Fenomenología             

 

Fenomenología:
Movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias naturales. 2 EDMUND HUSSERL El fundador de la fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913). Los primeros seguidores de Husserl, como el filósofo alemán Max Scheler, influenciado por su libro anterior, Investigaciones lógicas (1900-1901), proclamaron que el cometido de la fenomenología es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo mantendría que sólo las esencias de ciertas estructuras conscientes particulares constituyen el objeto propio de la fenomenología. Husserl, a partir de 1910, definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión ‘reducción fenomenológica’. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a “poner en paréntesis la existencia”, es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.

Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que Husserl llamó ‘significados’. Esos significados, proclamó, permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la direccionalidad, que él llamaba “intencionalidad”, era la esencia del conocimiento. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la fenomenología genética, a la que definió como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la experiencia.

MARTIN HEIDEGGER:
Todos los fenomenólogos siguieron a Husserl en el intento de utilizar descripciones puras. Así, suscribieron la frase de Husserl que conducía a aprender “las cosas mismas”. Sin embargo, diferían entre sí tanto en lo referente a si la reducción fenomenológica puede ser llevada a cabo, como en lo tocante a lo que es evidente para el filósofo al dar una descripción pura de la experiencia. El filósofo alemán Martin Heidegger, colega de Husserl y su crítico más brillante, proclamó que la fenomenología debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria. Así lo mostró en El ser y el tiempo (1927) al describir lo que llamaba la ‘estructura de la cotidianidad’, o ‘ser en el mundo’, que pensó era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles sociales, proyectos e intenciones. Para Heidegger, el individuo, y, por extensión el ser humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la experiencia privada es imposible, y como la acción humana se compone de un dominio directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada significado, para explicar la intencionalidad. Para Heidegger, la situación dentro del mundo entre las cosas en el momento de realizar proyectos es un tipo de intencionalidad más trascendente y fundamentadora que el manifestando sólo con mirar o pensar sobre los objetos, y es esta intencionalidad más fundamental la que hace posible la direccionalidad analizada por Husserl desde el saber científico.

FENOMENOLOGÍA FRANCESA:
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes del existencialismo, trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la conciencia, recobrando de ese modo, las enseñanzas de Husserl. Coincidió con éste en que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero criticó su afirmación de que tal direccionalidad fuera posible sólo por medio de entidades mentales peculiares llamadas significados. Otro filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty rechazó la idea de Sartre de que la descripción fenomenológica revelara que los seres humanos son puros, aislados y con una conciencia libre. Recalcó el papel de un cuerpo activo y comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción. Como Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty es un fenomenólogo existencial que niega la posibilidad de situar la experiencia del hombre entre paréntesis o en suspenso respecto a la conciencia del ser. La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.


Martin Heidegger (1889-1976)
Fundador de la denominada fenomenología existencial, está considerado uno de los pensadores más originales del siglo XX. Nació el 26 de septiembre de 1889 en Messkirch (Baden, actual estado de Baden-Württemberg). Cursó estudios superiores de teología y de filosofía en la Universidad de Friburgo, centro por el que se doctoró en 1914 y donde fue alumno de Heinrich Rickert y de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. En 1916 comenzó su carrera docente en la propia Universidad de Friburgo. Posteriormente pasó, en calidad de profesor titular, a la Universidad de Marburgo, en la que permaneció hasta 1928. Ese año se convirtió, igualmente, en profesor titular de filosofía en la Universidad de Friburgo. Tras el ascenso al poder en Alemania de Adolf Hitler en 1933, Heidegger (que, posiblemente bajo presiones, había mostrado su adhesión al partido nacionalsocialista) fue nombrado ese mismo año rector de la universidad. No obstante, el progresivo deterioro de sus relaciones con las autoridades alemanas (se negó a que en el recinto universitario se realizara propaganda antisemita) culminó con su dimisión al frente del rectorado en 1934. Pudo continuar sus enseñanzas, aunque éstas fueron en parte censuradas, hasta 1944. En 1945, tras finalizar la II Guerra Mundial, Heidegger tuvo que hacer frente a la actitud de relativa afinidad con el nacionalsocialismo que manifestara en 1933. Por ello, hasta 1951 no fue restablecido en su puesto docente, en el que permaneció hasta 1958. Falleció el 26 de mayo de 1976 en Messkirch. Al igual que en el caso de Husserl, el pensamiento de Heidegger recibió las influencias de la filosofía griega presocrática, del filósofo danés Søren Kierkegaard y del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. 3.1 El ser y el tiempo En su obra más importante e influyente, El ser y el tiempo (1927), considerada uno de los escritos más significativos del existencialismo, Heidegger se preocupó por la que definía como cuestión filosófica (y humana) esencial: qué es ser. Esto le llevaba a formularse la pregunta de qué clase de ser (Sein) tienen los seres humanos. Éstos, decía, son arrojados a un mundo que no han creado pero que consiste en asuntos útiles en potencia, incluyendo tanto la cultura como los objetos naturales. Puesto que esos objetos y artefactos resultantes llegan a la humanidad desde el pasado o se utilizan en el presente para alcanzar metas futuras, en su interpretación propuso una relación fundamental entre el modo de ser de los objetos y de la humanidad, y de la estructura del tiempo. El individuo está, sin embargo, siempre en peligro de ser sumergido en el mundo de los objetos, en la rutina diaria, y en el convencional y superficial comportamiento de la multitud. El sentimiento de temor (Angst) lleva al individuo a una confrontación con la muerte y el último sin sentido de la vida, pero sólo por este enfrentamiento puede adquirirse un auténtico sentido del ser y de la libertad. 3.2 Obra posterior Desde 1930, Heidegger volvió, en trabajos como Introducción a la metafísica (1953), a la particular interpretación de las concepciones occidentales del ser. Sentía que, en contraste con la reverente concepción del ser dominante en la Grecia clásica, la sociedad tecnológica contemporánea había favorecido una actitud elemental y manipuladora que había privado de sentido al ser y a la vida humana, un estado que llamaba nihilismo. La humanidad ha olvidado su verdadera vocación, que es recuperar la más profunda comprensión de la existencia lograda por los primeros griegos y perdida por filósofos posteriores.

INFLUENCIA:
El original tratamiento de Heidegger de temas como la finitud humana, la muerte, la nada y la autenticidad tuvo una influencia crucial sobre el filósofo existencialista francés Jean-Paul Sartre. Heidegger, sin embargo, repudió con el tiempo la interpretación existencialista de su trabajo, en beneficio de una dimensión más vital y poética, ya apreciada en otro tiempo por los pensadores españoles Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset. Desde la década de 1960 su influencia se ha extendido más allá de la Europa continental y ha tenido un impacto creciente en la filosofía de los países de habla inglesa.


Edmund Husserl (1859-1938)
Iniciador del movimiento filosófico denominado fenomenología y una de las figuras más significativas de la filosofía occidental contemporánea. Nació el 8 de abril de 1859 en Prossnitz (localidad morava que entonces se encontraba bajo soberanía del Imperio Austriaco y que en la actualidad pertenece a la República Checa). Cursó sus estudios superiores (de física, matemáticas, astronomía y filosofía) en las universidades de Leipzig, Berlín y Viena. Doctorado en Filosofía en 1882 por este último centro (con una tesis que versó sobre el cálculo de variaciones), durante su periodo de formación fue discípulo de los matemáticos Leopold Kronecker y Karl Weierstrass. Pasó a ser ayudante de éste en 1883, año en el que también conoció al filósofo y psicólogo Franz Brentano, del que adoptó el concepto de “intencionalidad”. Comenzó entonces a desarrollar un gran interés por la base psicológica de las matemáticas y, tras ser nombrado en 1887 profesor en la Universidad de Halle, escribió su primer libro, Filosofía de la aritmética (1891). A lo largo de sus páginas sostenía la hipótesis de que las leyes matemáticas tienen validez independientemente de cómo el pensamiento llegue a formularlas y a creer en ellas.

DESARROLLO DE LA FENOMENOLOGÍA:
Husserl se refutó a sí mismo en su obra Investigaciones lógicas (2 vols., 1900-1901), en la que abogaba por no otorgar prioridad al psicologismo en el campo de la lógica y donde abordó una reorientación radical del pensamiento puro. Un filosofar radical que permite al individuo acceder a la conciencia trascendental y a la subjetividad pura: “La conciencia de ser conciencia en algo”. Para Husserl, la labor del filósofo consiste en la superación de las actitudes naturalista y psicologista mediante la contemplación de las “esencias” de las cosas, que pueden ser identificadas de acuerdo a las leyes sistemáticas que rigen la variación de los objetos en la imaginación. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este tipo de atención “intencionalidad”. La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que llamó “significados”, que determinan hacia qué objeto se dirige la mente en cada momento dado. La tarea del fenomenólogo, escribió, es “el examen sistemático de los tipos y de las formas de experiencia intencional y la reducción de las estructuras a las ‘intenciones elementales’, lo que debe enseñarnos la naturaleza de lo psíquico y hacernos comprender el ser de nuestra alma”. En 1901 Husserl abandonó la Universidad de Halle para continuar su carrera docente en la Universidad de Gotinga. Permaneció en este centro académico desde 1901 hasta 1916 y, en el transcurso de esos 15 años, consolidó la escuela fenomenológica (a la que se adhirieron muchos de sus alumnos) y escribió su obra más influyente, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913). En este trabajo introdujo en el lenguaje filosófico el concepto de “reducción fenomenológica” o “epojé”, que significaba abstenerse de tener en cuenta cualquier afirmación del sentido común o de la ciencia; de tal modo que el yo, en su sentido cognitivo, se convierte en observador desinteresado de sí mismo, lo que le permite reconstruir tanto la propia conciencia como el mundo externo que aparece en ella como fenómeno: “Una descripción de las estructuras de la conciencia trascendental, fundada en la intuición de la esencia de esas estructuras”. Su método concedía una primacía absoluta a la conciencia, a partir de la que se construye tanto el mundo objetivo como la intersubjetividad, basada en la experiencia de los otros. Husserl afirmaba: “La fenomenología es un idealismo que no consiste más que en la autoexplicitación de mi ego como sujeto de todo posible conocimiento, llevada a cabo de modo consecuente en la forma de una ciencia egológica sistemática, y esto con respecto al sentido de todo lo que es, que debe poder tener justamente un sentido para mí, el ego”. Aportó, asimismo, análisis detallados de las estructuras mentales implicadas en la percepción de objetos particulares (describió de modo muy minucioso, por ejemplo, la forma en la que captaba un manzano en su jardín). Así, aunque la fenomenología no asume la existencia de nada, no es sin embargo una disciplina descriptiva. Según Husserl, la fenomenología no debe dedicarse a inventar teorías, sino a describir las “cosas en sí mismas”. 4 ÚLTIMOS AÑOS DE SU VIDA En 1916 fue nombrado profesor titular de la Universidad de Friburgo. La fenomenología había sido tachada de método solipsista en esencia, que limitaba al filósofo a la simple contemplación de significados particulares. Por ello, en Meditaciones cartesianas (1931), Husserl trató de demostrar cómo la conciencia individual puede ser orientada hacia otras mentes, sociedades y ámbitos del devenir histórico. Quiso, incluso, construir una teoría antiintelectualista de la conciencia del tiempo. En 1933, tras el ascenso al poder en Alemania de Adolf Hitler, las autoridades nacionalsocialistas prohibieron a Husserl proseguir su actividad como profesor universitario. Falleció el 27 de abril de 1938 en Friburgo de Brisgovia. 5 INFLUENCIA La fenomenología de Edmund Husserl ejerció una gran influencia sobre algunos de los pensadores más significativos del siglo XX. Entre ellos deben ser citados Martin Heidegger (colega de Husserl en la Universidad de Friburgo y que desarrollaría la denominada fenomenología existencial) y Jean-Paul Sartre (a través del cual el existencialismo francés se impregnó de sus teorías). La fenomenología perdura en la actualidad como una de las tendencias más vigorosas del pensamiento filosófico contemporáneo y su huella se ha dejado sentir también con fuerza en disciplinas tales como la teología, la lingüística, la psicología y todo el conjunto de las ciencias sociales en general. (Encarta)


Nominalismo
(del latín, nominalis, ‘de o perteneciente a los nombres’), en la filosofía escolástica medieval, doctrina según la cual las abstracciones, conocidas como universales, carecen de una realidad esencial o sustantiva, pues tan sólo los objetos individuales tienen una existencia real. Estos universales (como animal, nación, belleza y círculo) eran considerados sólo nombres, de ahí el término nominalismo. Por ejemplo, el nombre círculo se aplica a cosas que son redondas y por lo tanto es una denominación general, pero no existe ninguna identidad concreta con una esencia separada de redondez que corresponda a ese nombre. La doctrina nominalista se opone a la teoría filosófica definida como realismo extremo, según la cual los conceptos universales tienen una existencia real e independiente anterior a, y aparte de, los objetos particulares. El nominalismo evolucionó a partir de la tesis de Aristóteles de que toda realidad consiste en materias individuales; la teoría extrema del realismo fue enunciada por primera vez por Platón en su doctrina de las ideas universales arquetípicas. La controversiva nominalismo-realismo se hizo ostensible sobre todo en los siglos XI y XII; la posición nominalista fue comentada por Roscelino, y la realista por Bernard de Chatres y Guillermo de Champeaux, defensores de la escolástica. El problema entre nominalismo y realismo no era sólo filosófico sino también teológico, ya que Roscelino mantenía que la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), concebida en la teología tradicional de la Iglesia como constitutiva de una unidad de naturaleza divina, no puede ser entendida —de acuerdo con el método individualizador del nominalismo— sino como tres dioses distintos y separados, doctrina conocida como triteísmo. Por lo tanto la Iglesia se opuso tenazmente al nominalismo. Las implicaciones para la ética tuvieron también un gran alcance. Si no hay una naturaleza común para todos los individuos, entonces no hay ley natural que gobierna a todo el mundo; los actos son buenos o malos en el orden moral sólo porque están dispuestos o prohibidos por Dios. Una teoría intermedia entre el nominalismo y el realismo es la del conceptualismo, según la cual los universales, aunque no tienen una existencia real o en sustancia, sí existen como ideas o conceptos en la mente y son, por lo tanto, algo más que meros nombres. Otra teoría alternativa es el realismo moderado que sitúa los universales en la mente pero admite también un sustrato real en los objetos particulares. La defensa del nominalismo asumida por el filósofo escolástico inglés del siglo XIV Guillermo de Ockham allanó el camino de algunas teorías nominalistas modernas como el instrumentalismo, el pragmatismo, la semántica y el positivismo lógico. (Encarta)


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