan las directrices de la BBC para filmar a los pueblos indígenas y tribales, debemos tener cuidado con no confundir a un pueblo no industrializado con uno que no es parte del mundo moderno o del siglo XXI. Primitivo Ya no es aceptable describir a un pueblo como “primitivo”, un término racista que se ha utilizado para referirse a los pueblos indígenas y tribales desde la era colonial. Describir a las tribus como “primitivas” sugiere que están “atrasadas” y esto tiene consecuencias reales y peligrosas para su bienestar. Los gobiernos suelen explotar la falsa creencia de que los pueblos indígenas y tribales son “primitivos” para poder expulsarlos de su tierra y dar a los foráneos acceso a sus recursos naturales.


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